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El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) afirmó este jueves que el Gobierno de México “no cometerá el error” de apoyar ni al actual mandatario de Estados Unidos, Joe Biden, ni a su antecesor, Donald Trump, de cara a las elecciones presidenciales en ese país de noviembre próximo.

“Nosotros no vamos a cometer el error que se cometió en el pasado de apoyar a ningún candidato de Estados Unidos, esa es una decisión que corresponde a los ciudadanos de Estados Unidos, solo nos reservamos el derecho de hacer cuestionamientos cuando se le falte el respeto al pueblo de México, sea quien sea”, dijo AMLO.

López Obrador se refirió a las elecciones en Estados Unidos, donde Biden y Trump comenzaron el miércoles sus campañas tras afianzar el martes el número necesario de delegados de sus partidos para ser los candidatos oficiales de sus respectivos partidos.

Y es que recordemos que el mandatario ha criticado a la oposición por apoyar en 2016 a la candidata demócrata Hillary Clinton, quien perdió contra Trump.

“Fueron más las cosas buenas para los dos pueblos, tanto para Estados Unidos como para México, que las diferencias que tuvimos con el presidente Trump (2017-2021). Y con el presidente Biden también (ha habido) muy buena relación”, manifestó.

López Obrador descartó que surjan tensiones con Estados Unidos si gana Trump, pese a que ha intensificado su retórica antimexicana y antiinmigrante con promesas como cerrar la frontera y enviar tropas para combatir a los cárteles mexicanos.

“No (habrá tensiones), yo pienso que llevamos muy buena relación con el Gobierno de Estados Unidos, esto es muy importante que lo sepan en Baja California y nuestros paisanos que viven, trabajan, honradamente en California, en Estados Unidos”, manifestó.

Insistió en que es muy buena la relación con el Gobierno estadounidense y recordó que con el Gobierno del presidente Trump solo tuvo “un problema”: los aranceles que impuso en mayo de 2019 para exigir que México detuviese el flujo migratorio.

“El presidente Biden ha sido muy consecuente, ahora que está intentando presentar una iniciativa de reforma migratoria, se comprometió a que, antes de enviar la iniciativa, que entrara a discusión, iba a pedir nuestro punto de vista. De manera muy respetuosa, dijimos que no estábamos de acuerdo”, relató.

Las tensiones bilaterales por migración, narcotráfico y armas amenazan con ocupar gran parte de la agenda este 2024, cuando coinciden las elecciones presidenciales de Estados Unidos y México.

Joe Biden y Donald Trump aseguraron su nominación presidencial la noche de ayer, al sumar los delegados necesarios para convertirse en los candidatos de la elección de noviembre próximo, según las proyecciones de medios estadounidenses.

Los resultados de las cuatro elecciones primarias de ayer eran una conclusión previsible a los procesos de los partidos Demócrata y Republicano.

Biden cruzó el umbral de los 1,968 delegados necesarios al ganar Georgia, un estado bisagra donde Trump enfrenta un juicio por una supuesta conspiración para alterar los resultados de las últimas elecciones.

Por su parte, la victoria de Trump en el estado de Washington le ayudó a asegurarse los 1,215 delegados necesarios para obtener la nominación republicana, y a impulsarle a él y a su movimiento “Make America Great Again” de nuevo a la carrera presidencial.

Con una revancha de su contienda de 2020, Biden arremetió en un comunicado contra su contrincante en las elecciones de noviembre.

“Me siento honrado de que la amplia coalición de votantes que representa la rica diversidad del Partido Demócrata en todo el país haya depositado su confianza en mí una vez más para liderar nuestro partido -y nuestro país- en un momento en el que la amenaza que representa Trump es mayor que nunca”, dijo Biden.

Georgia, Misisipi, Washington y Hawái, los estado que ayer celebraron sus primarias, ofrecían un total combinado de 161 delegados en el bando republicano; Trump, sin oposición, necesitaba 137 de ellos para poner la carrera matemáticamente fuera de alcance.

La notable barrida de Trump en casi todas las primarias estatales hasta la fecha lo llevó a asegurarse la nominación mucho antes que la mayoría de los candidatos en campañas anteriores.

“Ahora nos toca volver al trabajo porque tenemos al peor presidente de la historia de nuestro país, se llama Joe Biden, también conocido como el torcido Joe Biden, y debemos derrotarlo”, dijo Trump en un video que publicó en redes sociales.

Estos resultados garantizan una lucha extremadamente larga, de casi ocho meses, por la Casa Blanca que se disputan los dos hombres de más edad que jamás hayan iniciado sus presidencias en Estados Unidos.

Con múltiples casos judiciales abiertos en su contra, Trump insistió en un comunicado que el Partido Republicano está fuerte y unido en torno a él. “¡Bajo el corrupto Joe Biden, somos un país del tercer mundo, que usa el sistema de injusticia para perseguir a su oponente político, YO!”, escribió en su plataforma Truth Social.

Georgia, estado del sureste del país fronterizo con Florida y con el que Trump mantiene una relación complicada, suele inclinarse por el candidato republicano en las elecciones presidenciales. Sus habitantes se decantaron por él frente a Hillary Clinton en 2016, pero le dieron la espalda en 2020 votando por Biden.

El margen de votos entre ambos fue pequeño, menos de 12,000, y Trump nunca reconoció su derrota. Incluso, presionó a los encargados electorales estatales, pidiéndoles en una llamada telefónica que “encontraran” el número de votos que necesitaba para ganar.

Como en 2020, Georgia también podría ser decisiva en las elecciones de noviembre. El duelo anunciado es el mismo: Donald Trump, de 77 años, contra Joe Biden, de 81, y la diferencia es muy estrecha, según las encuestas.

Además de Georgia, se consideran “estados bisagra” Pensilvania, Michigan, Arizona, Carolina del Norte, Wisconsin y Nevada.

Aunque nadie pone en duda que Donald Trump será el candidato republicano en la elección presidencial de noviembre próximo, es muy probable que se haga oficial este martes si el magnate consigue los votos que estarán en juego hoy en las primarias en cuatro estados, incluido Georgia.

El expresidente es el único republicano en la carrera para los comicios de noviembre después de eliminar a la competencia durante los últimos meses. Su última rival, Nikki Haley, se retiró de la contienda el pasado 6 de marzo.

Pero para ser designado candidato oficial del partido todavía necesita ganar un cierto número de delegados, es decir los representantes encargados de nominar al candidato durante una convención a mediados de julio.

Donald Trump necesita 1,215 delegados para garantizar la nominación, un umbral que podría superar este martes, cuando cuatro estados estadounidenses celebran primarias: Georgia, Mississippi, Hawái y Washington. Georgia es un estado con el que Trump mantiene una relación complicada. Los cuatro estados reparten en total 161 delegados.

Trump tiene hasta el día de hoy 1,078 delegados, necesita 137 de los 161 en juego para llegar a la cifra mágica de 1,215 delegados que requiere para convertirse en el candidato republicano.

Este estado del sureste del país, fronterizo con Florida, suele inclinarse por el candidato republicano en las elecciones presidenciales. Sus habitantes se decantaron por él frente a Hillary Clinton en 2016, pero le dieron la espalda en 2020 votando por Joe Biden.

El margen de votos entre ambos fue pequeño, menos de 12,000, y Donald Trump nunca reconoció su derrota. Presionó a los funcionarios electorales estatales, pidiéndoles en una llamada telefónica que “encontraran” el número de votos que necesitaba para ganar.

La conversación telefónica se hizo pública y las autoridades de Georgia presentaron una denuncia por la que Donald Trump se expone a una pena de cárcel.

Como en 2020, Georgia también podría ser decisiva en las elecciones de este noviembre. El duelo anunciado es el mismo: Donald Trump, de 77 años, contra Joe Biden, de 81, y la brecha es muy estrecha, según las encuestas.

Los dos dieron mítines en este estado el pasado fin de semana. Se enfrentan en dos temas recurrentes, la edad del presidente estadounidense y la migración.

Reforzado por un discurso combativo la semana pasada ante el Congreso, Joe Biden viajó a Atlanta para movilizar al electorado afroestadounidense e hispano. Trump ha intensificado sus ataques contra los migrantes que cruzan la frontera con México, que considera que “envenenan la sangre” del país.

En el lado demócrata, hoy celebran primarias Georgia, Mississippi y Washington, que reparten 235 delegados. Biden tiene 1,872 por lo que solo necesita 96 para llegar a los 1,968 necesarios para asegurarse la candidatura.

El presidente Joe Biden convirtió su discurso del Estado de la Unión de la noche de ayer en un desafiante mensaje para su reelección y arremetió contra Donald Trump, que todo apunta será de nueva cuenta su rival, por promover el resentimiento, la revancha y las represalias y poner en riesgo las libertades dentro y fuera del país.

Aprovechando el momento político, Biden lanzó múltiples ataques contra su predecesor, sin mencionar a Trump por su nombre. Utilizó el término 13 veces en total.

Según analistas, Biden hizo un manejo de su voz, alzando la voz repetidamente, para tratar de acallar la preocupación de los votantes acerca de su edad y de su capacidad, al tiempo que reforzaba el contraste con su más que probable rival en la boleta en noviembre.

El tono duro de Biden supuso una brusca ruptura con sus apariciones diarias, a menudo monótonas, y buscaba disipar las dudas acerca de si el mandatario, de 81 años, el de más edad que ha tenido nunca el país, sigue teniendo la fuerza y capacidad para ocupar el cargo.

Durante sus 68 minutos en el estrado de la Cámara de Representantes, Biden criticó a los republicanos por sus políticas migratorias y fiscales, entre otras; bromeó con sus colegas demócratas, lo que hizo ver confiado y seguro.

“Sé que no lo parece, pero llevó un tiempo en esto”, ironizó Biden. “Y cuando se llega a mi edad, ciertas cosas se vuelven más claras que nunca”.

Tras señalar que nació durante la Segunda Guerra Mundial y que llegó a la edad de implicarse en política durante la agitación de la década de 1960, declaró: “Mi vida me ha enseñado a creer en la libertad y la democracia. Un futuro basado en los valores fundamentales que han definido a Estados Unidos: honestidad, decencia, dignidad, igualdad. Respetar a todo el mundo. Darle a todos una oportunidad justa. No dar refugio al odio. Ahora bien, otras personas de mi edad ven una historia diferente: una historia estadounidense de resentimiento, venganza y represalias. Yo no soy así”.

El presidente vinculó los elogios de Trump a quienes asaltaron en Capitolio en un intento por revertir el resultado de los comicios de hace cuatro años, con las amenazas a la democracia en el extranjero.

“La libertad y la democracia están siendo atacadas tanto aquí como en el extranjero al mismo tiempo”, apuntó mientras pedía al Congreso que respalde los esfuerzos de Ucrania para defenderse de la invasión de Rusia, que cumplió dos años. “La historia está observando”.

Biden se refirió directamente a la insurrección del 6 de enero de 2021 en el Capitolio federal y llamó la atención a quienes le han restado importancia.

“Mi predecesor, y algunos de los aquí presentes, intentan enterrar la verdad sobre el 6 de enero. Yo no haré eso”, dijo Biden. “Este es un momento para hablar con la verdad y enterrar las mentiras. Aquí les tengo una verdad simple. No puedes amar a tu país sólo cuando ganas”.

El mandatario anunció además que las fuerzas armadas de su país desplegarán un puerto temporal frente a la costa de Gaza para facilitar la llegada de ayuda humanitaria en plena ofensiva israelí contra el grupo insurgente Hamás.

Biden insistió en pedir al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que cambie la manera en que lleva a cabo la guerra, incluyendo la entrada de ayuda humanitaria y las medidas para proteger a los trabajadores humanitarios en la zona.

El presidente destacó sus logros en infraestructura y manufactura, y presionó al Congreso para que apruebe más ayuda para Ucrania, normas migratorias más estrictas y precios más bajos para los medicamentos. También trató de recordar a los votantes la situación que heredó cuando asumió el cargo en 2021, en medio de una pandemia y con una economía en contracción.

Uno de los momentos más tensos de su discurso fue al hablar sobre inmigración, cuando Biden mencionaba el apoyo de grupos conservadores a una iniciativa bipartidista en materia fronteriza que los republicanos rechazaron el mes pasado.

Algunos de los asistentes parecieron gritarle, a lo que el mandatario les respondió: “Sé que saben leer”.

Mientras la representante Marjorie Taylor Greene, quien vestía prendas alusivas de Trump seguía gritándole a Biden, el presidente sostuvo en alto un botón blanco que un republicano de Georgia le había entregado momentos antes y que llevaba el nombre de Laken Riley, quien, de acuerdo con las autoridades, fue asesinada por un migrante venezolano que ingresó sin autorización al país en septiembre de 2022.

Biden parecía ansioso de enfrentarse a sus críticos. “Di su nombre”, le gritó Greene al presidente.

“Laken Riley”, replicó Biden, “una joven inocente que fue asesinada por un ilegal”. Expresó sus condolencias a su familia, y dijo que su corazón estaba con ellos. Esto generó algunas discrepancias entre los demócratas, quien evitan la palabra ilegal para referirse a los inmigrantes.

El acceso al aborto y a los tratamientos de fertilidad fue otro elemento clave de la intervención de Biden, especialmente tras la polémica sentencia de la Corte Suprema de Alabama que ha puesto fin al acceso a los tratamientos de fecundación in vitro en el estado.

“A mis amigos al otro lado de la cámara, no hagan esperar más a las familias”, apuntó dirigiéndose a Latorya Beasley, una invitada de la primera dama, Jill Biden, cuyo tratamiento fue cancelado tras el fallo judicial en Alabama. “¡Garanticen el derecho a la fecundación in vitro en todo el país!”.

El presidente estadounidense, Joe Biden, invitó este miércoles a los votantes de Nikki Haley a sumarse a su propia campaña tras la retirada de la precandidata republicana, subrayando que “lo que está en juego para Estados Unidos no podría ser más importante”.

“Todos sabemos que esta no es una elección cualquiera. Sé que los demócratas, los republicanos y los independientes no están de acuerdo en muchos temas y tienen convicciones sólidas. Eso es bueno. Eso es lo que representa Estados Unidos. Pero también sé esto: lo que une a demócratas, republicanos e independientes es el amor por Estados Unidos”, dijo en un comunicado.

Biden se pronunció poco después de que Haley abandonara las primarias republicanas tras sus fallidos resultados en la jornada de ayer, en el supermartes, donde solo se impuso frente al expresidente Donald Trump en el estado de Vermont.

“Trump dejó claro que no quiere el apoyo de los votantes de Nikki Haley. Quiero ser claro: hay un lugar para ellos en mi campaña”, sostuvo el mandatario demócrata.

Biden admitió que aunque “hay muchas cosas” en la que los partidarios de Haley y él no coincidirán, espera poder encontrar puntos en común “en las cuestiones fundamentales como preservar la democracia estadounidense, defender el Estado de derecho, (…) preservar la OTAN y enfrentar a los adversarios de Estados Unidos”.

Haley era hasta ahora la única aspirante que quedaba en la batalla contra Trump para hacerse con la nominación republicana de cara a las presidenciales de noviembre; Biden alabó su valentía por haberlo intentado.

“Se necesita mucho coraje para postularse a la presidencia; eso es especialmente cierto en el Partido Republicano de hoy en día, donde muy pocos se atreven a decir la verdad sobre Trump. Pero no Nikki Haley. Nikki Haley demostró ser valiente”, apuntó.

Haley, en su opinión, “estuvo dispuesta a decir la verdad sobre Trump: sobre el caos que siempre lo rodea, sobre su incapacidad para distinguir el bien del mal, sobre su cobardía ante Vladímir Putin”, remató.

“Ha sido una noche y un día increíbles”, resumió Donald Trump, quien tiene prácticamente garantizado un duelo con Joe Biden en la elección presidencial de noviembre próximo tras arrasar en el llamado Súper Martes.

El expresidente fue declarado vencedor en 14 estados de los 15 en disputa: Alabama, Alaska, Arkansas, Colorado, California, Maine, Massachusetts, Minnesota, Carolina del Norte, Oklahoma, Tennessee, Texas, Utah y Virginia.

Solo Vermont privó a Trump de una victoria absoluta y se decantó por Nikki Haley, la última que hasta ahora se interponía en su camino por la nominación presidencial del partido.

Ante el arrasador avance de Trump, Haley anunció este miércoles su retiro de las primarias republicanas. “Ha llegado el momento de suspender mi campaña”, dijo Haley. “No me arrepiento de nada”.

“Felicito al señor Trump, le deseo que le vaya bien”, sostuvo la ahora exaspirante republicana, quien destacó que aunque es probable que Trump sea el candidato republicano, no lo apoyó.  “Ahora le toca a Donald Trump ganarse los votos de los que están en nuestro partido y fuera de él”, remarcó. “Y espero que lo haga”.

El exmandatario queda así como el único aspirante del partido republicano para las contienda presidencial.

Ha sido un Súper Martes sin misterio. Ni el republicano, de 77 años, ni el demócrata, de 81, tienen a nadie que les haga sombra en las primarias, durante las que se designa a los candidatos de ambos partidos para los comicios.

“Ha sido una noche y un día increíbles, increíbles. Ha sido un período increíble en la historia de nuestro país”, afirmó Trump ante sus seguidores, congregados en su mansión de Mar-a-Lago, en Florida.

Desde el 15 de enero y, a pesar de sus problemas legales, Trump ha ganado casi todas las primarias. Se enfrenta a 91 cargos por delitos graves. Esto no impide que tenga gran popularidad entre los votantes de clase trabajadora, blancos y de las zonas rurales.

Por su parte, Biden afirmó que Trump “está decidido a destruir nuestra democracia” y “hará o dirá cualquier cosa para alcanzar el poder”.

El demócrata también pidió fondos porque “Trump está arrasando en las primarias”. “Seremos nosotros contra toda la derecha trampista en estas elecciones (…). Necesito tu ayuda”. Hace ya semanas que Biden había dado por perdida la batalla de Haley.

En teoría, las primarias pueden prolongarse hasta julio. Pero el equipo de Trump predice una victoria “el 19 de marzo” a más tardar, después de que voten Georgia y Florida.

El millonario quiere centrarse en una revancha con Joe Biden antes de tener que enfocarse en sus problemas legales. Su primer juicio penal comienza el 25 de marzo en Nueva York.

Del lado demócrata, Biden puede estar tranquilo. No tiene rivales de peso. Las candidaturas de dos demócratas, el congresista Deán Phillips y la autora de libros de autoayuda Marianne Williamson, nunca han suscitado entusiasmo a pesar de las críticas recurrentes de los votantes a la edad del presidente o a su apoyo a Israel.

Como se esperaba, Biden ganó ayer en todos los estados, menos en un territorio: la Samoa Americana, donde fue derrotado por un empresario prácticamente desconocido.

Mañana será la próxima gran noche del presidente: defenderá su visión para Estados Unidos durante un discurso ante el Congreso, el tradicional “Estado de la Unión”.

Es la migración. Eso respondió el 28 por ciento de los encuestados por Gallup a la pregunta de ¿Cuál cree que es el problema más importante que enfrenta el país hoy? La famosa frase de James Carville de “Es la economía, estúpido”, puede hoy modificarse por “es la migración”.

En segundo lugar (20 por ciento) quedó el gobierno como problema importante a resolver y en tercer lugar, con apenas 12 por ciento, los encuestados respondieron que el problema es la economía. Esto mete de lleno a México en las campañas electorales de nuestros vecinos, en un año en el que también celebraremos elecciones federales.

¿Qué implica que México entre en las campañas? Por un lado, que tanto Andrés Manuel López Obrador como Donald Trump se verán beneficiados entre más caótica se encuentre la frontera. Si. Los intereses de AMLO y Trump se alinean. Para el ex presidente de Estados Unidos, el que la frontera sea un problema no resuelto le permite atacar a Biden y subir sus probabilidades de reelegirse dada la importancia que el electorado estadounidense le da al tema.

Por ello, aun cuando el Senado de EUA estaba por aprobar una iniciativa bipartidista que pondría algo de orden en materia migratoria, con la señal que envió Trump a la Cámara de Representantes – en donde los Republicanos tienen una pequeña mayoría – de que no quería que eso sucediera, la propuesta se vino abajo. Los senadores republicanos no quisieron jugar su capital político si sabían que en la Cámara baja la iniciativa no prosperaría.

Trump quiso tumbar esta iniciativa porque sabe que si Biden se anota un gol en materia migratoria/fronteriza, aumentan sus posibilidades de reelegirse.

Y en el caso de AMLO, el caos en la frontera le permite mantener el sartén por el mango ante un Biden que sabe que si México juega su parte en detener el flujo migratorio desde la frontera sur con Centroamérica, el caos para la frontera con EUA es mucho menor. Por ello Biden ha decidido mirar hacia otro lado en derechos humanos; democracia y libertad de expresión en México. No se quiere meter en pleitos que para él son menores y que le podrían complicar la cooperación de AMLO en migración.

En México López Obrador está usando todos los recursos del Estado para que en las elecciones de junio su sucesora, Claudia Sheinbaum, gane. El que La Casa Blanca haga como que no ve y no escucha estas acciones antidemocráticas es invaluable para el presidente mexicano. Es un logro para AMLO poder chantajear al hombre más poderoso del planeta gracias a una caótica frontera: el flujo de migrantes sube o baja dependiendo qué tanto coopere el gobierno mexicano en ello.

Para muestra, su reciente filtración de los datos personales de Natalie Kitroeff, la corresponsal del NYTimes en México, durante su conferencia mañanera. López Obrador se enojó por el artículo del diario en el que mencionó que el gobierno de EUA había abierto investigaciones sobre vínculos del crimen organizado con su campaña del 2018.

Lejos de que La Casa Blanca condenara esta filtración y defendiera la libertad de expresión, el embajador de EUA en México, Ken Salazar, prefirió salir a decir que no hay ninguna investigación de vínculos de AMLO con el crimen organizado.

Lamentable, pero cierto. AMLO y Trump se benefician del caos en la frontera y con ello México se inserta de lleno en las elecciones de noviembre próximo en EUA.

Apostilla: El presidente López Obrador vuelve a querer jugar a ser empresario…con el dinero de los mexicanos. Ahora quiere comprar el aeropuerto de Toluca para que lo opere la Marina. Se nota que no es su dinero y que nunca ha vivido más que del erario.

Columna completa en El Universal

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su gran rival, el exmandatario Donald Trump, llegan hoy al llamado Súper Martes, día en que se celebrarán el mayor número de primarias para las elecciones presidenciales de noviembre, en las que las nominaciones de ambos están prácticamente garantizadas.

Biden no tiene adversario dentro de las filas demócratas porque es el presidente en ejercicio, mientras que Trump goza de una inusual ventaja en las primarias republicanas, donde ya solo queda la exembajadora ante la ONU, Nikki Haley, intentando hacerle sombra al magnate.

El Súper Martes es el día en el que más estados votan para definir a los candidatos presidenciales: este año son 15 de los 50 que forman el país, entre ellos, California y Texas, los más grandes de Estados Unidos.

También acuden a las urnas los votantes demócratas y republicanos de Alabama, Arkansas, Colorado, Maine, Massachusetts, Minesota, Carolina del Norte, Oklahoma, Tennessee, Utah, Vermont y Virginia.

Alaska celebra además las primarias republicanas y también votan los demócratas en el extranjero y en los territorios de Samoa Americana y de las Islas Marianas del Norte.

Están en juego más del 35% de los delegados que se reunirán en las convenciones republicana de Milwaukee y demócrata de Chicago para elegir a su candidato a la Casa Blanca.

Tradicionalmente, el Súper Martes ha servido como un punto de inflexión en la elección del candidato de la oposición por el gran número de delegados que están en juego.

Sin embargo, Trump llega a este día con la etiqueta de imbatible, después de haber arrasado en casi todas las citas desde que arrancaron las primarias republicanas con los caucus de Iowa del 15 de enero.

Todos sus rivales se han ido bajado de la contienda excepto Haley, quien hasta ahora se ha impuesto al magnate neoyorquino en las primarias del Distrito de Columbia el pasado fin de semana; sin embargo, expertos señalan que esa victoria es sólo simbólica, pues no tiene gran peso político.

De hecho, la gran incógnita es si la candidatura de Haley sobrevivirá a la jornada de hoy o si cederá a las crecientes presiones de su partido y de los donantes para que abandone la contienda.

Además, Trump se somete envalentonado a las urnas tras su victoria judicial de ayer, cuando el Tribunal Supremo ordenó levantar su inhabilitación de las primarias de Colorado, estado que también vota este martes.

El fallo, adoptado por unanimidad, puso fin además a los intentos de Illinois y Maine de sacar al expresidente republicano de la boleta electoral.

Por su parte, Biden se impuso en el Súper Martes de 2020 a su entonces rival demócrata, el senador Bernie Sanders;  cuatro años después llega a esta cita sin casi disputa interna.

Desde que arrancaron las primarias demócratas el pasado 3 de febrero en Carolina del Sur, solo ha perdido dos delegados en juego en las elecciones internas de Míchigan, donde se organizó un voto de protesta por la guerra de Gaza.

A pesar de su indiscutible ventaja, ni Biden ni Trump lograrán este Súper Martes ganar matemáticamente la nominación y tendrán que esperar unos días más.

Ni en el hipotético caso de que se hicieran con todos los delegados en juego, ni Biden lograría todavía la cifra mágica de 1,968 que debe conseguir para hacerse con la candidatura demócrata ni Trump los 1,215 que necesita.

En Broojula, Ana Paula Ordorica platica con Enrique Perret, internacionalista, director de la US-Mexico Foundation, sobre el Súper Martes; de cómo la migración se ha convertido en el tema que más preocupa a los estadounidenses y de qué sigue en la contienda electoral de Estados Unidos.

El presidente Joe Biden y su posible rival republicano para las elecciones de noviembre próximo, Donald Trump, realizarán visitas paralelas a la frontera con México, en búsqueda del respaldo ciudadano en uno de los temas más álgidos de la campaña electoral: migración.

Esta especie de duelo tendrá lugar en Texas, y se produce cuando un número récord de cruces de migrantes por pasos no autorizados hacia Estados Unidos es  una gran amenaza para las posibilidades de Biden de impedir el regreso de Trump al poder.

Biden se reunirá con agentes de la patrulla fronteriza y agentes del orden en Bronwnsville, Texas. Mientras el republicano Trump se dirige a Eagle Pass, donde su aliado, el gobernador texano Greg Abbott, tiene parte del área fronteriza controlada con militares, desafiando la jurisdicción del gobierno federal en esa zona.

Biden, acusado por sus opositores de permitir una “invasión” al país, ha tratado de calmar el tema culpando a los republicanos en el Congreso por no respaldar sus reformas al criticado sistema de inmigración de Estados Unidos.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, dijo que en Brownsville Biden pronunciaría comentarios para resaltar la necesidad de que los republicanos “lo hagan”. El presidente les pedirá que “dejen de jugar a la política y proporcionen los fondos necesarios para agentes adicionales de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, más oficiales de asilo, tecnología de detección de fentanilo, que es traficado por la frontera, y más”.

Pero para Trump mantener una postura férrea contra la ola migratoria ha sido fundamental para su identidad política durante años, y ha prometido el mayor programa de deportación jamás realizado en Estados Unidos si vuelve a la Casa Blanca.

“Ningún país puede sostener lo que le está sucediendo a nuestro país”, dijo el expresidente en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en Washington a principios de este mes.

Para Trump, los inmigrantes están “matando a nuestra gente, están matando a nuestro país”, en una retórica cada vez más de extrema derecha que lo llevó a decir el año pasado que los inmigrantes estaban “envenenando la sangre” de Estados Unidos.

Estas visitas, a menos de ocho meses antes de que los estadounidenses acudan a las urnas, resalta lo mucho que está en juego en la cuestión fronteriza.

Los republicanos culpan del flujo de inmigrantes a las políticas de Biden que favorecen el derecho a solicitar asilo, modalidad a la que se acoge la mayoría de los migrantes, que provienen principalmente de países de América Latina, en busca de mejores condiciones de vida. Para la Casa Blanca, el partido de Trump está saboteando deliberadamente un intento bipartidista de encontrar una solución.

La cuestión fronteriza también se ha visto enredada en una amarga disputa sobre la ayuda estadounidense para la lucha de Ucrania contra la invasión rusa. Para los republicanos, primero se debe abordar la migración antes de desbloquear la financiación.

Donald Trump y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, lograron una victoria en las primarias en Míchigan, aunque el demócrata recibió un voto de castigo por su gestión en la guerra de Gaza por parte de la significativa población árabe-estadounidense de dicho estado.

Hubo poco suspenso sobre de los resultados para ambos partidos: Biden prácticamente no tuvo rivales en la nominación demócrata y Donald Trump declaró su victoria anticipada en una votación republicana a dos tiempos que concluirá el fin de semana.

Decenas de miles de votantes demócratas optaron por marcar la casilla de “sin compromiso” como parte de una campaña lanzada en protesta por el apoyo brindado por Biden a Israel en la guerra en Gaza.

Con casi dos tercios de los colegios electorales todavía por contabilizar, la opción “sin compromiso” recogía más de 50,000 votos, más del doble que en los recuentos finales de los tres últimos ciclos electorales.

A medida que suben los muertos en la guerra entre Israel y el grupo islamista palestino Hamás, se erosiona el apoyo de los musulmanes y de los árabes estadounidenses hacia Biden, que fue crucial para su victoria sobre Trump en 2020 en Míchigan.

Este estado del Medio Oeste es el que cuenta con una mayor proporción de residentes que se identifican con ascendencia de Oriente Medio o del norte de África.

Los activistas de Míchigan habían pedido a los habitantes votar “sin compromiso” en señal de protesta y para empujar al presidente a exigir a Israel un alto el fuego inmediato.

El grupo ‘Escucha a Míchigan’ aspiraba a reunir a 10.000 votantes “sin compromiso” para transmitir un “mensaje potente e inequívoco” de que financiar y apoyar la guerra está “reñido con los valores del Partido Demócrata”.

La protesta nunca amenazó el camino fácil de Biden hacia la nominación. Su principal rival, el congresista por Minnesota Dean Phillips, no superaba el 3% de los votos en el recuento provisional.

Sin embargo, el número significativo de votos “sin compromiso” podría encender las alarmas de cara a las elecciones de noviembre, cuando Biden no podrá darse el lujo de erosionar a su partido en ese estado bisagra.

Durante las primarias de New Hampshire se lanzó una campaña similar con escasa repercusión, pero Míchigan tiene más población musulmana y árabe.

En cuanto a los republicanos, las cadenas CNN y NBC proyectaban la victoria de Trump a pocos segundos del cierre de las urnas.

Recordemos que el expresidente ha arrasado en los primeros estados de votación y nunca se esperó que Míchigan interrumpiera su marcha hacia la nominación.

Su única rival, su exembajadora ante la ONU, Nikki Haley, perdió en su estado natal de Carolina del Sur el fin de semana pero se ha negado a renunciar porque duda que Trump pueda derrotar a Biden.

Ambos partidos celebraron votaciones ayer, pero los republicanos han adoptado un complejo sistema híbrido que concluye las primarias en este estado cuatro días después mediante asambleas en cada uno de los 13 distritos.

Joe Biden y Donald Trump visitarán la frontera con México esta semana, en el mismo día, en una muestra de cómo la crisis migratoria se ha convertido en uno de los temas más importantes de cara a las elecciones de noviembre próximo.

Biden visitará el jueves la ciudad fronteriza sur de Brownsville, en Texas, para reunirse con agentes de la Patrulla Fronteriza, autoridades policiales y líderes locales, informó un funcionario de la Casa Blanca.

Ese mismo día, el expresidente Donald Trump, que se ha mostrado muy crítico con la política fronteriza de su sucesor demócrata y con el número de inmigrantes ilegales que llegan al país, visitará Eagle Pass, en Texas, dijo uno de sus asesores de campaña.

Trump está cerca de hacerse de la nominación presidencial tras una serie de victorias en las primarias sobre la exgobernadora de Carolina del Sur Nikki Haley, su última rival. El republicano está centrando ahora sus ataques en Biden, a quien las encuestas muestran vulnerable en el tema de la inmigración.

El índice de aprobación del presidente demócrata se hundió hasta el 38% en enero pasado debido a la preocupación por la inmigración, según el último sondeo de Reuters/Ipsos.

La encuesta reveló un aumento de la preocupación por la inmigración, que el 17% de los encuestados calificó como el problema más importante del país en la actualidad, frente al 11% que lo citó como el problema más acuciante en diciembre. Fue la principal preocupación de los encuestados republicanos, con un 36%, por encima del 29% que citó la economía.

El Gobierno de Biden ha tenido problemas para hacer frente al aumento de los solicitantes de asilo en la frontera con México, mientras que los republicanos en el Congreso, alentados por Trump, han amenazado con echar por tierra un intento bipartidista de abordar el problema.

El jueves, Biden reiterará su llamado a los republicanos del Congreso para que proporcionen los fondos necesarios para que haya más agentes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, más funcionarios de asilo, tecnología de detección de fentanilo y otras herramientas.

El asesor de Trump dijo que el hecho de que Biden visite la frontera el mismo día que el expresidente “muestra lo grande que es este problema para él”.

Donald Trump, favorito para hacerse con la candidatura presidencial republicana, ha dejado claro que, de regresar a la Casa Blanca, su política migratoria irá más allá del famoso muro fronterizo que lo catapultó a la presidencia en 2016.

En sus mítines de campaña, ha adoptado una fuerte retórica antimigratoria, llegando a afirmar que los extranjeros “envenenan” la sangre de Estados Unidos, y ha mencionado planes que van desde deportaciones masivas hasta la construcción de centros gigantes para detener a migrantes indocumentados.

Trump ha prometido repetidamente en sus eventos de campaña que, si regresa a la Presidencia, llevará a cabo la “mayor operación de deportación” en la historia de Estados Unidos.

Para hacerlo, el Gobierno federal pediría ayuda a los reservistas de la Guardia Nacional, detalló Stephen Miller, el principal ideólogo de las propuestas xenófobas de Trump, hace solo tres días durante la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), la gran cita de la derecha estadounidense.

Según Miller, Trump desplegaría a las Fuerzas Armadas en la frontera para negar la entrada a aquellos que necesiten solicitar asilo y deportaría automáticamente al interior de México a quienes intenten cruzar.

Trump ha citado como ejemplo de este tipo de deportaciones la conocida como ‘Operación Wetback’, ejecutada en 1954 por el entonces presidente Dwight D. Eisenhower y que resultó en la deportación de más de un millón de personas, en su mayoría mexicanos.

Para ejecutar esa gigantesca operación, la campaña de Trump ha dejado entrever sus planes para construir grandes centros para detener a los migrantes y después expulsarlos de Estados Unidos.

La idea sería establecer instalaciones “a gran escala” donde los migrantes aguardarían para ser deportados con vuelos de expulsión programados de manera continua, explicó en la conferencia CPAC Stephen Miller, quien previamente asesoró a Trump durante su mandato y que podría volver a la Casa Blanca.

Sin embargo, la legalidad de estos centros podría ser cuestionada en los tribunales, como ya ocurrió con algunos de los planes más radicales de Trump cuando estaba en la Casa Blanca.

Anticipándose a esos desafíos legales, Trump ha prometido invocar una sección de las leyes de extranjería y sedición aprobadas por el Congreso en 1789, que otorgan al presidente un mayor poder para deportar y detener a individuos que no son ciudadanos estadounidenses en tiempos de guerra.

Esa ley fue utilizada durante la Segunda Guerra Mundial por el presidente Franklin D. Roosevelt para establecer centros de internamiento donde fueron detenidos miles de migrantes japoneses y sus descendientes nacidos en Estados Unidos.

La campaña de Trump no ha especificado cuántos migrantes serían objeto de estas políticas. Sin embargo, se estima que actualmente 11 millones de inmigrantes indocumentados viven en Estados Unidos.

Trump tampoco ha descartado la posibilidad de volver a separar a las familias de migrantes que llegan a la frontera, una política que ya implementó durante su tiempo en la Casa Blanca.

Durante una intervención el año pasado en CNN, Trump admitió que la idea de separar familias “suena dura”, pero luego añadió: “Cuando les dices a las familias que si vienen las vamos a separar, ellos no vienen. Y no podemos permitirnos tener más”.

El Departamento de Seguridad Nacional (DHS), encargado de migración, ha reconocido que se separaron a 4,227 niños de sus familias durante la Administración de Trump.

Tras la llegada al poder del presidente Joe Biden, en enero de 2021, se creó un grupo de trabajo para abordar esta cuestión y, según un informe del DHS de noviembre de 2023, ya se han logrado reunir a 3,147 niños con sus padres.

La campaña de reelección de Biden ha levantado la voz sobre las políticas de Trump y las ha calificado de “racistas, antiestadounidenses e ineficaces”.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, anunció este miércoles un fuerte aumento del gasto militar, tras las amenazas de Donald Trump a los países con pendientes en sus contribuciones en caso de volver a la presidencia de Estados Unidos.

“Este año, espero que 18 aliados gasten el 2% del PIB en defensa. Se trata de otra cifra récord y es seis veces más que en 2014, cuando sólo tres aliados cumplieron el objetivo”, dijo.

El anuncio de Stoltenberg sobre al número de países de la OTAN que alcanzarían la meta en gastos militares es una respuesta a la amenaza de Donald Trump de no defender a los países en mora caso resulte reelecto presidente.

Y es que el pasado fin de semana, durante un mitin de campaña, el expresidente estadounidense, otra vez aspirante a la Casa Blanca, sugirió ademas que impulsará a Rusia a “hacer lo que le dé la gana” con ellos.

De acuerdo con Stoltenberg, “estamos logrando avances reales” porque los países de la alianza “están gastando más. Sin embargo, algunos países todavía tienen un camino por recorrer”.

La lista de los 18 países que cumplirían este año con la meta de gastos militares no fue divulgada. En 2023, eran 11 los países que alcanzaron el objetivo.

Para el ministro de Defensa de Alemania, Boris Pistorius, los miembros de la OTAN no deberían perder tiempo en especular sobre quién será el candidato presidencial de los Republicanos en Estados Unidos, sino en “hacer nuestra tarea”.

En 2023, los países de la OTAN decidieron convertir el 2% en un piso mínimo, y no un objetivo máximo.

Las declaraciones de Trump generaron una verdadera conmoción a nivel global, e importantes líderes criticaron públicamente esa postura. Durante su gestión como presidente, Trump criticó abiertamente a los aliados de la OTAN por resistirse a aumentar el gasto en materia de Defensa.

En el escenario de la guerra en Ucrania, varios países del bloque hay aumentado sus inversiones militares, pero Estados Unidos aún carga con la mayor parte del gasto combinado de defensa.

Más allá de las amenazas a los países en mora, lo que más preocupó a los aliados es la sugerencia de que, desde la Casa Blanca, Trump permitiría que Rusia haga “lo que le de la gana” con los países deudores.

En un mensaje inusualmente duro en X, Stoltenberg afirmó que la sugerencia de que los países de la OTAN no se defenderían entre sí “socava la seguridad” de todos, incluyendo la de estados Unidos.

La controversia pone de relieve la dependencia de la OTAN de los gastos militares estadounidenses, y sugiere la discusión sobre si los países europeos: 29 de los 31 integrantes de la alianza militar, tienen realmente una alternativa.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, bromeó este lunes sobre su memoria y declaró que recuerda haber estado activo en política “durante un tiempo”, tras la polémica que generó el informe de un fiscal que puso en cuestión su estado cognitivo.

“Aunque sé que no lo parezco, he estado aquí durante un tiempo, y sí, lo recuerdo”, dijo el mandatario en un evento, mientras hacía un recuento sobre algunas de las políticas medioambientales que ha llevado a cabo en los últimos años.

El presidente, de 81 años, participó en un acto organizado por la Asociación Nacional de Condados, en el que ofreció un discurso y donde bromeó, queriendo calmar los ánimos tras la polémica desatada durante los últimos días.

Y es que recordemos que el fiscal especial Robert Hur presentó el jueves de la semana pasada un informe sobre el manejo de documentos clasificados y, aunque decidió no presentar cargos en su contra, sí hizo duros comentarios sobre la “memoria significativamente limitada” del presidente Biden durante los interrogatorios que se le hicieron en 2023.

En una rueda de prensa improvisada ese mismo día desde la Casa Blanca, Biden señaló, en tono visiblemente enfadado, que su memoria se encuentra en buenas condiciones, consciente de que el factor de su edad y sus lapsus en público podrían lastrar su reelección en los comicios presidenciales de noviembre.

“Tengo buenas intenciones, y soy un hombre mayor, y sé qué demonios estoy haciendo”, dijo Biden ante la pregunta de un periodista de Fox News al respecto.

Biden ha sido objeto de investigación desde que hace un año se encontraron en su domicilio de Delaware y en una oficina privada documentos clasificados de la época en la que fue vicepresidente de Barack Obama.

Los documentos fueron encontrados por los abogados de Biden en noviembre y diciembre de 2022, y entregados inmediatamente a los Archivos Nacionales, el organismo que tiene que resguardarlos, tras lo cual el Departamento de Justicia abrió una investigación.

El expresidente Donald Trump, precandidato a la nominación presidencial republicana, también fue investigado por retener documentos oficiales en su mansión de Florida y fue imputado de 40 cargos ya que durante meses, a diferencia de Biden, se negó a entregarlos.

Todo lo que gira alrededor de Taylor Swift se convierte en tendencia en redes sociales. Esta vez, comenzó a circular un video en el que habría respaldado a Donald Trump rumbo a la elección presidencial de los Estados Unidos.

Sin embargo, la cantante no posó en la alfombra roja de los Grammy con el letrero en favor del aspirante republicano, a pesar de lo que afirman muchos usuarios afines al expresidente lo han viralizado en redes.

Perfiles de Facebook, Instagram y X comparten un video de Taylor Swift aparentemente sosteniendo un cartel rojo con la frase en inglés: “Trump won. Democrats cheated!”; en español: “Trump ganó. Los demócratas hicieron trampa”, en referencia a las elecciones de 2020 en las que el actual presidente, Joe Biden, resultó ganador.

El contenido se viralizó después de la ceremonia de los Grammy el domingo pasado, donde Swift se convirtió en la primera artista en ganar cuatro veces el premio al álbum del año.

Agencias internacionales como Efe han corroborado lo sucedido. La secuencia viral está manipulada con un letrero en favor a Trump y unas manos que lo sostienen, sobrepuestos en la grabación original donde Taylor Swift posa en la alfombra roja de los Grammy con unos largos guantes negros que no muestran sus manos, como demuestra un análisis con fuentes abiertas y varios rastreos en internet.

Un análisis con lupa con la herramienta Forensically muestra que los dedos no tienen formas normales y las manos parecen insertadas en la imagen, al igual que el letrero rojo con letras azules y blancas.

Por otro lado, una búsqueda inversa de imágenes en Google con los fotogramas clave del video conduce a varias publicaciones en TikTok con la misma secuencia de la cantante en la alfombra roja. Sin embargo, en realidad lleva puestos unos guantes negros largos, y en ningún momento se le ve con un letrero.

Siguiendo la marca de agua en la parte superior derecha de las imágenes virales, al explorar la cuenta de X de la revista Variety, es posible encontrar el video original, publicado el pasado 4 de febrero. En la grabación de 24 segundos se ve a Swift posando frente a las cámaras con un vestido blanco y unos guantes negros largos arriba del codo, y solamente levanta una vez un brazo a la altura de la cintura. No lleva ningún cartel, lo que prueba que se trata de un montaje.

Por otro lado, una búsqueda en Google con las palabras clave “Taylor Swift Trump” no encuentra registros oficiales de que la cantante haya hecho algún pronunciamiento político en los Grammy.

No es la primera vez que Swift es blanco de imágenes manipuladas y acusaciones falsas de haber llamado al voto o apoyado a cierto partido o candidato en varios países. En septiembre pasado una imagen manipulada de la cantante con una playera con el logo de Morena durante su última gira en México se viralizó, misma que resultó ser falsa.

Los Republicanos tienen un tema que es un garbanzo de a libra para ellos de cara a la elección presidencial de noviembre 8: el migratorio. Es un garbanzo de a libra porque es el gran problema que le interesa de manera especialmente importante al electorado y en el que este partido goza de una ventaja de 30 puntos sobre los demócratas en la opinión pública cuando se les pregunta cuál partido es el que mejor puede manejar el tema.

La migración es el gran pendiente por resolver. Y en éste logran mayor aceptación los Republicanos sobre los Demócratas. El discurso que pueden y están utilizando para echarle gasolina a una hoguera de por sí encendida es ideal para estos tiempos de odio hacia lo extranjero: ¡Paren la invasión! Es lo que ha dicho Trump y lo que los republicanos, que están a los pies del expresidente, no paran de repetir.

Ahora que Trump ha ganado las primarias de Nuevo Hampshire y los caucuses de Iowa es prácticamente seguro que los estadounidenses verán una repetición de Trump vs. Biden en su elección presidencial. Con ello el banderazo de salida de las campañas generales se ha dado. Y tanto Biden como Trump han adoptado el discurso de dureza y firmeza para decir que quieren arreglar el caos de un sistema migratorio roto.

La realidad es que ninguno está pensando en arreglar nada. Los Demócratas saben que deben empujar políticas más severas y menos humanitarias hacia los migrantes pero entienden que los Republicanos ahora mismo se van a negar a aprobarles nada con tal de seguir utilizando a la migración como herramienta de golpeteo al gobierno de Biden. Las campañas políticas estarán por encima de cualquier tipo de acuerdo bipartidista.

Atrás ha quedado el Biden humanista que quería demostrar que era diferente a Trump en materia migratoria. Ahora tenemos a un presidente demócrata hablando de cerrar la frontera porque sabe que si quiere reelegirse, tiene que demostrar que puede arreglarla. El presidente ya no está escuchando a quienes en su partido y en su gobierno abogan por políticas que respeten los Derechos Humanos y honren el sentido de Estados Unidos como un país de migrantes. En pocas palabras, Biden se han endurecido en el tema migratorio.

Del lado de Trump ya sabemos que hay: gritos que señalan a México como culpable de la invasión a Estados Unidos. Y conocemos sus tácticas intimidatorias que prometen desde ya que, si regresa a La Casa Blanca, podría hasta invadir México con tal de arreglar la frontera.

¿Qué significa esto para México? Que sin quererlo ni pedirlo, formaremos parte de las campañas políticas estadounidenses. Y lo haremos por las razones equivocadas. Porque representamos un problema para Estados Unidos. Así que más nos vale irnos preparado para una temporada muy turbulenta que puede convertirse en huracán categoría 5 si llega a reelegirse Trump.

¿Se estarán preparando para ello en Palacio Nacional?

Columna completa en El Universal