Luego de su cancelación hace un año, debido a la pandemia de COVID-19, los Juegos Olímpicos de Tokio finalmente fueron inaugurados este viernes, con un despliegue de fuegos artificiales y una ceremonia meticulosamente coreografeada para la televisión.

En un estadio casi vacío, el acto fue muy colorido pero con un tono extrañamente mesurado y que marca el tono para unos singulares Juegos en medio de una pandemia.

Naomi Osaka, la estrella japonesa del tenis, recibió la última posta del relevo del fuego olímpico dentro del Estadio Nacional y prendió el pebetero.

En una ceremonia privada de la presencia de espectadores, estos Juegos Olímpicos han sido convocados en un país anfitrión que los observa con indignación y estupor. Los organizadores cifran sus esperanzas de que el entusiasmo por el inicio de las competencias deportivas aplacará la generalizada oposición.

“Hoy es un día de esperanza. Cierto, es algo muy diferente a lo que todos nos habíamos imaginado”, dijo el presidente del COI, Thomas Bach. “Pero permítanos disfrutar este momento porque finalmente todos estamos aquí juntos (…) Esta sensación de unidad, esta es la luz al final del oscuro túnel de la pandemia”, sostuvo.

El recelo en todo Japón hacia los Juegos amenazó todos estos últimos meses con eclipsar el derroche de glamour que acompaña una ceremonia de inauguración.

Al anochecer dentro del estadio, la ceremonia pretendió ratificar que las justas de verano, y su espíritu, siguen adelante.

El estadio estuvo rodeado de manifestantes, que apoyado por el silencio en las gradas vacías, permitió que durante la transmisión se alcanzaran a escuchar las protestas y reclamos que se suscitaba a las afueras del inmueble.

El espectáculo inaugural arrancó con un homenaje a la soledad y al aislamiento causados por la pandemia, con actores haciendo ejercicio sobre máquinas separadas a una enorme distancia entre sí sobre el terreno de Juego del estadio.

Le siguieron diferentes exhibiciones de las artes escénicas tradicionales y contemporáneas japonesas, con guiños a diversas épocas y regiones del país, y con un reparto compuesto por un amplio elenco de celebridades niponas. También hubo homenajes para los Juegos de Tokio de 1964.

Durante el desfile de los atletas sonaron las bandas sonoras de populares videojuegos nipones como “Victory Fanfare” o el tema principal de la franquicia Final Fantasy, Sonic The Hedheog, NieR o Pro Evolution Soccer, mientras que en el tramo final hubo una actuación de kabuki a ritmo de jazz contemporáneo.

En una parte de la ceremonia, cerca de 2,000 drones dibujaron sobre el cielo del estadio olímpico una gigantesca esfera en azul índigo para representar el emblema de los Juegos, que se transformó luego en un globo terráqueo mientras sonaba una versión de “Imagine” interpretada por músicos de los cinco continentes, entre ellos el gaditano Alejandro Sanz.

Por primera vez en unos Juegos, cada delegación estuvo encabezada por dos abanderados, un hombre y una mujer, y en total participaron unos 5.700 deportistas de 207 comités olímpicos nacionales, en un desfile lleno de colorido como es habitual en estas citas.

Imagen tomada de Twitter @Tokyo2020es

Con información de agencias

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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