Cuando el gobierno decidió acabar con los fideicomisos como un acto para combatir la corrupción para hacer llegar los recursos de éstos de manera directa a sus beneficiarios, terminó con FIDECINE y FOPROCINE.
El compromiso que hizo la Secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, a la comunidad cinematográfica en su comparecencia ante la Cámara de Diputados en noviembre del 2020 fue que el dinero que había de Fidecine y Foprocine para producciones que ya estaban autorizados se cumplirían al 100 por ciento. Frausto dijo que sería el Instituto Mexicano de Cinematografía, el IMCINE, el que haría llegar los apoyos de forma directa a las producciones cinematográficas. Para ello se creó el Programa de Fomento al Cine Mexicano, el FOCINE.
Pues el famoso FOCINE se parece a varias de las creaciones del actual gobierno: prometen que van a ayudar a hacer las cosas mejores; que como van a combatir la corrupción, el dinero llegará sin que los intermediarios se lleven sus moches y que todo será mejor con la 4T. El resultado es algo parecido al que hemos visto con la desaparición del Seguro Popular y el fallido Banco del Bienestar. Desaparecen un programa al cual seguramente le podrían haber hecho mejoras, pero prefieren matarlo de tajo, para inventar uno nuevo que simplemente fracasa.
En el caso de la desaparición de Fidecine y Foprocine, hay a la fecha más de cincuenta producciones paradas porque los recursos no les llegan. María Novoa, la directora de IMCINE, arrancó explicando que el dinero no llegaba porque al haberse amparado algunos cineastas en contra de la desaparición de los fideicomisos, se congelaron los recursos. Ósea, culpó a los productores.
Sin embargo, esto es falso. El dinero de ambos fideicomisos, alrededor de 300 millones de pesos, lo tiene Hacienda y es la fecha en que siguen sin entregarlo.
Es importante destacar que los recursos de Fidecine se lograban a través de las utilidades de las películas. Por ejemplo, Fidecine dio parte del dinero para producir No se aceptan devoluciones, la muy exitosa película de Eugenio Derbez. El porcentaje que Fidecine dio a esa producción lo recibió de regreso el fideicomiso cuando la película rompió récord de taquilla. Mismo porcentaje pero de las utilidades, no misma cantidad de dinero. Pues ese dinero es el que se quedó el gobierno al desaparecer el fideicomiso.
Ante la falta de atención tanto de Novoa como de Frausto, los cineastas decidieron hacer pública una carta que le enviaron a la titular de Cultura desde hace meses. La comunidad que tanto apoyó a López Obrador en sus 3 campañas presidenciales, incluyendo la que ganó en 2018, ahora se siente ignorada y engañada.
Además de que el gobierno está desaprovechando el poder suave que el cine mexicano ha logrado construir durante décadas, estamos ante otro caso más en el que la 4T promete una transformación que acaba en destrucción. Es otro capítulo de la fallida transformación de México.
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