Luego de la tragedia que envolvió a los alumnos y maestros del colegio Enrique Rébsamen, que ha mantenido al país a la expectativa de saber cuántos sobrevivientes se rescatan, historias de corrupción y mal manejo comienzan a hacerse públicas. Una escuela que fue carcomida por la riqueza de los dueños, quienes construyeron una casa de dos niveles y roof garden sobre los laboratorios y patios del centro educativo.

 

El derrumbe del inmueble ha dejado hasta ahora la muerte de al menos 19 niños y seis adultos.

 

Lo que se investiga ahora es el crecimiento que tuvo el centro educativo a lo largo de los años, pues vecinos aseguran que las diversas obras que se han llevado a cabo implicaron suspensiones continuas por irregularidades, falta de permisos, y clausuras por rebasar la altura permitida para una escuela.

 

De acuerdo a los registros que obran en poder de la Secretaría de Educación Pública (SEP), la institución operaba con la clave de incorporación 84281, la cual contaba con 32 alumnos en Preescolar, 185 en Primaria y 130 en Secundaria. Operaba con 27 maestras y maestros, en 24 aulas, pero lo que dejó atrapadas a las 37 personas bajo los escombros, no fueron los salones de clases, si no las viviendas que ahí había.

 

La dueña y directora del colegio responde al nombre de Mónica García Villegas, quien junto a su hermano tenían sus viviendas en el “edificio administrativo”, fue el que colapsó. El edificio contaba con cuatro niveles: las direcciones de primaria y secundaria y dos patios techados, en la planta baja; un laboratorio, un salón de usos múltiples, una sala de cómputo y oficinas administrativas, en el primer piso; las dos casas de la propietaria y su hermano en el segundo piso, y una azotea habilitada como roof garden.

 

La dueña y directora del centro educativo fue rescata a las 17:00 horas del martes 19 de septiembre, y después de ese momento, no se le volvió a ver por la zona. Fue su hija, quien también se llama Mónica, fue la que participó en las labores de rescate, quien a pesar de la tragedia, la tarde del miércoles 20 subió al edificio colapsado y “rescató” bolsas, zapatos y vestidos de distintas marcas. “De menos no perdimos todo”, comentó Mónica.

 

 

“Esto era como un penthouse de dos pisos; arriba ya era habitacional, ahí habitaban los dueños, y hasta arriba tenían asadores, sillas y carpas. La casa es de la directora, que es la hija de la directora original, se llama miss Mónica. Antes, ahí tenía un taller el hermano de la señora, y de repente quitaron el taller y se hizo la secundaria, hicieron salones, pero esa obra se paró porque la clausuraron, y la terminaban los fines de semana. Así se hizo la secundaria”, comentó una vecina  que vive frente a la escuela.

 

La vecina asegura que en varias ocasiones, las construcciones que se hacían para ampliar la “casa”, tuvieron sellos de clausurado, los cuales desaparcían de un día a otro. “No puede haber tanta corrupción; todo mundo debe tener la astucia y sagacidad de saber a dónde le entra y a dónde no; tiene que haber límites, pero nadie se los pone, todo mundo dice ‘viene y vámonos, al cabo voy a estar dos años’, y vea: esta escuela tiene ya 30 años y cuántos niños muertos van. No es justo, porque les roban la vida a los que apenas van empezando”, añadió.

 

Los rescatistas que estuvieron participando en las labores de búsqueda afirmaron que una de las dificultades para llegar a los “sobrevivientes” eran las losas de mármol negro que había y que se sabe estaban colocadas en los pisos de las viviendas, así como dos barras de cocina hechas de granito.

 

 

 

 

Con información de Reforma / Foto: Archivo APO

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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