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El condado de Clark, en el estado clave de Nevada, tardará hasta por lo menos el fin de semana en contar 63,000 votos por correo que podrían resultar determinantes para conocer quién será el próximo presidente de Estados Unidos, informaron esta tarde las autoridades locales.

En una rueda de prensa, el responsable del escrutinio en el condado que incluye Las Vegas, Joe Gloria, dijo que por el momento tienen conocimiento de 63,000 votos que faltan por contar, aunque seguirán aceptando todos aquellos sufragios por correo que lleguen hasta el próximo martes con fecha de envío igual o previa a la de la jornada electoral.

“Nuestro objetivo es contar de forma exacta, no rápida”, apuntó Gloria, quien indicó que, de los 63,000 sufragios de los que tienen conocimiento por el momento, 51,000 se contarán este mismo jueves y podrían darse a conocer en mañana mismo.

El responsable del proceso electoral en el condado de Clark también apuntó que no esperan haber terminado el escrutinio completo, es decir, incluyendo los nuevos votos que vayan llegando entre hoy y el martes, hasta el jueves de la próxima semana.

Y es que Nevada es uno de los estados que todavía no han completado el escrutinio y que podría resultar definitivo para elegir al nuevo presidente de Estados Unidos. Según las proyecciones de los medios estadounidenses, con el 89% de los votos contabilizados, el demócrata Joe Biden aventaja a Trump por menos de un punto porcentual.

Sobre lo que sucede en Nevada, esta mañana la campaña del presidente Trump anunció la presentación de una demanda al asegurar tener pruebas de que en torno a 10,000 votantes que ya no residen en Nevada votaron en el estado, aunque en su rueda de prensa, Gloria negó que se hayan producido dichas irregularidades.

Además, los republicanos también sostienen que en Nevada se están contabilizando sufragios de personas fallecidas.

Mientras el candidato demócrata Joe Biden se acerca cada vez más a los 270 votos del Colegio Electoral que necesita para llegar a La Casa Blanca, el presidente Donald Trump ha hecho un llamado a detener los conteos en los estados en que dicho ejercicio continúa.

Dos días después de la jornada electoral, Biden cuenta, según proyecciones de los principales medios entre ellos la agencia AP, 264 votos, o sea que le bastaría ganar uno de los estados que aún se disputan para llegar a ser el presidente electo.

Trump, con 214 votos electorales, enfrenta obstáculos mucho mayores. Para llegar a los 270 tendría que ganar los cuatro estados en disputa: Pensilvania, Carolina del Norte, Georgia y Nevada.

Faltando el recuento de millones de votos, Biden acumulaba más de 71 millones, la cifra más alta de la historia. El exvicepresidente dijo en conferencia de prensa el miércoles por la tarde que preveía ganar la presidencia, pero se abstuvo de declararse victorioso.

“Gobernaré como presidente estadounidense”, dijo Biden. “Cuando ganemos no habrá estados rojos (republicanos) ni estados azules (demócratas). Solo los Estados Unidos de América”.

Ante la situación, la campaña de Trump inició una actividades judiciales para tratar de mejorar las probabilidades del presidente y poner en duda los resultados. Pidió un recuento en Wisconsin y presentó demandas en Pensilvania, Michigan y Georgia.

Históricamente, los recuentos en Michigan han modificado los resultados en algunos centenares de votos. Biden aventajaba a Trump por más de 20.000 boletas de casi 3,3 millones contadas.

Incluso el candidato demócrata ha lanzado el sitio de internet dedicado a la transición de gobierno, apostando que al término del conteo, se alzará con el triunfo.

La campaña del presidente Donald Trump interpuso demandas este miércoles en Pensilvania, Michigan y Georgia, sentando las bases para impugnar los resultados en estos tres estados en momentos en que se queda atrás en la lucha frente a Joe Biden por los 270 votos electorales necesarios para llegar a La Casa Blanca.

Las nuevas demandas, que se suman a los recursos legales presentados por los republicanos en Pensilvania y Nevada, exigen un mayor acceso para los observadores de campaña a sitios en donde se procesan y computan las boletas, y expresan preocupación en torno a los votos en ausencia, indicó la campaña.

Distintas proyecciones, entre las que destaca la de la agencia The Associated Press (AP) declaró triunfador a Biden en Michigan el miércoles. Nevada, Pensilvania y Georgia siguen sin un claro ganador.

Las acciones revelan una estrategia legal que el presidente ha insinuado durante varias semanas, en la que atacaría la integridad del proceso electoral en los estados donde el resultado podría significar su derrota.

Su campaña también anunció que solicitaría un recuento en Wisconsin, un estado en que se le ha dado el triunfo a Biden. El jefe de campaña de Trump, Bill Stepien, citó “irregularidades en varios condados de Wisconsin” sin dar más detalles.

Biden dijo esta tarde que los conteos deberían continuar en todos los estados, y añadió: “Nadie nos va a quitar nuestra democracia, ni ahora, ni nunca”.

El portavoz de la campaña del candidato demócrata, Andrew Bates, señaló que las campañas ganadoras no recurren a impugnaciones legales. “Lo que hace que estas farsas sean especialmente patéticas es que mientras Trump exige recuentos en los lugares que ya perdió, se enfrasca al mismo tiempo en intentos infructuosos de suspender los conteos de votos en otros estados en los que se encamina a la derrota”, dijo Bates en un comunicado.

El presidente Donald Trump afirmó la madrugada de este miércoles que ganó las elecciones presidenciales, pese a que el recuento de los votos continúa en varios estados claves.

Como lo habían advertido diversos analistas, el mandatario se proclamó ganador y denunció un fraude sin presentar pruebas. Trump anunció que va a acudir a la Corte Suprema de Justicia para pedirle que detenga el conteo de votos enviados por correo.

“Nosotros ganamos esta elección”, dijo el mandatario en un discurso en La Casa Blanca. “Este es un fraude al público estadounidense (…) Queremos que la votación se detenga”, dijo.

Trump enfatizó que “francamente ganamos esta elección”, pues dijo que estaba ganando en varios estados considerando como clave donde los sufragios están siendo contabilizados todavía.

Horas antes, el actual presidente acusó a Biden de intentar “robar” la votación, en un tuit que inmediatamente fue etiquetado como “engañoso” por Twitter.

La campaña de Biden rechazó las declaraciones de Trump calificándolas de “indignantes” y “sin precedentes”, y el equipo legal del demócrata se dijo listo para actuar si el presidente trata de detener el recuento.

En un breve mensaje desde Wilmington, Delaware, Biden declaró que estaba “en camino” de lograr la victoria, y pidió paciencia a la población. “¡Mantengan la fe, ganaremos!”, prometió el exvicepresidente de Barack Obama frente a simpatizantes congregados en sus automóviles. “Esto no se acaba hasta que cada voto sea contado”, añadió.

“Si el presidente cumple con su promesa de ir a la corte para tratar de evitar el escrutinio apropiado de los votos, tenemos un equipo legal que está listo para desplegarse y resistir esta acción”, dijo el director de campaña de Biden, Jen O’Malley Dillon, en un comunicado.

Miami, Florida. La joya de la corona se la llevó Donald Trump. Florida, con sus 22 millones de habitantes, es el 3er estado con más votos en el Colegio Electoral. Con 29 votos, empata con Nueva York y es superado solamente por California, que tiene 55 votos del Colegio Electoral, y Texas, que tiene 38. Pero a diferencia de estos otros estados, Florida es considerado columpio. Es decir, es un estado que ha votado tanto republicano como demócrata desde 1868.

De hecho, solamente una vez en las últimas 12 elecciones presidenciales, Florida ha votado por el candidato perdedor. Fue en 1992, cuando el estado se decantó por George Bush padre y la elección la ganó Bill Clinton.

Ahora estará por verse si se repite el escenario de aquel 1992 de un Trump ganador de Florida pero perdedor de la elección presidencial. El triunfo de Trump en Florida es muy simbólico de lo que ocurre hoy en Estados Unidos.

La noche del domingo acudí a un rally de Trump en el que pude escuchar las razones de tantas personas para votar por cuatro años más del presidente. Entre ellas, la comunidad hispana ha tenido un papel fundamental. Lejos de sentirse ofendidos por la retórica anti-inmigrante; por un Trump que ha llamado a los mexicanos criminales; a los centro americanos habitantes de “países de mierda” y a los Puertorriqueños los ha desdeñado ignorando primero que la isla es territorio de Estados Unidos y segundo, coqueteando con la idea de intercambiarla por Groenlandia, con todo y esto, votaron por Trump.

Los adultos mayores que se suponía iban a mostrar una revolución gris en Florida al votar por Biden enojados por el manejo que ha hecho Trump de la pandemia, no se revelaron en contra del presidente.

Por el contrario, en el condado de Sumter, en donde se ubica la zona emblemática de The Villages, el lugar en el que se retiran los adultos de más de 65 años para jugar golf y, aparentemente otras cosas ya que es el sitio número uno de ventas de Viagra, votaron por premiar a Trump con cuatro años más en La Casa Blanca 68 por ciento frente a 31 por ciento para Biden.

No hubo revolución gris.

Lo que sí logró Donald Trump en Florida fue convencer a los venezolanos; nicaragüenses y sobretodo a los cubano americanos que un triunfo de Biden significaría la llegada a Estados Unidos del socialismo. Increíble que prefieran a un narcisista que le gusta organizarse desfiles militares; poner su nombre a edificios y abrazar a los autócratas y dictadores del mundo, pensando que así evitan que en Estados Unidos ocurra lo que en los países de los que salieron expulsados. Pero eso fue claramente lo que ocurrió.

En Miami-Dade, un condado con fuerte presencia de este electorado hispano, sobre todo del cubano-americano, Joe Biden obtuvo poco más del 50 por ciento de los votos cuando hace cuatro años Hillary Clinton lo ganó con el 64 por ciento. Los demócratas no han hecho caso al electorado hispano y por más que Biden quiso ganar el terreno perdido en las últimas semanas, ya fue muy poco y muy tarde y esto le costó los 29 votos del colegio electoral que le habrían significado un triunfo temprano la noche de ayer.

Ahora la incertidumbre que acompaña este mal resultado de Biden en Florida abre un espacio para que Trump domine la retórica en los próximos días.

 

Columna completa en El Universal

Estas son las últimas noticias respecto a la jornada electoral en Estados Unidos, y los mensajes que publican los candidatos a La Casa Blanca.

  • Joe Biden gana en Maine (AP)
  • Joe Biden gana Arizona (AP)
  • Donald Trump gana Texas (AP)
  • Joe Biden gana Minnesota (NYT)

  • Twitter marca el mensaje del presidente Trump, pues dice que puede ser engañoso.
  • El candidato Joe Biden pidió mantener la fe, y dijo que ganará la elección.

  • Trump anuncia que ofrecerá un mensaje en breve

  • Biden da un mensaje en el que dice sentirse bien con los resultados que se han anunciado hasta ahora

  • Donald Trump gana Florida (AP)
  • Donald Trump gana Iowa (AP)
  • Donald Trump gana Montana (NYT)
  • Joe Biden gana Minnesota (AP)
  • Joe Biden gana Hawai (AP)
  • Donald Trump gana Ohio (AP)
  • Joe Biden gana California (AP)
  • Joe Biden gana Oregon (AP)
  • Joe Biden gana Washington (AP)
  • Donald Trump gana Idaho (AP)
  • Donald Trump gana Utah (AP)
  • Joe Biden gana New Hampshire (AP)
  • Donald Trump gana Missouri (AP)
  • Donald Trump gana Kansas (NYT)
  • Joe Biden gana Colorado (AP)
  • Donald Trump gana Nebraska (AP)
  • Donald Trump gana Wyoming (AP)
  • Donald Trump gana Dakota del Sur (AP)
  • Joe Biden gana New York (AP)
  • Donald Trump gana Dakota del Norte (AP)
  • Donald Trump gana Louisiana (AP)
  • Joe Biden gana Nuevo México (AP)
  • Donald Trump gana Arkansas (AP)
  • Joe Biden gana el Distrito de Columbia (AP)
  • Mitch McConnell logra su reelección en el Senado (NYT)
  • Donald Trump gana Tennessee (AP)
  • Donald Trump gana Mississippi (AP)
  • Donald Trump gana Oklahoma (AP)
  • Joe Biden gana Rhode Island (AP)
  • Joe Biden gana Delaware (AP)
  • Joe Biden gana Connecticut (AP)
  • Donald Trump gana Alabama (AP)
  • Joe Biden gana Illinois (AP)
  • Joe Biden gana Maryland (AP)
  • Joe Biden gana Massachusetts (AP)
  • Joe Biden gana New Jersey (AP)
  • Donald Trump gana Carolina del Sur (AP)

  • Joe Biden gana el estado de Virginia (AP)
  • Donald Trump gana en Virginia Occidental (AP)
  • Donald Trump gana en Kentucky (AP)
  • Joe Biden gana en Vermont (AP)
  • Donald Trump gana en Indiana (AP)

 

Nota en actualización…

Luego de que comenzara el cierre de los centros de votación en distintas partes del país, los primeros resultados de la elección presidencial comenzaron a ser reportados por agencias como Reuters y EFE.

El presidente Donald Trump ganó la elección en Kentucky, mientras que su rival demócrata, Joe Biden, triunfó en Vermont.

Trump se adjudicó así los 8 delegados de Kentucky, y Biden los 3 de Vermont en su objetivo de alcanzar los 270, que es el número necesario para llegar a La Casa Blanca.

Kentucky es catalogado como un estado conservador, mientras que Vermont es considerado uno de los estados más liberales.

En más de la contienda electoral, el más reciente conteo de votos anticipados en Estados Unidos muestra que casi 102 millones de estadounidenses depositaron sus boletas antes del día de las elecciones, 73% de la participación total en la elección presidencial del 2016.

Ocho estados en el país cerraron parte o la totalidad de sus colegios electorales a las 19:00 horas de la costa Este, entre ellos algunos de los estados clave: Florida y Georgia.

Además de Kentucky e Indiana, Florida y Georgia, los otros estados que cerraron sus colegios son: Vermont, Virginia, Carolina del Sur y Georgia.

Los estadounidenses eligen este martes, aparte del futuro presidente del país, a los 435 miembros de la Cámara de Representantes y a un tercio de los cien miembros del Senado.

El demócrata Joe Biden acumula una pequeña ventaja sobre el presidente Donald Trump en Florida, estado clave para reunir el número de votos electorales necesarios para ganar la elección presidencial.

Además, de Florida, donde el demócrata supera al republicano, se registra un empate en Carolina del Norte y Arizona, según sondeos de opinión de Reuters/Ipsos publicados este lunes.

Una semana atrás, las encuestas de Reuters/Ipsos mostraban a Trump y Biden en un empate estadístico en los tres estados.

El ejercicio de Reuters/Ipsos encuestó a posibles votantes en seis estados (Florida, Arizona, Carolina del Norte, Michigan, Wisconsin y Pensilvania) que desempeñarán un papel fundamental a la hora de decidir si Trump gana un segundo mandato o si Biden lo supera.

En el caso de Florida, donde la encuesta se levantó del 27 de octubre al 1 de noviembre, Biden logra sumar el 50% de la preferencia electoral, mientras que Trump se queda con el 46%. Un sondeo anterior había mostrado una ventaja de Biden de 49%-47%, lo que marcaba un empate debido a que la diferencia se encontraba dentro del intervalo de credibilidad de la encuesta.

En Arizona, la preferencia se encontraba 49% a favor de Biden contra un 47% a favor de Trump. Ambos están estadísticamente empatados ya que el margen se encuentra dentro del intervalo de confianza del sondeo. Una encuesta previa mostraba un empate estadístico, con 48% para Biden y 46% para Trump.

En Carolina del Norte, Biden registra un 49% de las preferencias electorales, mientras que Trump capta el 48%. Debido a que la diferencia está dentro del intervalo de confianza del sondeo, la carrera está estadísticamente empatada, como lo estaba la semana anterior, con Biden con un 49% y Trump con un 48%.

En el caso de Michigan, el demócrata obtiene un 52% de los apoyos, contra un 42% de Trump, una diferencia de diez puntos. Biden tenía una ventaja en el anterior ejercicio de 52% vs 43%.

En Wisonsin la diferencia entre ambos candidatos es la misma, diez puntos. Biden tiene 53% y Trump 43%. La semana anterior, Biden tenía una ventaja de 53% vs 44% del magnate. Finalmente, en Pensilvania, Biden reúne el 51% de las preferencias, mientras que Trump se queda con el 44%.

A cuatro días de la jornada electoral en Estados Unidos, más de 85 millones de personas ya han emitido su voto, incluyendo 9 millones en Texas, donde la oficina del secretario de estado dijo el viernes que se había superado la participación total de 2016.

La votación anticipada ha establecido récords en todo Estados Unidos, con una participación nacional que supera el 60% del total de 2016, según el Proyecto de Elecciones de Estados Unidos de la Universidad de Florida.

El nivel sin precedentes de votación anticipada refleja tanto el intenso interés en la contienda entre el presidente republicano Donald Trump y el aspirante demócrata Joe Biden, como el deseo de muchos votantes de evitar la exposición al coronavirus en las multitudes el martes.

Más de 20 millones de estadounidenses que habían votado anticipadamente hasta el viernes no lo hicieron en las elecciones de 2016, según TargetSmart, una firma de análisis demócrata.

En total, ha sido 85 millones 755 mil 756 estadounidenses quienes han emitido su voto anticipadamente. 30 millones 518 mil 913 lo han hecho en persona, mientras que 55 millones 236 mil 843 lo han hecho por correo. Sobre el voto por correo, hay 35 millones 578 mil 838 pendientes.

Aunque algunos estados no cuentan con registro por partido de votos emitidos, se sabe que hasta ahora 19 millones 101 mil 431 votos han sido demócratas, mientras que 12 millones 303 mil 222 han sido republicanos. 9 millones 488 mil 840 mil votos han sido de personas sin afiliación a algún partido.

Este viernes es el último día de votación anticipada en varios estados del país, incluyendo Georgia y Arizona.

Texas, el segundo estado más poblado, no ha votado por un demócrata para presidente desde 1976, pero los sondeos de opinión muestran que Biden está liderando entre los votantes que han ayudado a establecer el nivel sin precedentes de sufragios adelantados.

Más de 50 millones de estadounidenses ya han ejercido su voto para la elección presidencial, a 11 días del cierre de los comicios, un ritmo que podría llevar a la mayor participación de votantes en más de un siglo, según datos del Proyecto de Elecciones de Estados Unidos.

De los 50 millones 950 mil 604 votos que se han registrado hasta ahora, 35 millones 326 mil votos han sido vía correo, mientras que 15 millones 623 mil han sido en persona.

Aunque algunos estados no cuentan con registro por partido de votos emitidos, se sabe que hasta ahora 11 millones 707 mil votos han sido demócratas, mientras 6 millones 295 mil han sido republicanos. 5 millones 157 mil votos han sido de personas sin afiliación a algún partido.

Dicha cifra es una señal de intenso interés en la contienda entre el presidente republicano Donald Trump y el aspirante demócrata Joe Biden, así como el deseo de los estadounidenses de reducir su riesgo de exposición al COVID-19, que ha matado a más de 221,000 personas en el país.

Muchos estados han ampliado la votación anticipada en persona y las papeletas de voto por correo antes del día de las elecciones del 3 de noviembre, como una forma más segura de votar durante la pandemia de coronavirus.

El alto nivel de la votación anticipada ha llevado a Michael McDonald, profesor de la Universidad de Florida que administra el Proyecto de Elecciones, a predecir una participación récord de unos 150 millones de personas, que representan el 65% de los votantes habilitados, la tasa más alta desde 1908.

En Texas, la votación ya ha superado el 70% de la participación total en 2016.

La pandemia ha alterado las tradiciones de la campaña y sus efectos aún se sienten. Los estadounidenses podrían encontrarse esperando días o semanas para saber quién ha ganado mientras los funcionarios electorales cuentan decenas de millones de votos por correo.

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia ha finalizado este viernes el recuento de votos de las elecciones presidenciales del pasado fin de semana, en las que se confirmó que Luis Arce, candidato del Movimiento al Socialismo (MAS), obtuvo la victoria sin necesidad de ir a una segunda  vuelta.

Fuente: OEP

Arce obtuvo casi 3.4 millones de votos, un 55.10% del total de sufragios. La proporción de votos obtenidos permite al ‘delfín’ político del expresidente Evo Morales devolver al MAS a la jefatura  de Estado, tras un año fuera por las sospechas de fraude en las elecciones de 2019.

En segunda posición se posicionó Carlos Mesa, que recibió poco menos de 1.8 millones de sufragios, equivalente al 28.83%, mientras que en tercer lugar figura el líder cívico de Santa Cruz Luis Fernando Camacho, que logró más de 862 mil sufragios  a su favor, un 14%.

El MAS ve reafirmada de esta forma una victoria que ya apuntaban los primeros sondeos a pie de urna y que se ha visto enturbiada por el retraso en el proceso de recuento, que no ha concluido hasta este viernes con la incorporación final de los datos de La Paz.

El TSE ha atribuido a razones técnicas esta demora, si bien Arce ya llevaba días siendo ‘de facto’ el presidente electo de Bolivia.

Arce y su compañero de fórmula, el exministro de Exteriores David Choquehuanca, asumirán sus cargos en noviembre próximo, en un intento por favorecer una transición rápida para poner fin a la interinidad de la actual presidenta, Jeanine Áñez, que asumió el poder de mando tras la dimisión de Morales.

Los micrófonos del presidente Donald Trump y de candidato demócrata Joe Biden serán apagados por dos minutos cada vez que le toque responder al otro para permitir que hablen sin interrupciones durante el debate del próximo jueves.

El debate de 90 minutos estará dividido en seis segmentos de 15 minutos cada uno, y en los que cada candidato cuenta con dos minutos para hacer declaraciones ininterrumpidas antes de entrar en un debate abierto. Durante la porción abierta no se silenciarán los micrófonos, pero las interrupciones de cada candidato se descontarán de su tiempo, en el que será el segundo y último debate presidencial de este año.

La Comisión de Debates Presidenciales, un organismo sin afiliación política, anunció los cambios este lunes, tres semanas después de un caótico primer enfrentamiento entre los aspirantes presidenciales que estuvo plagado de interrupciones, la mayoría de ellas por parte de Trump.

La comisión ha enfrentado presión de la campaña de Trump para mantener las reglas intactas, mientras que el equipo de Biden esperaba un debate más ordenado.

En un comunicado, la comisión señaló que “ha determinado que es apropiado implementar medidas con el objetivo de promover el cumplimiento de las reglas acordadas e inapropiado hacer cambios a esas reglas”.

En tanto el presidente Donald Trump arremetió este lunes contra el doctor Anthony Fauci, contra la prensa y contra las encuestas que lo muestran detrás de Biden en estados cruciales.

Trump insistió en que confía en que ganará, mientras completaba un intenso programa de viajes a pesar de la pandemia. “Vamos a ganar”, le dijo a su personal de campaña en una conferencia telefónica matutina desde Las Vegas. Y reconoció: “no les habría dicho eso tal vez hace dos o tres semanas”, refiriéndose a los días en que estuvo hospitalizado con COVID-19.

En un intento de levantar el ánimo de su equipo, Trump arremetió contra los expertos científicos de su propio gobierno, a los que describió como demasiado pesimistas, aun cuando el manejo que Trump ha dado a una pandemia que ha matado a más de 220,000 estadounidenses sigue siendo un asunto central entre los votantes.

“La gente está cansada de escuchar a Fauci y a todos estos idiotas”, manifestó Trump sobre el principal experto del gobierno en enfermedades infecciosas. “Cada vez que sale en televisión, siempre es una bomba. Pero la bomba es más grande si lo despides. Pero Fauci es un desastre”.

En un mitin en Prescott, Arizona, Trump criticó a Biden por prometer seguir las recomendaciones de los expertos científicos, diciendo despectivamente que su rival “quiere escuchar al doctor Fauci”.

En su mitin, Trump también incrementó sus ataques contra los medios noticiosos, destacando a Kristen Welker de NBC, la moderadora del próximo debate presidencial, y a CNN por cubrir arduamente una pandemia en la que decenas de miles de estadounidenses se están infectando a diario.

En una entrevista con “60 Minutes” de CBS transmitida el domingo, Fauci dijo que no le sorprende que Trump haya contraído el nuevo coronavirus después de acudir a eventos multitudinarios en donde pocos portaban mascarillas. Fauci también objetó que el equipo del presidente utilizara sus palabras en un anuncio de campaña.

Lindsey Graham, un destacado senador republicano con estrechos vínculos con el presidente Donald Trump, dijo este jueves que el demócrata Joe Biden tiene “buenas oportunidades” de ganar La Casa Blanca en las elecciones del  próximo 3 de noviembre.

“Ustedes tienen buenas oportunidades de ganar la Casa Blanca”, le dijo a sus colegas demócratas Graham, presidente del Comité Judicial del Senado, en la apertura de una audiencia de confirmación de la nominada a la Corte Suprema Amy Coney Barrett.

“Gracias por reconocer eso”, respondió la senadora demócrata Amy Klobuchar, a lo que Graham agregó: “Sí, creo que es verdad”.

Sin embargo, los comentarios de Graham no cambiaron las expectativas de que la conservadora Barrett logre fácilmente obtener la confirmación al máximo tribunal de Estados Unidos, dada la mayoría republicana de 53-47 en el Senado.

Los demócratas han buscado posponer la designación a la Corte Suprema para llenar la vacante tras la muerte el mes pasado de la liberal Ruth Bader Ginsburg, argumentando que la decisión debe ser tomada por quien gane las elecciones.

“Es una vergüenza”, dijo Klobuchar, recordando que los republicanos se habían negado en 2016 a escuchar a un juez nominado para la Corte Suprema por el presidente Barack Obama, con el pretexto de que las elecciones eran demasiado reñidas.

“Millones y millones de personas están votando mientras discutimos”, agregó la senadora demócrata, reclamando esperar el veredicto de las urnas.

Joe Biden aparece 9.2 puntos porcentuales por encima de Trump en el promedio de encuestas de la plataforma RealClearPolitics.

Graham, un tradicional senador de Carolina del Sur y figura del Partido Republicano, está viendo su vida política amenazada por el demócrata Jaime Harrison, quien rompió todos los récords de una carrera al Senado al recaudar 57 millones de dólares en el tercer trimestre.

Elegido a la Cámara de Representantes en 1994 y al Senado en 2002, Graham aparece cabeza a cabeza con Harrison en los sondeos.

Arturo Sarukhán

EL UNIVERSAL

 

El momento estelar del debate de hace una semana entre candidatos a la vicepresidencia de Estados Unidos ocurrió cuando una mosca decidió posarse durante un buen rato sobre el peinado del vicepresidente Mike Pence. Pero más allá de la viñeta viral y los memes que detonó en redes sociales, el díptero es quizá una metáfora de lo que le ha ocurrido al Partido Republicano desde que Donald Trump se erigió en el candidato de su partido para la elección presidencial de 2016. Encarna un momento premonitorio de la putrefacción que se ha expandido al interior de uno de los dos partidos políticos estadounidenses centenarios, uno que fue -más allá de que coincidiéramos o no con sus principios y premisas, y yo ciertamente no soy uno de ellos- un referente para muchas otras organizaciones partidistas alrededor del mundo durante buena parte del siglo XX.

Y es que el partido de Lincoln y Reagan, los dos grandes íconos del partido que sus militantes sacan a relucir a la más mínima provocación, y hasta de George HW Bush – a quien le tocó pastorear el tránsito del sistema internacional a través de las aguas turbulentas del fin de la Guerra Fría, la disolución de la Unión Soviética y la reunificación alemana- no existe más. Un partido básicamente responsable de centro derecha, con posiciones conservadoras -más generalmente no extremas- en temas sociales, de política económica y fiscal y de política exterior y defensa nacional, a favor de la migración y de una nación inserta en y liderando el andamiaje internacional, es hoy un partido del agravio blanco. En él pululan -con honrosas pero contadas excepciones- una colección talibana y tóxica de nativistas, xenófobos, racistas, supremacistas blancos, misóginos, agitadores y generadores de las más descabelladas teorías de conspiración, adalides de los hechos alternativos, aislacionistas provincianos y luditas anti-ciencia. El operativo desarticulado la semana pasada que pretendía secuestrar a la gobernadora Demócrata de Michigan, Gretchen Whitmer, por parte de grupos de milicias de extrema derecha, intoxicados con los llamados de su presidente a confrontar a funcionarios electos que ante la pandemia han impuesto medidas de distanciamiento físico y cierre de la economía, es un botón de muestra de los demonios que el mercachifle de carnaval convertido en presidente ha alimentado, soltado y validado. Este ciertamente no es el GOP con el cual interactué en el Congreso y Ejecutivo y en alcaldías y gubernaturas a lo largo y ancho del país, durante más de 20 años de carrera diplomática como funcionario de la cancillería mexicana y Cónsul General en Nueva York y Embajador ante la Casa Blanca.

Ante la dinamitada que ha hecho Trump de los principios y preceptos más básicos de la investidura presidencial, del discurso público y las normas políticas estadounidenses y del uso faccioso, cleptocrático y nepotista del poder, el GOP ha perdido su columna vertebral y su sentido de norte. Su sicofancia deplorable, exhibida a lo largo de estos casi cuatro años, parece ya norcoreana. Vaya, por primera vez en la historia del partido, los Republicanos llegaron a su convención nacional este agosto pasado sin un manifiesto político y una plataforma de políticas públicas: la plataforma hoy es el Gran Líder y lo que diga el Gran Líder.

La metamorfosis del GOP ciertamente no empezó con Trump, pero la descomposición sin lugar a duda ha hecho metástasis con él. Después de que la campaña presidencial fallida de Barry Goldwater en 1964 -articulada en torno a su oposición al Acta de Derechos Civiles aprobada el año anterior- ganó solo los estados sureños en el Colegio Electoral y recibió un mínimo histórico del 7 por ciento del voto afroamericano, el Partido Republicano enfrentó una disyuntiva básica: hacer lo necesario para atraer a más votantes no blancos o construir un partido para ganar con votantes blancos. Eligió lo último y, cuando logró ejecutarla exitosamente, una estrategia basada en criterios de raza fue la base de muchas de las victorias más importantes del GOP, desde Nixon hasta Trump. Pero el escoramiento a la derecha empezó con Newt Gingrich y su ‘Contrato con América’ de 1994 durante la Administración Clinton, cobró fuerza -ya con tintes racistas- con el surgimiento del Tea Party y el financiamiento de empresarios conservadores como los hermanos Koch durante la gestión del presidente Barack Obama, y ahora con el Freedom Caucus, aún más extremo, ha dado paso a legisladores y candidatos vinculados al movimiento QAnon, una madriguera de complots y mamarrachadas rocambolescas surgidas en redes sociales -como el infame “Pizzagate” y la dizque pedofilia de Demócratas o el Estado profundo que atenta contra Trump- que ahora amenaza con hacerse de lo que queda del GOP, y que el propio FBI ha identificado como una organización que tiene todas las características para convertirse en una amenaza de terrorismo doméstico.

Como se lo subrayé a muchos amigos Republicanos en Washington en las postrimerías de la elección presidencial de 2016, ¿cómo es posible que uno de los dos partidos estadounidenses parece haber olvidado las lecciones que nos dejó la historia reciente del mundo acerca de lo que ocurre cuando un demagogo chovinista y xenófobo es electo al poder vía las urnas? Una nación que hace 244 años declaró que “todos los hombres son creados iguales” tiene hoy a un presidente en la Oficina Oval que es descrito por la mayoría de los estadounidenses como un racista. En el GOP no parecen haberse enterado.

Lo que suceda con el Partido Republicano yendo hacia adelante dependerá de lo que ocurra este 3 de noviembre y en las horas y días subsecuentes, sobre todo si Trump intenta reventar la jornada electoral. El GOP podría sobrevivir y recuperar un mínimo de su esencia y cordura si Trump es derrotado. Ello explica por qué cientos de ex funcionarios y políticos Republicanos -de la talla de Bob Zoellick, Carla Hills, Colin Powell, John Kasich, Bill Cohen, Christine Whitman, Michael Hayden o Cindy McCain, la viuda del senador McCain, por mencionar algunos- han declarado su apoyo a Biden y su intención de votar por él en menos de tres semanas. Motiva también a una de las campañas más eficaces de crítica y troleo a Trump en redes sociales desde hace casi un año, el Project Lincoln, conformado por ex estrategas electorales Republicanos. Pero hay que decirlo con todas sus letras: pensar que Trump es la enfermedad y no un síntoma sería un error. La reconstrucción del GOP, en caso de perder Trump, será una tarea ardua, pero necesaria para la salud democrática de Estados Unidos. Pero si Trump se reelige, las moscas, como plaga de Egipto, no solo descenderán sobre el cadáver del GOP; serán la señal de que algo más que un partido político está pudriéndose en el país.

@Arturo_Sarukhan

 

Columna completa en El Universal

El 51% de los empresarios mexicanos cree que la reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos es más conveniente para México que una posible victoria de Joe Biden, al que apoyaron el 33% de los consultados, según una encuesta publicada este martes por la empresa Vestiga Consultores.

Sin embargo, el 60% de los 891 accionistas y directores generales participantes en el estudio consideraron que Biden tiene la probabilidad más alta de vencer en los comicios del próximo 3 de noviembre, por un 35% que otorga más posibilidades a Trump.

El socio director de Vestiga, Sergio Díaz, consideró que este apoyo mayoritario a Trump parece un cambio “virtualmente dramático con respecto a la atmósfera de incertidumbre, amenaza y confrontación que prevaleció hacia México por parte del entonces candidato y después presidente electo Donald Trump en el proceso de 2016″.

Díaz destacó como motores de este cambio la “renegociación exitosa” del tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que Trump no ha “afectado económica o políticamente a México” y su relación “muy positiva” con el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Esos factores han podido influir también en la consideración mayoritaria (53%) entre los empresarios de que una reelección de Trump convendría más a sus intereses de negocio, una preferencia que llega al 69% en las empresas del sector exportador y en los estados fronterizos el 72% de los encuestados compartieron esa percepción.

Solo el 31% de los empresarios consultados consideraron que una victoria de Joe Biden favorecería a sus intereses de negocio; 13% no manifestaron una preferencia.

La encuesta de Vestiga Consultores se realizó en 891 empresas de México pequeñas, medianas y grandes de todos los sectores por vía telefónica entre los días 23 de septiembre y 9 de octubre.

El presidente Donald Trump retoma este lunes sus actos de campaña fuera de La Casa Blanca, luego de haber contraído COVID-19. Su primer evento tendrá lugar en Sanford, Florida.

“Nos vemos en Sanford, Florida, esta noche para un gran mitin”, escribió esta mañana el mandatario en su cuenta oficial de Twitter, y tras declarar a la cadena Fox el domingo de que es “inmune” al coronavirus; Trump ha venido insistiendo en que está “en muy buena forma para pelear las batallas”.

El mensaje del mandatario llega tras el informe que emitió el fin de semana su médico en La Casa Blanca, Sean Conley, en el que indicó que el republicano “ya no se considera un riesgo de transmisión para otros”, aunque no respondió a la pregunta de cuando fue la última prueba de coronavirus en la que el presidente dio negativo.

El mitin de Trump en Florida lo celebra una semana después de abandonar el hospital militar Walter Reed y tras un primer acto público con simpatizantes efectuado el sábado en un balcón de La Casa Blanca luego de contraer la enfermedad.

El evento en Sanford ha motivado críticas hacia el presidente, por el peligro de que aun pueda ser un agente de contagio, y hasta una demanda judicial con miras a su cancelación interpuesta por el abogado Daniel Uhlfelder, debido a que el acto “es una molestia”.

Al respecto, el candidato demócrata, Joe Biden, señaló este lunes que el mitin de Trump en Florida llevará solo “una conducta imprudente, una retórica divisiva y más miedo”.

“No trae un plan para controlar este virus que ha matado a más de 15.000 floridanos, no trae un plan para proteger el cuidado médico de los floridanos de los ataques de su administración en contra de la Ley de Cuidado de Salud Asequible” (Obamacare), agregó en una declaración el exvicepresidente.

Además del mitin en Florida, el presidente tiene previsto esta semana otros actos de campaña en los estados de Pennsylvania y Iowa.

De acuerdo a un sondeo difundido el domingo por la cadena ABC News y el diario The Washington Post, Biden aventaja por 12 puntos a Trump en la intención de voto popular, mientras que según el promedio de encuestas que realiza RealClear Politics, el demócrata lleva una ventaja de 10.6 puntos porcentuales.

Recordemos que Florida otorga 29 votos en el Colegio Electoral, donde se requiere un mínimo de 270 para ganar la elección; un reciente sondeo de la Universidad de Quinnipiac colocó a Biden delante del presidente con 11 puntos de diferencia, mientras que el promedio de RealClear Politics refleja una ventaja de 3.7% a favor del demócrata.

Este lunes, la oficina de campaña del presidente Trump ha lanzado en Florida un anuncio publicitario en español en el que vuelve a vincular a la candidatura de la fórmula Biden y la aspirante a vicepresidenta Kamala Harris con el “Castrochavismo”, y en el que se señala que el exvicepresidente “le dio la espalda a los venezolanos”.