Tag

Fernando Dworak

Browsing

Por  Fernando Dworak

@FernandoDworak

 

 

La rebelión al interior del grupo parlamentario del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el Senado, la salida de doce miembros y la incorporación de nueve a la bancada del Partido del Trabajo (PT) fue un hecho inédito en México y raro en otros países. Merece ser entendido con pragmatismo en lugar de interpretado por el velo del dogmatismo político, la ideología o la propaganda. De esa forma se puede explicar la racionalidad detrás de cada decisión y a qué está jugando cada actor.

El proceso de división de una bancada y su ruptura con el partido nacional representó un divorcio donde todos perdían, pero quizás era preferible al mal matrimonio que se sostenía. Y más allá de las declaraciones que hagan los actores políticos, la repartición de comisiones que se alcance definirá la dinámica que tendrá el Senado durante el último tramo de este sexenio.

¿Cómo pudo suceder algo así? ¿Qué pudo haber motivado la ruptura? ¿Qué sigue? Veamos estos elementos por partes.

 

El grupo parlamentario como un ejército

 

Tal y como lo escribió Elías Canetti en su libro Masa y Poder, un órgano legislativo representa la abstracción de una guerra donde se cuentan votos en lugar de bajas. La analogía funciona tan bien que se pueden analizar a los grupos parlamentarios como ejércitos y a sus coordinadores como generales.

La disciplina es indispensable en una bancada. De lo contrario se pierde la certeza sobre los resultados de una votación puede venir el impasse. Todavía peor, el ciudadano puede desconfiar de partidos que no son cohesivos. Los instrumentos para mantener la cohesión pueden ir desde el intercambio de favores entre coordinadores y miembros, la negociación y en algunos casos la coerción. Las capacidades de los líderes varían según la centralización de los partidos y los recursos que se dispongan incluyendo el patrimonialismo.

Por otra parte el coordinador es un general y la cohesión de una bancada depende en buena medida de la calidad de su liderazgo. Hablamos no sólo del trato cotidiano que se tenga al interior del grupo sino de los recursos que maneja. Es indispensable que este operador cuente con la confianza del partido.

¿Cuántos recursos tiene un coordinador de grupo parlamentario en México? Es difícil acreditarlos a plenitud por la opacidad que impera. Sin embargo se puede tener una idea a partir del sistema de comisiones y el personal que tiene el Congreso de la Unión.

 

Sistema de comisiones

Las comisiones legislativas son las instancias especializadas donde se analizan y dictaminan las iniciativas que se presentan al pleno. Se recomienda que haya tantas como secretarías de estado para que la especialización y la vigilancia se optimicen. Un número mayor hace que se traslapen atribuciones y aumente el costo de oportunidad del legislador para atenderlas adecuadamente. Un número menor dificulta la especialización.

Por lo general los coordinadores de grupo parlamentario asignan los asientos en las comisiones y los rangos como presidencia y secretarías, con base en criterios como la lealtad y la permanencia tras una o más reelecciones. Hay excepciones como el Congreso de Estados Unidos donde el rango en las comisiones lo define la antigüedad: lo que se conoce como Seniority System.

De acuerdo con el Informe Parlamentario Mundial publicado por la Unión Interparlamentaria y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo publicado en 2012, el promedio de comisiones por asamblea es de 11.7. En un órgano legislativo tan especializado como el Congreso de Estados Unidos hay 21 en la Cámara de Representantes y 22 en el Senado.

En México las comisiones en el Congreso de la Unión se han vuelto un botín político como se observa en la siguiente tabla.

Comisiones-Congreso-94-18

 

Cabe señalar que si bien el número de comisiones no aumentó entre la LXII (2012-2015) y la LXIII Legislatura (2015-2018) en la Cámara de Diputados, el número de secretarios se duplicó. El sistema de comisiones en el Congreso de la Unión se ha convertido en botín político por tres razones.

La primera, un legislador no ve gran utilizad en especializarse al no haber reelección inmediata. Cierto, hay legisladores que traen el mandato del partido de tratar algún tema en específico y otros se convierten en campeones algún asunto público, pero la mayoría saben que la continuidad de su carrera depende de otros factores como la lealtad. Dejando a un lado máximo cuatro comisiones importantes y las motivaciones que tengan algunos presidentes o secretarios para impulsar algún tema, en muchos casos los cargos sirven para acomodar a operadores políticos en el mejor de los casos.

Segunda, a partir de los años noventa del siglo pasado las presidencias se asignan de manera proporcional al peso de los grupos parlamentarios, lo cual fomenta que su número aumente con cada legislatura. El interés es premiar a leales antes que fomentar la eficiencia en el sistema de comisiones.

Tercera, a las presidencias y secretarías se les asigna personal como asesores, secretarias, auxiliares, choferes y secretario técnico, prestaciones y sobresueldo. De acuerdo con algunos columnistas los presidentes reciben 200,000 pesos mensuales y los secretarios 100,000.

En breve, el sistema de comisiones está orientado a acomodar intereses que cambian cada 3 ó 6 años según la cámara antes que permitir una discusión especializada.

 

 

Personal del Congreso

 

La otra vía para identificar los mecanismos de control de los coordinadores es el personal que tiene una asamblea. Si hay más de los que correspondería a órganos legislativos de dimensiones similares al mexicano, es posible que sea una fuente de patronazgo a manos del líder de bancada para favorecer a leales.

De acuerdo con el citado Informe Parlamentario Mundial, el número promedio de empleados para órganos legislativos en países mayores a 50 millones de habitantes era de 3,995 en 2012. La siguiente tabla muestra las cinco asambleas con menor número de personal y las cinco que más apoyo tienen:

 

Personal-congresos 

 

El único órgano legislativo que dobla al nuestro en personal es el de Estados Unidos, pero se entiende por la descentralización de los partidos, la fuerza de los legisladores en lo individual y el alto grado de tecnificación de las comisiones y estructuras administrativas.

En resumen, posiblemente los coordinadores de grupos parlamentarios tienen más recursos basados en patronazgo que repartir que en otros órganos legislativos. Aunque rebasa los objetivos de este texto, un estudio sobre staff de comisiones y personal administrativo puede confirmar o refutar la hipótesis del uso político de estos cargos.

El problema para el caso que nos ocupa es que el coordinador de grupo parlamentario del PRD dejó de ser leal al partido y tenía recursos para comprar lealtades. Pero ciertamente la falla en el reclamo de los disidentes por espacios en comisiones fue creer que sus presidencias y secretarías eran patrimonio personal en lugar de reconocer que se les dio por pertenecer a un partido y que ese mismo instituto político se los podía quitar. Y posiblemente tendrán que ceder espacios en la negociación que viene con el PT.

 

¿Qué sigue?

De acuerdo con la Ley Orgánica del Congreso sólo se puede formar un grupo parlamentario al inicio de la legislatura. En caso de que un legislador salga de su bancada la Junta de Coordinación Política puede asignarle lugares en comisiones, pero se espera que no sean relevantes dado que eso es prerrogativa de los partidos.

Ambas medidas sirven para mantener la cohesión de las bancadas. ¿Es necesario esto? Sí, entendiendo que el interés es la gobernabilidad del órgano legislativo. Si se bajan los requisitos aumenta el incentivo para salirse del grupo parlamentario y la institución pierde capacidad para generar acuerdos.

Ha sido una táctica recurrente de López Obrador y de Morena estirar la institucionalidad para lograr algo. En este sentido se entendían las presiones y discurso del grupo conformado por perredistas disidentes, obradoristas recién conversos, uno del PT que no pertenece a esa bancada y uno o dos independientes que no terminan de asumirse como tales según la normatividad vigente.

La salida de los ex perredistas abría dos escenarios: que la Junta de Coordinación Política hubiese reconocido el derecho que tenían a sus comisiones o que éstos se incorporaran a la verdadera bancada obradorista desde 2012: la del PT, como sucedió.

El primer escenario hubiera sentado un antecedente desastroso para los órganos legislativos del país, pues habría dado a entender que no hay costos para quienes desertan al grupo parlamentario. Lo anterior hubiese abonado en el corto plazo a favor de López Obrador con las salidas de perredistas y posiblemente priístas, aunque habría dificultado a mediano plazo la gobernabilidad parlamentaria con el debilitamiento de los partidos.

El segundo escenario no es tan fácil como se ve en el papel. Si bien el grupo parlamentario del PT alcanza los 16 miembros con 9 de los 12 senadores que salieron del PRD, es muy probable disidentes pierdan parte de lo que tenían una vez que pase la batalla principal: la reasignación de comisiones entre ambos partidos y la decisión de qué se les deja a los independientes.

La siguiente tabla desglosa el número de presidencias y secretarías de comisión que tenían los senadores adscritos al PRD antes de la salida de los disidentes: 

 

PRD-Senado 

 

Por otra parte veamos el número de presidencias y secretarías de comisión que tienen los senadores adscritos al PT:

 

PT-Senado 

 

Más allá del efecto propagandístico y la fuerza de negociación que ganan los obradoristas, los senadores adscritos a la bancada del PT desde 2012 pueden reclamar “derecho de piso” en la reasignación de presidencias y secretarías de comisión a costa de los recién llegados.

Dos ejemplos de la dificultad en las negociaciones. Primero, la presidencia del Instituto Belisario Domínguez se reasignaría al propio Bartlett, quien se convertiría en este escenario en el coordinador del tercer grupo parlamentario en tamaño. Y ya entrados en materia, Martha Palafox tiene más bonos en el obradorismo al haber sido candidata a gobernadora de Tlaxcala por Morena el año pasado que su rival por el PRD y posible compañera de partido, Lorena Cuéllar. La primera, que no tiene presidencias o secretarías podría reclamar al menos una secretaría de las tres que la segunda ocupa. Veremos en las siguientes semanas cómo quedan los equilibrios de poder tanto entre las bancadas de la izquierda como en su interior.

 

¿Qué viene?

Por más inedito que sea este escenario, puede repetirse con frecuencia en los próximos años gracias a la restauración de las carreras parlamentarias. No se está diciendo aquí que vayan a desaparecer los partidos, sino que se necesitarán operadores más hábiles para negociar la cohesión interna. Cada instituto político tendrá mejores posibilidades de sobrevivir entre más horizontales sean sus estructuras. También será necesario racionalizar las estructuras administrativas y comisiones de tal forma que no se asignen prebendas según coyunturas sino que sirvan para privilegiar la permanencia en el cargo. Por último sería recomendable diseñar un procedimiento ante esta eventualidad que no dificulte la operación de la asamblea mientras una bancada lidia con su disenso.

 

 

 

 

 

Sobre el autor.

 

Dworak Camargo es Licenciado en Ciencia política por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM)

Maestro en Estudios legislativos en la Universidad de Hull, Reino Unido.

Durante la LVI Legislatura de la Cámara de Diputados, fue Secretario técnico de la Comisión de Participación Ciudadana.

Ha sido profesor en el ITAM, además de dictar cátedra en diversas instituciones académicas nacionales.

Desde 2009 es coordinador académico del Diplomado en Planeación y Operación Legislativa del ITAM.

Actualmente, se desempeña como asesor, además de conferencista y realiza una investigación sobre las prerrogativas parlamentarias.

Entre sus temas se encuentran reelección, agenda legislativa, cabildeo, sobre los que publica en medios especializados.

Fernando Dworak

El Político 

 

 

Es común caer en supuestos más heroicos que la Liga de la Justicia, los Avengers, el Santo, el Chapulín Colorado y un galón de agua de Tlacote juntos. El más habitual es creer que un procedimiento sólo arrojará efectos predecibles y positivos. La edición más reciente es el debate sobre la segunda vuelta electoral.

Unos piensan que legitimaría al ganador en una competencia reñida, aun cuando el Congreso estaría atomizado tras la primera vuelta y no hay garantía de que los partidos que no pasen a la segunda ronda vendan su apoyo a cambio de coaligarse. Otros aseguran que en una segunda vuelta perderían candidatos radicales o impopulares, pero es una especulación.

¿Van los partidos en serio con esta propuesta? Es de esos temas que surgen cuando se acerca una elección. Una estimación de los costos de su implementación bastaría para desanimar a cualquiera.

El PAN apoya esta reforma porque cree que ganaría en un escenario de polarización y el PRI y Morena no lo aprobarían precisamente por lo mismo. Y aquí entre nos, podríamos ponerle cincuenta vueltas electorales a López Obrador y ni así aceptaría un resultado desfavorable.

 

 

Foto: Especial

Fernando Dworak

 

 

 

 

 

Por más inédito o inesperado que sea el momento que vivimos, es resultado de decisiones u omisiones anteriores. También las ideas que animan a los diversos actores políticos han existido desde hace muchos años, sólo que en algunos casos han pasado de ser posturas minoritarias a convertirse en los discursos de poder de una élite gobernante.

 

Van a continuación cinco recomendaciones de libros que ayuden a entender los “por qué” de Trump, hallar algunas salidas y entender lo que puede venir. También pueden servir para comprender la política nacional. Quien desee compartir sus propias lecturas puede hacerlo en los comentarios.

 

John Gray, Misa negra. La religión apocalíptica y la muerte de la utopía. Una de las ideas más peligrosas que han circulado desde que existe la civilización es la creencia de que la historia tiene un sentido lineal hacia un fin previamente establecido. Asumir que hay un punto de culminación inevitable hace lleva al individuo a verse como un misionero o el agente de una fuerza superior. El resultado: exclusión y eliminación de quienes son vistos como enemigos de ese proyecto.

 

Esta visión puede encontrarse en las religiones abrahámicas – judaísmo, cristianismo e islam y especialmente las últimas dos, que son proselitistas –, el comunismo e ideologías totalitarias. La secuencia: un estado de gracia original como el paraíso o el comunismo primitivo; la caída de la gracia representada en el pecado original o la explotación por parte de quienes poseen los medios de la producción; y la restauración del estado original como se observa en imágenes como la Nueva Jerusalén, el comunismo o diversas utopías. Lectura útil para entender el pensamiento de actores milenaristas como Stephen Bannon.

 

Si la historia no tiene un sentido, ¿significa que todo vale? ¿O que todo es relativo y nada tiene sentido? No tengo la respuesta, pero me gusta pensar en algo que escribió el dramaturgo Václav Havel en sus Cartas a Olga: la cuestión de la responsabilidad personal es para mí la clave del problema de la identidad del hombre.

 

Carl Sagan, El mundo y sus demonios. El autor fue uno de los más grandes divulgadores de la ciencia en el siglo XX y la serie Cosmos es un importante referente. En este libro habla sobre la importancia de cuestionar y razonar en un entorno donde todavía abunda la superstición. Dedicó dos capítulos a la democracia y la importancia de actuar como ciudadanos.

 

En uno de los capítulos habla de la importancia de la libertad de pensamiento y cómo en una democracia se ejerce mejor este estado. Sin embargo las garantías que hoy gozamos son conquistas de los ciudadanos frente al poder y si no las usamos continuamente las podemos perder: no hay algo dado. Un sistema político que no se cuida y perfecciona tiende a caer.

 

El segundo resalta la importancia de cuestionar. Aunque la política no sigue leyes naturales, en el pensamiento de lo público se puede aplicar el método científico: establecer una hipótesis y observar la realidad para comprobarla o refutarla. No hay una verdad absoluta y los políticos siempre querrán jugar embaucarnos para que creamos en sus discursos que serán parciales. Por eso los verdaderos patriotas son quienes siempre cuestionan y que sobre todo saben que sus conocimientos pueden ser inexactos. Y al no haber absolutos es necesario defender valores como la tolerancia y el libre intercambio de ideas.

 

Drew Westen, The Political Brain. The Role of Emotion in Deciding the Fate of the Nation. Este libro de comunicación política fue escrito por un neurólogo. Argumenta que los individuos no somos puramente racionales o emocionales y que la propaganda eficaz se enfoca en ambos aspectos. Una persona convencida de una postura se cierra a toda información que contrasta a lo que cree y es lo suficientemente inteligente para encontrar saltos lógicos para dar la vuelta a esa evidencia. Por ello la lucha va a ser entre personas que cuestionan y piensan su voto.

 

Westen escribió su libro en los últimos dos años de la administración de George W. Bush y afirmaba que los ciudadanos podrían rechazar las políticas de los Republicanos si las razonaban, pero votaban por ellos gracias a su claridad. En cambio los Demócratas perdían su mensaje apelando a la racionalidad en agendas de 10 puntos para cada tema. El reto, entonces, es seducir la imaginación del votante con un mensaje eficaz. Y de hecho el autor fue uno de los estrategas detrás del fenómeno Obama en 2008.

 

Dicho esto, ¿qué sucedió en la campaña presidencial de 2016 que los Demócratas olvidaron esas lecciones. ¿Dónde están los estrategas electorales mexicanos que corren el riesgo de que gane un mensaje demagógico aunque claro?

 

Alan Brinkley, Nelson W. Polsby y Kathleen M. Sullivan, New Federalist Papers. Essays in Defense of the Constitution. Un día después de su victoria, Trump presentó un contrato con los electores de Estados Unidos donde expuso su plan de los primeros 100 días. En su tónica se parece al Contract with America, elaborado en 1994 por el hoy colaborador del presidente, Newt Gingrich. Algunos temas son comunes, como la reducción del déficit y la limitación de mandatos de los legisladores. Otros forman parte de la agenda Republicana, como la simplificación normativa. Unos más son nuevos, como la restricción a cabilderos.

 

Pero sobre todo estas agendas reflejan demandas de un sector de la población, muchas de ellas generadas por un descontento hacia la política. El libro toca el debate político de esa época en temas como el dinero en campañas, el veto parcial, la representación de minorías, el papel de los medios y la actualidad de la constitución estadounidense.

 

La obra sigue siendo vigente para la discusión contemporánea. A final de cuentas, Estados Unidos sigue siendo una de las sociedades más abiertas y su sistema de gobierno altamente descentralizado: tienen la capacidad para aprender de esta experiencia y crecerla.

 

Robert Dahl, ¿Es democrática la constitución de los Estados Unidos? La constitución de nuestro vecino del norte fue animada por un espíritu pragmático, siendo sus mayores virtudes garantizar libertades individuales y diseñar mecanismos de separación del poder. Eso le ha permitido ser estable y ser modificada en pocas ocasiones. Sin embargo hay aspectos de las leyes que deberían revisarse, toda vez que los contextos y demandas cambian.

 

También hay que considerar el debate interno sobre si los estadounidenses se ven a sí mismos como una democracia donde gobierna la mayoría, o una república donde se protege al individuo de esa mayoría. Buena parte del diseño institucional refleja esa dicotomía y funciona o no según las capacidades del momento para superarla o conciliar ambos principios.

 

Dahl describe algunas de las instituciones que en su opinión han dejado de ser funcionales, como la representación de dos senadores por cada estado, la figura del Colegio Electoral o los poderes de la federación y los estados. Normalmente las instituciones no se cuestionan hasta que generan problemas de gobernabilidad. Posiblemente al final de la era Trump será necesario revisar las normas para actualizarlas y fortalecerlas. Aquí se encuentran algunos puntos de esa futura agenda. A final de cuentas, Trump llegó en parte por un diseño institcional que necesita adecuarse al momento.

Fernando Dworak

Político.mx

 

 

 

 

 

La raíz de la corrupción está en las leyes antes que las personas. Sólo falta que la Constitución diga explícitamente que muchas normas se diseñaron para fomentar la impunidad.

 

El informe sobre el presupuesto de 2015 que presentó la Auditoría Superior de la Federación (ASF) señala múltiples fallas en el ejercicio del gasto. No se sabe cómo el Senado ejerció 1,206 millones de pesos para grupos parlamentarios. O de los 1,742 millones de pesos que la Cámara de Diputados ejerció irregularmente sólo se han recuperado 162,000 pesos. ¿Dónde están las fallas?

 

Primera, el presupuesto tiene partidas que no vigila la ASF, pues las ejercen los estados. En muchas legislaturas locales el gobernador tiene mayoría.

 

Segundo, el informe analizó un presupuesto aprobado en 2014 y ejercido durante 2015. Los diputados tendrán a más tardar el 31 de octubre de 2018 para votarlo. Quienes aprobaron el presupuesto se fueron en 2015 y en 2018 se habrán ido los actuales: nadie es responsable. Se espera que la reelección inmediata mejore la rendición de cuentas con base en la continuidad.

 

Finalmente la ASF sólo emite observaciones, pide que las instituciones aclaren o devuelvan algo de los fondos e inicia procedimientos de responsabilidad.