Fernando Dworak

El Político 

 

 

Es común caer en supuestos más heroicos que la Liga de la Justicia, los Avengers, el Santo, el Chapulín Colorado y un galón de agua de Tlacote juntos. El más habitual es creer que un procedimiento sólo arrojará efectos predecibles y positivos. La edición más reciente es el debate sobre la segunda vuelta electoral.

Unos piensan que legitimaría al ganador en una competencia reñida, aun cuando el Congreso estaría atomizado tras la primera vuelta y no hay garantía de que los partidos que no pasen a la segunda ronda vendan su apoyo a cambio de coaligarse. Otros aseguran que en una segunda vuelta perderían candidatos radicales o impopulares, pero es una especulación.

¿Van los partidos en serio con esta propuesta? Es de esos temas que surgen cuando se acerca una elección. Una estimación de los costos de su implementación bastaría para desanimar a cualquiera.

El PAN apoya esta reforma porque cree que ganaría en un escenario de polarización y el PRI y Morena no lo aprobarían precisamente por lo mismo. Y aquí entre nos, podríamos ponerle cincuenta vueltas electorales a López Obrador y ni así aceptaría un resultado desfavorable.

 

 

Foto: Especial

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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