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Panamá analiza la solicitud de México de extradición del exgobernador de Quintana Roo, Roberto Borge, a quien su país reclama por cargos de corrupción, informó este jueves el gobierno panameño.

 

“Está en su trámite y en proceso de análisis permanente. Está siendo analizado”, dijo la canciller Isabel De Saint Malo a periodistas al ser preguntada si su despacho había decidido sobre la extradición de Borge.

 

El exgobernador mexicano fue detenido el 4 de junio en Panamá cuando trataba de tomar un vuelo a París.

 

La justicia panameña puso el pasado 2 de agosto a Borge a órdenes de la Cancillería para que decida sobre su extradición en un plazo de dos meses, y le negó medidas cautelares y el pago de una fianza de excarcelación.

 

En México enfrenta cargos de peculado, desempeño irregular de la función pública y aprovechamiento ilícito de poder y se encuentra detenido en la cárcel El Ranecer, a orillas del Canal de Panamá.

 

 

Con información de AFP / Foto: Archivo APO

El gobierno norcoreano afirmó que lanzará una venganza “mil veces” más dura contra Estados Unidos por la adopción de las estrictas sanciones impuestas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) al lanzamiento de sus misiles balísticos intercontinentales.

 

La declaratoria se produce a través de un comunicado emitido este lunes por el gobierno de Pyongyang, que llega dos días después de que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara de manera unánime una nueva serie de sanciones contra Corea del Norte, incluyendo la prohibición de exportaciones de carbón y otros productos, con valor superior a los 1.000 millones de dólares.

 

El comunicado de Corea del Norte afirma que las sanciones fueron provocadas por “el atroz plan de Estados Unidos por aislar” a Corea del Norte y reafirmó que las sanciones nunca forzarán al país a negociar su programa nuclear o a ceder en sus ambiciones nucleares.

 

Con información de AP / Foto: Archivo APO

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro volvió a criticó hoy a los gobiernos “súbditos” de sus homólogos de Colombia y México, Juan Manuel Santos y Enrique Peña Nieto, por sumarse a Estados Unidos y pedir que detuviera la elección para una Asamblea  Constituyente prevista para el domingo.

 

Maduro aseguró que Santos y Peña Nieto habrían obedecido las órdenes del mandatario estadounidense, Donald Trump, cuyo Gobierno impuso el miércoles sanciones contra varios funcionarios del Estado venezolano y ha amenazado con imponer sanciones económicas si llega a concretarse la instalación de la Constituyente.

 

“Su majestad el emperador Donald Trump ha dado la orden de que suspendamos la Constituyente y sus súbditos, el vasallo Juan Manuel Santos de rodillas, ha dado la orden de que Venezuela suspenda la Constituyente (…) Y desde México, el Gobierno más entreguista y asesino que ha tenido México, el de Peña Nieto, haciendo reverencias al emperador Donald Trump, le ha dado la orden a Venezuela de que suspendamos la  Constituyente”.

 

Las declaraciones se producen luego de que la administración de Trump decidiera sancionar a 13 altos funcionarios venezolanos, a los que congeló los bienes, cuentas bancarias que posean en el país norteamericano y les negó la visa; y después de que las autoridades mexicanas anunciaron que se plegarán a las sanciones anunciadas por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos contra Venezuela.

 

“¿Qué hacemos? ¿A quién obedecemos? Le digo al emperador Donald Trump que en Venezuela manda el pueblo de Venezuela. ¡Y el domingo 30 de julio la Constituyente sí va!”, recalcó Maduro.

 

Con información de DPA / Foto: Twitter

El presidente de Bolivia, Evo Morales, encabezó un encuentro de líderes de izquierda de América Latina y España que bajo el lema “mundo sin muros” y la “ciudadanía universal” tuvo como finalidad  dar “una respuesta pacífica de integración para superar los bloqueos del imperialismo”.

 

El evento se llevó a cabo lunes y martes y el principal mensaje que buscaba dar, es la oposición a “la represiva política migratoria del presidente ultraconservador de Estados Unidos, Donald Trump”, por lo que asistentes y medios locales la llamaron “cumbre anti-Trump”.

 

Morales indició que “los muros entre pueblos son un atentado para la humanidad (..) ningún país del mundo ha triunfado construyendo muros. No deben existir muros para las personas y las familias del mundo”.

 

 

Entre los participantes se encontraron los ex presidentes de España, José Luis Rodríguez Zapatero, y de Ecuador, Rafael Correa; así como el ex presidente de la Unión Sudamericana de Naciones (UNASUR), Ernesto Samper, y los vicepresidentes de El Salvador y Nicaragua.

 

 

El gobierno bolivariano ha realizado en el pasado, otras reuniones de esta naturaleza, solo que estuvieron dedicadas a la defensa de la “madre tierra” y a la elaboración de una posición “de los pueblos” sobre el acuerdo climático que finalmente se aprobó en París y del cual en recientes fechas Donald Trump decidió separarse al considerar que no era “benéfico para su país”. 

 

Con información de El País / Foto: Twitter

ENRIQUE KRAUZE

REFORMA

 

 

En junio del año pasado, en una conferencia de prensa con sus contrapartes de México y Canadá, Barack Obama se asumió como populista en la definición anglosajona del término, la referida a “aquellas políticas que buscan apoyar al pueblo, y en particular a las personas de clase trabajadora”. En ese momento aún se veía remoto, por no decir imposible, el arribo de Trump al poder. No sé si ahora, tras el triunfo de Brexit y del fascista que habita (a veces) la Casa Blanca, y ante el ascenso mundial de los líderes que desde la izquierda o derecha representan y defienden feroces políticas antiliberales, Obama -tan sensible y preciso con las palabras- seguiría definiéndose como un populista. No lo ha hecho y es probable que ya nunca lo haga. Y es que la palabra ha terminado por encontrar (en la realidad, no en los diccionarios) su significación definitiva, no tanto por las vagas ideologías que defiende sino por la perversa dominación que trae consigo.

 

Obama -estadista admirable- era víctima de una ilusión óptica, muy típica por lo demás del mundo estadounidense: pensar que toda la historia es historia americana. Andrew Jackson, en efecto, fue “populista” porque abrió una era de intensa participación popular en la democracia estadounidense. Pero en la acepción moderna, la que opera en Europa o en América Latina, no era un populista, entre otras cosas porque nunca rompió el orden institucional.

 

La palabra populismo ha tenido buena fama no sólo en Estados Unidos. También en Rusia, donde el movimiento Narodniki tuvo una importancia enorme en la formación de la conciencia revolucionaria. Los populistas rusos (estudiados por Franco Venturi y referidos en varios ensayos de Isaiah Berlin) eran jóvenes de la burguesía o la aristocracia que abandonaban sus hogares para ir al pueblo, para integrarse a él, aprender de él, redimirlo y redimirse. Eslavófilos por lo general, hallaron una voz en León Tolstoi, que no sólo vestía como Muzhik sino que creó la máxima idealización del alma pura en Platón Karataev, el santo campesino de La guerra y la paz. Curiosamente, fueron los propios campesinos rusos los que expulsaron a los jóvenes populistas de sus comunidades. No los reconocían como sus salvadores ni se reconocían en ellos.

 

En América Latina no hemos dudado en llamar populista al populista, con el sentido real del término. Populista fue Eva Perón, que dijo: “Yo elegí ser ‘Evita’… para que por mi intermedio el pueblo y sobre todo los trabajadores encontrasen siempre el camino de su líder”. Populista fue Hugo Chávez, que en infinitas ocasiones alardeó de ser la encarnación del pueblo: “aquí no hay nada más que amor: amor de Chávez al pueblo, amor del pueblo a Chávez”. Su sucesor no ha podido ser populista porque el carisma no se hereda, porque ya no tiene “pueblo” con el que identificarse (la inmensa mayoría se le opone, hasta el martirio). Y porque es simplemente un asesino.

 

En el México de los setenta tuvimos dos gobiernos que llamamos populistas: los de Luis Echeverría y José López Portillo. Lo fueron por su estilo demagógico y su política económica (que sepultó la economía del país en un mar de inflación y endeudamiento) pero en estricto sentido ninguno de esos mandatarios fue propiamente populista porque no establecieron un vínculo personal de dominación con “el pueblo”. El poder no residía en sus personas sino en la Silla presidencial. Entre ellos y los sufridos acarreados a sus manifestaciones mediaba un entramado sólido: la institucionalidad del sistema. Era esencialmente corrupto pero tenía límites internos y reglas infranqueables, sobre todo una: la no reelección. Los líderes populistas buscan perpetuarse.

 

“Si por ser honesto, por actuar con responsabilidad social y luchar por la vía pacífica, me acusan de populista, que me apunten en la lista”, declaró hace unos meses Andrés Manuel López Obrador. Nadie lo acusó de populista por esas razones. Pero su nombre está “apuntado en la lista” por motivos que lo alejan de Lázaro Cárdenas, el presidente más popular del siglo XX, a quien admira profundamente. Cárdenas no alentaba el culto de su personalidad, no utilizaba expresiones religiosas para definir su vocación, no amenazaba con actuar por encima de las instituciones, no promovía el odio de una parte de la nación contra otra.

 

En las librerías del mundo occidental proliferan ahora las obras sobre el populismo. Ya no hay equívocos. El populismo es el uso demagógico de la democracia para acabar con ella. A Obama la realidad le corrigió la plana: es popular, no populista.

 
www.enriquekrauze.com.mx