Tag

Opinión

Browsing

Paul Krugman

New York Times

 

Desde hace tiempo se hace obvio que  cualquier decisión política en materia de salud de los republicanos no plantea el reemplazo  viable para el llamado Obamacare. Pero  se dio a conocer esta semana que el proyecto de ley es incluso peor que los cínicos esperados; su horror es casi irreal. Y el proceso por el cual llegó a ser te dice mucho sobre el estado del G.O.P.

 

Dada la retórica que los republicanos han utilizado en los últimos siete años para atacar la reforma de salud, es posible que hayan esperado para acabar con toda la estructura de la Ley de Asistencia desregular para subvencionar y dejar que la magia del libre mercado haga su trabajo. Esto habría sido devastador para los 20 millones de estadounidenses que obtuvieron cobertura gracias al acto, pero al menos habría sido ideológicamente coherente.

 

Pero los líderes republicanos no estaban dispuestos a morder la bala. Lo que ocurrió fue el desayuno de un perro como son los conservadores, con cierta razón, llamando Obamacare 2.0. Pero una designación mejor sería Obamacare 0,5, porque es un plan a medio cocer que acepta la lógica y las líneas generales de la Ley de Asistencia Asequible, mientras que el debilitamiento de las disposiciones clave catastróficamente. Si se aprueba, el proyecto de ley es casi seguro que conducirá a una espiral de muerte al elevarse las primas y el colapso de la cobertura. Lo cual hace que uno se pregunta, ¿cuál es el punto?

 

El Obamacare se basa en tres pilares principales. Las compañías de seguros están regulados, impidiendo la negación de la cobertura o cargar con condiciones preexistentes precios más altos para los estadounidenses. Las familias reciben las subvenciones vinculadas a los ingresos y primas, para ayudarles a comprar seguro. Y hay una pena para aquellos que no compran seguros, para inducir a la gente a inscribirse incluso si están actualmente saludables.

 

Mientras que el Trumpcare , aunque la Casa Blanca insiste en que no nos llamamos así,  conserva alguna versión de los tres elementos, pero en forma drástica y probablemente se debilitó de forma fatal.

 

No sólo las aseguradoras aún están excluyendo a enfermos, sino que se les permite cargar los estadounidenses mayores ,  que necesitan seguro de primas mucho más altas.

 

Los subsidios son todavía allí, en forma de créditos fiscales, pero que ya no están vinculadas a cualquiera de los ingresos (el tiempo que está por debajo de $ 75,000) o el costo del seguro.

 

Mientras que  el impuesto sobre los que no se inscribe se convierte en un pequeño recargo – pagados a compañías de seguros- en personas que se inscriban después de dejar que previamente lapso de cobertura.

 

Los jóvenes acomodados podrían llegar a ahorrar algo de dinero como resultado de estos cambios. Pero el efecto sobre aquellos que son mayores y los menos ricos sería devastador. La empresa AARP ha hecho los cálculos: una toma de 55 años de edad, $ 25.000 al año terminaría pagando $ 3,600 al año más por la cobertura; que se eleva a $ 8400 para una toma de 64 años de edad, $ 15.000 al año. Y eso es antes de que la espiral de la muerte.

 

Esto empeoraría el riesgo, haciendo que las primas aumenten deliberadamente- y recuerda, los subsidios ya no se ajustarían para compensar esta subida. El resultado sería aún más personas deserción. Los republicanos han estado afirmando que el Obamacare está colapsando, lo cual no es cierto. Pero el Trumpcare, de aplicarse, se derrumbaría en un minuto Mar-a-Lago.

 

¿Cómo podría republicanos de la cámara bajo la dirección de Paul Ryan, que los medios de comunicación nos sigue asegurando es un establecimiento elegante, serio estudioso de la política, se han producido tal monstruosidad? Dos razones.

 

En primer lugar, el G.O.P. de la formulación de políticas y análisis de políticas capacidad se ha degradado hasta el punto de no valer nada. Hay expertos en políticas conservadoras reales, pero el partido no quiere que ellos, tal vez porque su propia competencia hace que sean ideológicamente poco fiabl . Se trata de una propuesta  ilustrada por la prisa de promulgar este proyecto de ley ante la Oficina de Presupuesto del Congreso puede estimar cualquiera de sus costos o sus efectos.

 Básicamente, hechos y análisis serios son los enemigos de la derecha moderna; la política se deja a los cortes que no pueden conseguir las cosas más simples derecha.

 

 No se puede hacer algo así como el trabajo del Obamacare sin dar a las familias de menores ingresos el apoyo suficiente que el seguro se hace asequible. Sin embargo, la moderna G.O.P. siempre quiere confortar al cómodo y afligir a los afligidos; por lo que el proyecto de ley acaba de tirar los impuestos a los ricos que ayudan a pagar los subsidios, y redirige las propias subvenciones lejos de aquellos que los necesitan para aquellos que no lo hacen.

 

 

Dada la broma de mal gusto de un plan de salud, usted se preguntaría qué pasó con todas esas proclamas acerca del Obamacare si es o no un sistema terrible que los republicanos desean sustituir inmediatamente con algo mucho mejor – por no hablar de las promesas de Donald Trump “seguro para todo el mundo” y “gran atención de la salud.”

 

Pero la respuesta, por supuesto, es que todos estaban dormidos, todo el tiempo – y todavía lo están. Por esto, al menos, la unidad republicana sigue siendo impresionante intacta.

 

 

El Estado de México es la entidad de mayor población, con más de 16 millones de  habitantes. Ha sido gobernado por un solo partido, el PRI. No conoce la alternancia.

Las encuestas ponen a los principales candidatos con preferencias muy cercanas. EN la publicada por Parametría, Alfredo del Mazo (PRI) tiene 28 %, Josefina Vázquez Mota (PAN) 26 % y Delfina Gómez (Morena) queda más lejos con el 17%.

¿Quién será el enemigo a vencer para Alfredo del Mazo? ¿Delfina Gómez o Josefina Vázquez Mota? Las preferencias tenderían a indicar que el PRI tiene que preocuparse por el PAN, pero en los círculos priistas la preocupación la centran en Morena. (…)

 

 

Texto completo en El Universal 

Benjamin Wallace-Wells

The Newyorker

 

 

 

América del Norte es considerado durante mucho tiempo un término geográfico, no una política o una designación cultural. Sin embargo, tras veinticinco años transcurridos desde la institución del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), se ha llegado a pensar que América del Norte podría ser una entidad real, cuya frontera norte pacífica, simplemente se disipa en el Ártico, y cuya frontera sur fraccionado se encuentra en medio de la selva Lacandona, que cubre la frontera de México con Guatemala, en lo que fue el corazón de la civilización maya.

 

Dibuje un perímetro alrededor de las cuatro de América y cuatro estados de la República que tocan el Río Grande, como a defensores de América del Norte les gusta hacer, y se obtiene la cuarta mayor economía del mundo. Desde 2009, se ha elevado la migración hacia el sur a través del Río Grande al norte, los números cambiantes con la fuerza relativa de los mercados de trabajo a ambos lados de la frontera. Este es el tipo de movimiento que se podría esperar entre regiones de un mismo país, más no entre un país pobre y peligroso y su vecino rico y seguro.

 

 América del Norte tiene una debilidad, al menos en los Estados Unidos. Pues se monta a través de la cooperación económica y burocrática a través del Tratado de Libre Comercio y la Iniciativa Mérida, que inició en 2008 y no a través de la política popular. Ha sido mucho menos visible en nuestra política diaria que el proyecto europeo ha sido en el continente.

El proyecto de América del Norte no es ni nacionalista ni universalista, por lo que no encaja en el estado de ánimo actual ni en la derecha ni a la izquierda. Salió del ámbito internacionalista del Partido Republicano y la sección pro-empresarial del Partido Demócrata, de los cuales han sido efectivamente polvo desechado por los votantes. Ahora los viajeros que llegan en México tienen sus nombres seleccionados con bases de datos de seguridad y agentes de paisano de Aduanas y Protección Fronteriza patrullan el aeropuerto de Ciudad de México. Automóviles dejan las plantas de México a mitad de camino, ensamblan y se van a las plantas americanas, donde terminan el trabajo.

La inmigración  se intensificó en los últimos dos años de la administración de Obama es malinterpretada pues no depende de lo que estaba ocurriendo en la frontera sur de los Estados Unidos, sino en lo que estaba ocurriendo en la frontera sur de América del Norte. La mayoría de los migrantes atrapados en la frontera con México eran de otros lugares, sobre todo las pequeñas y cada vez más inestables naciones sólo para el sur de México. En la frontera de Texas en 2016, cuatro de cada cinco migrantes provenía de América Central, que la escalada de la violencia criminal ha hecho más peligroso que muchos otros lugares de la Tierra.

 

Si esto hubiera sucedido en la administración de Obama, la decisión de la jefa del Departamento de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, hubiese sido deportar  a cierto número de migrantes y  la respuesta estadounidense podría haber sido más dura. Pero, en 2014, la relación de la administración con la inmigración se había vuelto más complicada. La reforma integral de la inmigración había fallado, después de la ira conservadora a nivel de base hecha republicanos reacios a cortar cualquier cosa. Sin embargo, la difícil situación de los “dreamers” que fueron traídos a este país ilegalmente como los niños y el separar  familias parecería inhumano.

 

Para enero de 2016, algunas dudas se habían introducido en la posición de la administración Obama sobre la inmigración. Durante este mes, se llevaron a cabo redadas en todo el país coordinados por Inmigración y Aduanas que terminaron con sólo setenta y siete deportaciones. Un ex funcionario de la administración me dijo que había sospechas de que las advertencias sobre las redadas se habían filtrado a los activistas. En la frontera, los funcionarios de inmigración con frecuencia le dieron la aprobación preliminar a las solicitudes de asilo de los centroamericanos que dijeron que estaban huyendo de la violencia. “Los contrabandistas ya no estaban tratando de conseguir más allá de la patrulla fronteriza. Estaban tratando de quedar atrapados por la patrulla fronteriza “, Alan Bersin, que dirigía la CBP para Obama, me dijo el fin de semana.

La semana pasada, justo antes de que la secretaria de Estado, Rex Tillerson, y la secretaria de Seguridad Nacional, John Kelly precisó en un viaje diplomático a México que el Departamento de Seguridad Nacional tenía la intención de deportar a cierto número de  migrantes mexicanos. La política parecía estar dirigida a los centroamericanos migrantes, muchos de los cuales permanecen en los Estados Unidos a la espera de sus solicitudes de asilo sean procesadas. El envío de estas personas de regreso a sus países de origen podría dar lugar a un desastre humanitario, así que la idea era enviar a otro lugar. “Si usted quiere hacer una solicitud de asilo o lo que sea, vamos a escuchar su caso, pero vamos a esperar en México,” un funcionario del DHS  dijo a  ProPublica y Univision. Pero la ley mexicana no haya sido prevista para los migrantes como estos, y la administración de Trump no había coordinado el plan con el gobierno mexicano. “Hay elementos,” el funcionario del DHS permitió “, que todavía tienen que ser resueltos en detalle.”

 

En rueda de prensa en la Ciudad de México el jueves pasado, Kelly y Tillerson se esforzaron en explicar que algunas de las declaraciones más llamativas del presidente no se codificaría en la política. Trump había hablado de una “operación militar” en la frontera; mientras que Kelly dijo que no habría “no, repetir, sin el uso de las operaciones de la fuerza militar. Ninguno “.

Durante y después de la campaña, Trump había prometido” deportaciones en masa. “” Que quede claro, no habrá deportaciones en masa, “Kelly  dijo . Pero ni él ni Tillerson ofreció ninguna claridad sobre si Estados Unidos realmente planeó enviar a los migrantes de Centroamérica a México. Varios días después, resultó que los mexicanos habían rechazado la idea.

 “Les dijimos que es imposible”, aseguró el Secretario de Gobernación de México, Miguel Ángel Osorio Chong en una entrevista  este fin de semana. “Estados Unidos y México tienen que asumir el liderazgo regional para el desarrollo de Centroamérica”, indicó el canciller mexicano, Luis Videgaray. Esto sólo hizo hincapié en la brecha entre los dos gobiernos: a la Casa Blanca, México se encontraba al otro lado de una barrera que debe ser más fuerte; de México, lo que estaba en juego era la asociación de un mayor Norteamérica.

 

Bersin se encontraba en México durante el viaje Tillerson y de Kelly, y él me dijo que la respuesta general a sus observaciones fue de alivio mezclado con confusión. Las autoridades de inmigración y la CBP habían trabajado bajo la Casa Blanca de Obama. Postura mucho más agresiva de Trump era otra cosa. “Al igual que gran parte del resto del mundo, que están desconcertados acerca de quién confiar”, dijo Bersin, de las autoridades mexicanas , comparó a Kelly  de Tillerson  con la misión mexicana a Mike Pence y James Mattis que aparece en la Conferencia de Seguridad de Munich, donde buscaron tranquilizar a una Europa de nerviosismo que Estados Unidos todavía estaba en su lado. Bersin fue optimista. En los debates dentro de la Casa Blanca, dijo, “mi dinero está en Kelly y Tillerson.” Pero eso no disminuyó su tarea.

 

“En la imaginación de los estadounidenses”, el sociólogo de Princeton Douglas Massey  escribió el año pasado, la frontera entre México y Estados Unidos es “una frontera simbólica” entre los Estados Unidos y en un mundo amenazador. No se trata sólo  de una  frontera, pero  la  frontera. “Ahora, figuras del establishment están tratando de convencer a un presidente populista que la frontera es menos grave de lo que pensaba, una idea que nunca podrían suficientemente convencer a la gente americana. En los años de Clinton, la esperanza era que, una vez que el Tratado de Libre Comercio entró en vigor, sus beneficios podrían reforzar su electorado popular. Pero esos beneficios eran a menudo invisibles y desiguales, y la circunscripción de la idea de América del Norte  parecían ser sólo los que han trabajado para sostenerlo.

 

Ahora los beneficios del Tratado de Libre Comercio pueden ser eliminados. En el Valle Central de California, los agricultores republicanos  se han preguntado  quién recogerá sus cultivos. En Texas, el secretario de agricultura del estado de derechas viajó a través de la frontera la semana pasada para  argumentar  que México “debe tener de entrada” en cualquier pared fronteriza. En una ciudad de carbón pro-Trump , los residentes de Illinois reaccionaron con ira  cuando una redada de inmigración recogió el gerente más querido de un restaurante mexicano local, que tenía un par de viejos detenciones por conducir ebrio. La confusión, en estos lugares, se deriva del hecho de que no son recintos simplemente conservadores de los Estados Unidos; también son residentes de un lugar más nocional, de América del Norte.

Trump: Presidente y provocador.

Por Zeke J Miller y Michael Scherer
 
 
 

El presidente de los Estados Unidos tiene dos rostros públicos contradictorios  y la semana pasada,  la nación fue testigo de la gloria confusa y perjudicial.

 

Donald Trump pronunció un discurso ante el Congreso el martes que encarna las tradiciones más eficaces de su oficina. Él llamó a la unidad, conmemoró la difícil situación de una viuda militar y preguntó a su país para abrazar a sus mayores retos. “El tiempo de peleas triviales está detrás de nosotros”, aseguró.

 

Cuatro días más tarde, él se salió una vez más en un territorio sin precedentes, el sábado aseguró en Twitter, sin ofrecer pruebas, que el presidente Obama había interceptado sus líneas durante la campaña presidencial y que Arnold Schwarzenegger había sido despedido de la Celebrity Apprentice por sus malas calificaciones, un programa de televisión que las características de envejecimiento estrellas del pop que compiten para hacer jingles mascar goma.

 

Estos enfoques de Trump son imposibles de conciliar, pero el presidente parece no importarle la confusión. Se ha considerado durante mucho tiempo el poder en contradicción, dio la bienvenida a la atención que viene con la controversia, y se muestra sin vergüenza cuando sus declaraciones se han demostrado falsas, incendiarias o engañosa. De hecho, su éxito político ha girado durante el año pasado en su imprevisibilidad, aunque la táctica parece ser que son objeto de una creciente tensión ahora que se ha convertido en el presidente.

 

El Trump que estaba de pie para entregar una dirección conjunta al Congreso es uno de los líderes más republicanos, por no hablar de la mayor parte de su último equipo de la Casa Blanca, la esperanza se verá en los próximos meses. Ven un triunfo presidencial más como alguien que podría tener éxito en reuniones de su partido para aprobar una gran reforma fiscal y la atención de salud este año, mientras que se estabiliza la preocupación mundial sobre el liderazgo estadounidense en el mundo en un momento de agitación. Y les preocupa que un triunfo menos disciplinado pudiera provocar una reacción violenta entre los votantes y debilitar su apoyo en el Congreso.

 

Pero el Trump que tuiteó desde su casa en Mar-a-Lago es el que Trump ha sostenido durante mucho tiempo más querido, una distracción, indignante, que interpreta suelta a los hechos y ataca  a sus oponentes con un vitriolo de improvisación. Y fue esta última versión de Trump que tuvo tanto éxito durante sus campañas políticas. “Puedo ser tan presidencial”. Trump decía a menudo en el tronco, como si el manto de respeto era un poco desechable. El martes por la noche demostró que aún tiene esa capacidad, el sábado demostró que sigue siendo poco dispuestos a suprimir las otras partes de sí mismo.

 

Las reversiones rápidas durante la semana una vez que han causado más tensión y confusión entre su último equipo de la Casa Blanca. A pesar de que ellos le estaban leyendo los tweets y señalando la cobertura elogioso de su dirección conjunta al Congreso, el personal de Trump se preocupaba por lo que lo pondría en marcha y borrar sus ganancias duramente ganados con el público, y con aliados republicanos en el Capitolio.

 

Estos asesores principales se describen como frecuencia dividida entre servir a los instintos del presidente y sus intereses. Los funcionarios de la Casa Blanca están comprometidos en una lucha diaria en todo, desde su calendario para sus propuestas de política, entre lo que Trump quiere y lo que creen mejor él y al país sirve. En las últimas semanas, se han codificado para cubrir el Presidente cuando se desvía de la escritura y respalda falsedades. Los asesores de la Casa Blanca fueron obligados a aclarar falsas afirmaciones de Trump sobre la reciente violencia en Suecia, y han tratado de explicar su afirmación infundada de 3 millones de residentes indocumentados que cometen fraude electoral como una “creencia de larga data”, aunque uno que incluso la Casa Blanca, el Secretario Sean Spicer se negó a respaldar personalmente.

 

Los empleados fueron capturados cegados por la carga de las escuchas telefónicas del Presidente el sábado, con abogados y asesores de comunicaciones que amontonan para determinar lo que podía y no podía decir sobre un tema tan sensible aplicación de la ley.

 

En vez de repetir la afirmación como un hecho, Spicer emitió un comunicado pidiendo Congreso investigación. “Ni la Casa Blanca ni el presidente comentarios hasta que se lleve a cabo dicha supervisión,” Spicer escribió en el comunicado. Horas después, otro portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, apareció en ABC News para describir la reivindicación escuchas telefónicas como una sospecha, sin apoyar como un hecho. “Si esto ocurriera, si esto es cierto, este es el mayor extralimitación y el mayor escándalo”, dijo.

 

El ex director de Inteligencia Nacional, James Clapper, negó cualquier intervención telefónica por agencias de inteligencia o de la Oficina Federal de Investigaciones durante la presidencia de Obama. “No hubo tal actividad de escucha telefónica organizada contra el presidente electo en el momento, o como candidato, o en contra de su campaña”, dijo en el programa Meet the Press de NBC. Que las normas del Departamento de Justicia prohíben a la Casa Blanca  intervenir en las investigaciones criminales, y cualquier  audio sólo serían legalmente permitida con la revisión judicial y un espectáculo de causa.

 

Trump se había quejado a los asistentes el viernes que no habían podido manejar adecuadamente la revelación de que el Procurador General Jeff Sessions, por  tener contactos no revelados con el embajador de Rusia durante la campaña, lo que llevó a Sessions a retirarse de la investigación sobre la intromisión rusa en la elección. Los Twitts del sábado parecían seguir un patrón de creación de una nueva tormenta de fuego para distraer de lo que ve la publicidad tan perjudicial. Cuando cientos de miles se manifestaron en Washington el día después de su toma de posesión, Trump hizo afirmaciones falsas sobre el número de personas que asistieron a su evento en el National Mall, y atacó a la prensa por las declaraciones incorrectas de los números.

 

Las cambiantes posturas públicas pueden haber sido impulsado en parte por el cambio de lugar.  El Trump  del fin de semana se retira a Mar-a-Lago , donde está rodeado por cientos de peticionarios adinerados y porristas, le proporcione su crítica y orientación más sin filtrar. Ayudantes han llegado a apreciar los intermedios que prestan en la Casa Blanca para realizar su trabajo, pero han llegado a temer la idea loca de vez en cuando o de quejas que trae de vuelta después de conversaciones con sus amigos.

 

A diferencia de la Casa Blanca, donde los asistentes han llevado a ocupar Trump para tratar de disminuir la frecuencia de sus arrebatos, en Florida sus erupciones se han intensificado. Dos personas que se encontraban en la Florida con el Presidente este fin de semana dijo a Time que se mantuvo agitada durante su estancia. El resultado es una presidencia que es poco probable que siga una trayectoria coherente en cualquier momento pronto.

 

 

Fernando Dworak

El Político 

 

 

Es común caer en supuestos más heroicos que la Liga de la Justicia, los Avengers, el Santo, el Chapulín Colorado y un galón de agua de Tlacote juntos. El más habitual es creer que un procedimiento sólo arrojará efectos predecibles y positivos. La edición más reciente es el debate sobre la segunda vuelta electoral.

Unos piensan que legitimaría al ganador en una competencia reñida, aun cuando el Congreso estaría atomizado tras la primera vuelta y no hay garantía de que los partidos que no pasen a la segunda ronda vendan su apoyo a cambio de coaligarse. Otros aseguran que en una segunda vuelta perderían candidatos radicales o impopulares, pero es una especulación.

¿Van los partidos en serio con esta propuesta? Es de esos temas que surgen cuando se acerca una elección. Una estimación de los costos de su implementación bastaría para desanimar a cualquiera.

El PAN apoya esta reforma porque cree que ganaría en un escenario de polarización y el PRI y Morena no lo aprobarían precisamente por lo mismo. Y aquí entre nos, podríamos ponerle cincuenta vueltas electorales a López Obrador y ni así aceptaría un resultado desfavorable.

 

 

Foto: Especial

 

La buena noticia sobre el reporte de resultados financieros es que Pemex perdió 400 mil millones de pesos menos en 2016 que en 2015. La mala es que en 2016 perdió 296 mil millones de pesos o 14 mil 300 millones de dólares. En un año, nada más. La peor noticia es que, tras platicas con algunos funcionarios y ex funcionarios de Pemex, me queda claro que la situación actual de la empresa se explica por la canija corrupción.

Todos los caminos llevan a ella. A la señora corrupción que se ha ido comiendo a mordidas esa es que fue en algún momento la gran empresa petrolera de clase mundial.

Sí, Cantarell es la gallina de los huevos de oro que de dar 2.1 millones de barriles al día, hoy da apenas 200 mil. Por eso aquello de que murió la gallina de los huevos de oro. Pero no es la única explicación. Es la evidente y sencilla…

 

Texto completo en EL Universal

Roy Campos

El Economista

 

 

 

 

En noviembre del 2016, al llegar a los cuatro años de gobierno, el presidente Peña Nieto lograba 24% de aprobación, para algunos ese nivel era ya un piso y que si bajaba sería con movimientos graduales; sin embargo, el 2017 nos recibió con un evento que por sí solo generó una caída de 7 puntos porcentuales, casi equivalente a las disminuciones anuales del 2014 (9 puntos), el 2015 (8 puntos) y el 2016 (9 puntos).

 

Los segmentos de población que han sido más críticos a la labor del presidente y que hoy siguen siendo los que peor lo califican son los habitantes de centros urbanos, principalmente la capital del país, pero también aquellos ciudadanos con alto nivel educativo y mayor nivel de escolaridad, este resultado puede considerarse normal porque es la población que más se informa y que menos recibe apoyos de los programas federales, por ende son también los segmentos menos clientelares que normalmente acompañan a los gobiernos. De esta manera encontramos que las mejores evaluaciones para Peña Nieto se encuentran en la zona rural, en personas mayores de 50 años y los segmentos con menor escolaridad e ingreso, es decir, grupos muy proclives a la atención de programas sociales.

 

Si comparamos el nivel de aprobación actual del presidente con el que tenían sus antecesores al cumplir 17 trimestres de gestión, es ya un lugar común afirmar que es por mucho la más baja, de hecho es el único de los cinco que baja de 50 puntos de aprobación y aparece con un muy bajo 17 por ciento. De los anteriores, el mejor evaluado fue Carlos Salinas con 77% y después Vicente Fox con 62 por ciento. Explicaciones podrá haber muchas, los más críticos dicen que refleja exactamente la realidad comparada, pero en un análisis racional y viendo lo que ocurre en todos los países y en todos los lugares, tenemos que aceptar que los cambios en la forma de informarse de los ciudadanos ha cambiado, hoy los medios tradicionales han perdido fuerza y han sido sustituidos gradualmente por información generada en redes, donde la calidad de la información es heterogénea y en general crítica.

 

Como hemos mostrado antes, la caída en la aprobación no sólo la sufre la figura presidencial sino la de todo tipo de autoridades: los gobernadores han caído en promedio 28 puntos en seis años y los alcaldes 21; esta situación es justo la que ha motivado el crecimiento de opciones que a veces se denominan independientes y a veces sólo enarbolan discursos antisistema, que suenan muy dulces a los oídos del ciudadano que hoy rechaza a todos los niveles de autoridad y a las instituciones; ese rechazo por cierto no es gratuito, se lo han ganado a costa de ineficiencias y de corrupción, pero no garantiza que todo aquél que los enfrente no caiga en las mismas prácticas, eso es sujeto de otro texto en el futuro.

 

Tradicionalmente, los ciudadanos identifican como los principales problemas del país a alguno relacionado con la inseguridad o a varios problemas genéricos económicos, pero por primera vez desde el año 2000 que lo medimos, el principal problema identificado fue “la inflación” de manera específica, por lo que no queda duda de que fue el incremento al precio de la gasolina el que generó la preocupación y la desaprobación de las autoridades en este trimestre.

 

Cuando se muestran estos resultados agregados, que son un promedio del sentir de todo el país, siempre surgen algunas voces reclamando que eso no es el sentir de su grupo, su ciudad o su estado y tienen razón, pero se debe a que no entienden lo que es una encuesta nacional, así por ejemplo el noreste del país está mucho más preocupado por la inseguridad y el narcotráfico que otras regiones y el sur del país prácticamente no ve estos problemas y se concentra en los económicos como inflación, pobreza, crisis, desempleo, etc.

 

 

Conclusión

 

A partir de noviembre del 2014, en cada trimestre que hemos presentado la aprobación rompe un récord al ser la más baja de la historia y este trimestre no fue la excepción, y eso que el dato de febrero no permite ver el peor momento, ya que para este mes la agenda nacional pasó del coraje, por el gasolinazo, al temor e incertidumbre por las posturas del nuevo presidente de EU, que desde su gobierno ha incrementado su política antiinmigrante y de proteccionismo que afectan tanto a los mexicanos viviendo en ese país como a los empleos en México generados por compañías estadounidenses.

 

Para el trimestre número 18, es difícil saber cuáles serán los temas dominantes, seguramente la unidad que se generó por la amenaza que significa Trump, y que ha concitado a las diversas fuerzas políticas, empresariales y sociales, así como apoyos internacionales, se mantendrá aunque parece frágil cuando están en puerta campañas electorales y posiblemente nuevos recortes al gasto público, así que prevalece la incertidumbre sobre el comportamiento de esta variable. No quiero dejar de mencionar que a pesar de que algunos estén contentos y hasta felices con la baja aprobación del presidente, e incluso desean que sea menor y que siga bajando, esa no es una buena noticia; el costo electoral es ya evidente en los resultados anteriores y las encuestas de preferencia, así que ese no debería ser la motivación para desear un presidente mal evaluado, porque ante la amenaza que significa para el mundo la llegada de Trump a EU, que rompe paradigmas porque no parece estar interesado en ayudar a nadie sino a sí mismo, no nos conviene un presidente débil. La aprobación de gobierno refleja, entre otras cosas, el estado de ánimo ciudadano, así que cuando vemos estos niveles de enojo también estamos reportando una ciudadanía desanimada, una ciudadanía que espero ver pronto motivada, contenta, esperanzada y sobre todo que haya razones para que así sea.

 

Las encuestas no dicen que Andrés Manuel López Obrador vaya a ganar. Dicen que está en primer lugar en las mediciones con los candidatos del PAN y del PRI, pero hay una cifra que lo desbanca. Es la de aquellos que se declaran indecisos.

 

Tomando los números de Consulta Mitofsky hay un 42 por ciento del electorado que no se inclina ni por AMLO, ni por el PAN, ni por el PRI. (39% indeciso + 3% por candidato independiente). En comparación, AMLO está entre 25-28% de las preferencias en los distintos careos de esta encuesta.

 

Entonces, si AMLO todavía no es el seguro ganador de 2018, ¿por qué hay tantos actores que lo asumen ya como el próximo presidente de México? Esta actitud tan irracional me recuerda aquel pueblo sobre el que escribió Gabriel García Márquez en su cuento Algo muy grave va a suceder en este pueblo.

 

La madre de un joven se levanta con el presentimiento de que algo grave pasaría ese día en ese pueblo. Se lo comenta a su hijo, quien va a jugar billar con amigos y les transmite el mal presagio. Éstos a su vez van a casa y lo comentan con sus familiares: “Algo muy grave va a pasar en este pueblo”. Algunos van a la carnicería a hacer compras de pánico porque… algo muy grave va a pasar. El carnicero se lo transmite a sus clientes y para la tarde el pueblo entero está a la expectativa, encerrados en sus casas, porque… algo grave iba a pasar.

 

 

 

 

Texto completo en El Universal

Jorge Suárez-Vélez

El Financiero

 

 

La principal amenaza para México está en casa. Esta crisis externa podría haber llegado con México creciendo a tasas de 5.0 por ciento o más, con un peso fuerte, con finanzas públicas sanas, tasas de interés bajas, y un país que estuviera cosechando la inversión proveniente de reformas estructurales que fueron históricamente relevantes. Pero no fue así.

Tenemos un gobierno debilitado por mano propia. La corrupción a todos los niveles e impunidad flagrante le quitan toda credibilidad. El manejo de las finanzas públicas ha sido el peor en una generación. Esta administración comenzó con un gobierno que tenía deuda pública de alrededor de 30 por ciento del PIB y lo dejará cerca de 50 por ciento; y con deuda pública de sólo 10 por ciento en dólares, proporción que se ha triplicado.

La inversión pública como proporción del PIB está en su nivel más bajo en casi 70 años, pero el gasto público ha aumentado. Después de la peor reforma fiscal de que tenga recuerdo, las transferencias a estados y municipios estrangulan las cuentas federales, y sólo se ha logrado recaudar más, pero no mejor, ni con intención alguna de ganar competitividad para atraer inversión o de ensanchar la base de recaudación. La promesa de austeridad y disciplina en el gasto ha sido una burla. Se gasta menos en salud o en capacitación a maestros, pero La Presidencia de la República casi duplicó su gasto el año pasado.

La caída de 18 por ciento en el índice de confianza del consumidor en enero no tiene precedente. Hubo una tormenta perfecta de gasolinazo-Trump-devaluación. Considerando que la inversión privada caerá (tanto local como extranjera) y que el gasto público ‘en teoría’ también lo hará, el crecimiento sólo podrá provenir de exportaciones (probable, pero insuficiente) y de consumo, el componente más grande de nuestra economía, equivalente a dos tercios del PIB. El año pasado crecimos gracias a que éste aumentó más de 3.0 por ciento; pero, si este año no se recupera, estaremos en recesión.

Ahora el gobierno enfrenta decisiones complejas. ¿Seguirá o no el ajuste al precio de la gasolina? Si sigue, su popularidad continuará en picada, lo cual les hace la vida difícil en las elecciones del Estado de México este año y presenta un escenario complejo al acercarse la sucesión presidencial. Si no sigue, pondrán aún más presión en las vapuleadas finanzas públicas y forzarán a Banco de México a ser más agresivo en el aumento en tasas de interés. Eso impactará directamente al consumo (y crecimiento) e incluso al crédito, que ciertamente estará menos disponible en las condiciones actuales.

Deben de darse topes contra la pared por una decisión que fue el epítome de la irresponsabilidad, cuando cambiaron las fórmulas para ajustar el precio el año pasado, porque había elecciones. Las perdieron, y ahora se ven forzados a hacer el ajuste en el peor momento posible.

Creo que optarán, equivocadamente, por postergar el ajuste. En mi opinión, eso forzará a las calificadoras a dar el paso de reducir la nota crediticia de México. Después de décadas de mejorar nuestra reputación y credibilidad internacional, sería dolorosísimo ver ese retroceso.

¿Qué queda? Queda mostrar que sí aspiramos a ser un país serio. Dejemos de hacer tan fácil el ataque de quienes nos hacen ver como el país de instituciones frágiles, plagado de corrupción y profundamente desigual, terreno fértil para malos ‘hombres’ y organizaciones criminales.

A todos los políticos y presidentes de partidos políticos que de repente están indignados por lo que les pasa a nuestros migrantes, como si no llevara décadas pasándoles lo mismo, les recuerdo que nada pueden hacer al norte del río Bravo, pero que sí podrían empezar por poner la casa en orden.

Quizá la delicada situación logre galvanizar a los diferentes jugadores cuya interacción requerimos para finalmente entrarle al tema de corrupción. Uno de los elementos que más credibilidad nos daría sería, además de fortalecer el incipiente Sistema Nacional Anticorrupción, adoptar una legislación paralela al Foreign Corrupt Practices Act estadounidense en México. Podríamos empezar por hacer que las empresas mexicanas que compiten en licitaciones públicas tengan que cumplir con los mismos estándares legales que sus pares estadounidenses, imposibilitadas para dar ‘mordidas’, so pena de cárcel y multas del doble del beneficio esperado a quien las ofrezca, pero además vetándolas de por vida de cualquier licitación posterior.

¿Podríamos dar jurisdicción a Cortes estadounidenses en casos donde se compita con empresas internacionales sujetas al FCPA en Estados Unidos?

En un país donde la ‘mordida’ es el modus operandi, y hasta los sindicatos extorsionan exigiéndola, ganaríamos mucho al incrementar dramáticamente el costo de corromper, incluso corriendo el riesgo de demandas internacionales.

Ojalá el equipo de Peña entienda que si no meten a la cárcel a gobernadores corruptos, incrementan exponencialmente la probabilidad de ser ellos quienes acaben tras las rejas el próximo sexenio. Vean lo que está pasando en Brasil y pongan sus barbas a remojar.

Leo Zukermann

Excelsior

 

 

 

Ha salido la nueva ronda de encuestas para medir las intenciones de voto rumbo a la elección presidencial de 2018. Hay resultados muy interesantes. Primero, antes de hablar de candidatos, destaca la terrible caída que sufrió el PRI como partido, seguramente por culpa del gasolinazo. El tricolor ya está en la tercera posición cuando se le pregunta a los electores por qué partido votarían independientemente del candidato. En la encuesta de Consulta-Mitofsky (CM) levantada entre el 3 y el 6 de febrero de este año, el 19% de los mexicanos declaró que lo haría a favor del PAN, 16% por Morena y 13% por el PRI. Estos resultados incluyen a un 39% de la población que no declaró preferencia alguna. Quitando a este segmento, y recalculando los porcentajes sólo para las personas que manifestaron alguna opción partidista, el PAN traería el 31% de las intenciones de voto, Morena el 26% y el PRI 21%. Si de por sí el tricolor estaba ya en los huesos, ahora está peor, por debajo de la votación más baja que obtuvo en su historia en la elección presidencial de 2006 (22 por ciento).

 

¿Quién gana por la persistente caída del PRI? Morena, que obtiene casi cuatro puntos porcentuales entre la encuesta de septiembre de CM y la de febrero. Pero el segmento que más gana es el de los que no expresan preferencia alguna por partido. En septiembre era el 31% de la población. En febrero ya es el 39%, un incremento de ocho puntos porcentuales. Este dato me parece muy importante porque, si al 39% de indecisos se le suma un 3% que dice que votaría por un candidato independiente, ya estamos hablando de un 42% de la población. He ahí una oportunidad de oro para una posible sorpresa en la boleta que pueda ganarle a las alternativas partidistas. Me parece que el segmento está ahí esperando que alguien lo atienda.

 

De los posibles candidatos partidistas, el ganador estos cuatro meses ha sido, sin duda, López Obrador. En la encuesta de septiembre de 2016 de CM, de los nueve careos que se midieron entre todos los posibles candidatos, seis los ganaba AMLO. En tres quedaba en segundo lugar: cuando hipotéticamente competía contra Margarita Zavala. Sin embargo, en la encuesta de febrero de CM, López Obrador quedó en primer lugar en nueve de los nueve careos efectuados. En estos cuatro meses, Margarita ha dejado el liderato en las encuestas cediéndoselo a Andrés Manuel.

 

AMLO, entonces, aparece en primer lugar en todos los careos medidos por CM en febrero. Los tres posibles candidatos panistas que se incluyeron (Ricardo Anaya, Rafael Moreno Valle y la propia Margarita) aparecen siempre en segundo lugar, aunque la exprimera dama obtiene porcentajes mayores que los otros dos. Por lo que toca al PRI, los tres candidatos que se midieron en los nueve escenarios (Miguel Ángel Osorio, Eruviel Ávila y Luis Videgaray) siempre quedaron en tercer lugar, siendo el secretario de Gobernación quien obtuvo los porcentajes más altos.

 

¿Quiere decir esto que López Obrador ya ganó? De ninguna manera. Ciertamente el tabasqueño es hoy quien va ganando la larguísima carrera presidencial. No sólo está cosechando por los errores del gobierno priista y las divisiones internas de los panistas, sino que es el único que seguro aparecerá en la boleta, lo cual le da una ventaja temporal relativa. La elección está lejana y puede haber muchas sorpresas. El PRI, ante la perspectiva de una elección que hoy tiene perdida, podría aventarse una jugada arriesgada lanzando a un candidato inesperado que modifique las preferencias. Además, como mencioné arriba, la mesa está puesta para un independiente que jale el voto de más del 40% del electorado que le disgusta las opciones partidistas.

 

Dos últimas notas sobre la encuesta de febrero de CM. Primera: Margarita no sólo se está desinflando frente a AMLO, sino también en la contienda interna del PAN. En la encuesta de julio de 2016, 65% de los simpatizantes panistas quería a Zavala como su candidata presidencial, 18% a Ricardo Anaya y 8% a MorenoValle. En febrero, el 53% se mostraba a favor de Margarita, 25% quería a Anaya y 22% a Moreno Valle. Las preferencias se están moviendo.

 

Segunda nota: López Obrador se está saliendo con la suya con su estrategia de desfondar al PRD. Este partido prácticamente perdió la mitad de las intenciones de voto a su favor en un año. Hoy sólo un 5% de los mexicanos dice que votaría por el sol azteca. El PRD se está convirtiendo en un partido de la morralla. Pero ese 5% puede acabar siendo muy valioso para ganar en 2018 en una posible alianza con el PAN, con Morena y, por qué no, hasta con el PRI.

 

 

 

 

Foto: Digitallpost