Por Thomas L. Friedman
¿Los primeros 100 días de la presidencia de Donald Trump son una locura?
No pregunto como médico. No hago diagnósticos clínicos. Te lo pido como un lector de periódicos. Usted lee todas las entrevistas de los 100 días de Trump y son muy extraños.
De la nada Trump nos dice que sería “un honor” negociar directamente con el líder de Corea del Norte, luego de semanas de guerra mortal. De la nada, dice que consideraría un impuesto a la gasolina para pagar la infraestructura. De la nada dice que está considerando la posibilidad de “romper” los mayores bancos de la nación. También insiste en el reemplazo del Obamacare asegurando que contiene protecciones para las personas con condiciones pre-existentes, que no es así.
Hay apenas un dictador en el mundo para el que no tiene elogios. Y se repite una mentira conocida, donde afirma que Barack Obama lo espía y le dice a los reporteros que deben ir a buscar la verdad, cuando en su función de presidente, él podría obtener la verdad, y cuando se presiona, responde: “no estoy de pie por nada.”
¿Es esta una estrategia política o una condición psiquiátrica? No sé – pero me dice que cualquier cosa es posible en los próximos 100 días – buenas y malas. Trump es claramente capaz de cambiar de velocidad y golpear cualquier acuerdo con cualquiera de las partes sobre cualquier cuestión.
Trump realiza un trabajo impredecible en curso porque no hizo ninguna tarea antes de su llegada al cargo – por lo que ahora nos dice que él está encontrando tantos problemas más difíciles de lo que esperaba – y porque él no sabía la mayor parte de su miembros del gabinete.
Son una especie de un equipo de baloncesto de recogida, no está vinculada por una visión compartida, sino por su deseo mutuo de pasar por alto el núcleo de la ignorancia de Trump, la inestabilidad y la indecencia y servir en puestos clave tanto de detenerlo como para ser guiado por él.
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