El Tren Maya, obra emblemática del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), se inaugura este viernes con La promesa de prosperidad para una de las regiones más olvidadas del país, lo que no deja atrás los señalamientos de haber devastado el medio ambiente.

López Obrador dará inicio a la operación del Tren en el tramo de Campeche a Cancún, principal destino turístico de México, que entre enero y octubre pasado recibió a 34 millones de visitantes extranjeros, según cifras oficiales.

Se trata del primero de siete tramos que recorrerán en total 1,554 km alrededor de la península de Yucatán, una zona rica en flora, fauna y ruinas arqueológicas. Los demás quedarán operativos en el primer trimestre de 2024.

El proyecto, cuya construcción arrancó hace cinco años, recibe el banderazo de salida a seis meses de las elecciones presidenciales, en las que se enfrentarán Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez.

El gobierno presupuestó originalmente 150,000 millones de pesos para la obra, que sufrió modificaciones y parálisis temporales por demandas durante su ejecución, a cargo del Ejército y empresas privadas.

Sin embargo, el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) estima que el costo se multiplicó durante el paso de los meses, hasta alcanzar los 30,000 millones de dólares.

El Tren, cuyos vagones fueron construidos por la francesa Alstom en su planta de Ciudad Sahagún, representa uno de los principales proyectos de infraestructura del gobierno de López Obrador junto con la refinería de Dos Bocas en Tabasco, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y el corredor interoceánico en el Istmo de Tehuantepec, que se construye como alternativa al Canal de Panamá.

López Obrador asegura que el proyecto, que en una segunda fase incluirá vagones de carga, detonará la economía del sureste del país, una región históricamente rezagada frente al industrializado norte, fronterizo con Estados Unidos.

Previo a la inauguración, AMLO dijo que el Tren Maya, que combinará trenes eléctricos y de biodiésel, tendrá un efecto multiplicador en el resto de México, al subrayar que varios insumos fueron fabricados localmente.

El trazado incluye partes de la Riviera Maya, que abarca una región selvática considerada la segunda reserva forestal de América Latina después de la Amazonía, así como cenotes y ríos subterráneos.

Activistas y organizaciones ambientales sostienen sin embargo que la obra ha dañado dicho ecosistema, por lo que presentaron diversos amparos con lo que lograron paralizarla temporalmente la obra. Sin embargo, el Gobierno emitió un decreto que declara sus obras de infraestructura como asunto de seguridad nacional y la construcción siguió adelante.

Greenpeace y otras ONG’s han alertado que el Tren amenaza con contaminar en particular cenotes y ríos subterráneos. También señalan que el suelo puede colapsar por el peso de la estructura, además de afectar flora y fauna.

López Obrador ha tachado a los inconformes de “pseudoambientalistas” y ha defendido la obra en varias ocasiones, prometiendo la siembra de millones de árboles en la zona intervenida.

No obstante, cifras oficiales divulgadas por el portal Animal Político, señalan que al menos 3.4 millones de árboles habían sido ya talados o removidos.

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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