El Economista

 

 

CREDITO: 
Vidal Llerenas Morales

Se trata de la partida 33701 etiquetada como “Seguridad pública y nacional”

 

Por mucho tiempo existió una partida secreta propiamente dicha, ya que no se podía auditar, ni se conocía el detalle de su distribución. De hecho, Pablo Gómez encabezó la denuncia de la misma y logró que durante el gobierno de Ernesto Zedillo ésta desapareciera.

 

Ahora, debido a que gastamos cantidades crecientes en seguridad sin ningún control, tenemos otra partida que no sabemos a qué se destina y que se ha incrementado de manera exponencial a lo largo del ejercicio fiscal. Se trata de la partida 33701 “Seguridad pública y nacional”. Durante el sexenio pasado ésta se presupuestaba en alrededor de 900 millones de pesos (mdp) y se ejercían al final del ejercicio poco más de 2,000 mdp cada año.

 

A partir del 2013, la partida se presupuesta en alrededor de 700 mdp y se ejercen alrededor de 9,000 mdp. Es decir, el gobierno ha ejercido más de 40,000 mdp, cuando presupuestó menos de 3,000.

 

De acuerdo con el clasificador de gasto del gobierno federal, la partida tiene que destinarse a “la realización de programas, investigaciones, acciones y actividades en materia de seguridad pública y nacional, en cumplimiento de funciones y actividades oficiales, cuya realización implique riesgo, urgencia o confidencialidad”. Con esos argumentos, no se detalla el uso de los 40,000 mdp, sólo sabemos quien los gasta. Más de 7,000 mdp los ejerce la Policía Federal, pero cerca de 1,000 mdp, la Marina y más de 700 mdp, la Secretaría de la Defensa.

 

Llama la atención que se trata de un partida de capítulo 3000, es decir, para pagar servicios, desglosada como 3300, es decir, servicios profesionales, científicos y técnicos y 3307 o sea, de protección y seguridad. Esto significa que instituciones como la Policía Federal o la Marina gastan miles de millones de pesos en servicios de seguridad. Es como si instituciones como el IMSS o el ISSSTE gastarán miles de millones bajo el obscuro concepto de servicios de salud. Lo correcto es que este gasto, en todo caso, se registrara en los capítulos de personal, equipo, servicios o inversión de acuerdo a lo que realmente se destinaron los recursos.

 

El mal uso de la partida por parte del gobierno federal es casi confeso. Muy probablemente a eso se debe que el pasado 27 de junio se haya modificado en el Diario Oficial, el clasificador por objeto de gasto para incluir una nueva partida, la 33905. En la que se dice que se incluyen contratos en materia de seguridad, en temas como asesoría, equipo y mantenimiento. Las partidas de la nomenclatura 339 corresponden a la subcontratación de servicios con terceros o proyectos de prestación de servicios. Lo que al parecer sucede, es que no estamos construyendo capacidad institucional en nuestros organismos de seguridad y lo que en realidad pasa, es que subcontratamos buena parte de lo que hacen, con los enormes riesgos que eso representa.

 

La pregunta obvia es si la contratación de sistemas de seguridad como el de Pegasus se realizó con estas partidas y la respuesta es que seguramente sí. Un intermediario mexicano, relacionado con altos funcionarios del gobierno, se contrató para prestar servicios de seguridad, en este caso de espionaje, sin mayor control alguno, ni en el precio, ni en la operación. Para eso siempre existen recursos adicionales y un tratamiento que les asegura librarse de los más mínimos requerimientos de transparencia. Gracias a lo opaco de nuestro gasto en seguridad, ya tenemos una nueva y muy jugosa partida secreta en el gobierno federal, que urge transparentar.

 

 

Foto: Archivo APO

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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