La Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito del Poder Judicial de la Federación (JUFED) celebró la apertura de la futura presidenta de la República a una “discusión pública” en relación a la reforma constitucional judicial que se discutirá en septiembre próximo en el Congreso.
“JUFED está abierta al diálogo, porque reconoce que el poder judicial forma parte del sistema democrático constitucional que debe regir en México”, explicaron los jueces en una carta pública.
La asociación suavizó así su posición tras haberse mostrado muy crítica al respecto, cuando tildó la propuesta del presidente López Obrador como una “absoluta injerencia en la independencia judicial que propicia la afectación de los derechos humanos de los mexicanos”.
Esta nueva postura coincide con el anuncio de Claudia Sheinbaum, quien aseguró ayer que su intención es hacer una “discusión muy amplia” en todo el país sobre la reforma, que involucre a expertos y partes involucradas, incluidos trabajadores del Poder Judicial y jueces actuales.
La futura presidenta dijo que la ‘Cuarta Transformación’, como se autodenomina el movimiento impulsado por López Obrador, lo que busca es procurar una mayor justicia “en todos los sentidos”, con un “sistema de justicia que funcione”.
“Entonces, no tienen por qué tener preocupación por una reforma en el Poder Judicial, porque finalmente se va a construir un mejor sistema de justicia para nuestro país”, dijo esta tarde Sheinbaum en conferencia de prensa.
López Obrador quiere acelerar la aprobación de la reforma, que permitiría elegir por voto popular a jueces, a magistrados electorales y a la Suprema Corte, una vez que su alianza de partidos tenga el 1 de septiembre la mayoría calificada.
La reforma del Poder Judicial es la iniciativa de López Obrador que mayor nerviosismo causa en los mercados, y que ha llevado al peso mexicano a depreciarse más del 8% desde la jornada electoral del pasado 2 de junio.
Y es que si bien los analistas anticipaban la victoria Sheinbaum, quien terminó ganando con casi un 60% de los votos, no preveían que la coalición del oficialismo obtuviera una mayoría calificada en Diputados, y quedar muy cerca de dicha marca en el Senado, lo que les permitiría reformar la Constitución sin negociar con la oposición.