Por Kirk Semple y  Elisabeth Malkin

The New York Times

 

 

Hubo un tiempo en el que Donald Trump, primero como candidato, luego como presidente, podría irritar a México sin realmente proponérselo.

 

Las amenazas para la construcción del muro fronterizo para que los mexicanos paguen por él, encendería tormentas de fuego en la furia patriótica, generando así resentimiento.  Sus promesas para deportar a millones de indocumentados enviarían a políticos a la elaboración de planes de contingencia. Sus intenciones de rediseñar al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) llevaría a México a sacudir los cimientos del Estado.

 

Pero este miércoles la Casa Blanca aseguró que el presidente estaba por finalizar una orden ejecutiva para iniciar la retirada de Estados Unidos del TLCAN. Fue cuando se reveló un México diferente, uno que estaba aprendiendo a vivir con un bravucón cuando no estaban inclinados a reaccionar públicamente y con rapidez.

 

“Parece como si estuviera sentado en una mesa de póquer de farol en vez de tomar decisiones serias”, dijo el senador Armando Ríos Piter.  “Frente a un farolero, que siempre hay que mantener una posición firme y digna”.

 

Las autoridades mexicana no dieron un comunicado público hasta después de que Trump emitiera un comunicado de última hora este miércoles por la noche, donde asegura que no se retirará del TLCAN, pero en su lugar “buscará la renegociación”.

 

Trump aseguró este jueves que había acordado con el presidente mexicano Enrique Peña Nieto y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau que no se retirará del Tratado de forma inmediata, pues ha estado bajo la presión de los republicanos del Congreso y líderes de negocios alarmados por la posibilidad de que el mandatario estadounidense se moviera a toda prisa en retirada.

 

Mientras que el presidente Peña Nieto también emitió una breve declaración, diciendo que los presidentes hablaron sobre “el objetivo común de modernizar” el acuerdo comercial.

Las vicisitudes del día dejaron a muchos mexicanos con un poco de latigazo cervical – el peso mexicano tuvo una caída en picada – sino también con una leve sensación de satisfacción que finalmente fueron aprendiendo con el presidente de Estados Unidos.

 

Eduardo Bravo, presidente de la Asociación de empresarios de México, dijo que se sentía aliviado por la forma en que el problema se resolvió este miércoles, pero advirtió que aún había un camino difícil, que describe al comportamiento de la Casa Blanca  como “esquizofrénica”.

 

Durante la jornada del miércoles, funcionarios de la administración de Trump aseguraron que la propuesta de orden ejecutiva desencadenaría un proceso diferente para un retiro, con un retroceso de seis meses.

 

Por su parte, el canciller mexicano, Luis Videgaray declaró ante el Congreso en días pasados que no aceptaría cualquier tipo de renegociación. “Preferimos, en cualquier caso, a abandonar el tratado de tener una mala negociación del tratado, y en este hemos tenido claro públicamente y con el gobierno de los Estados Unidos”, expresó.

 

 

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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