Nueve de cada diez presos en México tuvieron contacto con alguna actividad delictiva desde los seis años de edad, lo que refleja la normalización de la violencia desde edades tempranas en el país, señala un estudio de la organización Reinserta.

“No hay una fórmula para crear a una persona o para que exista una persona que comete conductas antisociales, que comete delitos como tal, este estudio lo que busca es darle el impacto necesario a lo que tiene la normalización y la exposición a la violencia”, dijo Saskia Niño de Rivera, cofundadora de la organización.

La organización indicó que el estudio se realizó a partir de entrevistas a 5,559 presos en cárceles de 14 entidades del país.

La investigación evidencia la complejidad de los factores que contribuyen a la reproducción y normalización de la violencia, como la deserción escolar, el acceso a las armas y el consumo de sustancias desde edades tempranas.

“Entender y aceptar la corresponsabilidad social que hay en las consecuencias de la violencia en la infancia y la adolescencia es una necesidad que México tiene de manera urgente”, resaltó Niño de Rivera en entrevista con la agencia Efe.

Entre los hallazgos se menciona que un tercio de los presos encuestados vivía en una familia con recursos suficientes solo para cubrir necesidades básicas de alimentación, salud y educación. Uno de cada cuatro reportó haber crecido en una familia involucrada en actividades delictivas.

La misma proporción admitió saber que una parte de los ingresos familiares provenía de esta criminalidad.

Niño de Rivera señaló que el consumo de drogas “es una cosa brutal”, pues se encontró que las sustancias más consumidas en México antes de los seis años fueron la piedra (crack), marihuana, heroína y tabaco. Destacó la facilidad con el que se accesa a las drogas y sus bajos costos.

En este sentido, el estudio muestra que en la zona norte del país se consume, en mayor medida, marihuana y tabaco, mientras que en la zona sur son los tranquilizantes y la heroína, y en el centro destacó la piedra y activo.

“El primer contacto con sustancias ilícitas es dentro de la familia, ya sea que encuentran la droga dentro de casa o consumen con sus padres, con sus madres”, advirtió Niño de Rivera.

El estudio de Reinserta revela que la exposición a la violencia verbal, física y sexual ocurre desde los 6 años y se exacerba a partir de los 12 años.

Entre los principales perpetradores de la violencia se identificó a padres, hermanos y tíos, a quienes no se denunció por miedo o vergüenza, o porque la agresión inició bajo el disfraz de un juego.

En la escuela también se señalaron formas de violencia como burlas, insultos, apodos por parte de compañeros de clase, aunque también se identificaron casos donde el personal educativo no intervenía.También destaca el acceso a sustancias y armas en el entorno comunitario, donde la mayor exposición fue a partir de los 12 años.

La violencia contra las mujeres encuestadas inició desde los 6 años, con comentarios agresivos sobre su cuerpo, mientras que 4 de cada 10 mencionó haber sufrido abuso sexual en su infancia o adolescencia.

“No nada más eso, en México el 74 % de las personas víctimas de violencia sexual es directamente un familiar quien abusa sexualmente de ellas”, añadió Niño de Rivera.

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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