Luego de más de año y medio de suspensión, las corridas de toros regresaron ayer a la Ciudad de México, marcadas por las protestas de cientos de activistas que rechazaron la reanudación de actividades al grito de “asesinos” y “esa plaza se va a caer”.

Al ritmo de tambores y con carteles con leyendas como “la tauromaquia es sadismo”, cientos de personas exigieron el cese del espectáculo taurino frente a la Plaza México, la más grande del mundo.

Entre los manifestantes se encontraba Alfredo Barraza, un profesor de 30 años que afirmó que la reanudación de la “fiesta brava” en la capital representa un “retroceso en la lucha por los derechos de los animales”. Barraza, quien tenía el rostro cubierto con una máscara de papel en forma de toro, indicó que no perdía la esperanza de que la Ciudad de México en algún momento “esté libre de espectáculos violentos”.

Aunque la protesta se desarrolló de manera pacífica, hubo momentos de tensión cuando algunos de los manifestantes lanzaron piedras, botellas y pintura roja al interior del inmueble, lo que obligó a la policía a reforzar la seguridad.

Mientras tanto, dentro de la plaza unos 40,000 aficionados abarrotaron los tendidos para la primera corrida de la temporada, animados por una banda que interpretaba pasodobles.

Entre aplausos y al grito de “viva la libertad”, el Plaza registró un lleno total para ver al mexicano Joselito Adame. No sólo las protestas en el exterior marcaron un mal presagio para Adame, sino que su montera cayó boca arriba ante la decepción de los presentes. Adame pinchó en cuatro oportunidades de entrar a matar, lo que generó una rechifla.

La reanudación de actividades en La México ha suscitado gran expectativa ante la batalla jurídica que mantienen los defensores de los animales por ponerle fin a la añeja tradición.

En nuevo intento por tratar de detener la llamada “fiesta brava” en la capital del país, la asociación civil “Todas y todos por amor a los toros” presentó el viernes un recurso de amparo ante el Poder Judicial de la Federación, bajo el argumento que la actividad atenta contra el “bienestar animal” y representa un “agravio” al derecho humano a un ambiente sano.

Recordemos que en mayo del 2022, un juzgado local ordenó el cese de las actividades taurinas en la Plaza México tras un amparo que presentó la organización civil local “Justicia justa”, defensora de los derechos humanos. La medida cautelar estuvo vigente hasta diciembre pasado, cuando la Suprema Corte de Justicia revocó la suspensión mientras se examina a fondo el caso y se decide si las corridas afectan el bienestar animal.

Los grupos defensores de los animales han ido ganando terreno en México en los últimos años, mientras que los seguidores de las corridas han sufrido varios reveses. Aunque en buena parte del país se permiten los espectáculos taurinos, estados como Sinaloa, Guerrero, Coahuila, Quintana Roo y en Jalisco, específicamente en Guadalajara, están limitados por medidas judiciales.

Ganaderos, empresarios y seguidores de la “fiesta brava” sostienen que la prohibición de las corridas afecta sus derechos y pone en riesgo los empleos de miles de trabajadores que viven de un sector económico que genera unos 400 millones de dólares al año en el país.

De acuerdo con cifras de la Asociación Nacional de Criadores del Toro de Lidia en México, la actividad taurina genera 80,000 puestos de trabajo directos y otros 146,000 indirectos.

Foto: X @g_quadri

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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