Las ausencias en la Convención Nacional Republicana, que se celebra esta semana, hablan de las diferencias dentro del partido respecto a la figura de Donald Trump, que ha transformado el evento de este año en casi una fiesta de él y su familia.

En comparación con los demócratas, que la semana pasada contaron en su convención con la intervención de los expresidentes Jimmy Carter, Bill Clinton y Barack Obama, así como figuras de estatura para arropar al candidato Joe Biden, en la republicana hay menos representantes de alto rango y se ha recurrido a familiares de Trump, personalidades de su entorno y a ciudadanos anónimos para ocupar las dos horas diarias de convención.

Una de las ausencias más notorias es la del único exmandatario conservador vivo, George W. Bush (2001-2009): Y es que el expresidente no hará acto de presencia en el evento de este año, como tampoco lo hizo en 2016, cuando Trump fue nominado por primera vez como candidato a la Presidencia.

Es un secreto a voces que Bush y su familia, incluido el exgobernador de Florida Jeb Bush, que fue derrotado por Trump en las primarias de 2016, no tienen gran simpatía hacia la figura del magnate inmobiliario neoyorquino devenido en presidente.

Aun así, George W. Bush nunca ha criticado a Trump abiertamente en público, pero tampoco tiene intención de apoyar al aspirante demócrata a la Presidencia, Joe Biden, como han hecho antiguos miembros de su Administración.

El alejamiento de Trump respecto al estilo y el contenido de las políticas de su predecesor republicano ha quedado materializado en la adhesión a Biden de miembros del Gabinete de Bush, como Colin Powell, quien fuera su secretario de Estado; e incluso con intervenciones en la Convención Nacional Demócrata.

De igual modo se expresó en la convención demócrata el también republicano John Kasich, exaspirante a la candidatura presidencial y exgobernador de Ohio, al lamentar el “nivel de enconamiento, la pelea entre ciudadanos y el partidismo” que han dominado los años de Trump como presidente.

Al igual que Kasich, otros republicanos que aparecieron en la convención demócrata  para apoyar a Biden fueron la exgobernadora de Nueva Jersey Christine Whitman y la excongresista por Nueva York Susan Molinari, Cindy McCain, la viuda del exsenador y exaspirante republicano a la Casa Blanca en 2008, John McCain.

La noche de ayer, la figura central de la Conención Republicana fue Melania Trump, quien presentó a su esposo como un líder auténtico e inflexible en un discurso desde el Jardín de las Rosas de La Casa Blanca.

“En mi esposo tienen a un presidente que no dejará de luchar por ustedes y por sus familias”, dijo Melania Trump, que también es inmigrante. “No se rendirá”.

Melania Trump señaló que la vida de los estadounidenses cambió “drásticamente” en marzo por la aparición del virus. “Donald no descansará hasta que haya hecho todo lo posible por todos los afectados por esta terrible pandemia”.

A diez semanas de las elecciones del 3 de noviembre, el discurso de Melania no incluyó los éxitos económicos de su marido ni prometió una recuperación en forma de “V”, como hizo antes el consejero de Trump, Larry Kudlow, que llegó a hablar del coronavirus en pasado.

Pero sí presentó a Trump como un político que “no solo habla, obtiene resultados”, y que “no ha perdido ni perderá el foco” en la gente más allá de “titulares negativos o falsos en los medios o ataques” de sus opositores.

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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