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El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reiteró su posición de no intervención en el conflicto entre Ucrania y Rusia porque una “confrontación directa” entre Moscú y países de la OTAN sería el desencadenante de una “tercera guerra mundial”.

“No libraremos una guerra contra Rusia en Ucrania. La confrontación directa entre la OTAN y Rusia sería la tercera guerra mundial”, dijo Biden en una publicación en sus redes sociales.

El presidente estadounidense ha enfatizado que un conflicto a gran escala, que involucre a más potencias, es precisamente lo que se tiene que prevenir.

Pese a esto, Biden ha querido “ser claro” y ha enfatizado el compromiso de Washington para defender “cada centímetro del territorio de la OTAN con todo el poder de una OTAN unida y galvanizada”.

Más tarde, durante un evento en Filadelfia, Biden aseguró que defenderá “cada centímetro” del territorio de la OTAN, incluso si eso significa una Tercera Guerra Mundial, es decir, no lo hará por Ucrania pero si por la OTAN.

“Apoyaremos a Ucrania, mientras continuamos unidos a nuestros aliados en Europa y enviaremos un mensaje inequívoco: defenderemos cada centímetro del territorio de la OTAN”, reiteró el mandatario al decir que Estados Unidos tiene una obligación sagrada con el territorio de la OTAN.

Por su parte la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, afirmó este viernes que el compromiso de Washington con la defensa colectiva de la OTAN es “férreo”, esto durante su visita a Rumania, que ha sufrido una avalancha de refugiados procedentes de Ucrania en medio de la invasión rusa a ese país.

“Nos tomamos en serio, y estamos preparados para actuar, nuestras palabras cuando decimos: un ataque contra uno es un ataque contra todos”, dijo Harris durante una conferencia de prensa con el presidente rumano, Klaus Iohannis.

Harris también agradeció a Rumania, un país balcánico de 19 millones de habitantes, por recibir a decenas de miles de personas desplazadas de Ucrania a principios de esta semana. Se espera que la crisis de refugiados ucranianos se vuelva más desafiante en los próximos días y semanas. Harris dijo que el pueblo rumano ha sido “extraordinario en la generosidad y el coraje que han mostrado en este momento”.

El presidente Joe Biden firmó este miércoles una orden ejecutiva para la regulación de las criptomonedas donde pide a la Reserva Federal, la Fed, explorar la posibilidad de crear su propia divisa digital.

La administración Biden considera la explosiva popularidad de las criptomonedas como una oportunidad para evaluar los riesgos y ventajas de tener activos digitales.

Con la orden ejecutiva, Biden giró instrucciones al Departamento del Tesoro y a otras agencias federales para que evalúen el impacto de las criptomonedas en la estabilidad financiera y la seguridad nacional.

Brian Deese, principal asesor de Biden en temas económicos y Jake Sullivan, su asesor en seguridad nacional, afirmaron que la orden comprende la primera vez que Estados Unidos fija una estrategia nacional para el uso de valores digitales.

La orden “ayudará a posicionar a Estados Unidos para que siga ejerciendo un rol de liderazgo en la innovación y regulación de un ecosistema de valores digitales, tanto a nivel nacional como internacional, de tal manera que proteja a consumidores, que se ajuste a nuestros valores democráticos y que impulse la competitividad global estadounidense”, dijeron los funcionarios en un comunicado conjunto.

La medida surge en momentos en que funcionarios y legisladores expresan temores de que Rusia esté utilizando las monedas digitales para evadir las sanciones que la comunidad internacional le ha impuesto por su invasión a Ucrania.

La semana pasada los senadores demócratas Elizabeth Warren, Mark Warner y Jack Reed le pidieron al Departamento del Tesoro información sobre cómo planea impedir que las criptomonedas sean usadas por Rusia.

La administración Biden argumenta que Rusia no podrá usar criptomonedas para compensar la pérdida del comercio con Estados Unidos y Europa. Fuentes del gobierno han señalado que la orden ejecutiva estaba siendo preparada meses antes de la invasión de Ucrania.

Daleep Singh, asesor asistente de seguridad nacional y temas económicos de Biden, declaró a la cadena CNN que “las criptomonedas realmente no sirven para evadir sanciones”.

La guerra en Ucrania ha hecho que suba el precio del petróleo a su nivel más alto desde el 2008. Esto evidentemente aumenta el precio de las gasolinas. En Estados Unidos, en donde no existe el IEPS, los precios de las gasolinas suben y bajan de acuerdo con el precio del barril del petróleo y lo hacen de forma muy rápida.

Ayer escuchaba el testimonio de un estadounidense que narraba como de ida al gimnasio en la mañana el precio del galón estaba en $4.065 dólares y para cuando salió de hacer ejercicio el galón ya había subido a $4.173.

A pesar de esta alza en los precios, que evidentemente no le gusta pagar a ningún consumidor, el presidente Biden anunció ayer la prohibición de importaciones de petróleo y gas natural proveniente de Rusia.

Aún cuando Europa quisiera unirse a esta prohibición anunciada por Biden, la dependencia que tiene el viejo continente a los energéticos se los impide. Una dependencia que ayuda a mantener y financiar al loco-carnicero de Vladimir Putin en el poder.

¿Cómo es que Estados Unidos sí puede aguantar vivir sin los energéticos de Rusia y Europa no? Muy fácil. EUA, bajo la presidencia de Nixon vio como los países árabes le recortaron el suministro de petróleo por el apoyo a Israel en la guerra de Yom Kipur. Desde ese año, 1973, se propuso lograr independencia energética. Y, aún cuando ningún país es cien por ciento autosuficiente en energéticos, Estados Unidos sí ha pasado de ser un país importador neto de éstos, a ser el segundo productor más importante del mundo.

Una envidia para alguien como Andrés Manuel López Obrador quien, un día sí y el otro también habla de que quiere lograr la soberanía energética de México. Pero, y este es un gran pero, Estados Unidos lo ha logrado de una forma radicalmente distinta a la que está intentando el presidente de México.

Mientras Andrés Manuel López Obrador le apuesta todas sus canicas a que una sola empresa paraestatal, Pemex, sea la que extraiga el petróleo necesario para nuestra demanda y se refine lo suficiente para no tener que importar gasolinas, en EUA la apuesta para lograr esa soberanía ha sido de dos pinzas: por un lado a que muchas empresas y empresarios inviertan, extraigan, refinen y vendan petróleo y sus derivados y por el otro a reducir la dependencia a las energías fósiles y a migrar a limpias y renovables.

El ‘Proyecto Independencia’ lo anunció Richard Nixon en 1973. En ese momento EUA importaba 2.1 millones de barriles al día. La idea era lograr autosuficiencia para 1980, algo que no fue posible por, entre otras razones, la Revolución Iraní. Aún así, Estados Unidos comenzó desde entonces a pensar en energías alternativas: solar, eólica y eléctrica, para reducir su dependencia a los vaivenes internacionales y para lidiar con el movimiento ecológico que despertó el derrame del Exxon Valdez en Alaska en 1989.

Entre la década de los 90s, que vieron el nacimiento de los ‘Super Majors’ del petróleo y 2014, EUA llegó a su punto más bajo de importaciones de petróleo: 260 mil barriles al día. Y la producción de petróleo pasó de menos de 1 millón de barriles al día en 2010 a más de 4 millones de barriles para 2015, excediendo así la producción individual de cada miembro de la OPEP salvo Arabia Saudita.

¿Cómo lo logró? Redujo la demanda al generar incentivos para migrar a energías limpias y renovables y permitió la exploración, explotación y fracking por parte de privados. Por eso es que hoy Estados Unidos tiene la autosuficiencia energética que le permite cortar la importación de petróleo y gas ruso.

Eso sí es autosuficiencia energética. Lo otro, lo que promete AMLO, es puro bla, bla, bla que por lo pronto nos cuesta a los mexicanos un dineral para financiar a Pemex, que pierde y pierde y pierde dinero.

Columna completa en El Universal

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reconoció este martes que defender la democracia ante la invasión rusa de Ucrania va a suponer costos para los estadounidenses, en referencia al notable aumento del precio del combustible registrado en los últimos días

Y es que el precio promedio de la gasolina alcanzó la cifra récord de 4.17 dólares el galón (cuatro litros) en Estados Unidos.

El precio subió diez centavos de dólares en un día y 55 centavos desde la semana pasada, según la Asociación Estadounidense del Automóvil (AAA). El precio más alto jamás registrado hasta ahora en Estados Unidos era de 4.10 dólares el galón, alcanzado el 17 de julio de 2008.

La creciente demanda y una reducción en el suministro como consecuencia de la invasión de Ucrania por parte de Rusia contribuyen a la subida de precios, lo mismo que el incremento de los precios del petróleo.

El precio de referencia del crudo de Estados Unidos subió un 8% este martes, hasta más de 129 dólares el barril.

“Defender la democracia va a implicar costos, y nos va a suponer costos a nosotros también”, sostuvo Biden en un discurso desde La Casa Blanca, en el que anunció la prohibición de las importaciones de petróleo y gas natural procedentes de Rusia.

Los estadounidenses importan 100,000 barriles de petróleo ruso diarios, según Rystad Energy. El año pasado, el 8% de las importaciones estadounidenses de petróleo y sus derivados provinieron de Rusia.

Cualquier reducción de las importaciones de petróleo ruso hará subir más todavía los precios del petróleo y la gasolina.

Analistas creen que los precios del crudo podrían llegar a 160 dólares, e incluso 200 dólares, el barril si Occidente deja de importar combustibles de Rusia.

El embargo sobre la importación estadounidense de petróleo y gas rusos, dijo Biden, servirán para aumentar las sanciones impuestas a Rusia y “asestar otro duro golpe” al presidente Vladimir Putin.

La decisión se tomó “en estrecha coordinación” con los aliados de Estados Unidos, precisó el mandatario. “No contribuiremos a subvencionar la guerra de Putin”.

Por el momento, Europa se niega a decretar un embargo sobre estas importaciones rusas, que cubren el 40% de sus necesidades de gas natural y el 30% de petróleo.

“Podemos tomar esta decisión, mientras que otros no pueden”, explicó Biden al recordar que Estados Unidos es un exportador neto de energía, es decir que produce más petróleo y gas del que consume, recordó Joe Biden. “Pero trabajamos estrechamente con Europa y nuestros socios para poner en marcha una estrategia a largo plazo para reducir su dependencia de la energía rusa”.

En el mismo sentido se pronunció este marte el gobierno de Reino Unido, quien informó que dejará de importar petróleo y derivados petrolíferos rusos a fines de 2022.

“Esta transición dará al mercado, a las empresas y a las cadenas de suministro tiempo más que suficiente para sustituir las importaciones rusas, que representan el 8% de la demanda del Reino Unido”, tuiteó el ministro de Empresas y Energía, Kwasi Kwarteng.

La decisión británica no concierne al gas natural ruso, que representa un 4% del consumo en el Reino Unido. Pese a todo, Kwarteng afirmó estar “explorando opciones para terminar” también con esas compras.

Esta decisión amenaza con agravar la crisis del costo de la vida en el Reino Unido, donde los precios de la gasolina y el gasóleo ya se han disparado por la agitación de los mercados tras la invasión rusa a Ucrania.

Pero Kwarteng aseguró que la mayor parte de las importaciones británicas de crudo proceden de “socios fiables” como Estados Unidos, Países Bajos y los países del Golfo Pérsico. “Trabajaremos con ellos este año para asegurar más suministros”, afirmó.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) aplaudió este miércoles “el correcto” mensaje de su homólogo estadounidense Joe Biden, en su discurso sobre el Estado de la Unión, en el que destacó el control de armas y la reforma migratoria.

“Me pareció adecuado, correcto, oportuno el mensaje del presidente Biden, sobre todo en el tema del control de las armas. Ese es un asunto que a nosotros nos importa mucho y también el nuevo enfoque que se tiene que dar a la política migratoria”, expresó López Obrador.

Recordemos que el gobierno de México demandó en agosto pasado a 11 empresas fabricantes de armas en Estados Unidos por una presunta negligencia que facilita el tráfico y la violencia en el país.

López Obrador también resaltó que Biden reafirmara su “compromiso de aprobar la reforma migratoria para regularizar” a mexicanos y otros migrantes que están en Estados Unidos por “razones humanitarias y económicas”.

El presidente reiteró que su gobierno está “completamente de acuerdo con esa postura”, e incluso urgió “que se promueva pronto” en Washington para conocer el sentido del voto de demócratas y republicanos.

“Y nosotros poder saber como mexicanos quiénes ayudan, apoyan a nuestros paisanos y quiénes son antimexicanos, quiénes están a favor de la xenofobia, del racismo, de la discriminación”, manifestó.

Sin embargo, como ya se ha hecho costumbre, López Obrador procedió a reprochó la “política anacrónica, ofensiva y contraria al derecho internacional” de Estados Unidos por financiar a organizaciones civiles en otros países.

El presidente cuestionó una vez más que Washington dé recursos a la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).

“Nosotros mantenemos nuestra protesta porque el gobierno de Estados Unidos de manera injerencista está destinando dinero a una supuesta asociación civil que en realidad es una organización política, conservadora, que tiene como único propósito atacarnos”, subrayó.

En este contexto, López Obrador pidió a Estados Unidos una nueva política hacia América para aprovechar la fuerza migratoria y económica. Indicó que “el presidente Biden está muy consciente de eso” porque ha reconocido que México “no es el patio trasero de Estados Unidos”.

AMLO aprovechó para pedir que se investigue si autoridades de Estados Unidos asesinaron a tres migrantes mexicanos que aparecieron muertos en Phoenix, Arizona.

“Se está exigiendo una investigación de fondo para descartar que hayan sido torturados, asesinados, por autoridades estadounidenses. Se está haciendo esa investigación”, declaró López Obrador.

Y es que policías estadounidenses hallaron el pasado 20 de febrero los cadáveres de los tres jóvenes, con señales de lesiones, en un lote baldío, según el consulado de México en Phoenix. El consulado identificó a los migrantes como originarios de Oaxaca, mientras que medios locales ahondaron que eran indígenas mixes que llevaban cinco meses trabajando en Arizona.

El presidente López Obrador también aseguró que todas las personas afectadas por la invasión rusa de Ucrania, sin importar su nacionalidad, que deseen refugio en México, “serán protegidos y bienvenidos”.

“Todos los que nos pidan refugio en nuestro país serán recibidos, protegidos y bienvenidos”, sostuvo López Obrador durante su conferencia matutina.

También informó que un grupo de mexicanos que se encontraban en Ucrania están por salir del país gracias al programa que se implementó para ayudarles en medio del conflicto armado.

Está previsto que un avión de la Fuerza Aérea salga este jueves desde Rumanía para repatriar a este grupo de personas, que viajaron desde Kiev en un autobús que la Embajada de México en Ucrania dispuso para trasladarlos hacia la frontera. De acuerdo con la cancillería, de los 24 pasajeros 18 son mexicanos.

ARTURO SARUKHÁN

EL UNIVERSAL

 

En mi primera columna del año en estas mismas páginas, advertía que la geopolítica regresaba con venganza en 2022 como un factor crucial de las relaciones internacionales del siglo XXI. Después de dos meses de diplomacia intermitente y negociaciones de mala fe por parte del Kremlin, Rusia ahora ha lanzado una invasión -injustificada y premeditada- a gran escala de Ucrania. A pesar de las repetidas advertencias de la Administración Biden en el sentido de que Rusia tenía intenciones reales de invadir, las imágenes de tanques y helicópteros rusos asediando Ucrania han conmocionado al mundo, iniciando una guerra que tendrá extensas consecuencias para Europa y para el orden internacional. Esta agresión militar rusa representa uno de esos momentos que nos obliga a reinterpretar la época en la que vivimos. Lo que algunos historiadores llaman el largo periodo de paz de 30 años que siguió al fin de la Guerra Fría en Europa (con la tendencia a hacer caso omiso -consciente o inconscientemente- de las guerras en la ex Yugoslavia) se ha despeñado. Futuros historiadores mirarán estas últimas décadas, en general, de la misma manera que ven el período de entreguerras de 1918 a 1939: como una oportunidad desperdiciada. Ahora debemos ponderar las consecuencias políticas y económicas de este momento de inflexión en las relaciones internacionales de nuestro tiempo.

Arranco con un apunte geopolítico: estamos frente a una gran escalada cualitativa camino a una potencial Segunda Guerra Fría, en la que cuatro potencias revisionistas -la primera de las cuales además es revanchista (a decir Rusia, más China, Irán y Corea del Norte)- están desafiando el largo dominio global de Estados Unidos y el orden internacional liderado por Occidente, creado después de la Segunda Guerra Mundial, y que conlleva enormes consecuencias que trascienden lo que sucede ahora en Ucrania. En particular, se elevan las posibilidades de que pudiese producirse una guerra entre las principales potencias en la próxima década. El mayor problema estratégico al que se enfrenta Washington en este momento es la potencial convergencia de sus dos principales rivales, China y Rusia, países que no siempre confían el uno del otro pero que, sin embargo, obtienen beneficios simétricos al cuestionar el orden internacional existente. La convergencia sino-rusa les da a ambas potencias más margen de maniobra al magnificar el problema de dos frentes para Washington: ahora se enfrentaría a dos rivales, más cercanos entre ellos y cada vez más asertivos, en dos teatros geográficos distintos y a miles de kilómetros uno del otro, Europa oriental y el Pacífico occidental. A medida que la nueva rivalidad central del sistema internacional entre EE.UU y China continúe escalando, Taiwán también se convertirá cada vez más en un posible foco de tensión, enfrentando a Occidente contra la alianza emergente de potencias revisionistas y revanchistas. Y hay una distinción entre revisionismo y revanchismo. Los revisionistas desean construir un orden internacional que les sea funcional y favorable. Los revanchistas están motivados por la idea del agravio y la venganza. Más que cambiar al mundo, desean cambiar de lugar con los vencedores del último conflicto.

Adicionalmente, varios otros factores jugarán un papel clave en las próximas horas y días. Aquí esbozo solo algunos de ellos.

¿Cuál será el alcance de la operación militar rusa? Si bien las fuerzas rusas penetraron suelo ucraniano desde distintos puntos geográficos, no está del todo claro aún si el propósito es una ocupación permanente o semipermanente de Ucrania o fue concebida como una operación quirúrgica para solo decapitar al gobierno elegido democráticamente en Kiev y forzar la “finlandización” del país.

¿Le saldrá el tiro por la culata a Putin? La invasión con más de 190 mil efectivos rusos se ha topado con resistencia férrea del ejército ucraniano, y su obsesión con la expansión de la OTAN hacia el este de Europa, un factor que sin duda ha pesado en los cálculos del líder ruso desde hace décadas, han generado una unidad a su interior y entre Europa y EE.UU no vista en años, e incluso podrían llevar a peticiones finlandesa y sueca de ingreso a la alianza militar. Países de la OTAN están enviando armas (sobre todo misiles antitanque) a Ucrania y por primera vez en su historia la alianza ha activado y movilizado su brigada de respuesta rápida. Y con su guerra de agresión en Europa, Putin ha enterrado de un golpe la neutralidad sueca y suiza y el pacifismo alemán de la posguerra en un solo fin de semana.

Las importantes sanciones a las que está siendo sujeta Rusia y el impacto económico que conllevan para Moscú, para la oligarquía rusa y eventualmente para la población en general, así como la evidente efectividad de la respuesta armada ucraniana ante el avance de la invasión, ¿llevarán a Putin a errar en un movimiento en el tablero militar? Su decisión de poner a las fuerzas de disuasión nuclear en alerta y la posibilidad de recurrir a la participación bélica de Bielorrusia, para todo efecto ya un Estado satélite de Moscú, son sin duda señales de alarma en ese sentido.

¿Qué sucederá con los mercados energéticos mundiales? Los precios del petróleo y el gas se han disparado a niveles casi récord a medida que la crisis ha empeorado. Putin podría retener exportaciones, elevando aún más los precios de manera artificial, impactando los de por sí ya elevados niveles de inflación en muchas naciones del mundo. A ello se podrían agregar aumentos significativos en los precios mundiales de trigo (por la caída en la producción rusa y ucraniana) y más disrupciones en cadenas globales de suministro.

¿Se enfrentará Europa a una crisis de refugiados? Al momento de escribir esta columna, había ya más de medio millón de refugiados ucranianos huyendo hacia otras naciones europeas. La guerra entre Rusia y Ucrania podría desplazar a millones de personas y detonar oleadas de refugiados a Europa Central. Un movimiento tan masivo de personas, no visto en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, podría suponer una catástrofe humanitaria e impactar la política europea tanto o más que la crisis migratoria de 2015 a través de Turquía y el Mediterráneo.

¿Cuáles son las implicaciones políticas internas para Biden? Hasta el momento no ha habido un efecto significativo de la opinión publica aglutinándose en torno al presidente, como suele suceder en otros momento de crisis, en buen parte porque la mayoría de los estadounidenses no perciben que lo que ocurre en Ucrania amenaza a EE.UU. Con niveles muy bajos de aprobación en las encuestas (las últimas levantadas de manera previa a la invasión en el contexto del primer discurso anual del presidente ante el Congreso, anoche), las perspectivas de mayor apoyo de votantes Republicanos son escasas, pero es concebible que Biden pudiese recuperar (por la manera en que ha conducido la relación con Europa y la OTAN, en abierto contraste con su antecesor) parte de la buena voluntad que ha perdido, especialmente entre Demócratas y votantes independientes. Y por lo menos en el Congreso, el debate sobre las sanciones económicas, financieras y comerciales a Rusia ha sido menos partidista. Donde si se prevé un choque frontal entre ambos partidos es en torno a la política energética y de renovables del presidente, en el contexto del impacto que está teniendo el conflicto en el suministro global de petróleo y gas natural.

¿Cuánto tiempo respaldarán los rusos a Putin? Ya antes de la guerra, había signos de oposición social, incluso entre la élite rusa. Más de 150 signatarios (activistas, artistas e intelectuales) firmaron en enero una carta abierta a Putin contra la guerra. Y si bien una encuesta realizada el miércoles previo a la invasión encontró que el 50 por ciento de los rusos cree que es correcto usar la fuerza militar para evitar que Ucrania se una a la OTAN, con solo el 25 por ciento en contra, las manifestaciones del fin de semana en Moscú y San Petersburgo no son nada desdeñables y tampoco está claro si los rusos estarán dispuestos a aceptar una guerra prolongada, con los costos humanos y económicos (profundizados por las sanciones; el lunes el rublo se depreció hasta llegar a un centavo de dólar, la caída mas abrupta de un día en la historia de esa moneda) que ésta encierra.

Finalmente, y más cerca de nuestra geografía, ¿buscará Putin distraer a Washington con bravuconadas de activismo y presencia militar rusas en el continente americano? En la visión del mundo de Putin, las superpotencias tienen derecho a tener “esferas de influencia” alrededor de sus fronteras, por lo que alguna muestra de proyección y presencia militar rusa en las Américas, Venezuela o Cuba, sería una jugada predecible, como lo ha hecho ya antes, enviando alguna fragata o bombardero de largo alcance a la región. No representaría más que un despliegue simbólico en momentos en los que Rusia no tiene la logística militar ni los recursos para sostener fuerzas significativas en el continente. Pero lo que sí es más real es la posible ampliación y profundización de sus actividades de desinformación, propaganda (la prevalencia de narrativas del Kremlin a través de los medios del Estado, RT y Sputnik, es más que evidente en redes sociales mexicanas) e incluso ciber-hackeo en países clave para Washington en la región.

Algunas de las respuestas a estas interrogantes se irán esclareciendo en los próximos días. Otros temas encarnan hojas de ruta por encima del horizonte. Pero sin duda el estallido de la guerra en Ucrania y el réquiem por el orden europeo de la posguerra fría significa, entre muchas otras consecuencias, que debemos ver el deshielo bipolar a través de un nuevo lente: su consecuencia más duradera, trágicamente, puede no ser el optimismo que en su momento inspiró en muchos, incluyendo al interior de la mayoría de los países de Europa del este, sino el daño que le propinó a uno: a Vladimir Putin. En 1993, el ensayista alemán Hans Enzensberger presagió que a la Guerra Fría le seguiría un periodo de caos, violencia y conflicto. Al reflexionar acerca de lo que ocurría en la ex Yugoslavia, describió un mundo con la “inhabilidad de distinguir entre destrucción y auto-destrucción”. En ese mundo, decía él, “ya no hay necesidad de legitimar acciones; la violencia se ha liberado de la ideología.” Enzensberger estaba en lo correcto, pero se adelantó tres décadas.

El presidente Joe Biden prometió ayer, durante su primer mensaje del Estado de la Unión, que hará “pagar un precio” por la invasión de Ucrania a su homólogo ruso, Vladímir Putin, y que conseguirá “salvar la democracia” de los retos que enfrenta dentro y fuera de Estados Unidos.

La guerra en Ucrania ocupó la apertura del discurso de Biden, en el confirmó su decisión de cerrar el espacio aéreo de Estados Unidos a las aerolíneas rusas, como han hecho Canadá y la Unión Europea (UE).

“Putin está más aislado que nunca del resto del mundo”, proclamó el mandatario ante los legisladores de ambas cámaras del Congreso estadounidense, quienes en este tema lo ovacionaron de pie sin importar la bancada a la que pertenecían.

Biden defendió que sus medidas y las de los aliados de Estados Unidos conseguirán “asfixiar la economía rusa”, y anunció que el Departamento de Justicia estadounidense tomará más medidas para acorralar a los oligarcas que permiten al Kremlin financiar su guerra.

“Encontraremos y decomisaremos sus yates, sus apartamentos de lujo, sus aviones privados”, recalcó dirigiéndose a los oligarcas rusos.

El presidente suele describir las relaciones internacionales como un pulso entre democracias y autocracias, y en su discurso opinó que las primeras han logrado estar “a la altura del momento” en lo relativo a Ucrania. “El mundo está eligiendo claramente el lado de la paz y la seguridad”, subrayó Biden.

Admitió que puede que Putin “siga haciendo avances” en Ucrania y que, aunque rodee Kiev con tanques, “nunca se ganará los corazones y las almas del pueblo ucraniano” ni cumplirá su objetivo de derribar “los cimientos del mundo libre”.

“(Putin) calculó muy mal las cosas. Creyó que podía entrar en Ucrania y que el mundo se rendiría. Y en cambio se ha encontrado con un muro de fuerza que nunca imaginó”, sostuvo.

El demócrata aseguró además que ha tratado de minimizar el impacto de la guerra en Estados Unidos con medidas como la liberación de 30 millones de barriles de crudo de sus reservas estratégicas, e hizo una promesa a los estadounidenses: “Vamos a estar bien”.

La invasión rusa de Ucrania obligó a Biden a reescribir parte de su discurso sobre el Estado de la Unión, y el tema suscitó los únicos aplausos bipartidistas de la noche, incluido uno para la embajadora ucraniana en Estados Unidos, Oskana Markarova, que estaba presente en el recinto.

De las sancione económicas, pasó a abordar el tema de la economía en el país y el aumento de inflación que tanto ha preocupado a los estadounidenses. Biden les aseguró que tiene un plan para atajar la inflación “reduciendo los costos y no los sueldos”.

“Mi mayor prioridad es poner los precios bajo control”, aseguró Biden sobre la inflación, que está disparada en Estados Unidos hasta niveles inéditos en más de 40 años.

Biden insistió en la necesidad de reducir los precios de la energía, los de los medicamentos y del cuidado de los niños, además de fabricar más productos en Estados Unidos y conseguir que esta sea “la década de la infraestructura” en el país.

Sin embargo, no pidió expresamente que el Congreso apruebe su plan de gasto social, valorado en 1.75 billones de dólares, que muchos en el Senado ya dan por muerto. Mencionó rápidamente la competencia estratégica con China, a la vez que recordó la cooperación con México y Guatemala para disminuir el flujo de inmigrantes indocumentados a la frontera sur estadounidense.

Pidió al Congreso que apruebe “de una vez por todas” la reforma migratoria que incluya un camino a la ciudadanía para los “dreamers”, jóvenes que llegaron a Estados Unidos siendo niños, y a los beneficiarios del Estatus de Protección Temporal (TPS), entre otros.

“No solo es lo correcto, sino que también es inteligente a nivel económico”, subrayó Biden, a pesar de que ese proyecto de reforma está completamente estancado en el Congreso.

Ante la expectativa de que la Corte Supremo limite este año el derecho a abortar en Estados Unidos, Biden abogó por “preservar el derecho de una mujer a decidir”, aunque de nuevo evitó usar la palabra “aborto”, algo por lo que le han criticado muchas activistas. Llamó a defender los derechos LGBTQ y a atender la crisis de salud mental.

Tras hablar sobre las amenazas al derecho al voto en Estados Unidos, Biden pidió a los estadounidenses unirse y cumplir su responsabilidad a nivel interno y global. “Salvaremos la democracia”, prometió Biden.

Su discurso se produjo el primer día en que las mascarillas dejaron de ser obligatorias en Washington debido al descenso de contagios, por lo que se pudo ver una Cámara con personas sin mascarillas, algo que no sucedía en los últimos años. El mandatario celebró que el país “avanza de forma segura hacia rutinas más normales”.

También fue el primer mensaje del Estado de la Nación en la historia, donde el presidente estuvo acompañado por dos mujeres: Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes y Kamala Harris, vicepresidenta.

El presidente Joe Biden pronuncia esta noche su primer discurso sobre el Estado de la Unión, con la atención puesta en la inflación, uno de los temas que más preocupa a los estadounidenses, y en la guerra en Ucrania, lo que conlleva un enfriamiento en las relaciones con Rusia.

El discurso anual ante la sesión plenaria del Congreso llega en un momento difícil para el demócrata. Tras catorce meses en el cargo, los índices de confianza entre la opinión pública se sitúan en torno al 40%. Según el último sondeo publicado por la cadena ABC y el diario The Washington Post, el 55% de los estadounidenses desaprueban el trabajo de Biden y sólo el 37% lo aprueba.

Una encuesta de NPR señala que más de la mitad del país considera que el primer año de Biden fue un fracaso.

Además, se pronostica que los republicanos, muchos todavía bajo la influencia de Donald Trump, tomen el control del Congreso en las elecciones de medio mandato que se celebrarán en noviembre próximo.

Sobre el conflicto armado en Ucrania, Biden abordará su papel en unir a Occidente en apoyo a este país frente a Rusia de su homólogo Vladimir Putin. Su portavoz, Jen Psaki, dijo a los periodistas que hablará sobre sus esfuerzos para “unir al mundo” y la importancia de Estados Unidos como líder “que defiende los valores”.

Al respecto, se informó que la embajadora de Ucrania en Estados Unidos, Oskana Markarova, será invitada especial en el discurso del Estado de la Unión.

Otro de los temas que se tocarán será la pandemia. Se tiene previsto que Biden señale que el país se encamina hacia un futuro post-pandemia lleno de optimismo.

Su discurso llega en un momento de fuerte caída de los contagios y solo unos días después de que los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) relajaran las recomendaciones de uso de mascarilla para la mayoría de los estadounidenses.

Otros de los invitados especiales de Biden son: Frances Haugen, la mujer que filtró el año pasado los documentos en los que Facebook admitía que sus redes sociales potencian la desinformación y dañan la salud mental de los jóvenes, y el director ejecutivo de Intel, Pat Gelsinger. Una enfermera que atiende pacientes de COVID-19; un trabajador de la industria siderúrgica; un adolescente activista sobre la diabetes; un miembro de la comunidad indígena Saginaw Chippewa; a la viuda de un veterano de guerra y a una madre de dos hijas que estudia una carrera.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, propuso este viernes a Ketanji Brown Jackson, jueza de la Corte de Apelaciones del Distrito de Columbia, como nominada para ocupar la vacante en la Corte Suprema del país, cumpliendo así con su promesa de elegir para este puesto a una afroamericana.

Ketanji Brown Jackson fue finalmente la elegida por Biden frente a otras candidatas como J.Michelle Childs o Leondra Kruger, las otras dos mejor posicionadas para el puesto.

De ser confirmada, será la primera mujer negra en ocupar una de las nueve sillas de la más alta instancia judicial estadounidense.

Tras graduarse en la Universidad de Harvard, Jackson desarrolló una carrera variada, incluso fue asistente de Breyer, y desde el año pasado es jueza en la Corte de Apelaciones del Distrito de Columbia, considerado el segundo tribunal más importante del país y una plataforma para ascender al Supremo.

Los dos años que pasó como abogada de oficio para personas con pocos recursos la convertirían, si llega al Supremo, en la primera jueza de la corte con ese tipo de experiencia desde hace más de tres décadas.

Jackson es la favorita del ala progresista de los demócratas y este miércoles recibió el apoyo del abogado Ben Crump, que ha representado a las familias de una decena de víctimas de la brutalidad policial y el racismo, incluidos George Floyd y Breonna Taylor.

Ese respaldo se debe en parte a las decisiones que tomó Jackson durante su etapa como jueza de una corte federal de Washington: en 2018, por ejemplo, invalidó un plan del entonces presidente, Donald Trump, para facilitar el despido de los trabajadores del sector público.

En otra ocasión, sin embargo, permitió que Trump esquivara normas medioambientales para construir el muro con México, al opinar que una demanda sobre el tema estaba fuera de su jurisdicción.

Además, Jackson trabajó en la Comisión de Sentencias de Estados Unidos para reducir las penas de la mayoría de delitos federales de narcotráfico. Es un asunto que conoce de primera mano: su tío fue condenado a cadena perpetua por un crimen no violento de drogas, aunque fue liberado en 2017 y murió poco después.

El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió este martes al emitir una declaración sobre la situación entre Ucrania y Rusia. Presumió la estrecha relación que tenía con Vladimir Putin, asegurando que la crisis de Ucrania no habría ocurrido bajo su administración.

“Si se maneja adecuadamente, no había absolutamente ninguna razón para que la situación que está ocurriendo actualmente en Ucrania hubiera ocurrido”, dijo el magnate republicano en un comunicado.

“Conozco muy bien a Vladimir Putin, y él nunca habría hecho durante la administración de Trump lo que está haciendo ahora, ¡de ninguna manera!”, subrayó.

Y es que Rusia se enfrenta a una fuerte reacción internacional después de que Putin reconoció ayer como estados independientes a los territorios separatistas prorrusos en el este de Ucrania, además de que el Parlamento ruso dio luz verde para que se envíen tropas a para proteger a Donetsk y Lugansk.

La medida se produjo con más de 100,000 soldados rusos en distintos puntos de las fronteras de Ucrania y en medio de advertencias de una invasión total planificada por el gobierno de Putin.

El presidente demócrata Joe Biden, anunció este martes sanciones económicas que buscan aislar a Rusia de la financiación de Occidente y golpearán a las “élites rusas”, así como a las instituciones financieras.

Trump, que había guardado silencio sobre la escalada de la amenaza rusa al aliado de Estados Unidos, criticó previamente la respuesta “débil” de la administración Biden que, según dijo, no coincidía con las acciones de Rusia.

“Ahora ha comenzado, los precios del petróleo están subiendo cada vez más, y Putin no solo está obteniendo lo que siempre quiso, sino que, debido al aumento del petróleo y el gas, se está haciendo cada vez más rico”, agregó el republicano.

Trump calificó de “genial” la decisión de Putin reconocer la independencia de las dos provincias separatistas del Donbás, en el este de Ucrania.

“Aquí tenemos a un tipo que es muy listo. Le conozco muy bien. Muy, muy bien”, dijo Trump en referencia a Putin durante una entrevista con un programa de radio conservador.

Según el exmandatario republicano, su primera reacción tras ver al jefe del Kremlin reconocer la independencia de las provincias separatistas ucranianas fue pensar: “esto es genial”.

“Putin ahora dice: ‘es independiente’, una gran parte de Ucrania. Yo dije: ‘¿Cómo de inteligente es eso?’ Y va a entrar como pacificador”, comentó Trump, que bromeó asegurando que una fuerza militar como la desplegada por Rusia se debería enviar a la frontera de Estados Unidos con México para controlar la inmigración irregular.

Trump, además, vaticinó que China seguirá el ejemplo ruso y tratará de hacer algún movimiento con Taiwán.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó el reconocimiento de Rusia a la independencia de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, como “el comienzo de la invasión de Ucrania” y ha amenazado al Kremlin con “ir más allá con las sanciones” si continúa en esta línea.

Biden dijo que con la decisión de reconocer la independencia de estas dos regiones, el presidente ruso, Vladimir Putin, “está creando un motivo para hacerse por la fuerza con más territorio (…) está creando un motivo para ir mucho más allá. Este es el comienzo de una invasión rusa de Ucrania”, dijo en un mensaje desde La Casa Blanca.

Ante esta situación, Biden ha prometido que Estados Unidos no solo brindará más apoyo a militar a Ucrania después de que Putin haya atacado de forma directa a su “derecho a existir”, sino que también reforzará a sus aliados del Báltico.

“No tenemos intención de luchar contra Rusia. Sin embargo, queremos enviar un mensaje inequívoco: que Estados Unidos y sus aliados defenderán cada centímetro del territorio de la OTAN y harán cumplir sus compromisos”.

El demócrata dijo que todavía hay tiempo para evitar la peor de las situaciones, y afirmó que tanto Estados Unidos como sus aliados permanecen abiertos a la diplomacia, si este ejercicio es serio.

Recordemos que Putin reconoció el lunes la independencia de los territorios separatistas de Donetsk y Lugansk, y ordenó horas después la entrada de las Fuerzas Armadas rusas en las mismas en el marco de una “misión de mantenimiento de la paz”, una decisión fuertemente criticadas por la mayoría de la comunidad internacional.

El gobierno ucraniano cifró el lunes en 14,000 los muertos en los ocho años de conflicto en el este del país, antes de agregar que al menos 30,000 personas han resultado heridas, mientras que 1.5 millones de personas se han visto obligadas a huir de sus hogares en Crimea y Donbás para escapar de “la ocupación” rusa del territorio de Ucrania.

El presidente Joe Biden también anunció que aplicará fuertes sanciones financieras a bancos y oligarcas rusos. Indicó que enviará tropas estadounidenses adicionales a los Estados del Báltico: Lituania, Estonia y Letonia,  en el flanco oriental de la OTAN, colindante con Rusia.

La imposición de la primera ronda de sanciones económicas contra Rusia, añadió Biden, tiene como objetivo aislar a Moscú del sistema financiero occidental.

Por su parte la Unión Europea aprobó también este martes su primera tanda de sanciones contra Rusia, que incluyen la prohibición de entrar en territorio europeo a altos cargos de ese país, límites al acceso para Moscú a los mercados financieros europeos y un embargo comercial a las regiones de Donetsk y Lugansk.

La aprobación definitiva de las sanciones tendrá lugar este miércoles por la mañana, así como su entrada en vigor, con la publicación en el “Diario Oficial” de la UE, informó la presidencia francesa del Consejo de la UE tras la reunión mantenida por los embajadores de los Veintisiete ante las instituciones europeas.

En su reunión, los embajadores dieron su “acuerdo” a las “propuestas jurídicas de sanciones” presentadas por el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) y la Comisión Europea, precisó la presidencia francesa de la UE en su cuenta oficial en Twitter.

En total, 27 personas y entidades tanto militares como políticas y económicas vinculadas con las acciones de Rusia se verán afectadas por el paquete acordado. Además, se sancionará a 351 miembros del Parlamento ruso que votaron en favor del reconocimiento de la independencia de Donetsk y Lugansk, y los 11 que propusieron hacerlo, junto con los militares responsables de la misión en Ucrania.

Además, Alemania anunció su decisión de bloquear la certificación del gasoducto ruso Nord Stream 2, controlado por el gigante energético ruso Gazprom, ya terminado y construido con participación de empresas alemanas, que está destinado a transportar directamente gas desde Rusia al oeste de la Unión Europea con entrada por territorio de Alemania y evitar así el tránsito a través de Ucrania.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo este jueves que la amenaza de una invasión rusa sobre Ucrania es “muy alta”, reiterando que este podría ocurrir “en los próximos días”.

Hablando con periodistas cuando salía de La Casa Blanca, Biden dijo que estaban “todos los indicios de que están preparados para entrar en Ucrania”, en referencia a Rusia, añadiendo que no tenía planes de conversar con el presidente ruso, Vladimir Putin.

Por su parte la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, aseguró que Rusia se dirige a una “inminente invasión” de Ucrania pese a sus anuncios de retiro de tropas.

Las breves declaraciones de Biden y Thomas-Greenfield coinciden en que su gobierno recibió la respuesta de las autoridades rusas a las propuestas presentadas en materia de seguridad europea, algo que ya había adelantado el ministro de Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov.

“Podemos confirmar que hemos recibido una respuesta de la Federación Rusa”, afirmó un portavoz del Departamento de Estado norteamericano, según la cadena CNN. Moscú le ha entregado el documento al embajador de Estados Unidos en Moscú, John Sullivan.

Lavrov había confirmado horas antes que la respuesta llegaría este jueves, prometiendo incluso que, una vez entregada, se haría pública. “Si se mantiene el secretismo, como lo prefieren Washington y Bruselas, la opinión pública será inundada con mentiras y la burda propaganda que ahora satura el espacio informativo”, dijo el jefe de la diplomacia rusa.

Moscú reclama garantías en materia de seguridad para, por ejemplo, la OTAN no se expanda en el este de Europa y no se desplieguen armas de ataque. Sin embargo, en las últimas semanas han seguido anunciándose compromisos militares con los países cercanos a Rusia, incluido Ucrania, epicentro de la última escalada política y bélica.

En ese sentido, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, advirtió este jueves de que Rusia, en lugar de retirar las tropas desplegadas en la frontera con Ucrania, las está acercando “poco a poco”, y aseguró que incluso está abasteciendo a los contingentes de suministros.

“Los vemos acercar poco a poco algunas de esas tropas a la frontera”, declaró Austin en una rueda de prensa al término de una reunión de ministros de Defensa de la OTAN, en la que abordaron la implicación para la seguridad europea del refuerzo militar ruso junto a Ucrania.

Añadió que han apreciado que están volando “más aviones de combate y de apoyo” y, también, que están mejorando su disposición en el mar Negro. “Incluso los vemos abastecerse de sangre”, comentó.

Austin recordó que él mismo fue “un soldado no hace mucho y sé de primera mano que no se hacen este tipo de cosas si no hay una razón. Y ciertamente, no lo haces si te estás preparando para hacer las maletas e ir a casa”, apuntó.

Así, el jefe del Pentágono dejó claro que Rusia continúa la acumulación de tropas alrededor de Ucrania, en Crimea, Bielorrusia y el mar Negro, que según dijo suman ya unos 150,000 militares, y que ante esa situación Estados Unidos y los aliados van a “permanecer vigilantes”.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, denunció este martes que Rusia mantiene una postura “amenazante” contra Ucrania y que todavía es “claramente posible” que invada el país, esto después de que Moscú anunciara la retirada de algunas unidades militares.

Desde La Casa Blanca, Biden dijo que su gobierno todavía no ha verificado el presunto repliegue de unidades rusas de la frontera con Ucrania que anunció este martes el Kremlin. “Nuestros analistas indican (que los militares rusos) siguen en una postura totalmente amenazante, y el hecho es que, ahora mismo, Rusia tiene más de 150,000 soldados alrededor de Ucrania y Bielorrusia”, señaló el mandatario.

Biden aseguró que coincide con el gobierno ruso en que hay que dar a la diplomacia “todas las oportunidades de triunfar”, y que hay “formas reales de hacer frente a las preocupaciones de seguridad” tanto de Rusia como de Ucrania y de Occidente.

“Mientras haya esperanza de una solución diplomática que prevenga el uso de la fuerza y evite un sufrimiento humano increíble, lo seguiremos intentando”, prometió el demócrata.

Sin embargo, subrayó que es “claramente posible” que Rusia invada Ucrania, y dijo que si lo hace, desatará “una guerra elegida, una guerra sin causa ni razón”, que tendrá costos humanos “inmensos” para Ucrania y graves consecuencias “estratégicas” para Moscú.

Reconoció que un ataque ruso a Ucrania tampoco sería “indoloro” para Estados Unidos, porque podría haber “un impacto en los precios de la energía” para los estadounidenses, que ya son altos, por lo que se estaba tratando de “aliviar la presión” en ese mercado.

“El pueblo estadounidense entiende que defender la democracia y la libertad siempre tiene costos”, indicó.

Biden añadió que, si es necesario, Estados Unidos “defenderá cada centímetro del territorio de la OTAN con la fuerza completa del poder estadounidense”, en caso de que haya un ataque contra países que, al contrario que Ucrania, sí formen parte de la Alianza Atlántica.

El mandatario confió en que Rusia “elija la diplomacia”, por “responsabilidad histórica” y por “la estabilidad global”, pero advirtió que Estados Unidos y sus aliados “no dudarán en responder” si Moscú opta por una invasión, algo que el Kremlin asegura que no desea hacer.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, instó la tarde de ayer a los ciudadanos estadounidenses que se encuentren en Ucrania a que abandonen inmediatamente el país ante una eventual invasión rusa.

“Los ciudadanos estadounidenses deberían marcharse ahora”, dijo Biden en una entrevista con NBC News. “No es como si estuviéramos tratando con una organización terrorista. Estamos lidiando con uno de los ejércitos más grandes del mundo. Es una situación muy diferente y las cosas podrían volverse locas rápidamente”, añadió.

Biden también reiteró que bajo ninguna circunstancia mandaría tropas estadounidenses a Ucrania, incluso si se tratara de rescatar estadounidenses en caso de una invasión rusa.

“Eso es una guerra mundial. Cuando estadounidenses y rusos comienzan a dispararse, estamos en un mundo muy distinto”, señaló.

Y es que las tensiones entre Washington y Moscú están en su pico más alto desde la Guerra Fría. Estados Unidos asegura que cerca de 130,000 soldados rusos están agrupados en docenas de brigadas de combate cerca de la frontera con Ucrania.

Líderes occidentales han llevado a cabo diplomacia para aliviar las tensiones; en los últimos días el presidente francés, Emmanuel Macron ha sido quien ha liderado los esfuerzos diplomáticos. Sin embargo, los comentarios de Biden, así como del Departamento de Estado, que también renovó su advertencia a los ciudadanos estadounidenses a que se fueran, apuntan a que es casi seguro que aumentarán de nuevo las tensiones.

“Lo que espero es que si (el presidente ruso Vladimir Putin) es lo suficientemente insensato para entrar, sea lo suficientemente inteligente como para no hacer, de hecho, nada que pueda afectar negativamente a los ciudadanos estadounidenses”. Biden dijo que no tendría que decirle eso a Putin, añadiendo: “Él lo sabe”.

Sin embargo, este viernes, autoridades ucranianas restaron importancia a las declaraciones del mandatario estadounidense, al asegurar que “no hay nada nuevo en esta declaración”, según el ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba.

Recordemos que días atrás, el gobierno ucraniano consideró que la decisión de Washington de evacuar a su personal diplomático era “exagerada.”

“Conocemos la posición de Estados Unidos, que ya ha hecho antes este tipo de declaraciones”, dijo Kuleba a la prensa. “Ellos ya empezaron a evacuar a parte del personal de su embajada y familiares. Esta declaración no evidencia ningún cambio radical de la situación”, añadió.

Quien también habló del tema fue el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, quien dijo que Rusia podría invadir Ucrania durante los actuales Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing, por lo que al igual que el presidente Biden pidió a los estadounidenses salir del país europeo inmediatamente.

Blinken no explicó las razones para la alerta de seguridad del Departamento de Estado que llama a los ciudadanos estadounidenses a dejar Ucrania.

“Sencillamente, seguimos viendo señales preocupantes de escalada rusa, incluyendo más soldados arribando a la frontera ucraniana”, dijo Blinken en Melbourne. “Estamos en un período en que una invasión podría comenzar en cualquier momento y, que quede claro, eso pudiera ser durante los Juegos Olímpicos”, añadió Blinken.

En tanto, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, volvió a advertir este viernes del “riesgo real de un nuevo conflicto armado” en Europa, durante una visita a una base militar de la Alianza, situada en Rumania.

“El número de soldados rusos aumenta, mientras que los plazos de advertencia disminuyen”, avisó Stoltenberg en la base de Mihail Kogalniceanu, en el sureste de Rumania, cerca del mar Negro. Los occidentales llevan semanas acusando a Moscú de preparar una agresión militar contra Ucrania.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prometió este lunes “poner fin” a la controvertida construcción del oleoducto Nord Stream 2 para abastecer de gas ruso a Europa si Moscú invade Ucrania.

Biden habló junto al canciller alemán Olaf Scholz a quien recibió en La Casa Blanca. Scholz sin embargo, se mantuvo un poco más moderado en su posición y solo prometió estar “unidos” con Biden.

La declaración de Biden ha sido la más contundente hasta ahora respecto al futuro del nuevo gasoducto, que ya se terminó, pero que no ha empezado a canalizar gas natural hacia Alemania.

“Si Rusia invade, eso significa tanques o tropas cruzando la frontera de Ucrania nuevamente, entonces ya no habrá más un Nord Stream 2”, dijo Biden. “Les prometo”, dijo Biden, que “le pondremos fin”.

Scholz fue mucho menos claro sobre hasta dónde estaría dispuesto a llegar para castigar a Rusia si despliega un ataque por parte de sus más de 100,000 tropas concentradas en la frontera con Ucrania por órdenes del presidente Vladimir Putin.

El canciller alemán advirtió que él y Biden están “absolutamente unidos” en aplicar sanciones contra Rusia e insistió en que no darán “pasos diferentes”. “Daremos los mismos pasos y serán muy, muy fuertes hacia Rusia”.

Al ser preguntado por los periodistas acerca del Nord Stream 2, Scholz evitó mencionar el gasoducto con nombre propio o confirmar directamente que apoyaría eliminar la infraestructura.

Scholz, en su primera visita a La Casa Blanca desde que asumió en reemplazo de Angela Merkel, ha sido criticado por Ucrania y Estados Unidos por su postura casi pasiva en defensa de la Ucrania pro-occidental.

Las críticas provienen de la decisión alemana de no unirse a Estados Unidos y otros aliados de la OTAN en el envío de armas para ayudar a los militares ucranianos, y también porque muchos dudan que Alemania esté dispuesta a cerrar el Nord Stream 2.

“Alemania es uno de nuestros aliados más importantes en el mundo. No hay duda sobre la alianza entre Alemania y Estados Unidos. Ninguna”, subrayó Biden.

Por su parte el presidente francés, Emmanuel Macron, propuso también este lunes a su homólogo ruso Vladimir Putin “construir garantías de seguridad concretas” para todos los Estados implicados en la crisis ucraniana.

“El presidente Putin me aseguró su disposición a participar en este proceso y su voluntad de mantener la estabilidad y la integridad territorial de Ucrania”, agregó Macron durante una rueda de prensa conjunta tras más de cinco horas de conversaciones con el líder ruso en Moscú.

Mientras el presidente ruso subrayaba sus desacuerdos con la OTAN, el mandatario francés hizo un resumen de sus objetivos: “la estabilidad militar a corto plazo y que el diálogo entre Rusia, Estados Unidos y los europeos prosiga para encontrar soluciones para la seguridad de todos”.

En ese sentido, Macron aceptó, como sugería Putin, que “no hay seguridad para los europeos si no hay seguridad para Rusia”. Pero al mismo tiempo, recordó al presidente ruso que los países bálticos y los países europeos fronterizos tenían “los mismos temores” de seguridad que las de Rusia.

Macron prometió “intensificar los contactos” con todos sus socios para “construir nuevas soluciones”. “Hemos esbozado algunas vías en nuestra reunión”, añadió.

Tras la rueda de prensa, la presidencia francesa aseguró que los dos dirigentes habían alcanzado varios puntos de acuerdo que, sin embargo, no mencionaron durante la rueda de prensa. En particular, Moscú aceptó, según París, retirar sus soldados al final de las maniobras de Zapad, en Bielorrusia. El Elíseo citó también el compromiso de ambas partes de “no tomar nuevas iniciativas militares, lo que permite prever una desescalada”.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aseguró este jueves que el líder del grupo terrorista Estado Islámico (EI), Abu Ibrahim al Hashimi al Qurashi, murió en una explosión que él mismo causó, durante una operación estadounidense en el norte de Siria.

En un discurso desde La Casa Blanca después de confirmar en un comunicado que una operación estadounidense había acabado con la vida de Al Qurashi, el presidente defendió que su gobierno hizo todo lo posible para “minimizar las muertes de civiles”.

“Mientras nuestras tropas se acercaban para capturar al terrorista, en un acto final de cobardía desesperada y sin ninguna consideración por las vidas de su propia familia o de otros en el edificio, decidió volarse a sí mismo por los aires”, dijo Biden.

Al Qurashi no recurrió “simplemente a un chaleco” con explosivos, sino que decidió “volar por los aires” el tercer piso del edificio donde se encontraba escondido, matando consigo a varios miembros de su familia, añadió el mandatario.

“Sabiendo que este terrorista se había rodeado de familias, incluidos niños, tomamos la decisión de llevar a cabo una redada de fuerzas especiales, algo mucho más arriesgado para nuestra propia gente, en lugar de lanzar un ataque aéreo”, defendió Biden.

El presidente no confirmó la cifra de fallecidos durante la operación, que según los denominados Cascos Blancos, un grupo de rescatistas que opera en las áreas de Siria controladas por al oposición, dejó 13 muertos, entre ellos 6 niños.

No obstante, Biden insinuó que todas las víctimas civiles se debieron a las acciones de Al Qurashi, y aseguró que la operación ha “enviado un mensaje claro a los terroristas de todo el mundo”. “Iremos tras ustedes y les encontraremos”, dijo Biden a los yihadistas.

La operación tuvo lugar en un edificio en la zona de Atme, en la provincia noroccidental siria de Idlib, y las fuerzas estadounidenses lograron sacar a la familia que vivía en el primer piso antes de que comenzara el operativo, aseguraron funcionarios estadounidenses.

Después de que Al Qurashi detonara la carga explosiva, el equipo de elite se enfrentó en un fuego cruzado con otro “terrorista del EI” al que no identificaron y que vivía en el segundo piso, que finalmente murió junto a su esposa.

Foto: Twitter