El presidente Joe Biden prometió ayer, durante su primer mensaje del Estado de la Unión, que hará “pagar un precio” por la invasión de Ucrania a su homólogo ruso, Vladímir Putin, y que conseguirá “salvar la democracia” de los retos que enfrenta dentro y fuera de Estados Unidos.

La guerra en Ucrania ocupó la apertura del discurso de Biden, en el confirmó su decisión de cerrar el espacio aéreo de Estados Unidos a las aerolíneas rusas, como han hecho Canadá y la Unión Europea (UE).

“Putin está más aislado que nunca del resto del mundo”, proclamó el mandatario ante los legisladores de ambas cámaras del Congreso estadounidense, quienes en este tema lo ovacionaron de pie sin importar la bancada a la que pertenecían.

Biden defendió que sus medidas y las de los aliados de Estados Unidos conseguirán “asfixiar la economía rusa”, y anunció que el Departamento de Justicia estadounidense tomará más medidas para acorralar a los oligarcas que permiten al Kremlin financiar su guerra.

“Encontraremos y decomisaremos sus yates, sus apartamentos de lujo, sus aviones privados”, recalcó dirigiéndose a los oligarcas rusos.

El presidente suele describir las relaciones internacionales como un pulso entre democracias y autocracias, y en su discurso opinó que las primeras han logrado estar “a la altura del momento” en lo relativo a Ucrania. “El mundo está eligiendo claramente el lado de la paz y la seguridad”, subrayó Biden.

Admitió que puede que Putin “siga haciendo avances” en Ucrania y que, aunque rodee Kiev con tanques, “nunca se ganará los corazones y las almas del pueblo ucraniano” ni cumplirá su objetivo de derribar “los cimientos del mundo libre”.

“(Putin) calculó muy mal las cosas. Creyó que podía entrar en Ucrania y que el mundo se rendiría. Y en cambio se ha encontrado con un muro de fuerza que nunca imaginó”, sostuvo.

El demócrata aseguró además que ha tratado de minimizar el impacto de la guerra en Estados Unidos con medidas como la liberación de 30 millones de barriles de crudo de sus reservas estratégicas, e hizo una promesa a los estadounidenses: “Vamos a estar bien”.

La invasión rusa de Ucrania obligó a Biden a reescribir parte de su discurso sobre el Estado de la Unión, y el tema suscitó los únicos aplausos bipartidistas de la noche, incluido uno para la embajadora ucraniana en Estados Unidos, Oskana Markarova, que estaba presente en el recinto.

De las sancione económicas, pasó a abordar el tema de la economía en el país y el aumento de inflación que tanto ha preocupado a los estadounidenses. Biden les aseguró que tiene un plan para atajar la inflación “reduciendo los costos y no los sueldos”.

“Mi mayor prioridad es poner los precios bajo control”, aseguró Biden sobre la inflación, que está disparada en Estados Unidos hasta niveles inéditos en más de 40 años.

Biden insistió en la necesidad de reducir los precios de la energía, los de los medicamentos y del cuidado de los niños, además de fabricar más productos en Estados Unidos y conseguir que esta sea “la década de la infraestructura” en el país.

Sin embargo, no pidió expresamente que el Congreso apruebe su plan de gasto social, valorado en 1.75 billones de dólares, que muchos en el Senado ya dan por muerto. Mencionó rápidamente la competencia estratégica con China, a la vez que recordó la cooperación con México y Guatemala para disminuir el flujo de inmigrantes indocumentados a la frontera sur estadounidense.

Pidió al Congreso que apruebe “de una vez por todas” la reforma migratoria que incluya un camino a la ciudadanía para los “dreamers”, jóvenes que llegaron a Estados Unidos siendo niños, y a los beneficiarios del Estatus de Protección Temporal (TPS), entre otros.

“No solo es lo correcto, sino que también es inteligente a nivel económico”, subrayó Biden, a pesar de que ese proyecto de reforma está completamente estancado en el Congreso.

Ante la expectativa de que la Corte Supremo limite este año el derecho a abortar en Estados Unidos, Biden abogó por “preservar el derecho de una mujer a decidir”, aunque de nuevo evitó usar la palabra “aborto”, algo por lo que le han criticado muchas activistas. Llamó a defender los derechos LGBTQ y a atender la crisis de salud mental.

Tras hablar sobre las amenazas al derecho al voto en Estados Unidos, Biden pidió a los estadounidenses unirse y cumplir su responsabilidad a nivel interno y global. “Salvaremos la democracia”, prometió Biden.

Su discurso se produjo el primer día en que las mascarillas dejaron de ser obligatorias en Washington debido al descenso de contagios, por lo que se pudo ver una Cámara con personas sin mascarillas, algo que no sucedía en los últimos años. El mandatario celebró que el país “avanza de forma segura hacia rutinas más normales”.

También fue el primer mensaje del Estado de la Nación en la historia, donde el presidente estuvo acompañado por dos mujeres: Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes y Kamala Harris, vicepresidenta.

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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