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En el marco de la jornada electoral que se vive hoy en Estados Unidos, un juez ordenó al Servicio Postal del país revisar las instalaciones de procesamiento de correo para detectar si hay retrasos en el despacho de los votos por correo y enviarlos inmediatamente en una docena de estados, incluyendo Pensilvania y Florida, que son decisivos.

Los datos del Servicio Postal de los Estados Unidos (USPS) presentados en el caso mostraron que cerca de 300,000 papeletas que se recibieron para el procesamiento del correo no tenían escaneos que confirmaran su entrega a las autoridades electorales.

Si bien las papeletas pueden ser entregadas sin escaneos de entrega, grupos de derechos de los votantes temen que los retrasos en el correo puedan causar que al menos algunas sean descalificadas.

Las afectaciones se dieron principalmente en Pensilvania, Carolina del Sur, Florida, Colorado, Arizona, Alabama y Wyoming.

La decisión se tomó en respuesta a las demandas presentadas por grupos como Vote Forward, una organización de derechos de voto, la NAACP y grupos comunitarios latinos. Muchos estados sólo contarán en sus resultados electorales las boletas enviadas por correo que se reciban antes del final del martes.

Por su parte la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) anunció esta tarde que investiga una serie de llamadas robotizadas (“robocalls”) en las que supuestamente se intentó desinformar a los votantes estadounidenses en plena jornada electoral, alentándoles a quedarse en casa y “obstaculizando” así su derecho al sufragio.

Según explicó a reporteros un funcionario de la Agencia de Ciberseguridad y Seguridad de Infraestructuras del país, se trata de una acción que supone “intimidación del votante” y “supresión del voto”, aunque recordó que “las llamadas robotizadas de esta naturaleza suceden en todas las elecciones”.

Se han informado de este tipo de llamadas robotizadas en los estados de Michigan, Kansas y Nebraska, donde los funcionarios urgieron a los ciudadanos a ignorarlas.

Según cifras del Washington Post, se han hecho unas 10 millones de llamadas de este tipo por todo Estados Unidos en los últimos días, aunque comenzaron semanas atrás.

El presidente y candidato republicano a La Casa Blanca, Donald Trump declaró sentirse “bien” a su llegada a la sede del Comité Nacional Republicano en Virginia, donde se ha reunido con su equipo de campaña, ha expresado que cree que “va muy bien en Florida y Arizona”, dos de los considerados ‘estados bisagra’.

“También he oído que nos va muy bien en Texas. Creo que nos va bien en todas partes”, ha destacado Trump antes de aventurar que cree que “tendrán una buena noche”. Hizo un llamado a todo el país a “permanecer unido”.

Sobre la posibilidad de tener preparado un discurso en caso de ganar o perder, el presidente ha aclarado que aún no cuenta con un discurso postelectoral. “No pienso todavía en un discurso de aceptación o de concesión (…) Con suerte hacemos uno de esos dos discursos y, ya saben, ganar es fácil. Perder nunca lo es. Para mí no”, añadió el presidente.

Por otra parte, ha vuelto a criticar la decisión del Tribunal Supremo de permitir que Pensilvania siga recibiendo votos tres días después del día de las elecciones y ha alertado de que esta es una “decisión muy peligrosa para el país”.

En tanto, Joe Biden regresó esta tarde a su cuartel general de Wilmington, en Delaware, donde esperará al cierre de los colegios electorales y los primeros resultados, después de pasar la mañana en diversos pequeños actos de campaña.

Biden llegó a Wilmington después de buscar el voto en el estado de Pensilvania, al que el demócrata trata como la piedra angular de su victoria electoral, que podría, si obtiene el margen suficiente, declarar esta misma noche.

En su primera parada en Scranton, ciudad de la que es oriundo, pero en la que no pasó su infancia, Biden visitó a varios líderes sindicales y se detuvo brevemente en la casa donde nació e inscribió en las paredes: “Desde esta casa a La Casa Blanca por la gracia de Dios. Joe Biden, 3 de noviembre de 2020”.

Megáfono en mano, Biden se dirigió a un numeroso grupo al norte de Filadelfia y aseguró: “este año vamos a tener más gente votando que en toda la historia de Estados Unidos”, y auguró más de 150 millones de votos, un número que sería un récord.

El expresidente Barack Obama ha alabado este martes la profesionalidad del candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, cuando era su ‘número dos’ y ha asegurado que hacía de él un “mejor presidente”.

En un mensaje difundido a través de su cuenta de Twitter, Obama ha recordado que “durante ocho años”, Biden era “el último en abandonar la sala cuando tenía que enfrentarse a una decisión difícil. Así ha transmitido su apoyo al exvicepresidente y ha pedido el voto para los demócratas en el marco de la jornada electoral de hoy.

“Me hizo un mejor presidente. Y hoy tenemos la oportunidad de elegir a Joe y Kamala (Harris) para hacer que nuestro país vuelva a ser mejor”, señalado el exmandatario.

No obstante, ha admitido que no será una tarea sencilla, por lo que ha subrayado que es necesario el apoyo de cada estadounidense.

EL UNIVERSAL te trae esta jornada electoral en Estados Unidos no sólo un seguimiento minuto a minuto de la elección, la que decidirá si Donald Trump se queda o se va, sino una serie de mesas con expertos y analistas, para darle profundidad a las noticias de este martes y enlaces con nuestros corresponsales extendidos en la Unión Americana.

A las 6 de la tarde, en la mesa: “¿Se puede repetir la sorpresa Trump?” participan los periodistas Enriqueta Cabrera y Antonio Rosas-Landa, además del especialista Mauricio Meschoulam  y una crónica desde el lugar de los hechos por Ana Paula Ordorica.

Los esperamos esta tarde

Tras una campaña caracterizada por las acusaciones y las descalificaciones, los estadounidenses deciden este martes si continuará en el cargo el presidente republicano Donald Trump o lo sucederá el demócrata Joe Biden.

Casi 100 millones de ciudadanos votaron anticipadamente y ahora corresponde a los votantes en la jornada electoral terminar de decidir al ejercer su voto.

El tema principal de la campaña y la elección ha sido la pandemia de coronavirus. Cada candidato declaró al otro incapaz de lidiar con el COVID-19, además de problemas existenciales como la justicia racial y la equidad económica.

Ambos candidatos comenzaron su jornada este martes. El presidente Donald Trump dijo que los enormes mítines que convocó en las últimas y aceleradas semanas de campaña son la “última encuesta” y se traducirán en una gran cantidad de votos para su reelección.

Trump le dijo al programa “Fox & Friends” de Fox News Channel que pasará el día de las elecciones haciendo llamadas telefónicas a personas que le han sido leales y que irá a la sede de su campaña en los suburbios de Virginia para agradecer al personal.

Agregó que se declarará ganador “solo cuando haya victoria”; y es que ha habido preocupación de que Trump declare la victoria temprano, antes de que el conteo de votos sea definitivo. Pero el presidente republicano le dijo a Fox que no hay razón para “jugar” y aseguró que tiene “una oportunidad muy sólida de ganar”.

Por su parte Joe Biden comenzó el día de las elecciones visitando una iglesia y la tumba de su hijo Beau. Él y su esposa, Jill, hicieron una escala en la iglesia St. Joseph’s en Wilmington, Delaware, que suelen visitar los domingos.

Después de una breve visita a la iglesia acompañados de sus nietas Finnegan y Natalie, los cuatro caminaron hasta la tumba de Beau Biden en el cementerio de la iglesia.

Beau murió de cáncer cerebral en 2015, y Biden a menudo habla de su valentía mientras estaba desplegado en Irak.
El candidato demócrata dijo que pasará el resto de su día en Pensilvania.

Este lunes es el último día de la campaña electoral, en que los estadounidenses deberán decidir entre el presidente Donald Trump y el candidato demócrata Joe Biden para dirigir La Casa Blanca durante los próximos cuatro años.

Más de 93 millones de personas ya han votado y ambas campañas aseguran que tienen las de ganar, aunque las opciones de Biden para conseguir los 270 votos del Colegio Electoral son más amplias.

Trump apuesta a que un repentino entusiasmo de sus militantes se traducirá en votos.

Hoy, Trump participará en cinco mítines desde Carolina del Norte hasta Wisconsin. Biden estará la mayoría del tiempo en Pensilvania donde si gana, Trump quedaría casi sin opciones para ganar. Biden pasará tiempo también en Ohio, un estado que Trump ganó por 8 puntos porcentuales cuatro años atrás.

En las últimas horas de la campaña, ambos candidatos se acusaron mutuamente no ser aptos para ejercer la presidencia del país, y pintaron un cuadro apocalíptico de lo que será el futuro de la nación si su rival llegase a ganar.

“Biden convertirá a este país en un campo de detención donde ustedes tendrán que estar confinados a sus casas mientras los amotinados ultraizquierdistas quedarán libres para saquear y quemar”, exclamó Trump ayer en un mitin en Iowa.

Biden, por su parte, vaticinó que el país está a punto de poner fin a una presidencia que ha avivado las llamas del odio. “Cuando se escuche la voz del pueblo, el mensaje quedará claro: es hora de que Donald Trump empaque sus maletas y se vaya”, expresó Biden en Filadelfia, la ciudad más grande de Pensilvania, el estado que bien podría decidir la contienda.

La campaña llega a su final en momentos en que la pandemia del coronavirus está en auge, al haber matado a más 231,000 personas en el país y haber dejado a unas 20 millones sin empleo.

Ha sido un año extraordinario, en que Trump fue enjuiciado por el Congreso, la candidatura de Biden sufrió una dura prueba durante las primarias y la pandemia del coronavirus trastocó totalmente el panorama electoral.

La cantidad de personas que ya han votado es inédita en la historia del país, ya sea de forma temprano o por correo, algo que podría demorar el conteo.

Al respecto, Trump ha pasado meses lanzando denuncias, sin ofrecer evidencia alguna, de que las elecciones podrían ser fraudulentas, y se ha negado a prometer una transición pacífica del poder en caso de que pierda.

En entrevista con El Universal, el presidente Donald Trump  aseguró que cuatro años de un gobierno encabezado por él en Estados Unidos sería lo mejor para México, pues además de que ha hecho grande de nuevo a su país, tiene una excelente relación con López Obrador.

“Mis políticas han ayudado a hacer nuestro país grande otra vez, y lo mantendremos grande, y cuando las cosas van bien para nuestro país, también van bien para México. Cuando la economía de Estados Unidos es fuerte y cuando Estados Unidos es respetado en el mundo, es bueno para México”, indicó al diario.

El republicano afirmó que su rival demócrata, Joe Biden, representa todas las políticas fallidas del pasado, pues aunque tuvo altos cargos públicos en el gobierno de Estados Unidos, no hizo nada para mejorar las relaciones con México, ni por solucionar problemas como la migración o el tráfico de drogas.

Tal como lo ha expresado el presidente López Obrador, Trump dijo que hay una buena relación entre los dos, principalmente de respeto. Afirmó que fue un honor que la primera y única visita al extranjero de AMLO haya sido a La Casa Blanca.

“Cuando fui elegido, en 2016, todos los expertos en televisión y los periódicos decían que Estados Unidos y México tendrían una relación terrible”, recordó el empresario.

Enfatizó que así como él quiere hacer grande a Estados Unidos, el presidente López Obrador también quiere hacer grande a México, deseo que los acerca más. Incluso dijo que todos los líderes deberían estar cuidando de sus pueblos.

Trump indicó que las prioridades en la relación entre ambos países seguirán siendo migración, tráfico de personas, seguridad y comercio.

“México está protegiendo su propia soberanía, como nosotros estamos protegiendo la nuestra. Y al controlar mejor nuestras fronteras, ambos estamos avanzando en el combate a las drogas y el tráfico de personas”, indicó a El Universal en una entrevista escrita.

Trump confió en que ganará la elección del próximo martes ya que los estadounidenses saben que con él tendrán la economía más asombrosa de su historia. Reflexionó que ha recibido un “increíble apoyo” de la comunidad hispana, a quienes calificó como gente trabajadora.

A cinco días de las elecciones presidenciales, y con más de 7.3 millones de votos anticipados, el presidente Donald Trump y el candidato demócrata Joe Biden encabezaron eventos en Florida, estado clave para obtener el número necesario de votos en el colegio electoral.

Ambos candidatos invitaron a los ciudadanos del estado a votar; Trump lo hizo desde Tampa, en la costa oeste del estado, y Biden desde la ciudad en Coconut Creek, al norte de Miami.

El republicano se presentó ante una multitud en su mayoría sin cubrebocas, mientras que Biden lo hizo en un evento con poca gente.

Para defender otro mandato en La Casa Blanca, Trump, acompañado de su esposa Melania, presumió el 33.1% de crecimiento interanual que confirmaron este jueves los datos económicos del tercer trimestre. “Es el más grande que cualquier otro país”, dijo Trump a sus seguidores y señaló que obedece a la reapertura de la economía y por ello prometió que no habrán más cierres de emergencia por el coronavirus.

Biden recordó durante otro de sus ya comunes eventos motorizados, con unos 200 vehículos reunidos en el campus del Broward County College, las 100,000 vidas “que aún podemos salvar” este año solo con la obligatoriedad del uso de cubrebocas.

Ante los señalamientos que hay en su contra, dijo que no va a cerraría la economía, “no voy a cerrar el país, voy a acabar con el virus”. Sostuvo que Trump heredó una economía sólida de la administración Obama, por lo que descartó que ese tema sea un logro del actual gobierno.

El demócrata afirmó que Trump “se ha rendido” ante el coronavirus, y lamentó que “él no está haciendo nada, (está) abandonando las familias, rindiéndose”.

Biden señaló además la contradicción de la mano dura de Trump con las dictaduras en Venezuela y Cuba, y la complacencia del republicano con líderes autoritarios como el norcoreano Kim Jong-un y el ruso Vladimir Putin. Dijo no comprender que los ciudadanos venezolanos y cubanos estén siendo deportados a esas dictaduras.

Por su parte, Trump, ante un público con menos hispanos que en el sur de Florida, prometió mantener la mano dura contra los regímenes socialistas. “Vamos a seguir combatiendo las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua”, expresó.

Luciendo la característica gorra roja de su campaña, Trump volvió a sus promesas habituales y ataque contra la prensa. Calificó de “vergüenza para el país” a Miles Taylor, exjefe de gabinete del Departamento de Seguridad Nacional, quien reveló el miércoles que es el autor anónimo de un artículo de opinión y un libro crítico con el presidente; criticó la cobertura dada por los medios a dicho tema.

Antes de tomar la palabra, la primera dama Melania defendió que “bajo esta Presidencia los valores estadounidenses han sido protegidos”. Melania dijo que su esposo ha expandido “las oportunidades para las mujeres y especialmente para las madres”.

De cara a las aspiraciones para sumar más de 270 votos en el Colegio Electoral, la cantidad mínima que necesita para triunfar en las elecciones presidenciales, la recta final de la campaña se ha centrado en Florida, estado reñido y en el que ambos candidatos están técnicamente empatados en los sondeos de opinión.

En el cuarto viaje de Biden a Florida durante esta campaña , el demócrata dijo que los intentos del Gobierno Trump de suprimir el voto obedecen a que cuando “Estados Unidos vota, rehúsa a gente como él”.

Los directivos de Twitter, Google y Facebook enfrentaron duras críticas de los senadores estadounidenses esta mañana, sobre la forma en que se moderan los contenidos en sus plataformas, un tema que ha tomado relevancia a menos de una semana de las elecciones presidenciales.

Sundar Pichai de Google, Mark Zuckerberg de Facebook y Jack Dorsey de Twitter, ofrecieron sus comentarios de apertura por videoconferencia a los miembros del Comité de Comercio de la cámara alta del Congreso, defendiendo ampliamente la Sección 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones, que protege a las plataformas de demandas relacionadas con contenido publicado por terceros.

Al comienzo de la audiencia, el republicano Roger Wicker, quien preside el comité, pidió una reforma profunda de la ley para incrementar la responsabilidad de los gigantes tecnológicos.

“Mi preocupación es que estas plataformas se han convertido en un poderoso árbitro de la verdad y el contenido al que los usuarios pueden acceder”, dijo el senador de Mississippi. “El público estadounidense en general está mal informado sobre el proceso de toma de decisiones cuando el contenido es moderado y los usuarios tienen pocos recursos cuando son censurados o restringidos”, agregó.

Wicker arremetió en especial contra Twitter, red a la que acusó de parcialidad en su moderación de los mensajes publicados, al considerar que los funcionarios conservadores, comenzando por el propio presidente Donald Trump, eran objetivos excesivamente atacados.

“Su plataforma permite que dictadores extranjeros publiquen su propaganda sin restricciones, mientras usted limita sistemáticamente al presidente de Estados Unidos”, acusó a Dorsey.

El jefe de Twitter se defendió asegurando que la red reacciona lo más rápido posible para moderar los contenidos considerados inapropiados, sean cuales sean.

Pichai, por su parte, describió la sección 230 como “un acto fundacional del liderazgo estadounidense en el campo de la tecnología” y advirtió a los senadores de las consecuencias de una transformación del texto también para las empresas, además de para los particulares.

Zuckerberg, quien tuvo algunos problemas para conectarse, abrió la puerta para que se hicieran modificaciones a la Sección 230. “Creo que el Congreso debería actualizar la ley para asegurarse de que funcione como está previsto”.

Los directivos de las plataformas coincidieron en una cosa: la ley de inmunidad en la red, que muchos funcionarios electos quieren reformar, no protege solo a las plataformas sino también a los usuarios, incluidas las personalidades políticas.
Zuckerberg dijo que la Sección 230 “fomenta la expresión” y “permite que las plataformas moderen el contenido”. Sin esta ley, añadió, las plataformas censurarían más contenido y se expondrían a demandas por eliminar mensajes que inciten al odio o la violencia.

Más de mil  líderes religiosos en Estados Unidos firmaron una carta abierta pidiendo “elecciones libres y justas” y llamando a los candidatos Donald Trump y Joe Biden a respetar los resultados, independientemente de quién gane los comicios del 3 de noviembre.

La gran cantidad de firmantes de todo tipo de tendencias refleja la preocupación de los religiosos por la polarización que se vive en el país.

Los firmantes de la carta incluyen a líderes de la Asociación Nacional de Evangélicos, el pastor progresista William Barber y dos religiosos que fueron asesores del expresidente George W. Bush.

El texto enumera cuatro principios básicos, entre ellos la importancia de compartir “información veraz y oportuna sobre los resultados electorales” y no desinformación. Esos principios, añade, “son pilares fundamentales de una República estable y saludable y cuentan con el apoyo de la vasta mayoría de los estadounidenses, pero aun así están siendo atacados de manera sin precedentes en las elecciones de 2020”.

Enfatiza que Estados Unidos es fuerte sólo si es fuerte el compromiso de su pueblo hacia la democracia y los derechos y libertades que asegura.

Galen Carey, vicepresidente de relaciones gubernamentales de la asociación evangélica, comparó la situación actual con la de las elecciones del 2000, cuando el estado de Florida tuvo que realizar un recuento de votos y finalmente Bush fue declarado ganador a raíz de un fallo de la Corte Suprema.

“Veinte años después, no estamos en una situación en que la ciudadanía puede asumir que, una vez anunciados los resultados, todos podemos regresar a nuestras rutinas y desearle bien a los nuevos líderes”, expresó Carey en una entrevista.

Entre otros religiosos que firmaron la carta están John Dilulio, el primer director que tuvo la Oficina de Asuntos de Fe de La Casa Blanca, creada bajo la presidencia de Bush, y Stanley Carlson-Thies, quien fue parte de esa oficina y luego fue asesor de temas religiosos para el gobierno de Barack Obama, además de fundar la Institutional Religious Freedom Alliance.

Y es que el presidente Donald Trump ha sido criticado por negarse a comprometerse con una transición pacífica de poder en caso de que pierda.

Si bien la carta abierta no menciona a ninguno de los dos candidatos, entre sus firmantes hay prominentes líderes cristianos que respaldan a Biden, como el pastor de megaiglesias Joel Hunter y Ron Sider, fundador y presidente emérito de Christians for Social Action.

VER CARTA AQUÍ

Más de 60 millones de estadounidenses han ejercito ya su voto para la elección presidencial, a ocho días para la jornada electoral, una cifra de récord que podría desembocar en la mayor participación en más de un siglo, según datos del lunes del Proyecto de Elecciones en Estados Unidos.

La cifra es la última señal del gran interés que despierta la competencia entre el presidente republicano Donald Trump y su rival demócrata, Joe Biden, así como el deseo de los votantes de reducir el riesgo de exposición al COVID-19, que ha acabado con la vida de unas 225,000 personas en Estados Unidos.

El total de votos emitidos de forma anticipada son 60 millones 507 mil 338, de los cuales, 40 millones 231 mil 976 han sido en voto por correo, y 20 millones 275 mil 362 han sido emitidos en persona.

Los demócratas mantienen una ventaja significativa en el voto adelantado por su confianza en el sufragio por correo, en el que los republicanos han participado históricamente en gran número pero están obviando ahora por los ataques reiterados e infundados de Trump, que asegura que el sistema es vulnerable al fraude generalizado.

Tomando en cuenta los estados que llevan un registro de votos emitidos por partido, se sabe que 13 millones 322 mil votos han sido para demócratas; 7 millones 650 mil han sido por republicanos y 6 millones 117 mil han sido de personas sin afiliación partidista.

En total, los demócratas tienen una ventaja cercana de dos a uno en las primeras cifras de votación.

El alto nivel del voto adelantado llevó a Michael McDonald, el profesor de la Universidad de Florida que administra el Proyecto de Elecciones en Estados Unidos, a predecir un récord de afluencia de votantes de unos 150 millones, que representa al 65% de los electores, la tasa más alta desde 1908.

Los votantes estadounidenses ya han depositado más votos anticipados durante esta campaña presidencial que en todo 2016, cuando sobrepasaron el hito de los 47 millones previamente en el mes, indicaron los datos.

El segundo y último debate entre los aspirantes a la presidencia de Estados Unidos sorprendió a varios al ser un espacio de normalidad en un año totalmente atípico y un respiro para los votantes desanimados por el tóxico primer enfrentamiento plagado de interrupciones entre los dos líderes.

El presidente, Donald Trump, y el aspirante demócrata, Joe Biden, pasaron 90 minutos intercambiando ideas sobre su enfoque acerca de la pandemia del coronavirus, el futuro del sistema de salud estadounidense y quien es el mejor posicionado para aliviar las tensiones nucleares con Corea del Norte.

El botón para silenciar los micrófonos ordenado por la comisión organizadora ayudó a conducir mejor el debate, y permitió que Trump y Biden presentaran sus argumentos finales a la nación a menos de dos semanas de la elección.

Ambos afirmaron con orgullo durante toda la campaña que sus visiones del país tienen poco en común, algo que quedó muy claro ayer.

El presidente llegó al debate con la necesidad de provocar un cambio en la contienda, dado de las encuestas publicadas lo colocan desde hace semanas por detrás de su rival tanto a nivel nacional como en algunos estados indecisos claves.

Trump, quien fue el que más interrumpió y el más agresivo en el primer debate, insistió anoche en que hay que “aprender a vivir” con el virus y sugirió que su rival dañaría la economía al tomar medidas drásticas para cerrar el país.

Biden advirtió que la nación se encamina hacia “un oscuro invierno”, con un aumento de los casos al tiempo que llega el frío y más actividades pasan a ser en espacios cerrados, donde el virus se propaga con más rapidez. “Cualquiera que sea responsable de tantas muertes no debería seguir siendo presidente de Estados Unidos”, afirmó Biden. “Yo terminaré con esto. Me aseguraré de que tenemos un plan”.

Trump aprovechó el evento para acusar por primera vez, de frente, a Joe Biden de corrupción, por el caso de su hijo Hunter Biden. Antes del debate, el equipo de campaña de Trump había sido claro: si los reporteros no lo hacen, el propio presidente republicano le preguntará a Biden por qué había “autorizado a su hijo Hunter a cobrar para acceder” a él.

El diario conservador New York Post publicó la semana pasada correos electrónicos recuperados de una laptop que debían demostrar que Hunter involucró a su padre en sus negocios en Ucrania. Durante el debate de ayer, Trump lanzó a su rival: Joe Biden “aparentemente ganó mucho dinero en alguna parte”.

Luego dijo que “esos horribles correos electrónicos… le debes una explicación a los estadounidenses”. “Alguien acaba de dar una conferencia de prensa, se suponía que debía estar trabajando contigo y tu familia, lo que dice es condenatorio”, continuó.

Y es que unas horas antes, Tony Bobulinski, quien se presentó como un exsocio de Hunter Biden, había dicho que el exvicepresidente había estado asociado con los proyectos de su hijo en China. Este antiguo militar de 48 años, invitado por Trump para seguir en persona el debate, aseguró que este viernes enviará una serie de elementos a la Policía Federal y a los senadores.

Sin esperar a que el presidente dijera más, Joe Biden negó enérgicamente cualquier irregularidad. “Mi hijo no ganó dinero con esto… en China”, dijo. “¡El único que ganó dinero en China fue ese tipo!”.

Cuando fue vicepresidente “su hijo, sus hermanos se enriquecieron”, acusó el inquilino de La Casa Blanca, a lo que Biden respondió que nunca ha recibido ni un centavo del extranjero. Incluso ocupó el momento para contraatacar y acusar al republicano de no haber hecho públicas sus declaraciones de impuestos.

Biden también se lanzó contra Trump a recordar su vínculo con el líder norcoreano Kim Jong Un. “Él habló de su buen amigo, que es un matón”, afirmó Biden, acusando a Trump de legitimar a Corea del Norte. Pero Trump respondió que se reunió con el líder norcoreano en tres ocasiones y con ello logró alejar la amenaza de una “guerra nuclear”, a lo cual Biden respondió exasperado: “Es como decir que teníamos una buena relación con Hitler antes de que invadiera Europa, el resto de Europa. Por favor”.

Biden cuestionó la política “criminal” de Trump al separar a familias migrantes en 2018 como parte de la política de “tolerancia cero”. “Esos chicos están solos, sin ningún lugar a donde ir. Eso es criminal”, dijo Biden. Trump defendió su política y afirmó que los niños habían sido llevados a la frontera por “coyotes” y “mala gente”. “Ahora tenemos la frontera más sólida que hemos tenido”, agregó.

El candidato demócrata asumió un riesgo al afirmar que si resulta elegido iniciará una transición gradual para dejar de depender de la industria del petróleo, lo que permitió a Trump llamar a los estados clave de Texas, Ohio y Pensilvania a que recordarán esa afirmación al momento de emitir su voto.

Trump indicó que Estados Unidos tiene el “aire y el agua más limpios” en años y desestimó energías renovables como las eólicas afirmando que matan a los pájaros.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, evitó responder a las críticas del gobierno de México, quien le pidió someterse a un “proceso de autocrítica” para determinar si debe seguir al frente del organismo, luego de lo ocurrido el año pasado en Bolivia.

Almagro compareció este jueves ante la prensa después de la Asamblea General de la OEA.

“Yo entiendo que la prensa quiera concentrarse en el país que me criticó, y no en los treinta y pico que me apoyaron, eso lo entiendo perfectamente, aunque me gustaría más lo contrario. Me gustaría más que ustedes dijeran: qué genial el secretario general lo apoyaron treinta y tantos países, qué fantástico, qué apoyo a su gestión”, dijo Almagro.

Aseguró no tener ningún problema con las críticas que se le han hecho, pues reiteró que es un tema (Bolivia) del que ya ha hablado largamente, al igual que sobre las misiones de observación electoral.

Almagro resaltó la labor de las misiones de observación electoral que, según explicó, trabajan con mucho menos presupuesto que las de la Unión Europea (UE) y con un “gran sacrificio personal”.

El secretario general mantuvo su postura de defender el informe en el que la OEA denunció irregularidades en las elecciones de 2019, que luego fueron anuladas debido a sospechas de fraude en favor del entonces presidente, Evo Morales, quien había sido elegido para un cuarto mandato consecutivo.

En concreto, Almagro destacó que los principales hechos de dicho informe de la misión de la OEA “nunca” fueron rebatidos y citó, entre otros, la alteración y falsificación de actas, los servidores ocultos que transmitían datos para el conteo general y el voto de personas fallecidas que aparecían como electores.

“Nosotros no valoramos otra cosa que la limpieza del proceso electoral”, sean cuales sean los resultados, sostuvo.

Y es que ayer, durante la Asamblea General, el subsecretario para América Latina y el Caribe de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Maximiliano Reyes, sugirió a Almagro someterse a un proceso de autocrítica a partir de sus acciones en contra de la Carta de la OEA y por lastimar la democracia de Bolivia, para determinar si aún cuenta con la “autoridad moral necesaria para encabezar esta organización”.

Almagro se limitó a decir que la OEA puede ayudar a nuestro país en temas de corrupción, lucha contra el narcotráfico, derechos de los migrantes, transparencia electoral e independencia de los órganos electorales, entre otros asuntos.

“Tenemos muchas cosas para aportar en el tema que son prioritarios, desafíos importantísimos que tiene México hoy y estamos dispuestos a hacerlo porque somos un interlocutor permanente para estos temas en todo el hemisferio”, manifestó Almagro.

Sobre el tema, el ex presidente de Bolivia, Evo Morales, reclamó este jueves la renuncia de Almagro, al sostener que el triunfo electoral de su Movimiento al Socialismo del domingo demostró que no hubo fraude en los comicios de 2019.

“Luis Almagro debe renunciar, si tiene ética y moral, si tiene personalidad. Y por supuesto tiene que ser procesado, juzgado. Sus manos están manchadas de sangre de bolivianos y bolivianas”, declaró Morales en una rueda de prensa en Buenos Aires.

En el caso de que Almagro no renuncie, Morales dijo que solicitará a los miembros de la Organización de Estados Americanos “que inicien los trámites para su destitución, porque ha ocasionado un daño irreparable al pueblo boliviano, a las misiones de observación electoral y a la propia OEA”.

Añadió que además de demostrar que no hubo fraude, los resultados de las recientes elecciones refieren que sí hubo golpe de estado, por lo que reclamó una auditoría independiente sobre el “informe fraudulento” de la OEA.

Esta noche se llevará a cabo el segundo y último debate entre el presidente Donald Trump, y el aspirante demócrata a La Casa Blanca, Joe Biden, antes de las elecciones del próximo 3 de noviembre.

El encuentro se llevará a cabo desde Nashville, Tennessee. Es la segunda vez que la Universidad de Belmont alberga un debate presidencial después del celebrado en 2008 entre el demócrata Barack Obama y el republicano John McCaine.

La moderadora del debate será Kristen Welker, periodista del canal de televisión NBC News. El encuentro comenzará a las 20:00 hora local en el Curb Event Center de la universidad y tendrá una duración de 90 minutos.

Para el evento de hoy, la Comisión de los Debates Presidenciales, el órgano organizador no partidista, anunció esta semana un nuevo protocolo para que no se repitan las escenas del primer debate del pasado 29 de septiembre en Cleveland, Ohio, marcado por las repetidas interrupciones, la mayor parte de ellas por parte de Trump, lo que impidió que se abordaran a fondo los temas de interés para los votantes.

La mayor novedad es que se apagarán los micrófonos en algunas partes. En concreto, al principio de cada uno de los seis bloques de 15 minutos que dividirán el encuentro, los candidatos tendrán dos minutos cada uno para presentar sus ideas de manera ininterrumpida.

Serán en esos dos minutos iniciales cuando el micrófono del aspirante que no esté hablando será silenciado para garantizar que el otro pueda hablar sin interrupciones.

En el tiempo restante de cada uno de los segmentos ambos micrófonos estarán abiertos, aunque la Comisión ha señalado que “su esperanza es que los candidatos sean respetuosos con el tiempo del otro”.  Los temas anunciados que se abordarán en cada bloque serán la lucha contra la pandemia, las familias estadounidenses, la seguridad nacional, el liderazgo, la crisis climática y la raza.

Pese a que hay temas fijados, es probable que los candidatos saquen otros temas: el proceso de confirmación en el Senado de la nominada por Trump para el Supremo, la jueza ultraconservadora Amy Coney Barrett; las revelaciones del director de la Inteligencia Nacional, John Ratcliffe, quien alertó que Irán y Rusia han obtenido información de votantes estadounidenses y que están tratando de interferir en los comicios; los artículos publicados en los últimos días por el tabloide New York Post sobre una serie de correos electrónicos y otros materiales digitales recuperados de una computadora portátil de Hunter Biden, entre otros.

Para evitar contagios de Covid-19, el uso de mascarilla facial será obligatorio para todo el público del debate y aquel que no la lleve será expulsado, a diferencia del debate en Cleveland, donde la mayor parte de invitados de Trump no la llevaba.

En paralelo, la organización lleva practicando pruebas desde el fin de semana a los periodistas y voluntarios que han ido llegando estos días a Nashville para el evento, y este jueves se espera que se sometan a la prueba los invitados por los candidatos y los propios aspirantes.

Las medidas de seguridad son intensas en Nashville, con numerosos controles y cierres de calles en las inmediaciones de la Universidad de Belmont. Aun así, se esperan varias protestas en las inmediaciones del centro. Para esta tarde hay convocadas concentraciones contra el racismo y contra la nominación de Barrett en los alrededores de la universidad.

El ex mandatario de Estados Unidos Barack Obama encabezó un evento de la campaña de Joe Biden, en el que llamó a los votantes demócratas a no confiarse en las encuestas que colocan a su candidato como favorito, y movilizarse en masa para lograr la victoria del candidato Biden el 3 de noviembre.

“No podemos confiarnos. No me importan los sondeos”, dijo Obama en su primer mitin en apoyo a su compañero en cuando ocupó La Casa Blanca.

Y es que según Biden aventaja a Trump por nueve puntos porcentuales a nivel nacional, según el promedio de encuestas de RealClearPolitics. Obama recordó que en 2016 “hubo un montón de encuestas” favorables a la entonces candidata demócrata Hillary Clinton y “no funcionó porque mucha gente se quedó en su casa, se volvió perezosa y confiada”.

Obama denunció duramente a su sucesor, alegando que Donald Trump ha demostrado ser “incapaz de tomarse el trabajo en serio” en La Casa Blanca. “Esto no es un reality show. Es la realidad”, recriminó el ex mandatario.

“Y hemos tenido que vivir con las consecuencias de que él (Trump) demuestre ser incapaz de tomarse el trabajo en serio”, añadió ante los asistentes al acto en Filadelfia, capital del estratégico estado de Pensilvania.

Más temprano, en una mesa redonda con líderes de la comunidad negra de esa ciudad, Obama criticó el desempeño de Trump ante la pandemia de covid-19.

“La pandemia habría sido difícil para cualquier presidente, no hemos visto algo así en 100 años. Pero el grado de incompetencia y desinformación, el número de personas que podrían no haber muerto si hubiéramos hecho lo básico”, lamentó.

Obama afirmó que los estadounidenses no pueden permitirse otros cuatro años de lo mismo. “Nuestra democracia no va a funcionar si las personas que se suponen son nuestros líderes mienten todos los días y simplemente inventan cosas”, dijo.

Más de 40 millones de ciudadanos ya votaron por correo o en persona, lo que significa cerca del 30% de la participación total de las elecciones de 2016.

Biden y Trump volverán a encontrarse esta noche en el segundo y último debate en Nashville, Tennessee. El primero, realizado a fines de setiembre, se caracterizó por las interrupciones constantes de parte de Trump. El segundo debate no se llevó a cabo debido a la renuencia de Trump de participar en un formato virtual.

El gobierno de México cuestionó este miércoles al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, por la misión del organismo a las elecciones bolivianas anuladas en 2019. Lo acusó de haber lastimado la democracia de dicho país.

“Ustedes han deslegitimado a las misiones electorales”, acusó el representante de México Maximiliano Reyes, Subsecretario para América Latina.

Aseguró que la secretaria general de la OEA utilizó de manera facciosa a la misión de observación lectoral para denunciar prematuramente un supuesto fraude en Bolivia que nunca existió.

“Las elecciones del domingo pasado en Bolivia rarificaron la tendencia electoral de 2019. Este uso faccioso generó inestabilidad, violencia y desorden constitucional en el ese país, y creó un entorno internacional de confrontación”, añadió el funcionario mexicano.

Dijo que la secretaría general de la OEA no está para calificar elecciones o gobiernos, por lo que sugirieron a Luis Almagro someterse a un proceso de reflexión y autocrítica, “a partir de sus acciones en contra de la carta de la OEA y por lastimar la democracia de Bolivia”, para determinar si aun cuenta con la autoridad moral necesaria para seguir encabezando la organización.

“Mi país denuncia el afán del secretario general de intervenir en los asuntos internos de nuestros estados y de lastimar nuestras democracias. Lo que ocurrió con la OEA en Bolivia no debe repetirse jamás”, denunció el subsecretario.

Y es que la votación de octubre de 2019 fue anulada tras una auditoría de la OEA que estableció una “manipulación dolosa” en favor del entonces presidente Morales, que buscaba un cuarto mandato.

Morales terminó renunciando en medio de violentas protestas y presiones del Ejército y se asiló en México para después trasladarse a Argentina en donde permanece hasta hoy.

Casi un año después, el domingo pasado, el candidato del partido de Morales, Luis Arce, se impuso en las elecciones con cerca del 53.58% de los votos, según los conteos preliminares.

Sobre las acusaciones del gobierno mexicano, la canciller de Bolivia, Karen Longaric, que representa al gobierno interino que asumió tras la salida de Morales, dijo que hay países que tienen problemas mucho más graves, problemas como el narcotráfico y sin embargo, se obstinan en asuntos de otros países.

Y es que las principales críticas están en la paralización de un conteo preliminar durante la noche de los comicios de 2019 y su reanudación un día después, con un considerable aumento de la ventaja de Morales.

La Misión de Observación Electoral (MOE) de la OEA expresó su preocupación por cambio de tendencia que calificó como “drástico” y “difícil de explicar”. Según investigadores de las universidades de Pennsylvania y de Tulane, en Estados Unidos, la ruralidad y las regiones explican la mayor parte de la tendencia y lo que se presentó como evidencia de irregularidades en realidad fue un “error en el análisis”.

Frente a las críticas, Almagro ha denunciado “una maliciosa campaña de desinformación contra la OEA, con evidentes objetivos políticos”.

El virtual ganador de las elecciones presidenciales en Bolivia, Luis Arce, ha tratado de marcar su distancia con Evo Morales, ante los señalamientos de que será el ex presidente quien ejerza el control y conducción del país.

“Si quiere ayudarnos, será muy bienvenido, pero no significa que estará en el Gobierno. Será mi gobierno”, declaró Arce.

Aun sin resultados oficiales, las proyecciones apuntan a que Arce devolverá el poder político para el Movimiento al Socialismo (MAS), un año después de que Morales tuviese que dimitir por las dudas sobre la transparencia de las elecciones.

El también ex ministro de Economía ha subrayado en una entrevista con la cadena británica BBC que los comicios del domingo demuestran “de manera muy clara” que el MAS es “mayoría” en Bolivia y que, por tanto, en las elecciones de 2019 no hubo ningún fraude, sino que la derecha política fraguó un golpe de Estado.

Sin embargo dijo, está dispuesto a “tender puentes” con todos los actores de la sociedad. Arce ha rehusado aclarar cuándo podría regresar Morales a Bolivia, a pesar de que él mismo se comprometió a facilitar su vuelta si lograba la Presidencia, y ha defendido en cambio, una “renovación”, dentro del MAS.

A nivel de políticas, Arce ha prometido pasar página al “modelo neoliberal” implantado en el último año, bajo la batuta de la presidenta interina, Jeanine Áñez, y ha prometido regresar al modelo que está “más del lado social”, ya que considera que la pandemia de coronavirus ha hecho más evidente “que la economía no está yendo bien”.

Arce, artífice de las políticas económicas en la última etapa de Morales en el poder, ha defendido también la capacidad del MAS para combatir la corrupción, alegando que, a diferencia del actual Ejecutivo, en el anterior quienes cometían alguna irregularidad sí rendían cuentas ante la Justicia.

La dirigencia nacional del PRD aseguró que las elecciones celebradas el pasado fin de semana en Hidalgo y Coahuila evidenciaron que Morena fue desbancado, es perfectamente vencible, además de que se mostró que no sabe perder.

“Se demostró que no es la gran fuerza que se creía, pensaban que iban arrasar como en el 2018, porque según son una fuerza muy potente, pero demostraron todo lo contrario, que son prácticamente un gigante con pies de barro y que es absoluta y perfectamente vencible”, dijo el presidente nacional del PRD, Jesús Zambrano.

El líder perredista reconoció que el PRI quedó en primer lugar en ambas elecciones, aunque destacó que su partido logró ganar en Hidalgo 10 municipios, lo que lo posiciona en algunos casos como segunda y tercera fuerza política.

Acusó que para Morena, las elecciones son democráticas y son limpias cuando ganan, pero cuando pierden, simple y sencillamente salen a declarar que desconocen los resultados de la elección.

Y aunque al interior del partido que fundó el ahora presidente López Obrador se piensan que siguen teniendo la confianza de la gente, la mayoritaria de la gente de los dos estados en que hubieron elecciones, le dieron la espalda.

Sobre los resultados, el PRI reiteró que los resultados en Coahuila e Hidalgo dejan claro que el tricolor está listo y está de regreso.

El presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno, confirmó que el tricolor ganó los 16 distritos de Coahuila y gobernará en al menos 32 municipios hidalguenses.