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El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) reiteró este viernes su solidaridad con Lilia Paredes, esposa del exmandatario peruano Pedro Castillo, luego de que la haya recibido ayer en Palacio Nacional.

«No puede uno callar ante la injusticia, nosotros vamos a seguir apoyando a la señora del presidente Pedro Castillo, y a eso vino, y la abracé y expresé mi solidaridad con el pueblo del Perú, sobre todo con el pueblo humilde, pobre, indígena, humillado», respondió López Obrador al ser consultado sobre el tema.

Paredes, quien desde diciembre tiene asilo político en México tras el encarcelamiento de Castillo por intentar un autogolpe de Estado, se reunió con el mandatario para buscar que su gobierno eleve sus reclamos para la liberación de su esposo.

“La recibí. Ella es una mujer excepcional, una mujer humilde, buena, que vino a agradecerme por lo que se hizo con ellos, a platicarme de sus hijos que ya están estudiando, su hija de 10 años, su hijo de 14″, contó el presidente.

AMLO añadió que su gobierno está procurando que no le falte nada a la familia del expresidente peruano.

Sobre Castillo, quien se encuentra en prisión, indicó que México considera que fue una gran injusticia el haberlo destituido de su cargo, pues insistió en que fue electo por el pueblo. Incluso señaló que los conservadores del Perú «violaron la Constitución».

«México va a seguir apoyando al presidente injusta e ilegalmente destituido y va a seguir demandando que se le libere. No puede estar en la cárcel, es una gran injusticia».

El gobernante mexicano reiteró su acusación de que la ahora mandataria de Perú, Dina Boluarte, es una «presidenta espuria» y condenó la muerte de cerca de 60 personas en las protestas que la llegada de Boluarte al gobierno provocó.

«He visto encuestas en donde la presidenta espuria tiene el 15% de aceptación, el 85% la desaprueba. Pero todavía tiene menos aprobación el Congreso, los diputados. Tienen el 90% del rechazo, 90%, y aún así ellos mandan con las bayonetas, con la represión, con la fuerza», sostuvo.

López Obrador insistió en que detrás de la destitución de Castillo hay mucho racismo y clasismo, y muchos intereses creados, ya que Perú es un país con muchos recursos naturales. «Esos recursos naturales son muy ambicionados por las grandes empresas trasnacionales, apoyadas por gobiernos extranjeros».

Finalmente, AMLO aprovechó para seguir con sus cuestionamiento a la Organización de Estados Americanos (OEA) ante la crisis, que dijo, ha guardado silencio.

«La OEA y su organismo de derechos humanos están al servicio de los potentados», remató.

La Fiscalía de Perú ha formalizado este martes una investigacióm contra el expresidente Pedro Castillo por presuntos delitos de organización criminal, colusión y tráfico de influencias después de que el Congreso aprobara el pasado viernes un informe de la fiscal Patricia Benavides.

Así lo ha informado el Ministerio Público en un comunicado, afirmando que en el proceso también se incluye al exministro de Transportes y Comunicaciones Juan Silva Villegas, como «presunto autor del delito
de organización criminal y colusión simple».

También será investigado el exministro de Vivienda, Construcción y Saneamiento, Geiner Alvarado, por un presunto delito de organización criminal.

Con ello, la Fiscalía pretende conocer más detalles sobre una supuesta red criminal liderada por Castillo que buscaba favorecer al consorcio Puente Tarata III y a otras compañías en procesos de licitación pública.

En virtud de esta investigación, Benavides podría imponer medidas coercitivas contra los involucrados, como la prisión preventiva o el impedimento de salida de Perú, según reporta el diario local ‘La República’.

Recordemos que el pleno del Congreso votó el pasado viernes con 59 votos a favor, 23 en contra y 3 abstenciones, formalizar la investigación contra el expresidente peruano, quien actualmente se encuentra en prisión desde el pasado 17 de diciembre por presuntos delitos de rebelión, conspiración, abuso de autoridad y perturbación de la tranquilidad pública.

Castillo se encuentra en la cárcel después de que la Justicia dictara 18 meses de prisión preventiva en su contra tras el anuncio realizado el 7 de diciembre de la disolución del Congreso y la instauración de un gobierno de excepción.

El Congreso peruano aprobó el viernes una denuncia constitucional contra el expresidente izquierdista Pedro Castillo por presuntos casos de corrupción en su gobierno, cometidos antes de que fuera destituido en diciembre.

La denuncia constitucional será trasladada ahora al despacho de Fiscal de la Nación, Patricia Benavides, que en adelante podría acusar formalmente a Castillo ante el poder judicial.

Con 59 votos a favor, 23 en contra y tres abstenciones, los legisladores aprobaron el informe, presentado
por la fiscal Patricia Benavides, que recomienda acusar al expresidente por presuntos delitos de organización criminal, colusión y tráfico de influencias.

«El expediente de la acusación constitucional será enviado a la fiscal de la nación para que proceda conforme a sus atribuciones y a lo que dispone la Constitución Política de Perú», ha sentenciado el presidente del Congreso, José Williams.

Y es que la Fiscalía investiga una supuesta red criminal liderada por Castillo que operó en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones en complicidad con Juan Silva, exministro de esta cartera, con el exministro de Vivienda Geiner Alvarado, así como con funcionarios de Provías Nacional y Provías Descentralizado, del Despacho Presidencial y de empresarios y terceros, para favorecer al consorcio Puente Tarata III y a otras compañías en procesos de licitación pública.

Durante el debate, el abogad de Castillo, Eduardo Pachas, negó en el Congreso los cargos y rechazó que el exmandatario perteneciera a una organización criminal.

En la misma sesión, el Congreso también aprobó las denuncias contra dos exministros de Castillo involucrados en los cargos relacionados a presuntos sobornos en la construcción de un puente y en la compra de combustibles para la estatal Petroperú.

La destitución de Castillo, un profesor rural e hijo de campesinos, ha provocado una ola de violentas protestas principalmente de regiones pobres del sur del país contra el gobierno, que han dejado unos 60 muertos en dos meses.

La presidenta de Perú, Dina Boluarte, aseguró que México se niega a entregarle la jefatura de la Alianza del Pacífico, debido al apoyo político de Andrés Manuel López Obrador al expresidente Pedro Castillo.

La mandataria denunció que López Obrador «por seguir apoyando al expresidente (Castillo), que dio el golpe, no nos quiere entregar la presidencia pro tempore de la Alianza del Pacífico».

Boluarte recordó que Perú debió asumir en enero la presidencia pro tempore de la Alianza del Pacífico, actualmente en manos de México.

Sin embargo, lamentó que ello no haya ocurrido por «esta situación política (en la) que el presidente de México está perjudicando a los pueblos que comprenden la Alianza del Pacífico», bloque regional conformado por ambos países además de Chile y Colombia.

Y es que López Obrador ha expresado su apoyo al expresidente Castillo, quien el pasado 7 de diciembre, cuando estaba a punto de enfrentar una votación de destitución por el Congreso, decidió anunciar que disolvía el Parlamento y gobernaría por decreto.

Pocas horas después de esto el Congreso lo destituyó y designó a Boluarte, entonces vicepresidenta, como mandataria constitucional.

Castillo fue detenido cuando intentaba llegar a la embajada de México, donde buscaría asilo. Tras su arresto, un juez le dictó prisión preventiva de 18 meses por rebelión.

Su esposa, Lilia Paredes, sí alcanzó la sede diplomática mexicana, cuyo gobierno le concedió a ella y sus dos hijos la condición de asilo, por lo que Lima pidió al embajador mexicano retirarse del país.

La destitución de Castillo desató una ola de manifestaciones, en ocasiones violentas, que ha dejado 48 civiles fallecidos en enfrentamientos durante las protestas. Las movilizaciones exigen la renuncia de Boluarte y elecciones generales.

Además de México, Castillo también ha recibido el respaldo de los presidentes Gustavo Petro, Alberto Fernández y Luis Arce de Colombia, Argentina y Bolivia, respectivamente, lo que provocó en enero que Lima llamara en consultas a sus embajadores en esos países.

Desde prisión, el expresidente de Perú, Pedro Castillo, agradeció este miércoles a Andrés Manuel López Obrador (AMLO), «su solidaridad con el pueblo peruano», tras el mensaje que ofreció en el marco de la cumbre de la CELAC, en el que este afirmó que fue «una infamia» lo que pasó en su país.

A través de un mensaje en Twitter, Castillo agregó que «más pronto que tarde», estará junto a quienes califica como sus «hermanos y hermanas, construyendo un país lleno de esperanza».

Recordemos que Castillo fue destituido por el Congreso el pasado 7 de diciembre después de que anunciara el cierre del Parlamento, la intervención de la judicatura y el establecimiento de un gobierno de emergencia.

Debido al intento de golpe de Estado, la Fiscalía le abrió una investigación por rebelión y le impuso 18 meses de prisión preventiva, que las cumple actualmente en la prisión de la Dirección de Operaciones Especiales de la Policía en Lima.

Ayer, López Obrador pidió a los líderes de la CELAC, un pronunciamiento conjunto contra la «represión» en Perú y por la libertad del exmandatario Castillo.

«No debemos dejar solo al pueblo hermano del Perú, fue una infamia lo que hicieron con Pedro Castillo y la forma en que están reprimiendo al pueblo», declaró el mandatario en el mensaje que envió a la Cumbre, que se celebra en Buenos Aires, Argentina, y a la cual no asistió personalmente.

López Obrador indicó que habría que suscribir conjuntamente un comunicado para exigir que cese la represión, que se abra el diálogo y que sea el pueblo el que decida en democracia, es decir, en elecciones limpias, libres, sobre el destino del Perú.

«No al autoritarismo y la libertad a Pedro Castillo, porque está injustamente encarcelado», concluyó AMLO en su mensaje.

López Obrador ha cuestionado en repetidas ocasiones la violencia en las protestas contra el gobierno de Dina Boluarte en Perú, donde más de 60 personas han muerto desde que comenzaron las protestas.

Además, México ha otorgado asilo político a la esposa de Castillo, Lilia Paredes, que también es investigada por presunta corrupción junto a otros integrantes de su familia.

Un juez peruano ordenó este jueves que el recién destituido presidente Pedro Castillo permanezca en prisión preventiva durante 18 meses, como lo había solicitado la fiscalía.

La decisión del juez se anunció un día después de que el gobierno declarara estado de emergencia para tratar de calmar las violentas protestas que se viven en el país.

Las protestas estallaron después de que Castillo fuera destituido la semana pasada, tras su intento de disolver el Congreso antes de un voto de revocación, lo que fue calificado por muchos, incluidos colaboradores suyos, como un intento de Golpe de Estado.

Castillo y su equipo legal se negaron a participar en la audiencia de este jueves, argumentando que carecía de las más «mínimas garantías». Los delitos de los que se le acusa a Castillo es el de rebelión y conspiración.

Y mientras la audiencia se llevaba a cabo, se reportó que al menos seis manifestantes perdieron la vida en las primeras 20 horas del estado de emergencia que entró en vigor ayer. En total, suman 14 fallecidos desde el domingo que miles de ciudadanos han tomado las calles para pedir la renuncia de la presidenta Dina Boluarte, el cierre del Congreso y, en algunos casos, la liberación de Castillo.

Recordemos que el gobierno de Boluarte decretó este miércoles el estado de emergencia a nivel nacional por 30 días para controlar los actos de vandalismo y violencia cometidos en las manifestaciones de protesta en su contra, mientras que hoy declaró toque de queda en 15 provincias de Perú.

A través de sus redes sociales, Castillo insistió en sus acusaciones contra el gobierno de Boluarte.

Alertó sobre la visita de la embajadora de Estados Unidos en Perú a Palacio de Gobierno. Dijo que su intención era «dar la orden de sacar las tropas a las calles y masacrar a mi pueblo indefenso; y, de paso, dejar el camino libre para las explotaciones mineras, como el caso de Conga, Tía María y otros».

Foto: Twitter @martinfiera

Un juez ordenó la tarde de ayer que el destituido presidente peruano Pedro Castillo, continúe detenido, rechazando su apelación mientras las autoridades continúan conformando un caso por rebelión en su contra.

La decisión del juez de la Suprema Corte, César San Martín Castro, ha encendido el descontento social que se ha traducido en violentas protestas que se registran en distintos puntos del país. Grupos ha estado exigiendo la libertad de Castillo, la renuncia de su sucesora y que se programen de inmediato elecciones generales para elegir a un nuevo presidente y reemplazar a todos los miembros del Congreso.

El anuncio de Castillo del miércoles pasado en televisión nacional de que había disuelto el Congreso por decreto presidencial no fue «un mero acto de habla, sino la expresión concreta de una voluntad de alteración del sistema constitucional y de la configuración de los poderes públicos», subrayó el juez.

En los próximos días, la fiscalía planea solicitar que Castillo continúe detenido hasta por tres años.

Horas antes, Castillo declaró en su audiencia que había sido detenido «injusta y arbitrariamente», y agradeció a sus simpatizantes por todo lo que han hecho desde su arresto.

«Jamás renunciaré ni abandonaré esta causa popular que me ha traído acá», declaró Castillo. Posteriormente, en aparente referencia a las violentas protestas a causa de su detención, instó a la policía nacional y a las fuerzas armadas a que «depongan las armas y dejen de matar a este pueblo sediento de justicia».

Las manifestaciones han sido particularmente violentas afuera de la capital. La Defensoría del Pueblo de Perú redujo ayer a seis el número de personas que han muerto en las protestas que comenzaron el miércoles de la semana pasada.

Todos los decesos se han producido en comunidades rurales empobrecidas, que son bastiones de Castillo. Cuatro de ellos se registraron en Andahuaylas, una remota comunidad rural andina donde los pobres han batallado durante años y donde los votantes apoyaron abrumadoramente a Castillo en la segunda vuelta electoral del año pasado, la cual ganó por 44,000 votos.

El abogado Ronaldo Atencio, quien habló en nombre del equipo jurídico de Castillo, alegó que el mandatario no levantó las armas ni organizó a la población capaz de derrocar al gobierno actual, como lo establece la ley peruana para acusar a alguien de rebelión.

También dijo que Castillo no representa un riesgo de fuga, y que nunca pidió asilo a México, tal como lo confirmó el embajador mexicano y gobierno de nuestro país.

Sin embargo, el juez señaló que la evidencia indica que Castillo fue interceptado en camino a la embajada de México donde se sabe pediría asilo.

Boluarte, compañera de fórmula de Castillo y vicepresidenta, fue juramentada el mismo miércoles como Presidenta. Sin embargo, a inicios de semana, Boluarte cedió en parte a las exigencias de los manifestantes, anunciando en un discurso a nivel nacional que enviaría una propuesta al Congreso para adelantar las elecciones generales a abril de 2024.

Anteriormente había asegurado que pretendía permanecer en el cargo durante los tres años y medio restantes del mandato de Castillo.

La presidenta pidió el martes calma a los manifestantes, explicando que ella no había buscado la presidencia.

«Quiero hacer un llamado a mis hermanos y hermanas de Andahuaylas. Calma, calma por favor», dijo. «No entiendo por qué mis hermanos… se levantan en contra de su paisana Dina Boluarte cuando yo no he hecho nada para que esa situación exista o se dé», sostuvo.

Sin embargo, los problemas de Boluarte se extienden más allá de las fronteras de Perú. Diversos gobiernos de la región se han negado a otorgarle su reconocimiento como presidenta.

Los gobiernos de Colombia, Argentina, México y Bolivia cerraron filas en favor de Castillo. Mediante un comunicado conjunto, expresaron su preocupación en torno a su destitución y detención del líder peruano.

Aseguraron que aún lo consideran como el mandatario legítimo de Perú y pidieron respeto a sus derechos humanos y que se le garantice la protección jurídica.

Ha llamado la atención la posición de México, pues aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) defiende los principios de la política exterior de nuestro país: no intervención y autodeterminación de los pueblos, ha sido señalado de injerencia en los asuntos de Perú.

No es la primera vez que a López Obrador se le acusa de intervencionismo. En Broojula, Ana Paula Ordorica conversa con Ricardo Pascoe, exembajador de México en Cuba, columnista y catedrático de la UNAM, sobre la posición de México en conflictos globales, y si su actuar se apega al discurso del presidente.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) rechazó esta mañana las acusaciones de «injerencismo» que ha hecho el gobierno de Perú, y pidió reconocer la presidencia de Pedro Castillo al argumentar que él ganó las últimas elecciones.

“No es injerencismo, estar ahí conduciendo nada, nuestro embajador está en su trabajo diplomático y es Relaciones Exteriores la que está a cargo de llevar a cabo este proceso», dijo al ser consultado sobre el tema.

López Obrador respondió a la Cancillería de Perú, que el viernes pasado convocó al embajador de México en Lima, Pablo Monroy, para transmitirle su rechazo por las «expresiones de las autoridades mexicanas» que «constituyen una injerencia en los asuntos internos» del país.

El mandatario optó por referirse a su rechazo a la destitución de Castillo, a quien aún considera presidente de Perú, pese a que el Congreso de ese país lo removió por «incapacidad moral» y lo acusó de haber intentado perpetrar un golpe de Estado.

López Obrador presentó un comunicado que emitió junto a Argentina, Bolivia y Colombia en el que «con apego a acuerdos internacionales se exhorta a los responsables de la conducción política en Perú de que se respete el voto de los ciudadanos».

“Ganó el presidente, lo que plantea el convenio es que se debe respetar la voluntad del pueblo que lo eligió, reconocer que ganó democráticamente y que no se le puede destituir, que eso de origen, aunque esté en la Constitución peruana, tiene un problema, una falla antidemocrática de origen”, señaló.

López Obrador reveló que las relaciones diplomáticas con Perú, bajo el actual gobierno, están en «pausa», aunque dijo que eso no implica romper los lazos ni retirar al embajador.

“Está en pausa, en espera de lo que suceda y ojalá se busque una salida democrática”, sostuvo.

AMLO insistió en que no hay normalidad política en Perú. Dijo que la gente está en las calles protestando, y acusó que los medios no informan sobre dichas movilizaciones.

El mandatario evitó responder de forma directa si reconoce a la nueva presidenta de Perú, Dina Boluarte, nombrada la semana pasada por el Congreso.

«Es una doctrina de política exterior en México, o sea, ni para bien ni para mal, no existe en México lo de reconocimiento a ningún gobierno extranjero, entonces lo que está haciendo nuestra diplomacia es analizar los acontecimientos que se están presentando», justificó.

Recordemos que López Obrador se ha solidarizado con Pedro Castillo desde tiempo atrás, señalando que ha sido víctima de las élites de su país. Incluso le ha ofrecido asilo en México.

El Ministerio de Exteriores de Perú respondió a los gobiernos de México, Colombia, Bolivia y Argentina, quienes ayer expresaron su respaldo al expresidente Pedro Castillo, recordándoles que la detención del exmandatario se debe a sus decisiones «contrarias al orden constitucional y democrático», unos hechos que constituyen «un golpe de Estado».

A través de un comunicado, la diplomacia peruana resaltó que entre las motivaciones del arresto de Castillo se encuentran la decisión de disolver el Congreso, la Fiscalía General, el Tribunal Constitucional y la Junta Nacional de Justicia, entre otros organismos.

«Este proceder generó la decisión del Congreso de la República de declarar su vacancia en el marco del más estricto respeto a la Constitución Política del Perú, con el voto multipartidario de 101 congresistas, el voto contrario de sólo 6 de ellos y 10 abstenciones», se lee en el comunicado.

La cancillería recordó que, de acuerdo a lo establecido en el Artículo 115 de la Constitución Política de Perú, la vicepresidenta Dina Ercilia Boluarte Zegarra asumió la Presidencia de la República.

Apuntó que atendiendo el consenso existente en el Perú, en referencia a las movilizaciones que siguen creciendo en apoyo a Castillo, Boluarte ha presentado un proyecto de Ley al Congreso de la República para adelantar las elecciones generales, solicitando que se celebren en abril de 2024.

Sin embargo recordemos que Castillo pidió no caer en el juego de la derecha, al rechazar elecciones anticipadas, pues recordó, él fue electo para dicho cargo.

«El Gobierno del Perú reafirma su convicción en la importancia de que se cumplan con las obligaciones internacionales previstas en el Sistema Interamericano y en particular en la Carta Democrática Interamericana, y que se respeten las decisiones que vienen adoptando los poderes del Estado para resguardar la institucionalidad democrática y el estado de derecho en el Perú», añade.

También expresó su más firme compromiso con el pleno respeto de los Derechos Humanos de todas las personas en su territorio, incluyendo los del expresidente Castillo, y dijo que persistirá en resguardar la institucionalidad democrática y el estado de derecho en el país.

Ayer, los gobiernos de México, Colombia, Bolivia y Argentina emitieron un comunicado conjunto expresando su «profunda preocupación» por la destitución y detención de Castillo, haciendo un llamado a las instituciones del país andino a respetar «la voluntad ciudadana en las urnas».

Según los cuatro países, desde el día de su elección, Castillo «fue víctima de un antidemocrático hostigamiento, violatorio del artículo 23 de la Convención Americana de Derechos Humanos».

«Nuestros Gobiernos hacen un llamado a todos los actores involucrados en el anterior proceso para que prioricen la voluntad ciudadana que se pronunció en las urnas. Es la manera de interpretar los alcances y sentidos de la noción de democracia recogida en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos», sostuvieron los cuatro países.

Exhortaron a los poderes del Estado a abstenerse de «revertir la voluntad popular expresada con el libre sufragio», solicitando a su vez que respeten «a cabalidad los Derechos Humanos del presidente Pedro Castillo y se le garantice la protección judicial».

Los gobiernos de México, Argentina, Colombia y Bolivia expresaron este lunes su respaldo al expresidente de Perú Pedro Castillo, en momentos en que se registran importantes manifestaciones contra su destitución y arresto, así como la designación de Dina Boluarte en sustitución.

«El Presiente Castillo Terrones, desde el día de su elección, fue víctima de un antidemocrático hostigamiento, violatorio (…) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos», indica el comunicado suscrito por los cuatro países y divulgado este lunes por respectivas cancillerías.

Recordemos que el exmandatario peruano, elegido en 2021, fue detenido la semana pasada por orden judicial y enfrenta cargos de rebelión y conspiración, luego de un fallido intento para disolver el legislativo.

«Exhortamos a quienes integran las instituciones de abstenerse de revertir la voluntad popular expresada con el libre sufragio», añaden los gobiernos en el comunicado conjunto.

Castillo gobernó menos de un año y medio en un periodo marcado por una profunda crisis política. Al momento de su arresto se dirigía a la embajada de nuestro país donde pretendía solicitar asilo.

La madrugada de hoy, el Congreso, dominado por la derecha, aprobó una norma que permite acelerar un juicio penal en su contra al retirarle la inmunidad que el cargo le daba.

La vicepresidenta Dina Boluarte denunció a Castillo por intentar perpetrar un «golpe de Estado» y lo reemplazó en el poder. Ahora enfrenta multitudinarias protestas de gremios agrarios y organizaciones campesinas e indígenas, sectores afines a Castillo que exigen su renuncia.

Y aunque Boluarte ha anunciado que se adelantarían las elecciones de 2026 a 2024, eso no ha tranquilizado a los seguidores de Castillo que se movilizan por todo el país, y cuyas protestas han dejan hasta el momento cuatro civiles muertos.

Por su parte Pedro Castillo utilizó sus redes sociales para emitir un mensaje. Recordó que hace 16 meses fue elegido por el pueblo peruano para ejercer como presidente constitucional de la República.

«Les hablo en el trance más difícil de mi gobierno: humillado, incomunicado, maltratado y secuestrado, pero aún así revestido de la confianza y lucha de ustedes», añadió.

En su mensaje aseguró que es «incondicionalmente fiel al mandato popular y constitucional» que ostenta cómo presidente, por lo cual adelantó que no renunciará ni abandonará sus «funciones».

Se refirió a Dina Boluarte como una «usurpadora», a quien acusó de repetir «los mismos mocos y babas de la derecha golpista». Llamó a la ciudadanía a no caer en el juego sucio que se propone, en referencia a nuevas elecciones.

«¡Basta de abusos! ¡Asamblea Constituyente ahora! ¡Libertad inmediata!», remató Castillo.

Sobre la detención del exmandatario, a Defensoría del Pueblo de Perú anunció que las condiciones en las que se encuentra detenido Castillo, son «adecuadas» y que este recibe las visitas que permite.

Luego de una visita al penal del distrito limeño de Ate en el que el exmandatario permanece detenido, la institución dijo que «al término de la gestión se pudo verificar que el exmandatario, detenido por orden judicial de la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República, recibe un trato adecuado, conforme a lo regulado en el ordenamiento jurídico, no evidenciándose vulneración a sus derechos como una persona detenida, desde hace cinco días».

La defensoría detalló que la Dirección de Operaciones Especiales de la Policía Nacional ha acondicionado ambientes conformados por una habitación, un cuarto adyacente con una mesa y cuatro sillas, y un baño completo con dotación de agua potable permanente.

Además, las autoridades policiales le brindan alimentación tres veces por día, permitiendo que su familia directa le provea también alimentos, de forma complementaria. También señaló que Castillo ha recibido desde el miércoles 139 visitas de sus familiares, congresistas, dirigentes sociales, abogados y amigos.

El Congreso peruano aprobó en la madrugada de este lunes una resolución que autoriza levantar un fuero especial al expresidente Pedro Castillo que evitará que tenga que pasar por un antejuicio político, un proceso en el que se levanta la inmunidad de los funcionarios, lo que abre el camino para que la Fiscalía amplíe la detención preventiva por el delito de rebelión.

La resolución, aprobada por 67 votos a favor y 45 en contra, propuso levantar la prerrogativa de antejuicio político a Castillo y dar lugar a una causa penal, en vista a que el destituido exmandatario tiene vigente una detención preventiva por siete días, que vence el próximo miércoles.

El Legislativo puso a debate el oficio del Ministerio Público en el que informaba sobre las diligencias preliminares contra Castillo, la expresidenta del Consejo de Ministros Betssy Chávez y el exministro del Interior Willy Huerta.

La congresista Adriana Tudela, del partido derechista Avanza País, pidió al pleno autorizar a la mesa directiva para proponer un proyecto de ley que autorice el levantamiento del fuero a Castillo, dado que, en su opinión, «amenazó con la destrucción del Estado de derecho» al plantear un autogolpe de Estado.

Con esta resolución se elimina el antejuicio que es un procedimiento político-jurídico a través de cual se levanta la inmunidad a los altos funcionarios por la presunta comisión de delitos de función, con el fin de que sea la judicatura ordinaria la que establezca la responsabilidad penal de los funcionarios acusados.

La medida legislativa se aprobó en momentos que la defensa del exmandatario ha presentado varios recursos de amparo contra la detención de Castillo.

Los legisladores de Perú Libre, el partido marxista-leninista por el que Castillo llegó a la presidencia de la República el año pasado, y otros grupos políticos afines, han cuestionado la destitución y detención del expresidente, llegando a afirmar que Castillo es un perseguido político y que la actual mandataria, Dina Boluarte, debe renunciar al cargo por estos hechos.

Paralelamente, la madrugada de este lunes la presidenta Boularte anunció que propondrá al Congreso el adelanto de elecciones generales para el 2024, en vista a las protestas y movilizaciones sociales que se han agudizado en las últimas horas.

Las marchas ya han dejado un saldo de dos personas muertes y decenas de heridos. Las principales demandas son el cierre del Congreso y la convocatoria a un nuevo proceso electoral.

A todo esto, habría que sumarle que el gobierno de México confirmó la semana pasada que se encuentra trabajando con las autoridades peruanas la solicitud de asilo que recibió de Castillo.

En Broojula, Ana Paula Ordorica platica con el periodista Diego Salazar, columnista en el Washington Post, sobre la destitución de Castillo y lo que sigue con el nuevo mandato a cargo de Dina Boluarte.

La Cancillería peruana convocó este viernes al embajador de México en Lima, Pablo Monroy, para transmitirle su rechazo por las expresiones que el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y del Canciller Marcelo Ebrard han hecho respecto a la situación política en Perú.

A juicio del Ejecutivo peruano, las declaraciones realizadas por distintas autoridades mexicanas «constituyen una injerencia en los asuntos internos» de su país.

Recordemos que el ahora expresidente Pedro Castillo, acusado de intentar dar un golpe de Estado, solicitó desde el miércoles pasado asilo a México. Fue el canciller Marcelo Ebrard quien confirmó la solicitud al publicar una carta que el abogado del exmandatario hizo llegar.

«Las expresiones de las autoridades mexicanas constituyen una injerencia en los asuntos internos del Perú y no resultan consistentes con los acontecimientos que se han sucedido en días recientes», se lee en un comunicado de la Cancillería peruano.

La cancillería se encuentra actualmente sin ministro titular, tras la renuncia de César Landa, quien abandonó el cargo acusando a Castillo de dar un golpe de Estado y pedir ayudar internacional para frenar sus intentos.

Y es que aunque el presidente López Obrador defiende los principios de no intervención y autodeterminación de los pueblos, no ha dejado de criticar lo sucedido en Perú, acusando que las élites hicieron todo lo que tenían a su alcance para quitar a Castillo del poder.

En una de sus mañaneras de esta semana, el morenista dijo que era lamentable que por intereses económicos y políticos, desde el inicio de la presidencia de Pedro Castillo, se haya mantenido un ambiente de confrontación y hostilidad en su contra.

En una especie de justificación, dijo que Castillo fue llevado a «tomar decisiones» que le han servido a sus adversarios para consumar su destitución con el «sui géneris precepto de ‘incapacidad moral'».

Hoy, al encabezar la ceremonia castrense por la conmemoración de la Batalla de Ayacucho, la presidenta de Perú, Dina Boluarte, pidió dejar atrás los «capítulos de confrontación» y agradeció a las Fuerzas Armadas por «recuperar» el equilibrio de poderes.

En su discurso, la jefa de Estado afirmó que la nación es «fuerte y segura» gracias a las fuerzas armadas que «dan la garantía» al país de vivir «en orden, respetando la Constitución, el Estado de Derecho y el equilibrio de poderes, ese que recuperaron tras una fallida aventura, que debe quedar en la memoria del país para que la historia no se vuelva a repetir».

Asimismo, Boluarte pidió dejar «atrás los capítulos de confrontación, de dimes y diretes, que nada bien le hicieron al país», así como también «los infaustos hechos que quisieron quebrar la democracia y las aventuras que no generaron estabilidad», en clara referencia a la reciente crisis generada por el intento de golpe de Estado de Pedro Castillo.

Horas antes, Boluarte dijo que en los próximos días visitará Castillo, quien se encuentra preso por acusado de los delitos de rebelión y conspiración.

«En unos días más, si se me permite luego de la juramentación del nuevo gabinete, yo quisiera ir a saludar al presidente Pedro Castillo porque el hecho que haya suscitado de esta manera tan rápido y violenta, también me duele», dijo la presidenta.

En lo que respecta a la posibilidad de que Castillo y su familia puedan recibir asilo político en México, Boluarte señaló que ella siempre se ha movido por los marcos legales y que «lo que diga el derecho de asilo (…) eso lo tendrá que validar el gobierno mexicano».

Ayer, el canciller Marcelo Ebrard informó que el embajador Pablo Monroy pudo entrevistarse con Pedro Castillo en el Centro Penitenciario. «Lo encontró bien físicamente y en compañía de su abogado», dijo el funcionario.

Confirmó que Castillo ratificó su solicitud de asilo, por lo que se procedió a iniciar las consultas ante las autoridades peruanas.

«Con relación a las declaraciones de dichas autoridades respecto al derecho de asilo invocado por el expresidente Pedro Castillo, se señaló al Embajador Monroy la necesidad de que los estados se ciñan a las normas contenidas en los tratados internacionales vigentes sobre la materia y cumplan con todos los requisitos que los mismos establecen», añade el comunicado de la cancillería peruana.

La presidenta de Perú, Dina Boluarte, negocia este viernes la formación de un nuevo gobierno tras la destitución y detención de Pedro Castillo, mientras el descontento social crece con seguidores del exmandatario tomando las calles para exigir su liberación y convocar a nuevas elecciones.

Dos días después del fracaso de su intento de golpe de Estado, el expresidente se encuentra recluido en la misma prisión que el exmandatario Alberto Fujimori en la base de las fuerzas especiales de la policía, ubicada al este de Lima.

La fiscalía acusa a Castillo de rebelión y conspiración, por lo que un tribunal ordenó siete días de prisión preventiva en su contra.

Paralelamente, en las calles, las manifestaciones crecen y avivan la incertidumbre sobre la posibilidad de que Boluarte pueda concluir en 2026 su mandato, como ella misma anunció al asumir el poder.

En Lima, una protesta de cerca de un millar de personas marchó ayer hacia el Parlamento, donde fue dispersada por la policía con gases lacrimógenos y donde se produjo la detención de al menos tres manifestantes.

En otro punto, manifestantes bloquearon la carretera Panamericana Sur utilizando piedras, troncos y quemando neumáticos en demanda de elecciones generales y el cierre del Congreso.

En Ica, a unos 300 km de Lima, varias decenas de manifestantes paralizaron el transporte de pasajeros y vehículos de carga, según un reporte del canal Latina. En Arequipa, a 1,000 km al sur de Lima, también se produjeron bloqueos en la Panamericana sur.

Otras movilizaciones se reportaron en varios puntos al interior de Perú como Chota (Cajamarca, cuna de Castillo), Trujillo, Puno, Ayacucho, Huancavelica y Moquegua.

La Defensoría del Pueblo hizo un llamado a toda la ciudadanía a la «tranquilidad y la responsabilidad». «El uso de medios violentos durante las movilizaciones de protesta están prohibidos», indicó en un mensaje en Twitter.

Desde tempranas horas de hoy, se reportaron en la televisión local, en un tramo de la principal carretera de la costa peruana por parte de cientos de agricultores que demandan adelantar las elecciones.

Las manifestaciones llegaron este viernes a la ceremonia del Ejército peruano por el 198º aniversario de la Batalla de Ayacucho, en el que Boluarte estuvo presente. Los reflectores estuvieron centrados en dicho evento, pues la presidenta tenía que pronunciar un discurso ante los militares, que jugaron un rol clave en la caída de Castillo al no respaldar el régimen de excepción que propuso.

Recordemos que Castillo intentó disolver el legislativo y gobernar por decreto, pero sus órdenes fueron desacatadas por las Fuerzas Armadas y el Congreso.

Ayer durante las movilizaciones, los manifestantes exigieron la renuncia de la presidenta, la primera mujer en dirigir a Perú, y a quien algunos de los inconformes calificaron de «traidora» por haber asumido el cargo, cuando hace un año señalaba que si Castillo dejaba el gobierno, ella se iría con él.

Boluarte dijo este viernes que en los próximos días visitará a Castillo, al tiempo que «deja» en manos de México la posibilidad de que tanto él como su familia puede recibir el asilo político.

«En unos días más, si se me permite luego de la juramentación del nuevo gabinete, yo quisiera ir a saludar al presidente Pedro Castillo porque el hecho que haya suscitado de esta manera tan rápido y violenta, también me duele», dijo la presidente.

«Lamento mucho que se haya dado esta situación inesperada», añadió Boluarte, quien reveló que tanto ella como el resto de gabinete habían estado aconsejando hasta la última semana a Castillo acerca de que no mantuviera la confrontación con el Congreso.

En lo que respecta a la posibilidad de que Castillo y su familia puedan recibir un salvoconducto para que pueda recibir asilo político en México, tal y como se supo que solicitó cuando se hizo efectiva su destitución, Boluarte  expresó que ella siempre se ha movido por los marcos legales y que «lo que diga el derecho de asilo (…) eso lo tendrá que validar el gobierno mexicano».

Durante su primera audiencia judicial, visiblemente nervioso, Castillo declinó hacer uso de su derecho a defensa para replicar las imputaciones, y cedió la palabra a sus abogados. «Resulta claro que acá no se ha configurado el delito de rebelión» porque este no se concretó, alegó su defensa.

De ser hallado culpable, el ahora expresidente podría enfrentar una condena de entre 10 y 20 años en prisión.

Pero, ¿qué hay detrás de la destitución de Pedro Castillo, y cuál ha sido el papel de México en este conflicto? En Broojula Ana Paula Ordorica conversa con Brenda Estefan, analista internacional, sobre las causas y consecuencias de la inestabilidad política en Perú.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) fue cuestionado esta mañana sobre lo sucedido en Perú, con la destitución y detención del ahora exmandatario Pedro Castillo.

López Obrador dijo que si bien ya había fijado su postura, sobre que México se ceñirá a los principios que guían la política exterior: la no intervención y la autodeterminación de los pueblos, volvió a lamentar lo que sucedido, pues dijo, desde que Castillo ganó legal y legítimamente, fue víctima de acoso y confrontación.

AMLO reclamó que las élites económicas y políticas de Perú no aceptaron que Pedro Castillo gobernara el país.

«Muy lamentable lo que pasó. Estuvo siempre acosado, lo fueron debilitando hasta que lograron destituirlo. Pero es la decisión que tomaron estas élites, aunque yo no creo que sea lo mejor para los pueblos. Lo lamento mucho por el pueblo de Perú, es mucha inestabilidad; cinco presidentes en los últimos seis años. ¿Quién sufre? El pueblo, todo por los intereses de las élites», reclamó.

Tal como lo ha dicho en el caso de México, aseguró que las élites en Perú no piensan en los pueblos.

Dijo que la oposición ya tenían todo listo para destituir a Pedro Castillo por un precepto legal que está en su Constitución: incapacidad moral.

Afirmó que al saber que lo iban a destituir, pedro Castillo tomó la decisión de desaparecer el Congreso, lo que precipitó su destitución y le dio el argumento a sus detractores para quitarlo del poder.

Fue en ese punto donde López Obrador reveló que ayer, en los momentos más álgidos de lo sucedido en Perú, Pedro Castillo habló a Palacio Nacional para avisar que se dirigiría a la embajada de México donde solicitaría asilo.

«Pero seguramente ya tenían intervenido su teléfono y (sabían) que iba a solicitar el asilo (…) busque a Marcelo Ebrard, le informe y le dije que hablara con el embajador y que se abriera la puerta del embajada, con apego a nuestra tradición de asilo», contó el mandatario.

Dijo que al poco tiempo de la llamada, policías y ciudadanos llegaron a las inmediaciones de la embajada para evitar que Castillo ingresara, aunque recordó, el expresidente ni siquiera pudo  llegar pues fue detenido antes.

«Nosotros pedimos que se le respeten sus derechos humanos; que se actúen con legalidad verdadera; que se proteja a su familia, y lo demás, lo político, ya lo va a atender la Secretaría de Relaciones Exteriores», dijo AMLO.

López Obrador precisó que es importante recoger la lección de lo sucedido en Perú, que además se está aplicando en distintas partes del mundo, recordando que ya paso en Brasil, Argentina y ahora en Perú.

«¿Cuál es la lección que deja todo esto? Hay que gobernar para el pueblo, no se debe confiar en los que supuestamente son líderes de opinión, que pertenecen a la llamada clase política, ahí hay mucha falsedad; antes y todavía se piensa que la política es estar bien con los potentados, con los dueños de los medios de comunicación, con los intelectuales alcahuetes. Y no, hay que estar bien con el pueblo por dos razones: una que es fundamental, el humanismo. Porque gobernar es atender a todos pero fundamentalmente a los más necesitados; y la otra es que el pueblo no es malagradecido. El pueblo es leal, si se voltea ver al pueblo, se le respeta y se cuida del pueblo, se cuenta con el pueblo, se tiene siempre una base social para sostener a un gobierno que busca cambios y transformación», dijo.

El mandatario habló de los llamados «golpes blandos» que se están produciendo. Dijo que ya no es la intervención militar, sino ir por el control de los medios de información, que son manejados por los oligarcas de los países, lo cual ayuda a ir socavando a autoridades legal y legítimamente constituidas, sobre todo cuando se trata de gente surgida del pueblo o que quiere hacer algo en beneficio del pueblo y que no pertenece a las élites.

«Van implementando campañas de desprestigio, magnificando errores que se cometen, y siguen siendo los medios instrumentos para manipular y justificar actos contrarios a la democracia», sostuvo.

En ese sentido, fue cuestionado sobre si se está llevando un golpe blando en México, a lo que dijo que, pues en el país «no han podido ni podrán» hacer algo así.

Enfatizó que el pueblo de México está muy avispado, muy despierto, muy consciente. Reiteró que es de los pueblos más politizados del mundo. Añadió que ha dado muy buenos resultados la revolución de las conciencias que se impulsa desde el movimiento que encabeza.

Ante las acusaciones tanto en México como en Perú, sobre que está incurriendo en injerencionismo, AMLO fue enfático en negarlo.

«Si eso es inferencia, creo que es una exageración. Sin embargo, como son parientes los conservadores en todos lados», recurren a la misma acusación.

Pedro Castillo fue destituido ayer por el Congreso de Perú bajo el argumento de «incapacidad moral», lo que supone un nuevo capítulo en la inestabilidad política del país, tras la destitución de Alberto Fujimori en el año 2000.

Pedro Castillo, candidato de una coalición de izquierda, ganó las elecciones presidenciales de 2021, sin embargo ante los hechos de ayer, solo completó 16 meses en el cargo, los cuales estuvieron marcados por luchas internas dentro del gobierno y ataques de la derecha.

En diciembre de 2021 y luego en marzo de 2022, el Congreso, controlado por la oposición, rechazó dos solicitudes de destitución por «incapacidad moral» contra Pedro Castillo.

En agosto, fue objeto de un total de seis investigaciones por corrupción y tráfico de influencias, una situación sin precedentes en Perú. El 11 de octubre, la justicia interpuso un recurso de inconstitucionalidad acusándolo del delito de organización criminal de corrupción. Esa investigación sigue en curso.

Apenas el mes pasado,  Castillo había nombrado a su quinto gobierno en seis meses.

Sin embargo, la historia de inestabilidad viene de tiempo atrás. El 21 de noviembre del 2000, tras un escándalo de corrupción, el Congreso destituyó por el mismo motivo (incapacidad moral permanente) a Fujimori, quien estaba al frente del país desde 1990, y quien había presentado su renuncia desde Japón, adonde había huido.

Fue hasta el año 2007 que Fujimori fue detenido en Chile y extraditado a Perú. Fue condenado en 2009 a 25 años de prisión por corrupción y crímenes de lesa humanidad.

El expresidente gozó de un breve período de libertad entre fines de 2017 y octubre de 2018, cuando recibió un polémico indulto que posteriormente la justicia peruana y la Corte Interamericana de Derechos Humanos anularon. Ahora se encuentra pagando su condena en una prisión de Lima.

En 2003, el presidente Alejandro Toledo declaró estado de emergencia ante una ola de descontento social. Parte de la oposición y la prensa exigieron su salida «por incompetencia». El gobierno dimitió en bloque.

También sospechoso de corrupción, el expresidente fue arrestado en 2019 en Estados Unidos y luego puesto bajo arresto domiciliario tras estar siete meses tras las rejas. La justicia estadounidense autorizó su extradición en septiembre de 2021, pero Toledo apeló y Perú está a la espera de que sea entregado.

En 2008, el presidente socialdemócrata Alan García aceptó la renuncia del gobierno tras descubrirse un presunto caso de corrupción a favor de la petrolera noruega Discover Petroleum.

Al verse relacionado con un supuesto caso de lavado de dinero relacionado con el escándalo de Odebrecht, el expresidente García se suicidó en abril de 2019 cuando estaba por ser arrestado.

El 6 de junio de 2011, Ollanta Humala se convirtió en el primer presidente de izquierda en 36 años. Un año después, los miembros de su gobierno, criticados por su gestión de los conflictos sociales renunciaron. En 2015, la jefa de gabinete de Humala, Ana Jara, fue apartada del cargo por una moción de censura, la primera en 50 años, tras un caso de espionaje.

Investigado por un caso de corrupción, Ollanta Humala recibió prisión preventiva en 2017, acusado de haber recibido tres millones de dólares de la firma durante su campaña electoral. Acusado desde  2019, ha estado en juicio, junto con su esposa, desde febrero pasado.

En 2016, el presidente de centroderecha Pedro Pablo Kuczynski pasó a ser investigado por presunto lavado de dinero en el escándalo de corrupción en el gigante brasileño de la construcción Odebrecht con sobornos a políticos a cambio de contratos.

El 21 de marzo de 2018, Kuczynski renunció ante una probable votación parlamentaria para acusarlo formalmente de cara a un juicio de destitución. Fue puesto en prisión preventiva y luego bajo arresto domiciliario.

La líder opositora Keiko Fujimori, hija del exmandatario Alberto, también ha sido objeto de una investigación por el caso Odebrecht; fue detenida en octubre de 2018 y cumplió 16 meses de prisión preventiva, antes de ser liberada bajo fianza en mayo de 2020.

En septiembre de 2019, el presidente Martín Vizcarra disolvió el Parlamento controlado por la oposición fujimorista y anunció elecciones legislativas anticipadas. El Congreso respondió al año siguiente suspendiéndolo por un año y votando para reemplazarlo por la vicepresidente. Pero líderes militares, policías y gobernadores regionales le dieron su apoyo. El vicepresidente renunció.

En enero de 2020, los fujimoristas perdieron las elecciones legislativas. En noviembre, el Parlamento destituyó a Vizcarra por «incapacidad moral», en medio de acusaciones de supuestos sobornos recibidos mientras era gobernador en 2014.

El titular del Legislativo, Manuel Merino, asumió la presidencia pero renunció a los cinco días, presionado por movilizaciones ciudadanas y reclamos políticos. Francisco Sagasti, presidente electo del Parlamento, asumió la presidencia interina entre noviembre de 2019 y julio de 2021.

Sin embargo, Perú no es el único más en la región que se ha visto envuelto en casos de destituciones presidenciales o líderes forzados a dimitir.

El vicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, condenado en el escándalo Odebrecht a seis años de prisión, fue destituido a principios de 2018 después de tres meses de ausencia de sus funciones debido a su encarcelamiento.

En abril de 2005, el presidente Lucio Gutiérrez también fue apartado del cargo tras haber sido acusado, en plena revuelta popular, de haber colocado a personas cercanas en el seno de la Corte Suprema de Justicia.

Uno de sus predecesores, Abdala Bucaram, acusado de malversación de fondos públicos, fue destituido en febrero de 1997, apenas seis meses después de su investidura.

La presidenta de Brasil Dilma Rousseff fue destituida el 31 de agosto de 2016 por más de dos tercios de los senadores, que la consideraron culpable de maquillar las cuentas públicas.

También en Brasil, en diciembre de 1992, Fernando Color de Mello, acusado de corrupción, dimitió al iniciarse el proceso de su destitución en el Senado y perdió sus derechos políticos durante ocho años.

En septiembre de 2015, el presidente de Guatemala, Otto Pérez, acusado de dirigir un sistema de corrupción en las aduanas, fue privado de su inmunidad por parte del Parlamento. Ante el riesgo de ser cesado, dimitió y después fue arrestado. Apenas este mes fue condenado a 16 años de cárcel.

En Paraguay, Fernando Lugo fue destituido en 2012 debido a una operación policial contra campesinos sin tierra que terminó con 17 muertos.

El presidente venezolano Carlos Andrés Pérez, acusado de malversación y enriquecimiento ilícito, fue suspendido de sus funciones en mayo de 1993 tras un voto en el Senado. En 1996, fue condenado a 2 años y 4 meses de cárcel.

La región también ha sido escenario de golpes de Estado como ocurrió en Honduras en junio de 2009, cuando el presidente Manuel Zelaya fue arrestado y expulsado a Costa Rica mientras preparaba un plebiscito para reformar la Constitución y ser reelegido.

También el presidente venezolano Hugo Chávez fue blanco de un golpe militar en abril de 2002 en el que fue arrestado antes de volver al poder dos días más tarde gracias a las manifestaciones ciudadanas.

En octubre de 2019, el entonces presidente boliviano Evo Morales se postuló a un cuarto mandato pese a perder un referéndum para habilitarlo a una nueva reelección. En medio de una fuerte convulsión social y acusaciones de fraude, renunció y salió del país.

Jeanine Áñez, que lo sustituyó en el cargo, fue condenada en junio pasado a diez años de prisión por tomar el mando irregularmente.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) utilizó sus redes sociales para pronunciarse sobre la crisis política que atraviesa Perú, luego de la destitución del presidente Pedro Castillo, quien hoy por la mañana disolvió el Congreso y ordenó instaurar un gobierno.

La decisión de Castillo, calificada por detractores y aliados como un golpe de Estado, se dio previo a que el Parlamento debatiera una moción de vacancia, destitución, en su contra para apartarlo de la jefatura del Estado.

Aunque López Obrador reiteró que la política exterior de México se apega al principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos.

Sin embargo, dijo que era lamentable que por intereses económicos y políticos, desde el inicio de la presidencia de Pedro Castillo, se haya mantenido un ambiente de confrontación y hostilidad en su contra.

En una especie de justificación, dijo que Castillo fue llevado a «tomar decisiones» que le han servido a sus adversarios para consumar su destitución con el «sui géneris precepto de ‘incapacidad moral'».

El mandatario mexicano confió en que se respeten los derechos humanos en Perú, además de que haya estabilidad democrática en beneficio del pueblo.

Al respecto, el canciller Marcelo Ebrard afirmó este miércoles que México está dispuesto a ofrecer «asilo» al ya expresidente Castillo, actualmente detenido en Lima después de ser destituido por el Congreso, aunque apuntó que por el momento «no lo ha solicitado».

En entrevista con «Atando Cabos» en Radio Fórmula, Ebrard comentó la detención de Castillo, quien se encuentra en la sede de la prefectura de la Policía de Lima, al ser acusado de haber intentado perpetrar un golpe de Estado.

«Si Pedro Castillo pide asilo a México, se lo damos, pero no lo ha solicitado», aseguró Ebrard, quien manifestó su preocupación por la situación en Perú y agregó que el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), le ha pedido que lo mantenga informado «en todo momento».

Y aunque el presidente siempre habla de los principios que guían la política exterior de México, siempre termina inmiscuyéndose en asuntos internos de otros países.

Esta mañana, denunció que existe una «venganza política» detrás de la sentencia contra la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández, condenada ayer a seis años de prisión por corrupción.

“A todas luces es una venganza política en contra de la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández, y también es un acto antidemocrático porque no quieren que participe en el proceso electoral, la están inhabilitando para que pueda ser candidata», manifestó el mandatario en su conferencia diaria.

López Obrador envió un «abrazo fraterno» y su «solidaridad» a la vicepresidenta «y a todo el pueblo de Argentina», y les pidió que «hay que seguir adelante, resistiendo». También aprovechó para resaltar la decisión de Fernández de no contender de nuevo por la presidencia.

“Una actitud muy digna y esto demuestra que no es una mujer ambiciosa, vulgar, porque no va a ir de candidata. Para empezar, tiene fuero y va a estar hasta diciembre del año próximo, hasta las elecciones, y sin ser candidata ella va a seguir siendo dirigente», añadió el presidente.

López Obrador se sumó a líderes de la izquierda latinoamericana que han expresado su apoyo por la vicepresidenta, como el expresidente boliviano Evo Morales, el Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, y el mandatario de Cuba, Miguel Díaz-Canel.