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Que diferencia de hace un año. El caleidoscopio político de Europa ha girado a un ritmo vertiginoso en los últimos 12 meses, reorganizando el equilibrio de poder en el viejo continente, quizá de forma duradera.

 

Después de un período de estancamiento, Francia está de nuevo en un auge que se había olvidado. Gran Bretaña está aislada y tambaleándose por el resultado de una serie de errores políticos no calculados. Alemania ya no está sola en el liderazgo europeo, lo que significa que podría verse presionada para tomar decisiones “incómodas” con respecto a la política económica y de defensa de la Unión Europea después de las elecciones de septiembre. España, Portugal e incluso Grecia están viendo luz al final del túnel después de años de turbulencia económica y política. Italia está oscilando entre el renacimiento y el desastre, pero puede permanecer en crisis casi indefinidamente.

 

La economía de la eurozona, que hasta hace poco parecía condenada a la lentitud a pesar de las inyecciones que hacía el Banco Central Europeo de cientos de miles de millones de euros, se está expandiendo con mayor velocidad que Reino Unido o los Estados Unidos.

 

Algunos de estos retrocesos de suerte se deben a apuestas políticas audaces que fueron espectacularmente erróneas: el referéndum del ex primer ministro británico David Cameron: Brexit, y la decisión de su sucesora Theresa May de convocar elecciones anticipadas para aumentar su poder y negociar el Brexit.

 

El otro lado de la moneda son el resultado de apuestas que resultaron correctas: sobre todo la decisión de Emmanuel Macron de renunciar al gobierno francés, forman un movimiento completamente nuevo y postularse a la presidencia como una independencia pro-europea contra casi toda la clase política del país galo.

 

Parte del cambio puede atribuirse al impacto perturbador de Donald Trump. Su presidencia nacionalista y proteccionista de los Estados Unidos ha dado a la Unión Europea un nuevo sentido de propósito como líder mundial en el comercio abierto y la lucha contra el cambio climático, así como una nueva responsabilidad para la seguridad y estabilidad de la zona.

 

Y parte de ello puede atribuirse a oscilaciones naturales del péndulo político y del ciclo económico. La economía de Francia nunca estuvo tan muerta como a veces parecía. Los activistas euroescépticos de Gran Bretaña siempre sobrestimaron el rendimiento económico de su país y su capacidad de prosperar sin un acceso garantizado al mercado único de la Unión Europea para sus bienes y servicios.

 

El choque del Brexit centró las mentes de los votantes en todo el continente en lo que perderían si la Unión Europea se viniera abajo, ayudando a cambiar la tendencia contra los populistas antieuropeos en Austria, Holanda y Francia. Queda por ver si finalmente sacará a los polacos y a los húngaros del nacionalismo euroescéptico.

 

Ahora, May se enfrenta a una negociación aún más dura con una mano más débil en el país y los socios europeos que están más interesados ​​en la construcción de la integración europea en la defensa y el fortalecimiento de la eurozona que en la fabricación de un acuerdo especial para una salida de Gran Bretaña.

 

La semana pasada, las elecciones generales británicas dejaron al primer ministro sin una mayoría parlamentaria dando pie a un duro proceso del Brexit, fuera del mercado único y la unión aduanera, que ella expuso en su carta a Bruselas, misma que desencadenó las negociaciones de retirada. Pero no produjo una mayoría clara para una alternativa.

 

May se ve extensamente en el país como mercancía dañadas, sobreviviendo por un tiempo debido a la ausencia de otro líder inmediato. Su autoridad en Londres, y por lo tanto su credibilidad en Bruselas, está en mal estado. Puede haber un líder conservador diferente y quizás otras elecciones generales dentro de meses. Mientras tanto, mientras el reloj sigue marcando la fecha límite de marzo de 2019 para el Brexit, el partido conservador ha reanudado el desgarramiento en Europa.

 

Texto publicado en Politico por Paul Taylor

Luego de que se celebrara la comparecencia del ex director del FBI, James Comey ante el Senado de los Estados Unidos, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, indicó que habría que darle menos importancia al tema dado que Trump es “nuevo” en el cargo.

 

En una rueda de prensa improvisada, Ryan, a quien corresponde iniciar el proceso de un hipotético juicio político al presidente, fue cuestionado sobre las declaraciones de Comey, a lo que indicó que aunque aceptaba que el diretor del FBI debe ser “independiente”, desestimó el tema de las acusaciones en contra de Trump pues “es simplemente nuevo en esto” y no conoce “el protocolo de funcionamiento”.

 

Recordemos que durante su comparecencia pública, Ricchard Burr preguntó a Comery si “¿Tiene usted alguna duda sobre la interferencia de Rusia en las elecciones de EEUU?”, Comey dijo de forma tajante y segura: “No”.

 

Con información de EFE / Foto: Archivo APO

LUIS RUBIO

REFORMA

 

 

 

El país lleva décadas confrontando el pasado con el futuro sin querer romper con el primero para abrazar decididamente al segundo. La evidencia es abrumadora y particularmente visible en la interminable colección de acciones gubernamentales orientadas a pretender cambiar sin querer que haya cambio alguno.

 

En los dos ámbitos en que mayor ha sido el activismo político-gubernamental de las últimas décadas -lo electoral y lo económico-comercial- el país se ha caracterizado por enormes reformas con relativamente pobres resultados. Dudo que haya muchos países en el mundo que hayan experimentado tantas reformas electorales en tan pocos años y, a pesar de que éstas han arrojado un sistema extraordinariamente ejemplar y profesional, imitado alrededor del mundo, seguimos viviendo una incontenible disputa electoral y, sobre todo, de credibilidad, cada que hay elecciones. En la economía, el país se ha desvivido por concertar acuerdos comerciales a lo largo y ancho del mundo y ha llevado a cabo ambiciosas reformas que nunca acaban de aterrizarse o implementarse a cabalidad.

 

No sería exagerado afirmar que, gracias al TLC norteamericano y a las oportunidades de empleo que la economía estadounidense aportó por décadas, la clase política mexicana no ha tenido que cambiar sus costumbres o disminuir sus privilegios. Si bien el desempeño económico promedio ha sido, por decir lo menos, mediocre, éste ha sido suficiente para mantener el bote a flote. En el ámbito político, las reformas electorales tampoco han cambiado la naturaleza de la interacción partidista, aunque la han hecho mucho más compleja: siguen fluyendo ríos de dinero, los gobiernos salientes y el gobierno federal siguen dedicados a manipular los resultados y los puestos de elección popular siguen siendo fuentes de enriquecimiento, no de buen gobierno. Todas esas reformas han fracasado en producir un sistema eficaz de gobierno, como ilustra la crisis de seguridad.

 

Otra manera de decir esto es que el país sigue viviendo en el pasado aunque le haga caravanas al futuro. Deirdre McCloskey expresó esta idea de una manera por demás explicativa: “la izquierda y la derecha se unen en oposición al futuro: la primera porque no es un futuro planificado y la segunda porque éste no es idéntico al pasado”. El futuro que todo mundo promete acaba siendo una quimera porque nadie tiene ni la menor intención de construirlo.

 

Hoy, día de elecciones, es necesario reflexionar sobre las promesas de candidatos en campaña frente a los rezagos, carencias, problemas y atrasos que persisten y que son producto de un pasado que los creó pero que es incapaz de resolver. ¿Cómo conciliar estas dos realidades, estas dos caras de una misma moneda?

 

Históricamente, el país ha sido un botín -para robar o para construir otro puesto, pero botín al fin- para los partidos y políticos, lo que obliga a preguntar si el ejercicio continuo e imparable de posponer soluciones es sostenible. Es decir, si bien la economía ha crecido a un ritmo de más o menos 2% en las últimas décadas, esa cifra, como todo promedio, esconde más de lo que revela. Algunas entidades y regiones crecen a tasas casi asiáticas en tanto que otras se contraen. El potencial de conflicto social en estas últimas es infinito y, en muchos sentidos, constante. A pesar de ello, gobiernos van y vienen pero los rezagos -y sus consecuencias- persisten.

 

Los mundos del pasado y del futuro no se comunican, pero uno depende del otro y es ahí donde choca la actividad gubernamental. Los problemas del pasado -inseguridad, mala educación, pésima infraestructura, ausencia de autoridad- impiden que se construya el futuro, ese que requiere condiciones idóneas para que los individuos puedan desarrollar sus capacidades al máximo. Parecería obvio que es necesario lidiar con el pasado para que sea posible construir el futuro, pero esa obviedad no lo es en el terreno de la acción gubernamental porque implica afectar intereses: la inseguridad o la mala educación se pueden resolver, pero la solución implica meter al redil a grupos políticos, sindicatos y, en general, intereses dedicados a depredar del statu quo. Así, el pasado -que sigue siendo presente- impide la construcción del futuro.

 

Un nuevo gobierno tendría que pensar en cómo transitar de un lugar al otro. No es posible proponerse atraer inversión -el Estado de México, por ejemplo, la ha venido expulsando- a menos que se atiendan los problemas de seguridad. La inseguridad, un rezago y resabio del viejo sistema político, sólo puede enfrentarse con un sistema de gobierno distinto, fundamentado en concepciones del siglo XXI, no las que el viejo priismo heredó del porfiriato. Sin seguridad, el futuro es inconcebible. Lo mismo sucede con la educación: la educación concebida para el control y el beneficio sindical es incompatible con la economía del conocimiento y es la principal causa de los malos empleos y bajos salarios. No es casualidad que sus baluartes sindicales sean los principales soportes de la convocatoria más reaccionaria y retardataria en la elección del Edomex de hoy.

 

Con Trump, el agua le llegó al tope al viejo sistema. La pregunta es quién ofrece una mejor alternativa.

 
@lrubiof

De acuerdo a información difundida por la cadena CNN, los abogados de la Casa Blanca han comenzado a preparar toda una estretegia ante un posible juicio político en contra del presidente Donald Trump.

 

CNN informa que a pesar de confiar en el apoyo que tendría por parte de los republicanos en la cámara de representantes, instancia donde tendría inicio el proceso en dado caso de que ocurra, los abogados han recurrido a expertos en temas penales o juicios de gobierno, quienes han comenzando a asesorar en cuanto al proceso que se seguiría y cómo responder de la mejor forma.

 

Hasta ahora han sido los demócratas quienes se han manifestado públicamente por el inicio de un proceso de destitución, sobre todo luego del despido de Comey del FBI, sin embargo en los últimos días, el tema ha tomado mayor fuerza luego de que algunos republicanos, como el congresista Justin Amash, se ha mostrado a favor de la petición de los demócratas.

 

Con información de CNN / Foto: Archivo APO

Ante los últimos escándalos que enfrenta el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mucho se ha hablado sobre un juicio político para el republicano. Pero, ¿cuál es el proceso para llevar a cabo el impeachment?

 

En un impeachment, tanto la Cámara de Representantes como el Senado de Estados Unidos fungen como se una corte para juzgar al presidente, vicepresidente y funcionarios civiles. La Cámara se desempeña como investigador y fiscal, mientras que el Senado representa al jurado y juez.

 

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De acuerdo al reglamento de la Cámara de Representantes, cualquiera de sus miembros pueden presentar resoluciones de juicio político como leyes ordinarias, mismas que tendrían que ser evaluadas por el Comité Judicial, quien al hacer su revisión decide si es procedente o no, sujetándose a reportar ante el pleno de la Cámara su resolución.

 

En caso de ser aprobada la resolución de juicio político, la Cámara designa a un equipo que actuaría ante el Senado como parte fiscal. El siguiente paso sería enviar al Senado toda la documentación necesaria, instancia que al recibirla deberá informar al sindicado las fechas en las que debe comparecer la persona sujeta al juicio, tanto personalmente como por vía de un abogado, aunque podría no asistir para dar su declaración.

 

Como siguiente paso, el Senado le tendría que notificar al la Cámara la apertura a recibir a los “fiscales” quienes tend´rian que exhibir los cargos en contra del acusado, para que finalmente los fiscales entreguen un reporte detallado a su rama legislativa.

 

En este punto del proceso, se daría paso a una etapa de alegatos y refutaciones, y a su fin, el Senado fija una fecha para comenzar con el juicio. Se procede a entregar al Senado la lista de testigos que serán llamados a declarar. Los testimonios pueden ser oídos por el Senado en pleno o por un comité designado.

 

En la recta final, como en cualquier otro juicio, fiscales y defensa presentan sus argumentos para tratar de convencer al jurado, y para la resolución, el Senado (quien fungía como tal) se reúne en sesión privada para tomar su decisión.

 

El punto clave de todo el proceso se centra en que para acusar al acusado se necesitan dos tercios de los votos de los senadores presentes. 

 

Con información de CNN / Foto: Archivo APO

El primer ministro de Irlanda, Enda Kenny, ha cumplido el anunció que hizo, sobre que esta medianoche dejaría de liderar su partido Fine Gael, situación que derivaría en el inicio de un proceso para elegir a un nuevo jefe de gobierno.

 

“El año pasado dije que no lideraría al Fine Gael en las proximas elecciones. Hoy decidí materializar esta decisión”, aseguró el político a través de un comunicado.

 

Kenny llegó al poder en 2011 y estuvo al frente de su país tras la gran crisis de 2008; posteriormente fue reelegido en 2016, y cuando aseguró que no buscaría un tercer mandato, puesto no logró la mayoría absoluta y se vio obligado a pactar con la oposición.

“Quiero asegurar a la gente que durante este proceso interno, seguiré cumpliendo con todos mis deberes y responsabilidades”, remató el aún primer ministro.

 

 

Con información de AFP / Foto: Archivo APO 

El representante demócrata por Texas Al Green hizo un llamado a todos sus compañeros para sumarse a su propuesta para que se someta al presidente Donald Trump a un juicio político tras el despido de James Comey, quien dirigía las investigaciones sobre la injerencia rusa en las elecciones de 2016.

Al ofrecer una conferencia de prensa, Green sostuvo que las acciones que Trump ha llevado a cabo en las últimas semanas, son dignas de escrutinio por parte de la Cámara de Representantes e insistió en que, bajo la Constitución estadounidense, “nadie debe estar por encima de la ley”, y tampoco el actual presidente, quien, a su parecer “ha cometido un acto impugnable y deben presentarse cargos contra él. No hacerlo haría que algunos estadounidenses perdieran su respeto y obediencia hacia ciertas normas sociales”.

Subrayo que la razón por la que Trump debe ser sometido a juicio político, es su “obstrucción de una investigación legal sobre los lazos de su campaña con la injerencia rusa en los comicios presidenciales de 2016”.

Esta petición llega una vez que se da a conocer por parte del diario The Washington Post sobre una posible revelación de información clasificada por parte de Trump a funcionarios rusos.

 

Con información de El Universal / Foto: Twitter

Durante una entrevista con la cadena Breitbart News, el presidente Donald Trump dijo que la entrega de los premios Oscar “se concentró tanto en asuntos políticos que hubo descoordinación al final”.

 

Calificó de “triste” que la ceremonia de premiación estropeara el triunfo de “Moonlight” como la ganadora del Oscar a la mejor película después de que lo otorgaran inicialmente a “La La Land”, afirmó el mandatario. “Fue triste que terminara de esa manera” la entrega de los premios de la Academia.

 

Y aunque el presidente organizó y asistió al Baile de los Gobernadores en la Casa Blanca, todo parece indicar que estuvo al pendiente de la entrega y es que la ceremonia anual tuvo su toqie político cuando muchos ganadores, presentadores y el anfitrión Jimmy Kimmel emitieron críticas severas contra el mandatario.

 

 

 

Con información de AP / Foto: Reuters