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La agencia reguladora de comunicaciones de Rusia, Roskomnadzor, anunció este viernes el bloqueo del acceso a la red social Facebook dentro del territorio ruso, como respuesta a supuestos casos de “discriminación” contra medios de comunicación del país.

“Desde octubre de 2020, se han registrado 26 casos de discriminación contra los medios y recursos de información rusos por parte de Facebook”, ha remarcado la agencia reguladora en un comunicado.

Además, Roskomnadzor ha puesto el foco en las restricciones de los últimos días contra las cuentas del canal de televisión Zcezda, la agencia de noticias RIA Novosti, Sputnik, Russia Today (RT) o los portales Lenta.ru y Gazeta.ru.

Según el ente ruso, esta serie de restricciones aplicadas por Facebook va en contra de un artículo de la Ley Federal adoptada para “prevenir violaciones de los principios clave del flujo de información y el acceso sin trabajas de los usuarios rusos a los medios rusos en plataformas extranjeras en Internet”.

Ante esta decisión, la matriz de Facebook, Meta, ha señalado que están haciendo “todo lo posible” para restablecer sus servicios en el país para que la sociedad pueda expresarse de forma “segura” y “organizarse para la acción”.

“Pronto millones de rusos de a pie se verán aislados de información confiable, privados de su forma diaria de conectarse con sus familias y amigos y silenciados”, alertó el vicepresidente de Asuntos Globales y Comunicación, Nick Clegg.

Por otro lado, la agencia rusa Interfax informó de que este bloqueo a Facebook también se ha extendido a la red social Twitter, mientras que la agencia alemana DPA confirma que usuarios rusos de esta aplicación no pueden acceder a ella desde sus dispositivos móviles.

Roskomnadzor ha anunciado este viernes restricciones a la difusión del servicio ruso de la cadena británica BBC, el medio alemán Deutsche Welle y la emisora pública internacional estadounidense RFW/RL, horas después de aprobar un proyecto de ley que contempla multas y penas de cárcel por la difusión de información “falsa” sobre las acciones de las Fuerzas Armadas.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, está decidido a llevar a cabo su plan hasta el final en Ucrania, mientras el mando militar ruso aseguró hoy que su ofensiva en el vecino país se desarrolla tal y como estaba previsto con ataques en distintos frentes.

En una conversación telefónica con su aliado, el líder bielorruso, Alexandr Lukashenko, Putin aseguró que las tareas de la campaña militar que lanzó el pasado 28 de febrero “se cumplen y se cumplirán totalmente”, según el comunicado emitido por el Kremlin.

Los objetivos declarados por Putin son conseguir el reconocimiento de Crimea como territorio ruso, la neutralidad, la desmilitarización y la “desnazificación” de Ucrania, aunque no ha desvelado cual sería su plan tras una eventual victoria militar, limitándose a señalar que no habrá ocupación.

El mandatario ruso aseguró que “no tiene malas intenciones” para con los Estados limítrofes, en un mensaje supuestamente tranquilizador, en el que, no obstante, les recomendó “no agravar la situación, y no imponer restricciones.

“Por muy difícil y complejo que sea, continuaremos desarrollándonos sin falta, fortaleceremos la infraestructura de transporte y logística en todo el país”, añadió.

Las palabras del jefe del Kremlin son un reconocimiento del impacto que está teniendo la tormenta de sanciones económicas que le han sido impuestas a Rusia.

Por quinto día consecutivo, el Banco Central de Rusia mantuvo cerrada la bolsa de Moscú para impedir el desplome de las acciones, mientras la cotización oficial del rublo alcanzó hoy su mínimo histórico ante la principales divisas internacionales, con 111.75 rublos por dólar y 124.01 rublos por euro.

La estampida de empresas e inversores no puede dejar de preocupar a las autoridades rusas: desde tecnológicas como Apple y Microsoft hasta de muebles y artículos para el hogar como Ikea abandonan el mercado de Rusia.

Pese a todo ello, el gobierno envía mensajes de tranquilidad que penetran poco en la población, que se encuentra sumida en la desconfianza. Para muestra, el ministro de Sanidad de Rusia, Mijaíl Murashko dijo que la situación con los medicamentos es estable. “El país cuenta con importantes reservas de medicinas”, dijo, y añadió que al día de hoy no se ha recibido ninguna comunicación sobre posibles interrupciones en los suministros de medicamentos.

En tanto, el Ministerio de Defensa de Rusia comunicó hoy que las tropas rusas continúan su ofensiva en un amplio frente y se hicieron con el control de seis localidades en el este de Ucrania, en la región del Donbás.

“Quiero subrayar que las unidades de los nacionalistas completadas en las regiones de Leópolis e Ivano-Frankovsk que retiran del Donbás destruyen infraestructuras vitales para población”, dijo el portavoz de Defensa, Ígor Konashenkov.

Agregó que en la ciudad de Járkov, la segunda mayor de Ucrania, los nacionalistas ucranianos instalan lanzaderas de misiles en los barrios residenciales e impiden a la población salir de sus casas.

Por su parte el embajador ruso ante la sede de Naciones Unidas en Ginebra, Gennady Gatilov, aseguró que su país no tiene la intención de ocupar Ucrania y sus tropas se retirarán una vez que haya cumplido su objetivo de “desmilitarizar” y “desnazificar” el país, donde luego el pueblo podrá decidir sobre su futuro.

“Nuestro objetivo es la desnazificación del régimen y la desmilitarización de Ucrania de modo que tengamos garantías de que no habrá amenazas que provengan de Ucrania contra Rusia”, declaró en una conferencia de prensa con corresponsales internacionales acreditados ante la ONU.

“No vamos a ocupar Ucrania y será el pueblo ucraniano el que decida sobre su futuro político”, sostuvo el diplomático.

Recordó no obstante que el gobierno ruso ya ha reconocido a las regiones del este de Ucrania, Lugansk y Donestk, como independientes y que esto es un hecho consumado.

Al comentar los reveses diplomáticos que ha sufrido en los últimos días Rusia en los foros internacionales, el embajador negó que el gobierno del presidente Vladimir Putin se sienta aislado y opinó que la falta de apoyo por parte de la gran mayoría de sus aliados tradicionales se debe a que Occidente ejerció una fuerte presión sobre ellos.

Según Gatilov, “no todos los países están en posición de resistir las presiones de Occidente y esto puede explicar el resultado de esas votaciones”.

Preguntado si en el caso de que las fuerzas rusas tomen Kiev el Gobierno ruso tiene la voluntad de garantizar la vida del presidente ucraniano Volodomyr Zelensky, el diplomático dijo que no conocía todos los detalles de la operación militar rusa.

El Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá de emergencia este viernes, a solicitud de Gran Bretaña, para examinar las consecuencias del ataque ruso a la central nuclear más grande de Ucrania, indicaron fuentes diplomáticas.

La sesión pública, solicitada además por Estados Unidos, Francia, Noruega, Irlanda y Albania, fue convocada a pedido del primer ministro británico Boris Johnson.

A principios de la mañana no había indicaciones sobre la posibilidad de que en la reunión se pueda adoptar algún texto. Rusia, como miembro permanente del Consejo de Seguridad, posee derecho a veto en todas las decisiones que no sean de procedimiento.

Por su parte el presidente estadounidense Joe Biden había exhortado horas antes a Rusia a “cesar las actividades militares en la zona” de la central nuclear.

Situada en el sur de Ucrania, Zaporiyia, es la central nuclear más grande de Europa y fue alcanzada por disparos de la artillería rusa, según informes de las autoridades ucranianas.

Instalaciones anexas a la central fueron afectadas por un incendio, incrementando aún más la preocupación de los países de Occidente frente a la ofensiva rusa en Ucrania.

Hoy, las fuerzas armadas rusas tomaron el control de la central nuclear. El operador ucraniano de la misma precisó luego que el incendio, que había afectado a un laboratorio y una área destinada a la investigación, había sido extinguido y que no se había registrado escape radioactivo alguno.

Al respecto, la Fiscalía de Ucrania dio a conocer este viernes la apertura de una investigación en torno al asalto de la central nuclear de Zaporiyia, en el marco de la Ley Antiterrorista, después de que se confirmara la muerte de tres personas durante la toma del control de las instalaciones por parte del Ejército de Rusia.

En tanto, el gobierno de Rusia recalcó que las operaciones en la central nuclear continúan con normalidad y acusó a “saboteadores” ucranianos del incendio registrado en las instalaciones.

Por su parte, el director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, ha indicado que dos personas han resultado heridas en el incendio, ambos miembros del “personal de seguridad”, y ha propuesto un encuentro en la central de Chernóbil con delegaciones de Ucrania y Rusia para abordar garantías de seguridad en las instalaciones nucleares.

Grossi confirmó que la central de Zaporiyia ha registrado un incendio a causa del impacto de un proyectil, y aunque dijo que el lugar “no es parte del reactor”, aclaró que sí “es una construcción adyacente a los reactores”. “Esto provocó un incendio localizado que fue extinguido por los bomberos”, remató.

El 90% de los mexicanos está enterado sobre la invasión de Rusia a Ucrania, la cual cumple hoy su octavo día, según una encuesta realizada por la firma De las Heras Demotecnia.

Un 48% de los encuestados indicaron que es poco o nada probable que el conflicto armado se convierte en la Tercera Guerra Mundial; un 45% cree que es muy o algo probable que esto suceda.

Si se concretara una Tercera Guerra Mundial, 39% cree que Estados Unidos y aliados ganarían, mientras que 24% cree que lo haría Rusia y sus aliados. Sin embargo, 74% de los mexicanos escogerían pelear con Estados Unidos. Sólo 15% optarían por el bando ruso.

Sobre la posición que México ha fijado en torno al conflicto armado, el 48% de los consultados consideran que el gobierno debe condenar la guerra; 40% cree que es meor mantenerse neutral y solo el 6% cree que México debería apoyar la guerra.

62% de los mexicanos creen que el desempeño del gobierno de nuestro país en torno a la invasión rusa en Ucrania ha sido bueno (10% muy bueno y 62% bueno). 23% indica que ha sido malo (15% malo y 8% muy malo).

Sobre si México debería dar refugio a ciudadanos rusos y ucranianos que lo pidan, debido a la situación que se vive en sus países, el 67% de los encuestados creen que sí se les debería abrir las puertas, contra un 27% que considera que no.

En cuanto a qué tan preparado se encuentra México para combatir en una Tercera Guerra Mundial si esta estallara, 78% cree que poco o nada, y solo un 18% cree que muy o algo preparado.

Y aunque la mayoría de los mexicanos no está de acuerdo con el conflicto en Ucrania, al momento de preguntar sobre la opinión que se tiene sobre el presidente Vladímir Putin, el 68% cree que es igual de mal o ha empeorado. Aunque un 13% cree que es buena, sorprende al saber que de este grupo, 3% tiene una opinión igual de buena y en un 10% ha mejorado.

La economía y la moneda mexicana están “resistiendo” a la crisis generada por la invasión de Rusia en Ucrania, afirmó este jueves el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien presumió de la estabilidad del tipo de cambio y el precio del petróleo.

En un informe sobre el estado de la economía de México, que ha estado presentando cada mes en su conferencia matutina, el mandatario comentó que el país “va bien, a pesar de los pesares” y “está saliendo de la pandemia”, aunque está “ahora enfrentando la guerra”.

“La invasión de Rusia a Ucrania, y la reacción que ha provocado esta confrontación bélica, y afortunadamente también vamos saliendo, en este caso nuestra moneda está resistiendo, y esperemos que no nos afecte en lo económico y en lo social”, dijo en Palacio Nacional.

Sus declaraciones se producen ocho días después del inicio de la invasión rusa a Ucrania, definida como “operación militar especial” por el presidente ruso, Vladímir Putin, que ha dejado más de 2,000 civiles muertos, según Kiev, mientras que la ONU reconoce al menos 136 víctimas mortales.

Pese a las preocupaciones iniciales para México, en la conferencia de López Obrador se destacó que el tipo de cambio cerró febrero en 20,47 pesos por dólar estadounidense, una depreciación de apenas 0.5% frente al inicio de esta Administración, en 2018. Indicó que la depreciación con Peña Nieto fue de 40.9%.

La mezcla mexicana de petróleo cerró febrero en 91.80 dólares por barril, según Carlos Torres Rosas, secretario técnico del Gabinete presidencial y encargado de los Programas para el Desarrollo. De hecho, en medio del conflicto, el crudo mexicano cotizó este miércoles en 105 dólares por barril, su mayor precio en nueve años.

Aun así, López Obrador “lamentó mucho que haya guerra” al referirse a Rusia de manera directa. “No queremos nosotros la violencia, somos pacifistas, y no queremos que gente inocente sufra, padezca”, manifestó.

El mandatario reconoció posibles afectaciones por la compra de fertilizantes en México, donde más del 60% de este insumo es importado, con Rusia y China como los principales proveedores.

El presidente, quien ha descartado “represalias del tipo económico”, indicó que México seguirá comprando fertilizantes a Rusia.

“Sí (seguirá la compra de fertilizantes a Rusia), el asunto no solo es la dependencia, sino el incremento de los costos. Están aumentando mucho los alimentos, aumenta el fertilizante y el flete está teniendo incremento”, admitió a pregunta expresa.

Ante problemas en el abasto mundial de trigo y cebada, que se cultivan en Rusia y Ucrania, López Obrador expuso que ha sugerido a Estados Unidos fortalecer las cadenas de valor de la región.

“Eso es lo que estamos proponiendo al Gobierno de Estados Unidos, el fortalecer toda la actividad productiva comercial en América del Norte, en una primera etapa, y luego en toda América”, comentó.

El mandatario reiteró que la coyuntura demuestra que México debe apostar a la autosuficiencia de combustibles, fertilizantes y alimentos, por lo que reafirmó su plan de “rescate” a Pemex.

La segunda ronda de conversaciones  entre las delegaciones de Ucrania y Rusia, que se celebró este jueves en Belovezhskaya Pushcha, en la región bielorrusa de Brest, cerca de la frontera polaca,  finalizó con un acuerdo de un alto el fuego temporal en los lugares donde se establezcan corredores humanitarios para la evacuación de civiles en Ucrania.

El asesor presidencial ucraniano, Myjailo Podoliak, informó que se alcanzó el acuerdo para un cese el fuego temporal por motivos humanitarios.

“Las partes han llegado a un entendimiento sobre la creación conjunta de corredores humanitarios con un alto el fuego temporal”, señaló en su canal de Telegram. “Es decir, no en todas partes, sino solo en aquellos lugares donde se ubicarán los propios corredores humanitarios, será posible el cese al fuego durante la operación”, dijo.

Podoliak añadió, no obstante, que la delegación negociadora ucraniana no obtuvo los resultados que esperaba, e indicó que continuará el diálogo en una tercera ronda de conversaciones.

Por su parte, el jefe negociador ruso, Vladímir Medinski, señaló que las delegaciones lograron un entendimiento mutuo en algunos temas. “Las posiciones son absolutamente claras. Están desglosadas por puntos. En parte de ellas logramos un entendimiento mutuo”, afirmó.

Además, las delegaciones llegaron a un acuerdo sobre la entrega de medicamentos y alimentos en los lugares donde se están produciendo los combates más intensos.

Ha sido la primera vez en que las dos partes acordaron algún tipo de avance en cualquier asunto desde que Rusia invadió Ucrania hace una semana.

“Lo único que puedo decir es que hemos discutido el aspecto humanitario con suficiente detalle, porque bastantes ciudades están ahora rodeadas. La situación es dramática en lo que respecta a los medicamentos, los alimentos y la evacuación”, añadió Podolyak.

Las fuerzas rusas han ocupado un estratégico puerto marítimo ucraniano y asediaban otro en un intento por separar al país de sus costas, al tiempo que ambas partes se sentaron para otra ronda de conversaciones con que se busca poner fin a los combates que han obligado a más de un millón de personas a huir del país.

El intento de Moscú de tomar el control de la capital ucraniana aparentemente ha parado, pero las fuerzas militares han realizado avances considerables en el sur de Ucrania como parte de los intentos de interrumpir la conexión del país al Mar Negro y al Mar de Azov.

Rusia informó que tenía el control de Jersón, y funcionarios ucranianos locales confirmaron que las fuerzas tomaron el mando de la sede del gobierno local en el puerto sobre el Mar Negro de unos 280,000 habitantes, siendo la primera ciudad importante que cae en su poder desde el inicio de la invasión hace una semana.

La ofensiva rusa continuaba en varios frentes, aunque una columna de tanques y otros vehículos aparentemente estaba atascada desde hace días fuera de Kiev, la capital. Este jueves se libraban combates intensos en las afueras de otra estratégica ciudad portuaria, Mariupol, frente al mar de Azov. Las redes eléctrica y telefónica estaban caídas en gran medida, y la población enfrentaba escasez de agua y alimentos.

En tan solo siete días de combates, más del 2% de la población de Ucrania se ha visto forzada a abandonar el país, según el recuento de la agencia de la ONU para los refugiados. La evacuación masiva estaba a la vista en Járkiv, una ciudad de 1.4 millones de habitantes y la segunda más grande del país.

Los residentes desesperados por huir de la artillería y los bombardeos abarrotaban la estación ferroviaria y subían a los trenes, incluso sin saber adónde se dirigían.

En ese lapso han muerto al menos 227 civiles y otros 525 han sufrido heridas, de acuerdo con las cifras más recientes de la Alta Comisión de la ONU para los Derechos Humanos. La agencia reconoció que la verdadera cifra es mucho mayor, y Ucrania había indicado previamente que han muerto más de 2,000 civiles, cifra que no se pudo verificar de manera independiente.

La presidencia ucraniana confirmó esta mañana que comenzó la segunda ronda de conversaciones con Rusia sobre la guerra en Ucrania en Bielorrusia.

“Estamos preparados para conversar, pero continuaremos la operación porque no permitiremos a Ucrania conservar una infraestructura militar que amenaza a Rusia”, dijo previamente el canciller ruso Serguei Lavrov, repitiendo la acusación con que Rusia ha justificado reiteradamente su invasión.

Lavrov agregó que las potencias occidentales han armado a Ucrania, entrenado sus tropas y construido bases para trasformar el país en un baluarte contra Rusia.

Estados Unidos y sus aliados insisten que la OTAN es una alianza defensiva que no amenaza a Rusia. Y Occidente teme que el objetivo de la invasión sea derrocar al gobierno ucraniano e instaurar un régimen adicto, aunque Lavrov aseguró que Moscú permitiría a los ucranianos elegir el gobierno que quieran.

El presidente ruso Vladimir Putin evocó el espectro de la guerra nuclear al poner a las fuerzas nucleares en alerta, pero ante las preguntas de si Rusia escalaría la guerra con armas nucleares el canciller dijo que eran habladurías de Occidente.

Sobre el conflicto, el presidente francés, Emmanuel Macron, dijo que “lo peor está por venir”, esto tras una conversación telefónica con el mandatario ruso quien le expresó su determinación a seguir la ofensiva y que podría “tomar el control” de todo el país, informó el Palacio del Elíseo.

En una conversación que duró una hora y media, Vladimir Putin afirmó a su homólogo francés Emmanuel Macron que la operación rusa se desarrolla “acorde a los planes” y que podría “intensificarse” si los ucranianos no aceptan sus condiciones.

Putin también alertó que podría aumentar sus exigencias a la lista de demandas que presentó a Ucrania. “Rusia tiene la intención de seguir sin hacer concesiones en su lucha contra los miembros de grupos nacionalistas que cometen crímenes de guerra”, declaró Putin, según el comunicado de la presidencia francesa.

En la conversación calificada como “franca” por la presidencia rusa, Putin expresó su “desacuerdo” con el discurso pronunciado por su homólogo francés sobre el conflicto en Ucrania, en el que Macron afirmó que era “mentira” que Rusia estuviera luchado contra el nazismo en Ucrania.

Respecto a las conversaciones que se llevan a cabo en Bielorrusia, Putin dijo a Macron que su país podrá sobre la mesa una “desmilitarización y un estatuto neutral para Ucrania, para que ninguna amenaza de cualquier tipo que afecte a Rusia pueda venir de este territorio”, según el Kremlin.

La invasión rusa de Ucrania ha estremecido a la comunidad global de rusos ricos ante sanciones que ponen en peligro sus mansiones en Londres, sus yates en el Mediterráneo y las matrículas de sus hijos en escuelas privadas europeas de élite.

Algunos han empezado a expresarse con cautela, aunque podría no bastar para poner fin a la guerra o proteger sus fortunas occidentales.

En su discurso del Estado de la Unión, el presidente estadounidense Joe Biden advirtió a los oligarcas que “juntamente con nuestros aliados europeos hallaremos e incautaremos sus yates, sus apartamentos de lujo, sus jets privados. Vamos por sus ganancias mal habidas”.

Al escalar la violencia y ante los anuncios de Estados Unidos, Gran Bretaña y otros países anunciaron planes de que incautarán sus bienes y limitarán su capacidad de depositar dinero en los bancos occidentales, con lo que algunos rusos ricos empezaron a expresar su oposición a la guerra.

En las últimas horas, en Francia y Alemania se incautaron dos superyates propiedad de oligarcas rusos, según las autoridades francesas y la revista Forbes, adoptando medidas concretas para golpear a los súper ricos de Rusia en el marco de las amplias sanciones impuestas a Moscú por su invasión de Ucrania.

Mientras tanto, al menos cinco superyates propiedad de multimillonarios rusos estaban anclados o navegando en las Maldivas, una nación insular del Océano Índico que no tiene tratado de extradición con Estados Unidos, según mostraron los datos de seguimiento de los barcos.

Los yates llegaron al archipiélago tropical frente a la costa de Sri Lanka tras la imposición de severas sanciones occidentales a Rusia en respuesta a su devastadora invasión de Ucrania.

En Francia, la aduana incautó el “Amore Vero”, de 88 metros, en el puerto de La Ciotat, en la Riviera, afirmando que el yate pertenece a una empresa cuyo principal accionista es el jefe de Rosneft, Igor Sechin, estrecho aliado del presidente ruso, Vladimir Putin.

“Gracias a los funcionarios de aduanas franceses que están haciendo cumplir las sanciones de la Unión Europea contra personas cercanas al gobierno ruso”, tuiteó el ministro de Finanzas, Bruno Le Maire.

En Alemania, un yate de lujo de casi 600 millones de dólares propiedad del multimillonario ruso Alisher Usmanov fue incautado en el puerto norteño de Hamburgo, informó Forbes.

El lunes, el diario vespertino londinense Evening Standard publicó en primera plana una declaración de su dueño, Evgueny Lebedev, nacido en Rusia. “Presidente Putin, por favor detenga esta guerra”, decía el titular junto a la foto de una niña ucraniana muerta por una granada.

“Como ciudadano ruso le ruego que detenga a los rusos que matan a sus hermanos y hermanas ucranianos, Como ciudadano británico le pido que salve a Europa de la guerra”, escribió Lebedev, hijo del oligarca y exagente de la KGB Alexander Lebedev.

Lebedev, que tiene lazos estrechos con líderes políticos británicos y es miembro de la Cámara de los Lores por nombramiento del primer ministro Boris Johnson, se había abstenido hasta ahora de criticar a Putin.

Otros tres grandes empresarios rusos: el magnate metalúrgico Oleg Deripaska, el fundador del Alfa Bank Mijail Fridman y el banquero Oleg Tinkov, lo exhortaron a poner fin a la guerra.

Deripaska, fundador de la empresa de aluminio Rusal y considerado aliado de Putin, escribió en el servicio de mensajería Telegram que “la paz es muy importante” e indicó las conversaciones para poner fin a la guerra deberían comenzar “lo antes posible”.

Tinkov, fundador del Tinkoff Bank, escribió en Instagram el lunes: “Hay gente inocente que está muriendo todos los días en Ucrania. Esto es inconcebible e inaceptable”.

Ninguno de los dos mencionó directamente a Putin. Tampoco lo hizo el banquero multimillonario Fridman, residente en Londres, incluido esta semana en una lista de sanciones de la Unión Europea. Fridman, nacido en la ciudad ucraniana de Leópolis, calificó la guerra de “tragedia” a la que se debe “detener lo antes posible”, pero se mostró visiblemente incómodo cuando se le pidió que criticara a Putin.

“Cientos de miles de personas trabajan para nosotros en Rusia. No quiero hacer declaraciones que pudieran aumentar su riesgo”, declaró Fridman a la prensa el martes.

Fridman también se quejó de las sanciones que le impuso la UE, que lo calificó de “habilitador del círculo íntimo de Putin”. “Imponer sanciones a nosotros nos crea una enorme presión personal”, afirmó. “Pero no tenemos el menor impacto (sobre las) decisiones políticas”.

El poder de los oligarcas para alterar el curso de la guerra probablemente es limitado. Agentes occidentales consideran que el círculo íntimo de Putin es extremadamente pequeño. Muchos oligarcas que han reñido con Putin han acabado en el exilio, la cárcel o muertos.

Anatoly Chubais, un oligarca veterano que supervisó las privatizaciones rusas de la década de 1990, publicó una foto de Boris Nemtsov, un prominente opositor muerto a tiros cerca del Kremlin en 2015. Aunque la imagen no llevaba pie de foto, se la consideró una declaración poderosa de un miembro de los círculos altos en Moscú.

El dueño del club de fútbol Chelsea, Roman Abramovich, uno de los oligarcas de mayor presencia en los medios que aún no ha sufrido sanciones, se ha ofrecido para ayudar a mediar en un proceso de paz.

Un vocero dijo que Abramovich “fue contactado por la parte ucraniana para que apoye la búsqueda de una resolución pacífica y desde entonces ha tratado de ayudar”. No estaba claro qué clase de ayuda podía brindar y algunos insinúan que únicamente trata que no lo incluyan en la lista de sanciones de Reino Unido.

Abramovich, un magnate metalúrgico y aliado de Putin cuyo patrimonio neto está calculado en más de 13,000 millones de dólares, dijo que su plan es entregar la administración del Chelsea a la fundación de bien público del equipo para mantenerlo fuera del alcance de las sanciones.

Muchos rusos ricos tienen fuertes lazos en Reino Unido. Las autoridades británicas han sancionado hasta ahora apenas a un puñado, aunque juntamente con Estados Unidos y los países europeos han bloqueado a los bancos rusos y cerrado su espacio aéreo a la aviación comercial rusa.

Los críticos de Putin dicen que los países occidentales han cerrado los ojos durante demasiado tiempo a las ganancias mal habidas de los rusos. Reino Unido en particular les ha permitido apoderarse de propiedades de lujo y empresas británicas, matricular a sus hijos en las escuelas privadas más caras y contratado a multitudes de abogados y agentes de relaciones públicas para que mantengan limpias sus imágenes.

Según el grupo anticorrupción Transparencia Internacional, los rusos vinculados con el Kremlin o acusados de corrupción poseen propiedades en Londres por valor de 2,000 millones de dólares.

El Ministerio de Defensa de Rusia admitió hoy la muerte de 498 soldados rusos en la guerra que lanzó hace siete días contra Ucrania, además de 1,597 militares heridos.

La información, la primera que publica Rusia desde que comenzó la guerra el 28 de febrero, la proporcionó el portavoz de Defensa ruso, Igor Konashénkov, en un comunicado.

“Lamentablemente, entre nuestros camaradas que participan en la operación militar especial hay pérdidas. 498 militares rusos murieron en cumplimiento de su deber. Ofrecemos toda la ayuda posible a la familia de los caídos”, declaró.

La viceministra ucraniana de Defensa, Hanna Malyar, dijo hoy que, según datos preliminares de Kiev, son los 5,840 soldados rusos fallecidos hasta el momento en la guerra.

El mayor general ruso subrayó que en la operación no participan ni reclutas del servicio militar general, ni cadetes de los centros de estudios militares de Rusia.

“Las informaciones difundidas por muchos medios occidentales y algunas rusas sobre las supuestamente ‘incontables’ bajas rusas son una desinformación deliberada”, afirmó.

Según Konashénkov, las bajas entre las fuerzas ucranianas son considerablemente mayores y ascienden a 2,870 fallecidos y cerca de 3,700 heridos.

“Según datos confirmados, el número de militares prisioneros ucranianos es de 572 personas”, añadió.

El militar ruso afirmó que en el marco de la ofensiva, las Fuerzas Armadas rusas han destruido 47 aviones en tierra y 13 en el aire, 484 tanques y blindados, 63 lanzaderas múltiples, 217 piezas de artillería, 336 equipos especiales de combate y 47 drones.

En total, señaló, Rusia ha destruido 1533 objetivos militares, entre ellas 54 centros de control y comunicaciones, 39 sistemas de misiles antiaéreos y 52 radares.

“Los militares rusos, el Ejército ruso, cumplen dignamente su misión. Erradican la amenaza real a Rusia proveniente del territorio ucraniano. Un territorio en el cual, en contra de la voluntad del pueblo ucraniano, debía aparecer en un futuro bases de la OTAN y armas nucleares”, concluyó.

Además, Rusia informó este miércoles que su ejército tomó el control de las inmediaciones de la mayor central nuclear de Ucrania.

La Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA), el organismo de control de Naciones Unidas con sede en Viena, realizó el anunció tras recibir una carta de Rusia que afirmaba que el personal de la central de Zaporizhzhia continuaba con su “labor de proporcionar seguridad nuclear y controlar la radiación en el modo normal de operación”.

“Los niveles de radiación siguen siendo normales”, agregó la misiva. Zaporizhzhia es la mayor de las plantas nucleares de Ucrania y alberga seis de los 15 reactores existentes en el país.

Rusia se había hecho ya con el control de la clausurada planta de Chernóbil, escenario del peor accidente nuclear de la historia en 1986.

La OIEA dijo que ha recibido una petición de Ucrania para “prestar asistencia inmediata en la coordinación de las actividades relacionadas con la seguridad” de Chernóbil y de otras plantas.

Tropas rusas reivindicaron este miércoles la captura de la ciudad portuaria de Jérson en el sur de Ucrania y el asedio de varias otras localidades en el séptimo día de la invasión.

Además Rusia lanzó unidades de paracaidistas en Járkov, la segunda mayor ciudad del país, donde las fuerzas ucranianas reportaron combates callejeros.

Esta ciudad de 1.4 millones de habitantes y cercana a la frontera con Rusia, sufrió además un bombardeo que provocó al menos cuatro muertos y nueve heridos, según los servicios de emergencia.

Después del ataque que provocó cinco muertos contra la torre de televisión de Kiev, cercana al sitio donde fueron masacradas 30,000 personas durante la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de ellos judíos, Zelenski lanzó un llamado a esa comunidad a “no permanecer en silencio”.

“El nazismo nace del silencio. Entonces salgan a gritar sobre los asesinatos de civiles. Gritad sobre los asesinatos de ucranianos”, afirmó el presidente.

Al respecto, el primer ministro británico Boris Johnson, afirmó este miércoles que el presidente ruso, Vladimir Putin es culpable de “crímenes de guerra”, mientras que en su discurso del Estado de la Unión, el presidente estadounidense Joe Biden calificó a Putin como un “dictador”.

Las imágenes satelitales muestras que las fuerzas rusas siguen concentrando artillería y blindados en dirección a Kiev, lo que hace temer un asalto a la capital.

“El enemigo está acercando sus fuerzas a la capital”, dijo el alcalde, Vitali Klitschko. “Kiev resiste y va a resistir. Nosotros vamos a pelear”, prometió el exboxeador.

Recordemos que el presidente Vladímir Putin ha explicado que la invasión a Ucrania tiene como objetivo la “desmilitarización” y “desnazificación” del país, que busca acercarse a Occidente, la OTAN y la Unión Europea (UE).

El presidente ruso también reclamó garantías de que la OTAN no seguirá expandiéndose hacia el este y que se vetará el ingreso de Ucrania en la alianza militar.

A medida que aumenta la cifra de civiles muertos por el conflicto, crece la oposición a la guerra dentro de Rusia donde hay miles de detenidos por protestas pacifistas. Este miércoles el opositor Alexei Navalni, que está preso y enfrenta un juicio, llamó a sus compatriotas a “tomar las calles y a luchar por la paz”.

La crisis también ha provocó una escalada de los precios del petróleo y la decisión de los 23 países productores de la OPEP+, que incluye a Rusia, de mantener casi intacta la oferta sostuvo las cotizaciones que superan los 110 dólares por barril, valores inéditos desde hacía más de siete años.

El precio del petróleo preocupa en un momento de alta inflación mundial por la recuperación tras la pandemia. La Reserva Federal en Estados Unidos advirtió que las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania son “muy inciertas”.

ARTURO SARUKHÁN

EL UNIVERSAL

 

En mi primera columna del año en estas mismas páginas, advertía que la geopolítica regresaba con venganza en 2022 como un factor crucial de las relaciones internacionales del siglo XXI. Después de dos meses de diplomacia intermitente y negociaciones de mala fe por parte del Kremlin, Rusia ahora ha lanzado una invasión -injustificada y premeditada- a gran escala de Ucrania. A pesar de las repetidas advertencias de la Administración Biden en el sentido de que Rusia tenía intenciones reales de invadir, las imágenes de tanques y helicópteros rusos asediando Ucrania han conmocionado al mundo, iniciando una guerra que tendrá extensas consecuencias para Europa y para el orden internacional. Esta agresión militar rusa representa uno de esos momentos que nos obliga a reinterpretar la época en la que vivimos. Lo que algunos historiadores llaman el largo periodo de paz de 30 años que siguió al fin de la Guerra Fría en Europa (con la tendencia a hacer caso omiso -consciente o inconscientemente- de las guerras en la ex Yugoslavia) se ha despeñado. Futuros historiadores mirarán estas últimas décadas, en general, de la misma manera que ven el período de entreguerras de 1918 a 1939: como una oportunidad desperdiciada. Ahora debemos ponderar las consecuencias políticas y económicas de este momento de inflexión en las relaciones internacionales de nuestro tiempo.

Arranco con un apunte geopolítico: estamos frente a una gran escalada cualitativa camino a una potencial Segunda Guerra Fría, en la que cuatro potencias revisionistas -la primera de las cuales además es revanchista (a decir Rusia, más China, Irán y Corea del Norte)- están desafiando el largo dominio global de Estados Unidos y el orden internacional liderado por Occidente, creado después de la Segunda Guerra Mundial, y que conlleva enormes consecuencias que trascienden lo que sucede ahora en Ucrania. En particular, se elevan las posibilidades de que pudiese producirse una guerra entre las principales potencias en la próxima década. El mayor problema estratégico al que se enfrenta Washington en este momento es la potencial convergencia de sus dos principales rivales, China y Rusia, países que no siempre confían el uno del otro pero que, sin embargo, obtienen beneficios simétricos al cuestionar el orden internacional existente. La convergencia sino-rusa les da a ambas potencias más margen de maniobra al magnificar el problema de dos frentes para Washington: ahora se enfrentaría a dos rivales, más cercanos entre ellos y cada vez más asertivos, en dos teatros geográficos distintos y a miles de kilómetros uno del otro, Europa oriental y el Pacífico occidental. A medida que la nueva rivalidad central del sistema internacional entre EE.UU y China continúe escalando, Taiwán también se convertirá cada vez más en un posible foco de tensión, enfrentando a Occidente contra la alianza emergente de potencias revisionistas y revanchistas. Y hay una distinción entre revisionismo y revanchismo. Los revisionistas desean construir un orden internacional que les sea funcional y favorable. Los revanchistas están motivados por la idea del agravio y la venganza. Más que cambiar al mundo, desean cambiar de lugar con los vencedores del último conflicto.

Adicionalmente, varios otros factores jugarán un papel clave en las próximas horas y días. Aquí esbozo solo algunos de ellos.

¿Cuál será el alcance de la operación militar rusa? Si bien las fuerzas rusas penetraron suelo ucraniano desde distintos puntos geográficos, no está del todo claro aún si el propósito es una ocupación permanente o semipermanente de Ucrania o fue concebida como una operación quirúrgica para solo decapitar al gobierno elegido democráticamente en Kiev y forzar la “finlandización” del país.

¿Le saldrá el tiro por la culata a Putin? La invasión con más de 190 mil efectivos rusos se ha topado con resistencia férrea del ejército ucraniano, y su obsesión con la expansión de la OTAN hacia el este de Europa, un factor que sin duda ha pesado en los cálculos del líder ruso desde hace décadas, han generado una unidad a su interior y entre Europa y EE.UU no vista en años, e incluso podrían llevar a peticiones finlandesa y sueca de ingreso a la alianza militar. Países de la OTAN están enviando armas (sobre todo misiles antitanque) a Ucrania y por primera vez en su historia la alianza ha activado y movilizado su brigada de respuesta rápida. Y con su guerra de agresión en Europa, Putin ha enterrado de un golpe la neutralidad sueca y suiza y el pacifismo alemán de la posguerra en un solo fin de semana.

Las importantes sanciones a las que está siendo sujeta Rusia y el impacto económico que conllevan para Moscú, para la oligarquía rusa y eventualmente para la población en general, así como la evidente efectividad de la respuesta armada ucraniana ante el avance de la invasión, ¿llevarán a Putin a errar en un movimiento en el tablero militar? Su decisión de poner a las fuerzas de disuasión nuclear en alerta y la posibilidad de recurrir a la participación bélica de Bielorrusia, para todo efecto ya un Estado satélite de Moscú, son sin duda señales de alarma en ese sentido.

¿Qué sucederá con los mercados energéticos mundiales? Los precios del petróleo y el gas se han disparado a niveles casi récord a medida que la crisis ha empeorado. Putin podría retener exportaciones, elevando aún más los precios de manera artificial, impactando los de por sí ya elevados niveles de inflación en muchas naciones del mundo. A ello se podrían agregar aumentos significativos en los precios mundiales de trigo (por la caída en la producción rusa y ucraniana) y más disrupciones en cadenas globales de suministro.

¿Se enfrentará Europa a una crisis de refugiados? Al momento de escribir esta columna, había ya más de medio millón de refugiados ucranianos huyendo hacia otras naciones europeas. La guerra entre Rusia y Ucrania podría desplazar a millones de personas y detonar oleadas de refugiados a Europa Central. Un movimiento tan masivo de personas, no visto en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, podría suponer una catástrofe humanitaria e impactar la política europea tanto o más que la crisis migratoria de 2015 a través de Turquía y el Mediterráneo.

¿Cuáles son las implicaciones políticas internas para Biden? Hasta el momento no ha habido un efecto significativo de la opinión publica aglutinándose en torno al presidente, como suele suceder en otros momento de crisis, en buen parte porque la mayoría de los estadounidenses no perciben que lo que ocurre en Ucrania amenaza a EE.UU. Con niveles muy bajos de aprobación en las encuestas (las últimas levantadas de manera previa a la invasión en el contexto del primer discurso anual del presidente ante el Congreso, anoche), las perspectivas de mayor apoyo de votantes Republicanos son escasas, pero es concebible que Biden pudiese recuperar (por la manera en que ha conducido la relación con Europa y la OTAN, en abierto contraste con su antecesor) parte de la buena voluntad que ha perdido, especialmente entre Demócratas y votantes independientes. Y por lo menos en el Congreso, el debate sobre las sanciones económicas, financieras y comerciales a Rusia ha sido menos partidista. Donde si se prevé un choque frontal entre ambos partidos es en torno a la política energética y de renovables del presidente, en el contexto del impacto que está teniendo el conflicto en el suministro global de petróleo y gas natural.

¿Cuánto tiempo respaldarán los rusos a Putin? Ya antes de la guerra, había signos de oposición social, incluso entre la élite rusa. Más de 150 signatarios (activistas, artistas e intelectuales) firmaron en enero una carta abierta a Putin contra la guerra. Y si bien una encuesta realizada el miércoles previo a la invasión encontró que el 50 por ciento de los rusos cree que es correcto usar la fuerza militar para evitar que Ucrania se una a la OTAN, con solo el 25 por ciento en contra, las manifestaciones del fin de semana en Moscú y San Petersburgo no son nada desdeñables y tampoco está claro si los rusos estarán dispuestos a aceptar una guerra prolongada, con los costos humanos y económicos (profundizados por las sanciones; el lunes el rublo se depreció hasta llegar a un centavo de dólar, la caída mas abrupta de un día en la historia de esa moneda) que ésta encierra.

Finalmente, y más cerca de nuestra geografía, ¿buscará Putin distraer a Washington con bravuconadas de activismo y presencia militar rusas en el continente americano? En la visión del mundo de Putin, las superpotencias tienen derecho a tener “esferas de influencia” alrededor de sus fronteras, por lo que alguna muestra de proyección y presencia militar rusa en las Américas, Venezuela o Cuba, sería una jugada predecible, como lo ha hecho ya antes, enviando alguna fragata o bombardero de largo alcance a la región. No representaría más que un despliegue simbólico en momentos en los que Rusia no tiene la logística militar ni los recursos para sostener fuerzas significativas en el continente. Pero lo que sí es más real es la posible ampliación y profundización de sus actividades de desinformación, propaganda (la prevalencia de narrativas del Kremlin a través de los medios del Estado, RT y Sputnik, es más que evidente en redes sociales mexicanas) e incluso ciber-hackeo en países clave para Washington en la región.

Algunas de las respuestas a estas interrogantes se irán esclareciendo en los próximos días. Otros temas encarnan hojas de ruta por encima del horizonte. Pero sin duda el estallido de la guerra en Ucrania y el réquiem por el orden europeo de la posguerra fría significa, entre muchas otras consecuencias, que debemos ver el deshielo bipolar a través de un nuevo lente: su consecuencia más duradera, trágicamente, puede no ser el optimismo que en su momento inspiró en muchos, incluyendo al interior de la mayoría de los países de Europa del este, sino el daño que le propinó a uno: a Vladimir Putin. En 1993, el ensayista alemán Hans Enzensberger presagió que a la Guerra Fría le seguiría un periodo de caos, violencia y conflicto. Al reflexionar acerca de lo que ocurría en la ex Yugoslavia, describió un mundo con la “inhabilidad de distinguir entre destrucción y auto-destrucción”. En ese mundo, decía él, “ya no hay necesidad de legitimar acciones; la violencia se ha liberado de la ideología.” Enzensberger estaba en lo correcto, pero se adelantó tres décadas.

Tras dos días de sesiones, donde han desfilado más de un centenar de países por la tribuna de la Asamblea General de Naciones Unidas para abogar por la paz y la seguridad, la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución para demandar que Rusia cese su ofensiva en Ucrania y retire a todos sus soldados.

La votación fue de 141 a favor, 5 en contra y 35 abstenciones. La votación se produjo luego que la Asamblea de 193 miembros convocara a su primera sesión de emergencia desde 1997.

Las resoluciones de la asamblea no son vinculatorias legalmente, pero tienen poder para reflejar la opinión internacional. Un veto ruso frenó una resolución similar en el poderoso Consejo de Seguridad el viernes, pero la Asamblea no permite vetos. Bajo las reglas especiales de la sesión de emergencia, una resolución necesita la aprobación de dos tercios de los países votantes y las abstenciones no cuentan.

Más de 90 países patrocinaron la resolución en la Asamblea, entre los cuales no se adhirió México, aunque sí votó a favor del documento. Entre los países que respaldaron a Rusia estuvieron Bielorrusia, Cuba, Corea del Norte y Siria.

La medida deplora la “agresión” rusa contra Ucrania “en los términos más enérgicos” y demanda una suspensión inmediata del uso de la fuerza por Moscú y la retirada inmediata completa e incondicional de todos los soldados rusos del territorio ucraniano reconocido internacionalmente.

La medida pide además a Rusia revertir una decisión de reconocer la independencia de dos regiones separatistas del oriente de Ucrania.

Buena parte de la comunidad internacional acusa a la Rusia de violar el artículo 2 de la Carta de Naciones Unidas, que insta a sus miembros a no recurrir a las amenazas o a la fuerza para solucionar los diferendos.

Prácticamente la totalidad de los intervinientes desde el lunes han condenado sin paliativos la guerra, la inseguridad y los riesgos de escalada del conflicto bélico en un mundo que empezaba a recuperarse de los devastadores estragos de la pandemia de COVID-19, como lo demuestra el aumento en los precios de las materias primas, en particular del gas, el petróleo, el níquel o el aluminio, que pueden alimentar la inflación.

Rusia sostiene que su acción se trata de “legítima defensa”. “No es Rusia la que ha empezado esta guerra. Estas operaciones militares las inició Ucrania contra los habitantes de Donbás y contra todos los que no estaban de acuerdo con ella”, defendió como un mantra el embajador ruso, Vassily Nebenzia, en el foro internacional en Nueva York.

“No hay nada que ganar” con una nueva Guerra Fría, advirtió por su parte el embajador de China ante la ONU, Zhang Jun, tras recordar que la “mentalidad” de esa época “basada en la confrontación de bloques debería abandonarse”. Aliado de Rusia, China se abstuvo en la votación de una resolución similar en el Consejo de Seguridad el viernes pasado.

Uno de los últimos en hablar este miércoles es Estados Unidos, que al igual que los europeos, ha adoptado una andanada de sanciones destinadas a aislar a Rusia y a asfixiar su economía para que no pueda financiar la guerra.

México anunció minutos antes de la votación que luego del debate que se ha mantenido en los últimos dos días, acompañaría la resolución; así lo informó Juan Ramón de la Fuente, Representante Permanente de México ante la Organización de las Naciones Unidas.

La semana pasada, cuando el Secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken, debía tener un millón de cosas en la cabeza, empezando por la inminente invasión de Rusia a Ucrania, decidió publicar un mensaje en twitter en el que señalaba la creciente preocupación en Estados Unidos por el alto número de periodistas atacados y asesinados en México.

El mensaje fue un llamado a que las autoridades mexicanas hicieran su trabajo para proteger a los periodistas y para que quienes los amenazan y matan rindan cuentas.

La precisión de la inteligencia del gobierno de Biden respecto a la invasión rusa a Ucrania no deja lugar a dudas de que cuando Blinken escribió ese mensaje sobre la situación en México, ya sabía lo que haría Putin unas horas después.

El momento actual no se presta a mezquindades. Las evasivas de López Obrador a ser un aliado firme y claro de Estados Unidos no serán toleradas con la misma docilidad que vimos en el primer año de Biden. Estados Unidos quiere ahora más que nunca alianzas sólidas y el que el vecino del sur esté tan titubeante es sin duda una preocupación en Washington.

Tres mensajes después del que escribió Blinken sobre el periodismo en México, el Secretario escribió uno de apoyo y amistad con Canadá: “En el año que ha transcurrido desde su lanzamiento, la Ruta para una Renovada Asociación entre E.U.A y Canadá nos ha llevado a nuevos niveles de cooperación para promoción de la democracia, la diversidad y la inclusión; una recuperación económica sostenible e inclusiva y el fortalecimiento de nuestras alianzas. #AmigosSociosAliados”.

El Secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard respondió al tuit de Blinken con una carta a su contraparte estadounidense aduciendo al Entendimiento Bicentenario firmado entre México y Estados Unidos apenas en diciembre pasado. Claramente para Blinken esta Iniciativa Mérida 2.0 no es importante cuando el jefe del canciller, el presidente López Obrador, parece muy poco interesado en fortalecer la relación con Estados Unidos. Lo que hay en Washington es una evidente preocupación.

En un momento en que el mundo entero, salvo Bielorrusia, está repudiando las acciones de un autócrata como Putin, Andrés Manuel López Obrador bien podría poner sus barbas a remojar. La oportunidad de presentarnos como aliados sólidos de Estados Unidos, con quien tenemos vecindad y un acuerdo comercial, podría beneficiar de sobremanera a México. Es lo inteligente y lo lógico a hacer. Sin embargo estamos viendo acciones en el sentido contrario.

Si bien el representante de México ante la ONU, Juan Ramón de la Fuente, habló de un cese al fuego en Ucrania y de que México daría ayuda humanitaria a los refugiados, su postura parece aislada. Primero fue el Secretario de Turismo, Miguel Torruco, quien decidió que en pleno momento de sanciones y repudio a Rusia era oportuno publicar dos mensajes dando la bienvenida y apoyando a la aerolínea rusa, Aeroflot, y aplaudir el turismo bilateral Rusia-México. Y después, el presidente López Obrador, decidió doblar la estrategia errada y aclarar que México no va a implementar sanciones económicas ni represalias a Rusia “queremos mantener buenas relaciones con todo el mundo y queremos estar en condiciones de poder hablar con las partes en conflicto”, dijo López Obrador.

Esta ambigüedad, por llamarla amablemente, no le conviene a México ni a los mexicanos.

Columna completa en El Universal

México no va a aplicar “ninguna represalia” económica contra Rusia, tras la invasión de este país a Ucrania la semana pasada, aseguró este martes el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

“Nosotros no vamos a tomar ninguna represalia de tipo económico”, contestó el mandatario durante su conferencia matutina al ser cuestionado sobre el tema.

El mandatario afirmó que, según la tradición diplomática mexicana, promoverá acabar con el conflicto a través del diálogo. Aclaró que hasta el momento no ha dialogado ni con Vladímir Putin ni con Volodímir Zelenskyy, mandatarios de Rusia y Ucrania, respectivamente.

“No nos metemos. Es muy claro, estamos en contra de las invasiones de Rusia, de China, de Estados Unidos. Nada de invasiones, ya fijamos nuestra postura en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas”, reiteró.

AMLO agregó que su gobierno gestiona que la ayuda humanitaria llegue a Ucrania a través de las Naciones Unidas. “No podemos caer en un protagonismo que no tiene que ver con la mesura que debe prevalecer en política exterior”, justificó.

Al ser preguntada sobre si el apoyo que se está ofreciendo a ciudadanos mexicanos en Ucrania también se ofrecería a ciudadanos en Rusia, López Obrador afirmó que su administración apoyará a todos los ciudadanos del mundo que pidan ayuda.

“México es un país fraterno donde se atiende, se protege a perseguidos, a refugiados, y lo vamos a seguir haciendo. Pero en la cuestión económica pues no podemos cerrar nuestro territorio a nadie”, insistió.

El tabasqueño aprovechó el tema para señalar que está en contra de la censura en Twitter, de medios de comunicación rusos y de cualquier país.

“Hay denuncias de que el que tiene una opinión sobre este conflicto y lo consideran favorable a Rusia lo tachan o le ponen una leyenda en su cuenta (de Twitter). Eso es censura”, dijo el mandatario, quien pidió a la empresa investigar este tipo de casos.

Mientras continúan los intensos combates en Ucrania, siguen aumentando los informes de víctimas civiles y daños a la infraestructura civil, dijo hoy la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).

En su último Informe de Situación del Impacto Humanitario emitido este martes, la OCHA precisó que, hasta la medianoche del 27 de febrero, confirmó al menos 406 víctimas civiles, incluidas 102 muertes, y se teme que las cifras reales sean mucho más altas.

Al respecto, las autoridades ucranianas decidieron endurecer el toque de queda en Járkov, la segunda ciudad ucraniana, ante el aumento de los ataques aéreos rusos.

“En Járkov, que sufre bombardeos de los invasores rusos, el toque de queda estará vigente entre las 16:00 y las 06:00 horas”, señaló la Rada Suprema (el Parlamento ucraniano) en Telegram. Durante el periodo que dure la medida estará prohibido estar en la calle o usar el coche.

“Se pide a los habitantes que tengan cuidado y se escondan en refugios cuando suene una alarma antiaérea”, señaló el mensaje oficial.

Y es que este martes un nuevo bombardeo en Járkov, ubicada a escasos kilómetros de la frontera rusa, dejó al menos 10 muertos y 35 heridos.

El objetivo del ataque en Járkov fue la sede de la administración regional, denunció hoy el asesor del Ministerio del Interior, Anton Gerashchenko. Ayer se informó de decenas de víctimas en un ataque ruso con misiles contra barrios residenciales de Járkov.

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, denunció anoche que los ataques rusos en Ucrania no cesaron ni durante las conversaciones sobre la paz.

Zelenski también calificó de “crimen de guerra” los bombardeos de Járkov, donde no hay objetivos militares. “Definitivamente habrá un tribunal para ese crimen. Uno internacional. Es una violación de todas las convenciones”, dijo Zelenski en un mensaje de vídeo.

También se informó que las fuerzas armadas de Rusia han destruido 1,325 objetivos de infraestructura militar ucraniana desde el inicio de la operación, según el portavoz del Ministerio de Defensa, Igor Konashenkov.

Entre ellos había 43 puntos de control y centros de comunicación de las fuerzas armadas de Ucrania, dijo Konashenkov en una conferencia de prensa sobre la “operación militar especial” de Rusia.

Además, se destruyeron 395 tanques y otros vehículos blindados de combate, 59 sistemas de cohetes de lanzamiento múltiple, 179 armas de artillería de campaña y morteros, así como 286 unidades de vehículos militares especiales, agregó.

“¡Basta ya! Los combates deben cesar”, dijo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, tras la apertura de la sesión extraordinaria de urgencia de la Asamblea General.

Esta reunión excepcional de los 193 miembros de la ONU, la primera de este tipo en 40 años, se inició con un minuto de silencio en memoria de las víctimas del conflicto iniciado el 24 de febrero con la invasión rusa de Ucrania.

“Si Ucrania no sobrevive, que no nos sorprenda si fracasa la democracia”, dijo el embajador ucraniano ante la ONU, Sergiy Kyslytsya. “Salven a Naciones Unidas, salven la democracia y defiendan los valores en los que creemos”, imploró en un fuerte discurso.

Bajo el título “La agresión armada no provocada de Rusia contra Ucrania”, el proyecto de resolución fue sometido a votación de la Asamblea, en el que se “condena en los términos más fuertes la agresión de Rusia contra Ucrania”.

“La guerra no es la respuesta”, recordó Guterres antes de subrayar que “necesitamos paz ahora”.

Con estos planteamiento, la Asamblea General de la ONU inició una sesión especial de emergencia sobre Ucrania, en la que Occidente busca aislar diplomáticamente a Rusia aprobando una condena de su invasión con el mayor respaldo posible.

El órgano en el que se sientan los 193 Estados miembros de Naciones Unidas, votará a lo largo de la semana, probablemente el miércoles, una resolución en ese sentido similar a la que el pasado viernes Moscú vetó en el Consejo de Seguridad.

A diferencia de allí, en la Asamblea ningún país tiene poder de veto, por lo que el texto únicamente necesita reunir el apoyo de dos tercios de la cámara para salir adelante. Las resoluciones de la Asamblea no tienen carácter vinculante, pero sí suponen un pronunciamiento importante, sobre todo en el caso de una sesión especial de emergencia, un tipo de reunión muy poco habitual y que hasta ahora sólo se había visto diez veces en toda la historia.

El objetivo fundamental, señalan los diplomáticos europeos y estadounidenses, es que la Asamblea General mande un claro mensaje en contra de la invasión rusa, que exija la retirada de sus tropas y, sobre todo, muestre con claridad el aislamiento ruso.

Francia y México anunciaron que han preparado una resolución que busca un cese de las hostilidades, la protección de los civiles y garantizar el acceso a ayuda humanitaria y que se votará en los próximos días. Rusia, que tiene en su mano vetarla, dijo que debe estudiar mejor la propuesta antes de pronunciarse.