La Casa Blanca reconoció hoy que el joven que asesinó a 17 personas en una escuela de Florida no debió tener acceso al arma de fuego con la que cometió la que ha sido calificada como la segunda peor masacre escolar en la historia del país, aunque insistió que el problema es la seguridad en las escuelas y no las armas.

 

“No sabemos todas las circunstancias alrededor, pero obviamente no debió haber tenido esa arma”, dijo Raj Shah, vocero presidencial adjunto, haciendo notar que Nikolas Cruz, aprobó el proceso de verificación de antecedentes para poder adquirir el rifle semiautomático AR-15.

 

La polémica sobre el acceso a las armas viene de tiempo, atrás, pues se ha indicado que mientras en la mayoría de los estados del país la venta de alcohol no está permitida para personas menores de 21 años de edad, las leyes federales permiten a aquellas con 18 años poder adquirir un arma de fuego sin ningún tipo de restricción sobre el calibre.

 

Al omitir toda referencia a las armas de fuego como causa de discusión, como lo hizo antes el presidente Donald Trump, Shah dejó en claro que la administración abordarán el problema de los tiroteos en escuelas desde una perspectiva de salud mental y de seguridad. “Como nación, tenemos una segunda enmienda, que garantiza el derecho a las armas, además de 300 millones de armas en manos de estadounidenses”.

 

De acuerdo a un recuento hecho por el diario The Wall Street Journal, de los 32 tiroteos en escuelas donde al menos tres personas murieron o resultaron heridas desde 1990, la mayoría tuvieron lugar en escuelas de nivel secundaria.

 

 

El reporte indica que los tiradores fueron con mayor frecuencia adolescentes que asistieron a la escuela.

 

 

De los 32 casos, 106 víctimas murieron durante o poco después del tiroteo, y 203 resultaron heridas. Los estudiantes representaron la gran mayoría de los fallecidos.

 

Todos menos uno de los presuntos atacantes eran hombres, y solo el 26% de los atacantes murieron en los ataques.

 

 

 

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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