Si eres como muchas personas, es posible que hayas decidido que quieres pasar menos tiempo mirando tu teléfono.

Es una buena idea: creciente evidencia sugiere que el tiempo que pasamos en nuestros teléfonos inteligentes está interfiriendo con nuestro sueño, autoestima, relaciones, memoria, capacidad de atención, creatividad, productividad y habilidades de resolución de problemas y toma de decisiones.

Pero hay otra razón para que reconsideremos nuestras relaciones con nuestros dispositivos. Al elevar crónicamente los niveles de cortisol, la principal hormona del estrés del cuerpo, nuestros teléfonos pueden amenazar nuestra salud y acortar nuestras vidas.

Hasta ahora, la mayoría de las discusiones sobre los efectos bioquímicos de los teléfonos se han centrado en la dopamina, un químico del cerebro que nos ayuda a formar hábitos y adicciones. Al igual que las máquinas tragamonedas, los teléfonos inteligentes y las aplicaciones están diseñados explícitamente para desencadenar la liberación de dopamina, con el objetivo de hacer que sea díficil dejar nuestros dispositivos.

Esta manipulación de nuestros sistemas de dopamina es la razón por la cual muchos expertos creen que estamos desarrollando adicciones de comportamiento a nuestros teléfonos. Pero los efectos de nuestros teléfonos sobre el cortisol son potencialmente aún más alarmantes.

El cortisol es nuestra principal hormona de lucha o huida. Su liberación provoca cambios fisiológicos, como picos de presión arterial, cambios en la frecuencia cardíaca y azúcar en la sangre, que nos ayudan a reaccionar y sobrevivir a amenazas físicas agudas.

Estos efectos pueden salvar vidas si se está realmente en peligro físico. Nuestros cuerpos también liberan cortisol en respuesta a los factores estresantes emocionales donde un aumento de la frecuencia cardíaca no va a hacer mucho bien, como revisar tú teléfono para encontrar un correo electrónico de tu jefe enojado.

Si ocurrieran solo ocasionalmente, los picos de cortisol inducidos por teléfono podrían no importar. Pero el estadounidense promedio pasa cuatro horas al día mirando su teléfono inteligente y lo mantiene al alcance de la mano casi todo el tiempo, según una aplicación de seguimiento llamada Moment. El resultado, como señaló Google en un informe, es que “los dispositivos móviles cargados con redes sociales, correo electrónico y aplicaciones de noticias” crean “un sentido constante de obligación, generando estrés personal no deseado”.

 

 

 

Con información de The New York Times

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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