La riqueza acumulada por los multimillonarios que hay en el mundo se disparó este año por los efectos financieros de la crisis de la COVID-19, lo que ha provocado un aumento de las desigualdades, en particular con la mitad más pobre de la población, que solo es propietaria de un 2% de los activos.
La riqueza de las 520,000 personas que componen el selecto grupo del 0.01% de los más adinerados ha crecido en términos relativos este año hasta representar el 11% del total mundial, destacó el Laboratorio de las Desigualdades Mundiales en la segunda edición de su informe publicado este martes.
Ese 0.01% acumulaba un 7% de la riqueza en 1995, porcentaje que subió ligeramente por encima del umbral del 10% en vísperas de la crisis financiera global, que la redujo al 8% en 2010 antes de iniciar una tendencia a la recuperación que se ha acelerado este año, destacan los autores de este estudio coordinado entre otros por los economistas Thomas Piketty y Gabriel Zucman.
La evolución es casi simétrica cuando se examina el grupo de los que tienen más de 1,000 millones de dólares en bienes y activos, que en 1995 eran propietarios de alrededor del 1% de la riqueza mundial, que había subido a poco más del 2% en 2020 y ha escalado este año hasta el 3.5%.
Si se amplía un poco más la muestra, el 1% más aventajado se ha quedado con el 38% del incremento de la riqueza generada en el mundo entre 1995 y 2021, mientras que el 50% de los más pobres únicamente han conseguido un 2.3%.
Latinoamérica es, junto con el norte de África y Oriente Medio (MENA), la región con más desigualdades de todo el mundo. El 10% superior se lleva hasta el 58% de los ingresos en MENA, el 55% en Latinoamérica o el 45.5% en Estados Unidos.
La riqueza acumulada por el 10% más privilegiado representa hasta un 78.7% en México, un 79.8% en Brasil y un 80.4% en Chile, mientras que en esos tres países la riqueza del 50% más pobre es negativa, lo que significa que sus deudas son superiores al valor de su patrimonio.
Los ingresos del 10% más rico son 38 veces superiores a los del 50% más pobre, cuando en 1820 esa brecha era prácticamente la mitad.