Los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán optaron por dirigir el negocio familiar hacia el fentanilo, estableciendo una red de laboratorios que produce enormes cantidades de esta droga y la trafican a Estados Unidos, según  dieron a conocer fiscales de esta país en un acta de acusación reciente.

Aunque el juicio contra “El Chapo” en Estados Unidos giró alrededor de los cargamentos de cocaína, el caso contra sus hijos expone el funcionamiento interno de un cártel que experimenta un cambio generacional mientras trabaja para “fabricar el fentanilo más potente del mundo y venderlo en Estados Unidos al menor precio”, de acuerdo con el acta de acusación desprecintada el 14 de abril en Manhattan.

Los opioides sintéticos, principalmente el fentanilo, matan actualmente a más estadounidenses al año de los que murieron en las guerras de Vietnam, Irak y Afganistán, llevando a algunos políticos a argumentar que los cárteles deben de ser catalogados como organizaciones terroristas, lo que abriría la posibilidad de una intervención militar estadounidense en territorio mexicano.

La base para la epidemia de fentanilo en Estados Unidos se sentó hace más de 20 años, con la prescripción del opioide sintético oxicodona. Mientras las autoridades estadounidenses reducían las prescripciones del fármaco, los usuarios cambiaron la oxicodona por heroína, que el Cártel de Sinaloa suministró.

Pero fabricar su propio fentanilo, que es mucho más potente y versátil que la heroína, en pequeños y ocultos laboratorios, fue un cambio radical.

El cártel pasó de su primer laboratorio improvisado de fentanilo a una red de laboratorios ubicados en el estado de Sinaloa, en menos de una década.

“Estos no son súper laboratorios, porque dan la impresión de que son laboratorios farmacéuticos, ya saben, muy sofisticados”, comentó Mike Vigil, exdirector de operaciones internacionales de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos. “Estos no son más que tubos de metal y usan palas de madera, e inclusive de metal, para mezclar las sustancias químicas”.

Un sólo “lote” producido por un cártel puede prensar fentanilo en 100,000 pastillas falsificadas cada día para engañar a los estadounidenses haciéndoles creer que están tomando Xanax, Percocet u oxicodona.

Las pastillas se pasan de contrabando por la frontera para abastecer lo que el hijo de “El Chapo”, Iván Archivaldo Guzmán Salazar, dijo que son “calles de drogadictos”, según la acusación.

El fentanilo es tan barato de producir que el cártel obtiene enormes ganancias, incluso vendiendo la droga a 50 centavos la pastilla, de acuerdo con los fiscales.

La potencia de la droga lo hace particularmente peligroso. La dosis narcótica de fentanilo está tan cerca de la dosis letal que una pastilla destinada a garantizar el subidón de un consumidor habituado puede matar fácilmente a una persona menos experimentada que tome algo que no sabía que era fentanilo.

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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