Mariana Benítez

MILENIO

 

 

Una buena manera de conmemorar este 8 de marzo es dándole voz a las muchas mujeres que en diferentes ámbitos todos los días se levantan con ganas de abrirse camino, de desarrollarse profesionalmente, de representar dignamente a sus pueblos o incluso a su país; de superar sus propios límites y de atreverse a seguir sus inquietudes aunque muchas veces las propias instituciones, nuestro marco jurídico, sus comunidades o incluso sus familias parecieran decirles: “No tienes la capacidad, ¿Quién te dijo que podías hacerlo?, Este trabajo no es para mujeres”.

 

Así fue como busqué a algunas grandes oaxaqueñas con historias verdaderamente valiosas para contar. Hablo de Oaxaca no solo porque es mi lugar de origen, sino porque es uno de los lugares de México donde de unos años a la fecha se han venido visibilizando con mayor frecuencia los retos que enfrentan las mujeres en diversos ámbitos, principalmente en el político.

 

Mónica Rey, creadora del mezcal La Malquerida, es una joven emprendedora con la que muchas oaxaqueñas nos podemos identificar.

 

—¿Cómo surgió esta inquietud? —Yo no venía de familia mezcalera, pero desde los 18 años comencé a involucrarme en el sector.

—¿A qué retos te enfrentaste para sacar adelante tu empresa?

—¡Uff! De todo tipo. Primero, a los mismos productores les costaba hacer tratos conmigo, porque en sus comunidades no se acostumbra que las mujeres lleven las riendas del negocio, entonces siempre preferían cerrar los tratos con mi papá.

 

“En el gremio, la verdad es que me costó mucho ganarme un lugar. Los hombres no me tomaban en serio; sin embargo, lo peor vino por parte de las mujeres, quienes indirectamente están en la industria. Ellas llegaron a decir que yo no podía haber echado a andar mi empresa sola, que seguramente era amante de alguien. Pero esto me obligó a aprender a hablar el lenguaje de los hombres y a ser más cumplida”.

 

Vivimos en 2017, pero de manera increíble todavía luchamos con prejuicios coloniales. Afortunadamente, Mónica es una mujer que sabe lo que quiere para ella y para las demás oaxaqueñas:

 

“Nos falta tendernos la mano entre mujeres. Es muy importante aliarnos entre nosotras, tratar de aprender de las demás y de ayudar a las que podamos y, con esa fortaleza, ¿quién podría contra el avance de la mujer?”. Comparto plenamente la misma convicción.

 

Ya hace un tiempo que conozco a otra joven, orgullo istmeño, quien ha puesto muy en alto el nombre de Oaxaca y de México, me refiero a la atleta Xhunashi Caballero, quien desde hace ya varios años nos representa en la Selección Nacional de Karate.

 

“Al principio costó mucho trabajo encontrar apoyos, difícil que crean en ti siendo una muchacha flaquita, chaparrita, ya que de por sí hay poco presupuesto asignado al deporte, pero mis papás siempre me inculcaron que yo podía lograr lo que quisiera. Muchas veces me dijeron: ‘eres muy joven, no puedes opinar, tienes que seguir a tus maestros mayores’, pero he defendido mis ideas y mi derecho a ser yo misma”.

 

Tan positiva como es ella, Xhunashi concluyó diciéndome:

 

“Estamos en un sistema donde a las mujeres nos cuesta más, pero no podemos bajar la guardia, hay que hacer nuestro mejor esfuerzo para demostrar de lo que somos capaces. Yo todos los días entreno para representar dignamente a mi país. Las mujeres debemos creer en nosotras para hacer un cambio”.

 

Dejé para el final, el rubro que considero no solo el más difícil para el desarrollo de las mujeres, sino también el más riesgoso. Me refiero al ámbito político. Yareli Cariño nunca había participado en política, sin embargo, en su familia siempre hubo el interés en los asuntos públicos y eso la motivó a estudiar derecho. El año pasado se integró en la segunda posición de una planilla a la alcaldía de Pinotepa. Con mucho entusiasmo Yareli se encargó de coordinar la agenda del candidato y los eventos de campaña, aunque notó que no era del agrado del líder de la región, compañero de partido. Al ganar las elecciones, le avisan que no tomará el cargo de síndica municipal, sino de regidora. Pese a las advertencias de sus compañeros, tomó protesta acompañada de medidas cautelares, y en la primera sesión de cabildo la destituyen del cargo y ponen a otra mujer de un partido diferente.

 

Me cuenta que empezar el juicio ante el Tribunal Electoral de Oaxaca, “fue una ruta muy difícil, plagada de amenazas, intimidación y del rechazo por parte de las y los compañeros de cabildo”.

 

Hace un par de semanas la restituyeron en el cargo a partir de la determinación del tribunal, pero no la dejan ejercer, remiten sus funciones a meras actividades administrativas, sin ejercicio de autoridad.

 

—¿Te quedan ganas de seguir en política?

—Sí, claro, de eso se trata, de empoderarnos, las mujeres somos mayoría, pero en toma de decisiones, el acceso aún está limitado.

—¿Qué quisieras para las mujeres de nuestro estado?

—Que accedamos a las decisioniones importantes, se trata de que las mujeres realmente ejerzamos.

 

En una situación muy similar se encuentran cuatro regidoras de San Juan Cotzocón, un municipio regido por Sistemas Normativos Internos, dividido en la parte alta de habla mixe (dominante en la toma de decisiones) y en la parte baja.

 

Beatriz, María, Flora y Belem fueron invitadas a formar parte de la planilla para integrar a la parte baja del municipio, sin embargo, a la hora de tomar el cargo, el resto del cabildo integrado por varones de la parte alta las invitan a cobrar la dieta y a retirarse a su casa, pues “ellas no saben de esas cosas”.

 

Convencidas de querer representar a sus comunidades, que poco han sido tomadas en cuenta en las decisiones, se han mantenido firmes en su decisión, inclusive viéndose obligadas a despachar en el patio. La situación se agravó a raíz de que comenzaron su procedimiento ante el tribunal, pues naturalmente atrajeron la atención de la opinión pública. El jueves pasado hubo una reunión del cabildo con los agentes municipales donde el presidente municipal les dijo que por la controversia causada por las regidoras, los recursos se iban a detener. Los agentes, que también son hombres, dijeron que ellas son las del problema, que no dejan trabajar al presidente, así que les exigieron pedir una disculpa pública al presidente en los medios. Al no acceder, las destituyeron del cargo, así nada más.

 

“Estamos luchando por nuestros derechos y por los de nuestras comunidades”, dice Belem.

 

—¿Qué quieren para las mujeres oaxaqueñas?

—Prepararnos más en lo político, porque los hombres no nos dejan estar ahí, no sabemos mucho sobre política, pero buscamos defender nuestros derechos.

 

Esta es solo una pequeña muestra de las barreras culturales, legales, burocráticas, económicas y políticas que enfrentan las mujeres en Oaxaca y no es dificil asegurar que en el país entero. Hoy, 8 de marzo, más allá de relatar los avances que sin duda México ha dado en favor de la igualdad, quise darles voz a las Mónicas, Xhunashis, Yarelis y Belems del país, para que mujeres y hombres nos comprometamos a seguir trabajando por derrotar los obstáculos que nos impiden a las mujeres desarrollarnos plenamente, dando el primer gran paso, que es visibilizar los retos y barreras para concientizar.

 

Sin duda, lograr que la igualdad entre hombres y mujeres sea una completa realidad en nuestro país será el triunfo más importante y satisfactorio de las mexicanas.

 

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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