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La Cumbre del Amazonas concluyó este miércoles en Brasil con una hoja de ruta para proteger las selvas tropicales, calificada como un paso importante en la lucha contra el cambio climático, pero sin los compromisos concretos que pedían algunos ambientalistas para poner fin a la deforestación de la región.

El martes, presidentes y ministros de los ocho países amazónicos firmaron una declaración de sus planes para impulsar el desarrollo económico de sus países y a la vez impedir que la larga agonía de la región “llegue a un punto sin retorno”.

Varios grupos ambientalistas expresaron su decepción con la declaración de ayer, que consideraron una compilación de buenas intenciones con escasos objetivos y plazos concretos.

Por su parte, la organización indígena más grande de la región se declaró complacida por la inclusión de sus dos reclamos principales.

“Es significativo que los mandatarios de los países de la región hayan escuchado a la ciencia y comprendido el llamado de la sociedad: la Amazonía está en peligro y no tenemos demasiado tiempo para actuar”, dijo el grupo internacional WWF en un comunicado.

En la sesión de hoy se sumaron a la reunión los presidentes de la República del Congo y la República Democrática del Congo, un emisario del presidente de Indonesia y el embajador francés en Brasil en representación del territorio de Guyana Francesa. También asistió un emisario de Noruega, el mayor contribuyente al Fondo Amazonas brasileño para el desarrollo sustentable.

Los representantes nacionales firmaron un acuerdo similar, aunque mucho menos extenso que el de ayer. No contenía objetivos concretos y en su mayor parte criticaba a los países desarrollados por no proporcionar la gran financiación prometida.

Los presidentes de Bolivia, Colombia y Perú no asistieron a la reunión del miércoles.

Los ocho países que asistieron a la Cumbre: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela, miembros de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), expresaron su esperanza de que un frente unido les dé mayor presencia en las conversaciones ambientales globales de cara a la conferencia climática COP 28 en noviembre.

La cumbre refuerza la estrategia del mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, para potenciar el interés mundial en la conservación de la Amazonía

Y es que alentado por una disminución de la deforestación del 42% en sus primeros siete meses en funciones, ha buscado apoyo financiero internacional para la protección de la selva.

En declaraciones a la prensa después de la reunión del miércoles, Lula deploró las “medidas proteccionistas mal disimuladas” como inquietud ambiental que limitan las importaciones de países en desarrollo y dijo que los países desarrollados deben cumplir sus promesas de dar apoyo monetario a la protección de los bosques.

La Amazonía se extiende por una superficie dos veces el tamaño de la India. Dos terceras partes de ella se encuentran en Brasil, mientras que los otros siete países comparten el tercio restante.

Los miembros de OTCA, que se reúne apenas por cuarta vez en 45 años de existencia, demostraron que no están plenamente alineados en asuntos cruciales. La declaración conjunta no incluyó un compromiso compartido, ya asumido por Brasil y Colombia, de reducir a cero la deforestación para 2030.

Brasil volverá a exigir visas para turistas de Estados Unidos, Australia, Canadá y Japón a partir del 1 de octubre, anunció el Ministerio de Relaciones Exteriores.

El presidente Jair Bolsonaro había anulado los requerimientos de visas en 2019 en un intento por impulsar la industria turística, aunque los cuatro países siguen exigiendo visas para brasileños.

La decisión anterior fue “una ruptura con respecto al patrón de la política migratoria brasileña, que históricamente se ha basado en los principios de la reciprocidad e igualdad de tratamiento”, dijo el ministerio en un comunicado.

“Brasil no ofrece una exención unilateral a las visas de visitantes, sin reciprocidad, a otros países”, indicó el ministerio, quien señaló que el gobierno está dispuesto a negociar acuerdos de exenciones de visas en base en la reciprocidad.

Bolsonaro criticó la decisión la semana pasada cuando la emisora G1 reportó sobre el tema. “Otra medida revocada por Lula. Menos estímulo para el sector hotelero”, escribió el exmandatario en Twitter.

Pese a que expertos han señalado que las decisiones unilaterales como la de Bolsonaro son inusuales en la diplomacia, la revocación anunciada es parte de la ambición del presidente Luiz Inácio Lula da Silva de fortalecer la política exterior del país, un área olvidada por Bolsonaro.

El jefe ejecutivo de una de las principales atracciones turísticas de Río de Janeiro, el teleférico del Pan de Azúcar, criticó la decisión. Sandro Fernandes dijo a Folhapress antes del anuncio oficial que la decisión sería “un revés”.

“En vez de cerrarle la puerta a cuatro nacionalidades, deberíamos estar hablando de cuáles serán las próximas cuatro que quedarán exentas de visas. Y luego otras cuatro más. Esa debería ser la agenda del gobierno”, declaró Fernandes.

Antes de la pandemia, Brasil recibió 6.4 millones de turistas en 2019, mucho menos que los 45 millones de México y algo menos que los 7.4 millones de Argentina, según la Organización Mundial del Turismo (OMT).

Datos del Ministerio de Turismo de Brasil indican que las llegadas de estadounidenses, australianos, canadienses y japoneses disminuyeron entre 2019 y 2021, aunque ello probablemente se debió en gran parte a la pandemia.

El todavía vicepresidente de Jair Bolsonaro, Hamilton Mourao, aseguró este miércoles que si bien no comparte los señalamientos de quienes afirman que hubo fraude en las elecciones, sí considera que “uno de los jugadores”, en clara alusión a Luiz Inácio Lula da Silva, no debió de haber participado.

“Nosotros estuvimos de acuerdo en participar en un juego con otro jugador que no debería de haber jugado. Si estuvimos de acuerdo no hay nada que reclamar. A partir de ahí no tiene sentido llorar más, perdimos el juego”, dijo Mourao en una entrevista para el diario ‘O Globo’.

Mourao, quien fue elegido senador en este proceso electoral, se refirió a las protestas y bloqueos que desde el domingo pasado afectan las principales carreteras del país. Dijo que las protestas tendrían que haberse producido cuando “el jugador que no debería haber jugado” fue autorizado.

“Ahí deberían haber salido a las calles, pero no lo hicieron. Hay 58 millones de inconformes, pero aceptaron participar en el juego, así que tienen que calmarse”, pidió.

Los aliados y los electores de Bolsonaro, que han salido a protestar por los resultados de las elecciones e incluso piden una intervención militar, sostienen que Lula da Silva no debería haber participado en las elecciones debido a unas sentencias por corrupción que después se declararon improcedentes.

El Tribunal Supremo de Brasil decidió ponerle en libertad y anular sus condenas en marzo de 2021, recuperando así sus derechos políticos, después de que considerara que el tribunal que le juzgó carecía de competencias y posteriormente evidenciar que existió parcialidad durante un proceso en el que el juez Sergio Moro, posterior ministro de Justicia de Bolsonaro, ejerció como una suerte de fiscal.

Mourao ha hecho balance de estos tres años como vicepresidente de Brasil, un cargo, ha dicho, que le ha ocasionado cierta “frustración” debido a las pocas competencias de las que dispone, a diferencia de otros regímenes presidencialistas.

“Lo que he aprendido es que hay que saber cuál es el papel del vicepresidente. La Constitución dice que el Ejecutivo es ejercido por el presidente y sus ministros, el vicepresidente es solo un apéndice”, lamentó Mourao, quien durante estos años ha protagonizado varias disputas con Bolsonaro.

Sin embargo, ha negado discusiones con el mandatario tal y como se ha acusado en redes y medios. “Nunca me estresé con él, ni me quitó el sueño. Tomo whisky todos los días antes de dormir, así que no pierdo el sueño”, relató en la entrevista con el diario.

En lo que respecta al tiempo que ha tardado Bolsonaro en salir a dar la cara tras su derrota, Mourao ha defendido que “cada uno actúa a su manera” y que si se demoró casi dos días es porque buscaba la mejor manera de actuar “sin incurrir en ofensas ni ilegalidades”.

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, omitió referirse a los resultados de las elecciones presidenciales del pasado domingo, donde perdió ante el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, aunque dijo que “cumplirá” con la Constitución.

En sus primeras declaraciones desde la jornada electoral, Bolsonaro omitió referirse a los resultados, aunque dijo que continuará siguiendo las reglas de la Constitución.

“Siempre me han etiquetado como antidemocrático y, a diferencia de mis detractores, siempre he jugado dentro de las cuatro líneas de la Constitución”, dijo Bolsonaro acompañado de más de una docena de ministros y aliados, desde la residencia oficial en Brasilia.

El mandatario ultraderechista “autorizó” el inicio del proceso de transición con el equipo de Lula, según añadió por el jefe de gabinete, Ciro Nogueira, pues Bolsonaro prefirió no abordar el tema a profundidad.

El presidente aprovechó su mensaje para hablar de los bloqueos de camioneros que se viven en varias carreteras del país.

“Los movimientos populares son fruto de indignación y sentimiento de injusticia por cómo se dio el proceso electoral”, e indicó que “las manifestaciones pacíficas siempre serán bienvenidas”, pero reforzó que sus métodos “no pueden ser los de la izquierda, que siempre perjudicaron a la población, como la invasión de propiedades, la destrucción de patrimonio” y no permitir “el derecho de ir y venir”.

Recordemos que Bolsonaro, que aspiraba a la reelección, perdió con un 49.1% de los votos, frente al 50.9% que obtuvo Luiz Inácio Lula da Silva, líder del Partido de los Trabajadores (PT).

Camioneros que apoyan al presidente brasileño Jair Bolsonaro bloquean cientos de carreteras en Brasil en protesta por los resultados de las elecciones del pasado domingo, en las que el mandatario fue derrotado por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Desde la victoria de Lula el domingo por la noche, muchos camioneros han afectado el tráfico en zonas de todo el país, alegando que no reconocerán la derrota de Bolsonaro.

Los bloqueos se producen ya que el mandatario no ha hablado públicamente desde que se difundieron los resultados oficiales hace más de 36 horas.

La carretera hacia y desde el aeropuerto internacional de Sao Paulo, el estado más poblado y con la economía más grande de Brasil, fue bloqueada y se cancelaron decenas de vuelos. Las redes sociales difundieron videos que mostraban a los viajeros caminando con sus maletas por la noche a lo largo de la carretera hacia el aeropuerto.

En 2018, una huelga de camioneros de 11 días paralizó Brasil, provocó un aumento en los precios de los alimentos y dejó los estantes de los supermercados sin productos mientras las gasolineras se quedaron sin combustible. La protesta causó pérdidas multimillonarias y reveló el gran poder que poseen los conductores de camiones, particularmente cuando se organizan a través de las redes sociales.

Bolsonaro, legislador en ese momento y meses antes de ganar las elecciones presidenciales de ese año, era un partidario abierto de los camioneros, que se convirtieron en su base electoral. Este año, su gobierno limitó los impuestos interestatales al combustible a fin de ayudar a bajar los precios y lanzó un programa de ayuda financiera para los camioneros justo antes de la campaña electoral presidencial.

La mayoría de los jueces del Supremo Tribunal Federal votó este martes para ordenar a la policía federal de caminos que despeje de inmediato las carreteras bloqueadas.

Hasta las 8 de la mañana de hoy, la policía de caminos había retirado casi 200 bloqueos, según el Ministerio de Justicia.  Los fiscales federales en los estados de Sao Paulo y Goiás dijeron que habían abierto investigaciones sobre los bloqueos.

Bolsonaro perdió la contienda por un margen muy estrecho, al obtener el 49.1% de los votos frente al 50.9% de Lula, por lo que es considerada la elección presidencial más reñida desde el regreso de Brasil a la democracia hace más de tres décadas.

Al igual que el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, Bolsonaro cuestionó repetidamente la confiabilidad del sistema electoral del país, alegando que las máquinas de votación electrónica son propensas al fraude. Nunca aportó ninguna prueba, ni siquiera cuando se lo ordenó el tribunal electoral. El presidente de extrema derecha admira abiertamente a Trump.

Se espera que sea este martes cuando Bolsonaro emita su primera declaración sobre la contienda electoral y su futuro político. El ministro de comunicaciones adelantó ayer que hoy habría un posicionamiento oficial.

El Tribunal Superior Electoral (TSE) confirmó que Luiz Inácio Lula da Silva ganó las elecciones presidenciales, por un margen de 2.1 millones de votos sobre el actual gobernante, Jair Bolsonaro, según los datos oficiales divulgados con el 100 % de las urnas escrutadas.

El ahora presidente electo de Brasil, que asumirá el poder el 1 de enero de 2023, venció con un 50.9% de los sufragios, mientras que el líder ultraderechista se quedó con el 49.1%.

Al respecto, el Partido de los Trabajadores (PT), del presidente electo, espera poder iniciar el proceso de transición en un plazo de 48 horas, como indica la ley.

La presidenta del PT, Gleissi Hoffmann, explicó que la formación realizó este lunes una primera reunión interna y deberá definir en un plazo de 48 horas el nombre del coordinador y del equipo de transición, que estará integrado por 50 personas.

“Por ley tenemos 48 horas para iniciar eso (la transición), para organizarnos y después conversar con el gobierno”, precisó la dirigente del PT.

Con muchas horas después que perdiera la reelección, Bolsonaro ha preferido permanecer en silencio y no admitir su derrota, aunque tampoco ha cuestionado los resultados de la contienda, como algunos expertos habían advertido podría suceder.

Bolsonaro no ha dirigido una palabra a los periodistas que acamparon afuera de la residencia oficial ni a los simpatizantes que se reúnen regularmente en las inmediaciones. Tampoco ha publicado nada en sus redes sociales.

La única señal de protesta provino de los camioneros partidarios de Bolsonaro que bloquearon algunas carreteras en diferentes puntos del país.

Sin embargo, recordemos que Bolsonaro ha cuestionado repetidamente la confiabilidad del sistema de votación electrónica de Brasil. Incluso llegó a decir que poseía pruebas de fraude, aunque no proporcionó ninguna evidencia.

Hasta el mes pasado, comentó que si no ganaba en la primera vuelta de las elecciones, sería algo “anormal”, incluso cuando la mayoría de las encuestas lo ubicaban en desventaja.

El ministro de comunicaciones del gobierno, anunció que será hasta mañana que Bolsonaro emita una declaración sobre la jornada electoral.

Si se cumple lo que anticipan la mayoría de las encuestas, publicadas de incluso antes de que anunciara oficialmente que se presentaría a estas elecciones, Luiz Inácio Lula da Silva volverá a ser presidente de Brasil a partir de este domingo.

Sin embargo, la ventaja con la que contaba el izquierdista se ha venido cerrando en los últimos días. Especialistas afirman que Bolsonaro ha hecho buena buena campaña, mientras que Lula se ha moderado.

Lula hizo ya buenos los pronósticos y se impuso en primera vuelta con alrededor de seis millones de votos más que su rival, Jair Bolsonaro, a quien las encuestas le subestimaron y logró más de lo esperado.

Muchos lo enterraron políticamente cuando fue encarcelado por corrupción, pero Lula anhela un tercer mandato para “arreglar” el país y devolver “la felicidad” a los brasileños, que afirma, conocieron durante sus primeros gobiernos.

Luiz Inácio Lula da Silva, de 77 años recién cumplidos, resucitó cual ‘ave fénix’ en la política tras la anulación de su condena por la Corte Suprema.

“Precisamos arreglar este país (…) para que el pueblo brasileño vuelva a sonreír”, dijo en esta recta final el exsindicalista, que durante su campaña ha prometido recuperar el poder adquisitivo para que la gente “pueda volver a comer una picaña y tomar una cervecita” los fines de semana.

Dos veces presidente entre 2003 y 2010, Lula dejó el poder con una popularidad de casi 90% tras una gestión en la que 30 millones de los más de 200 millones de brasileños salieron de la pobreza.

De ganar, especialistas han advertido que no podrá contar con la misma bonanza: si bien la economía da señales de mejoría, con crecimiento, menos inflación y más empleo, está lejos de la prosperidad de los años 2000.

Además, ahora arrastra la sombre de la investigación “Lava Jato”, la mayor operación anticorrupción de la historia del país, enfocada en una gigantesca red de sobornos en torno a la petrolera estatal Petrobras.

Fue condenado en 2017 a nueve años y medio de prisión por la obtención de un apartamento de una constructora a cambio de contratos públicos, aunque siempre defendió su inocencia. Estuvo 19 meses en prisión y en 2021 recuperó sus derechos políticos con la anulación de su sentencia por irregularidades procesales.

Por su parte, Jair Bolsonaro quien había transitado por la vida política sin pena ni gloria, se convirtió en el primer líder de extrema derecha elegido en Brasil, y tras un mandato convulso se dice seguro de su reelección.

El excapitán del Ejército, quien recuerda y alaba la dictadura militar, intentará el próximo domingo imponerse. Ha planteado los comicios como una batalla entre “el bien y el mal”.

Tras casi cuatro años en el poder, mantiene su gusto por los exabruptos, los desafíos a las instituciones y la polarización de la sociedad brasileña.

Admirador del expresidente estadounidense Donald Trump, Bolsonaro sigue contando con el apoyo de buena parte de quienes lo llevaron al poder en 2018: los influyentes ‘lobbies’ de las armas, el agronegocio y el vasto electorado evangélico.

Tras advertir durante meses que podría estar gestándose un fraude, alegando sin pruebas fallas en el sistema electrónico de votación, en la recta final de la campaña dio a entender que aceptaría una eventual derrota.

“Si la comisión de transparencia, en la que también participan las Fuerzas Armadas, no presenta nada de anormal, no hay por qué dudar del resultado de las elecciones”, dijo Bolsonaro en una entrevista televisiva estos días.

Pese a su larga carrera política, Bolsonaro llegó al poder presentándose como un “outsider”, con un fuerte discurso anticorrupción. Atrajo en 2018 al 55% de los brasileños, a pesar de sus declaraciones racistas, misóginas y homófobas.

Su gobierno, sujeto a múltiples reacomodos, recayó en manos de varios militares, como el vicepresidente, Hamilton Mourao.

Su mandato ha estado marcado por crisis, empezando por la pandemia de COVID-19, que definió de “gripecita”.

Tras oponerse a las medidas de prevención y cuestionar la eficacia de las vacunas, Bolsonaro aseguró no ser “culpable de nada”, pese a que una comisión de investigación parlamentaria recomendó su inculpación por “crímenes de lesa humanidad”.

Su alianza con un grupo de partidos tradicionales le aseguró apoyo suficiente para frenar las cerca de 140 solicitudes de juicio político presentadas en el Parlamento.

Bolsonaro también es objeto de varias investigaciones en el Supremo Tribunal Federal, en particular por desinformación. Por este motivo, atacó frontalmente a la justicia, hasta el punto de amenazar con dejar de acatar las decisiones de la máxima corte y tildar a sus jueces de “canallas”.

En el plano internacional, ha llamado la atención que se mostró “neutral” sobre la invasión de Ucrania ordenada por el presidente ruso, Vladimir Putin.

Ademas, una de las polémicas más violentas la protagonizó con el presidente francés, Emmanuel Macron, en 2019, por la deforestación del Amazonas, que aumentó más de 70% durante el mandato de Bolsonaro, según estadísticas oficiales.

En números reales las cifras de desforestación del gobierno Lula fueron mayores, pero en su gobierno la desforestación cayó 70%, según las mismas fuentes.

Pero, ¿qué se espera para este próximo domingo? En Broojula, Ana Paula Ordorica analiza con Rodrigo Castro Cornejo, Profesor-Investigador de la División de Estudios Políticos del CIDE, la contienda y el futuro de Brasil.

Luiz Inácio Lula da Silva, expresidente de Brasil, llegó a ‘Desembarco del Rey’ para reclamar el Trono de Hierro y gobernar los Siete Reinos.

Previo al final de la octava y última temporada de la popular serie de HBO ‘Game of Thrones’, Lula da Silva compartió a través de su cuenta de Twitter una foto de él, sentado en el codiciado Trono de Hierro con la leyenda: “Spoiler”.

La publicación de Lula fue compartida horas antes de que se estrenara el episodio final de la serie, mientras los fans esperaban ansiosos por saber quien se quedaría con el Trono de Hierro.

En la actualidad Lula cumple una condena de 12 años por corrupción y lavado de dinero, y lleva poco más de un año en prisión.

La fiscalía de Brasil afirma que recibió un apartamento frente a la playa por parte de una compañía constructora a cambio de un lucrativo contrato con la paraestatal petrolera Petrobras.

Lula da Silva y el Partido de los Trabajadores afirman que es inocente y aseguran que fue juzgado por enemigos políticos y judiciales para evitar que se postulara nuevamente a la presidencia.

Su encarcelamiento forma parte de un debate sumamente divisorio entre los brasileños que lo ven como un prisionero político por defender a los pobres y quienes creen que se hizo justicia con un político corrupto.

El Partido de los Trabajadores (PT), que llevó al poder en 2003 a Luiz Inácio Lula da Silva, anunció este viernes que no asistirá a la ceremonia de este martes en la que el derechista Jair Bolsonaro jurará como nuevo presidente de Brasil.

Los legisladores del partido de izquierda”no estarán presentes en la ceremonia de posesión del nuevo presidente en el Congreso Nacional” como una forma de protesta contra los “discursos y acciones que estimulan el odio, la intolerancia y la discriminación” por parte del próximo mandatario, se dio a conocer en un comunicado, firmado por la presidenta del instituto político, Gleisi Hoffmann.

El texto agrega que en el PT reconocen la legitimidad de las instituciones democráticas del país, pero apuntan que la elección de este año estuvo marcada por el proceso de destitución de Dilma Rousseff de 2016, así como por “la prohibición ilegal de la candidatura del expresidente Lula y por la manipulación criminal de las redes sociales para difundir mentiras contra el candidato Fernando Haddad”.

El gobierno que iniciará sus funciones el próximo 1 de enero, remata el texto, puede “destruir por completo el orden democrático y el estado de derecho en Brasil” con sus acciones.

El Partido de los Trabajadores gobernó Brasil entre 2003 y 2016, ganando cuatro elecciones consecutivas con Lula da Silva y Dilma Rousseff; Da Silva cumple desde abril una pena de 12 años y un mes de prisión, por corrupción pasiva y lavado de dinero, hechos que él niega y que, acusa, fueron fabricados en su contra para alejarlo de un tercer periodo al frente del país.

El apoyo al exmandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien actualmente se encuentra en prisión, se elevó en casi cinco puntos porcentuales y ganaría la elección presidencial de octubre si se le permitiera participar, mostró este lunes una encuesta.

Se prevé que una corte electoral impida postular a Lula debido a la condena que enfrenta por cargos de corrupción.

Pese a eso, la intención de voto para el exmandatario se ubicó en un 37.3% según la encuesta, realizada por MDA por encargo de la Confederación Nacional del Transporte.

Su rival más cercano, el candidato de extrema derecha Jair Bolsonaro, obtuvo un apoyo de 18.3%, seguido por la ecologista Marina Silva con un 5.6% y por el centrista Geraldo Alckmin con un 4.9%.

El apoyo a Marina Silva y al candidato de centroizquierda Ciro Gomes disminuyó desde la encuesta de mayo, mientras que aumentó el respaldo para Bolsonaro y Alckmin, un exgobernador del estado de Sao Paulo que es el favorito de los inversionistas.

El Partido de los Trabajadores (PT) lanzó este sábado la candidatura presidencial de su líder en prisión, Luiz Inácio Lula da Silva, en una apuesta improbable que confirma el papel central del exmandatario de izquierda en la política de Brasil.

Aparte del PT, que celebrará su convención en Sao Paulo, otros dos candidatos fuertes disputarán los comicios del 7 de octubre, con una eventual segunda vuelta el 28.

En Brasilia, el exgobernador de Sao Paulo Geraldo Alckmin será proclamado candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). Esta será su segunda búsqueda para colocarse al frente de la mayor economía latinoamericana, después de haber sido derrotado en 2006 por Lula.

También en la capital, el partido Rede investirá a la ecologista Marina Silva, que fue ministra de Medio Ambiente de Lula, y que quedó tercera colocada en las elecciones de 2010 y 2014. Tanto Alckmin como Marina Silva podrían ser serios adversarios en una segunda vuelta del ya proclamado candidato ultraderechista Jair Bolsonaro, que lidera las intenciones de voto en ausencia de Lula.

Una vez más, aunque esta vez desde una cárcel de Curitiba, Lula (2003-2010) se perfila como la figura central de la campaña.

El exmandatario, de 72 años, fue tres veces candidato (en 1989, 1994 y 1998) antes de vencer en los comicios de 2002 y 2006, y de imponer en los dos siguientes (en 2010 y 2014) a su heredera política Dilma Rousseff, destituida en 2016 por el Congreso.

 

Con información de AFP / Foto: Archivo APO

El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, encarcelado desde abril pasado, le deseó “buena suerte” a Andrés Manuel López Obrador luego de su triunfo en las elecciones presidenciales de México.

En un mensaje a través de su cuenta de twitter, Lula escribió: “En la pelota, Brasil. En la democracia, México nos dio una lección al elegir al compañero @lopezobrador_. Buena suerte al nuevo presidente mexicano”, en alusión al partido de octavos de final de la Copa del Mundo disputado el lunes, en el que Brasil venció 2-0 a México.

“Cuide de todos, con cariño especial a los más pobres. Y viva la amistad Brasil-México”, concluye el tuit.

Lula, de 72 años, está encarcelado desde el 7 de abril en la sede de la Policía Federal en Curitiba, al sur de Brasil, en donde deberá cumplir una condena de 12 años de prisión, acusado de corrupción pasiva y lavado de dinero.

Brasil tendrá elecciones en octubre y pese a estar en la cárcel, Lula es el candidato favorito para ganar los comicios, según revelan las encuestas.

Un tribunal brasileño aumentó hoy la condena por corrupción del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva a 12 años de cárcel.

La decisión del tribunal llega luego de que la defensa del ex mandatario presentara un recurso de apelación en contra de la condena que emitió el pasado julio el juez Sérgio Moro, cabeza visible de las investigaciones sobre la corrupción en Brasil, y que le había impuesto una pena de 9 años y medio.

Y aunque el fallo podría echar por tierra la candidatura presidencial de Lula, el exmandatario no podrá ser detenido hasta que su defensa agote las apelaciones.

Además Lula se enfrenta a otra problema, pues en la sentencia se le declara como inelegible para algún cargo público, sin embargo, se establece que podrá recurrir a instrumentos jurídicos para evitar su inhabilitación política,  y gane tiempo en su intento de llegar a las elecciones, en donde todas las encuestas lo sitúan como el gran favorito.

 

En reacción a la condena, Lula da Silva advirtió “ahora quiero ser candidato a la presidencia de la República”. Los jueces “saben que no cometí ningún crimen”, proclamó el ex mandatario. “Quiero que me pidan disculpas por la cantidad de mentiras que profieren sobre mí desde hace cuatro años” agregó.

 

 

Con información de El País / Foto. Archivo APO

El ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, aseguró que a pesar de haber sido condenado a 9 años y medios de prisión tras hallarlo culpable por corrupción pasiva, exigirá al Partido de los Trabajadores el derecho de ser candidato a la presidencia por su movimiento político en las elecciones de 2018.

“Si alguien piensa que con esa sentencia me sacaron del juego, sepan que sigo en competencia”, dijo Lula a los medios, un día después de que el juez Sérgio Moro emitiera la condena en su contra.

 

El político ostuvo que con este tipo de “golpes políticos”, “están destruyendo la democracia en nuestro país”. Añadió que “Si alguien piensa que con esta sentencia me apartaron del juego que sepan que estoy en el juego (…) A mis 71 años estoy dispuesto a luchar con la misma fuerza que cuando tenía 30″.

 

Con información de agencias / Foto: Twitter

Luego de que se diera a conocer la condena de 9 años y medios de prisión para el ex presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, la también ex mandataria Dilma Rosusseff sostuvo que la condena de a Lula “es una burla.  Un flagrante injusticia y un absurdo jurídico que la vergüenza Brasil. Lula es inocente y esta convicción duele profundamente la democracia”.

 

La sucesora de Lula indicó que “durante años, Lula, el presidente de la República más popular en la historia del país y uno de los estadistas más importantes del mundo en el siglo 21, ha sufrido una persecución sin cuartel”.

 

Añadió que la irá política promovió que fuera aprobada por parte del Senado de la final del Código del Trabajo la sentencia.

 

“El país ya no puede aceptar este paso en la dirección del Estado de Excepción. Las mandíbulas de los estafadores tratan de romper la historia de un héroe del pueblo brasileño. No tuvo consecuencias. Lula es inocente. Y los brasileños saben lo rescatan democráticamente en 2018”, sostuvo la ex mandataria.

 

Foto: Twitter

El ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva fue condenado a 9 años y medio de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero. La sentencia forma parte de la investigación conocida como “Lava Jato”

 

El ex mandatario fue hallado culpable de aceptar más de un millón de dólares a través de un departamento de parte de la firma constructora OAS, un monto que fue invertido en remodelación y equipamiento de un apartamento triplex en la localidad costera de Guarujá, en Sao Paulo.

 

Por su parte Lula negó los cargos y se considera víctima de una “cacería de brujas” y su equipo legal ha anunciado que ya presentó una apelación a la sentencia, por lo que no pisará prisión mientras dure este segundo proceso legal.

 

Con información de BBC / Foto: Archivo APO