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En el marco de un evento privado en Monterrey, Nuevo León, el secretario de Economía de México, Ildefonso Guajardo, aseguró que un requisito importante para comenzar la renegociación de Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), es que los países miembros reconozcan que el acuerdo comercial ha sido beneficioso para los tres.

“Si no, no habría condiciones para empezar a negociar”, dijo Guajardo.

El funcionario mexicano reiteró su postura respecto a las negociaciones con Canadá y Estados Unidos luego de que el Senado estadounidense ratificó a Robert Lighthizer como Representante de Comercio, quien será el encargado de representar los intereses del gobierno de Donald Trump.

Recordemos que el presidente Trump ha amenazado con retirarse del TLCAN si su país no obtiene beneficios claros.

Con información de El Universal / Foto: Archivo APO

Por @JorgeGCastaneda

El Financiero

 

En 1999 y 2000, un respetable colega, el entonces embajador de Estados Unidos en Venezuela, John Maisto, repetía por doquier que Washington debía prestar atención a lo que el entonces recién electo Hugo Chávez hacía, no lo que decía. Maisto pregonaba esta sugerencia con las mejores intenciones del mundo, como ahora lo hacen nuestros interlocutores estadounidenses pro-NAFTA. El pequeño problema en aquella época fue que, muy pronto, Chávez comenzó a hacer lo que decía. El pequeño problema ahora es que Trump no sólo va a hacer lo que dice, sino que lo que dice el presidente de Estados Unidos no es un mero dicho: es un hecho.

Esto tiene que ver con la entrevista de Donald Trump a The Economist ayer, centrada en el comercio y en el TLC con México, pero también con el escándalo más reciente (no el último) en Washington: el cese fulminante y público del director del FBI. Lo que dice Trump se transforma rápidamente en lo que hace Trump, pero además, tratándose de quien es, el impacto financiero, geopolítico y hasta cultural de su retórica reviste implicaciones muy materiales.

Todo indica, como lo hemos señalado aquí, que las negociaciones del TLC, con o sin Canadá, no comenzarán antes de septiembre. No habrá aprobación legislativa en Estados Unidos antes de 2019. La carta de solicitud de Trade Promotion Authority que el Ejecutivo enviará al Congreso estadounidense quizá la semana que entra o después, incluirá provocaciones muy directas destinadas a generar un reacción de rechazo en la Ciudad de México y en Ottawa. De ignorarlas, México puede pasar por ingenuo o complaciente; de caer en la provocación, corremos el riesgo de torpedear una negociación que podría, a la larga, salir bien. ¿Qué hacer?

Por mucho que me moleste coincidir con López Obrador, en una de esas convendría más que el gobierno de Peña Nieto fijara un plazo perentorio para el envío del nuevo acuerdo (bilateral o trilateral) al Congreso de Estados Unidos. De no cumplirse, se suspenderían las pláticas con el pretexto/justificación de que no sería congruente, democrático ni políticamente sensato seguir negociando cuando una de las partes –i.e. México– ya vive bajo un gobierno saliente (lame duck) y con un Congreso también legislando en sus últimas semanas.

Los inconvenientes de este esquema son evidentes, pero sus ventajas son contundentes, aunque menos visibles. Peña Nieto le pasa el paquete al siguiente mandatario y gana tiempo con Trump. Como van las cosas en Washington, nadie sabe cuánto tiempo permanezca en la Casa Blanca. Obliga a cada candidato a la presidencia de México a pronunciarse durante la campaña sobre lo que haría con el TLC. No bastarán los lugares comunes imbéciles sobre el respeto, la cooperación y la soberanía. Y en tercer lugar, o bien obliga a Trump y a sus negociadores a acelerar el paso y terminar a tiempo, o bien a dejar todo en paz por ahora, o bien a salirse ellos del TLC, en lugar de que lo haga México, por buenas razones, pero siempre difíciles de explicar.

El despido de James Comey del FBI marca un hito en la presidencia de Trump. En lugar de utilizar la distracción de los reflectores y los enredos del ocupante de la Casa Blanca para no hacer nada, México debiera aprovechar esta debilidad para formular planteamientos duros y audaces, en materia comercial, y en el tema de seguridad, durante la próxima reunión de Miami. Es por allí.

 

Foto: Facebook

De acuerdo a información dada a conocer por el Secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, México enviará en septiembre próximo una delegación a China, que explorará posibilidades comerciales de beneficio con el país asiático, con el fin de mostrar que el país tiene alternativas ante la posibilidad de que caiga el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

“Estaremos yendo a China en septiembre para poder seguir adelante con esta agenda y sí utilizarla geopolíticamente como un apalancamiento estratégico (…) Se manda la señal de que sí tenemos muchas alternativas”, afirmó el funcionario.

China es el segundo socio comercial de México después de Estados Unidos, a donde el país latinoamericano envía cerca del 80% de sus exportaciones bajo el TLCAN.

Luego de participar en un evento privado, Guajardo sostuvo que la manera de medir la fortaleza de una relación comercial no es a través de los déficits, refiriéndose al tenso momento con Estados Unidos.

 

 

Con información de El Universal / Foto: Archivo APO

El Senado de EEUU aprobó hoy el nombramiento del abogado Robert Lighthizer como jefe de Comercio Exterior, lo que permitirá iniciar la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), con México y Canadá.

Tras varias demoras en el proceso de votación, el Senado finalmente ratificó a Lighthizer por amplia mayoría, incluida la de numerosos legisladores de la oposición demócrata.

SE sabía que dos senadores republicanos estaban en contra de la ratificación de Lighthizer por su posición ante temas relacionados con el acuerdo comercial que se renegociará en los próximos meses, pues el retraso de más de 100 días en su ratificación había frenado la agenda de comercio de la administración de Donald Trump.

El gobierno debe esperar al nombramiento formal antes de activar el proceso formal de renegociación de un pacto comercial que tiene 23 años en funcionamiento.

Con información de EFE / Foto: Archivo APO

La manera de medir la fortaleza de una relación comercial no es a través de los déficits, indicó  este jueves el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, respondiendo a un decreto del presidente estadounidense, Donald Trump,  sobre el tema.

 

Trump indicó en días pasados que el déficit de Estados Unidos con México es demasiado grande y que su vecino ha sacado ventaja del acuerdo comercial Tratado de Libre Comercio de América Latina (TLCAN) que también incluye a Canadá.

 

Por ello, Ildelfonso Guajardo agregó que México enviará en septiembre una delegación a China, su segundo socio comercial, en una misión que buscará mostrar que el país tiene alternativas ante la posibilidad de que caiga el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que ha sido clave para la economía y que incluye a Estados Unidos y Canadá.

 

“Iremos a China en septiembre para poder seguir adelante con esta agenda y sí utilizarla geopolíticamente como un apalancamiento estratégico (…) Se manda la señal de que sí tenemos muchas alternativas”, destacó el funcionario.

 

China es el segundo socio comercial de México después de Estados Unidos, a donde el país latinoamericano envía cerca del 80 por ciento de sus exportaciones bajo el TLCAN.

 

 

Con información de El Financiero /Foto: 

Durante su intervención en la Conferencia de las Américas que se celebra anualmente en el Departamento de Estado, el secretario de Comercio de Estados Unidos, Willbur Ross aseguró que pese a las acusaciones de proteccionismo de las que se ha acusado al gobierno de Donald Trump, su país  no busca “una guerra comercial con nadie” y menos con sus “aliados de Latinoamérica”.

Al afirmar que Washington trabaja por “un comercio justo” y busca reducir los déficit comerciales , sostuvo que “la imposición de aranceles” solo será empleada “cuando las otras herramientas hayan fallado”.

Ross aseguró que su país buscará “un calendario más agresivo” para renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) e insistió en que aún no ha decidido si será “un nuevo acuerdo trilateral o dos bilaterales” con Canadá y México.

Con motivo del reciente posiconamiento por parte de los empresarios estadounidenses, Ross reconoció que “los empresarios odian la incertidumbre”, por lo que trabajarán para “evitar este problema”

 

 

Con información de EFE / Foto: Archivo APO

El líder de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, Thomas Donohue, hizo un llamado al presidente Donald Trump para agilizar la renegociación del TLCAN, además de que solicitaron mantenerlo como un acuerdo trilateral y evitar cualquier nuevo  arancelaria o barrera que impida el libre comercio entre Estados Unidos, México y Canadá.

“El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) es el cimiento de una relación próspera, y mientras nuestra nación inicia el debate sobre su futuro, debemos empezar por reconocer el valor del acuerdo para nuestro bienestar económico” señaló Donohue.

A nombre de la organización empresarial más grande del mundo. Donohue afirmó que sus colegas ven con buenos ojos  decisión de modernizar el acuerdo, pero sostuvo que el proceso debe ser guiado por varios objetivos. “El primero es no causar perjuicios. No debes desquiciar el comercial aunal de 1.3 billones, que cruza nuestras fronteras por el TLCAN. Regresar a las tarifas altas y otras barreras comerciales podría arriesgar millones de empleos estadounidenses”

“Hacer la transición a un acuerdo bilateral enteramente nuevo podría interrumpir el comercio. Introducir reglas divergentes -unas para Canadá y otras para México- sólo elevaría el costo de hacer negocios. Eso podría afectar nuestras competitividad e industrias”.

Para finalizar, el también empresario sostuvo que “no descansaremos hasta que tengamos un TLCAN más fuerte, uno que fortalezca nuestras cruciales negociaciones comerciales con Canadá y México y reafirme la competitividad de Norteamérica en la economía global”.

Con información de Notimex / Foto: Archivo APO

Jorge Suárez-Vélez

Reforma

 

Trump llegó a 100 días sin cumplir la mayoría de lo que en campaña prometió lograría en ese periodo. No es sorpresa para un hombre que ha hecho carrera convirtiendo la verdad en algo prescindible. Como candidato, no tuvo consecuencia que dijera que el comercio con México ha provocado desempleo (al menos cuatro millones de empleos estadounidenses son atribuibles a nuestro país), que un muro terminaría con la migración ilegal (casi la mitad de los indocumentados en EU migran con visa de turista, y se quedan al vencerse ésta), que los trabajos en manufacturas regresarían (jamás lo harán), que la producción de carbón volverá a ser gran fuente de empleo (sólo 0.11% de los trabajadores del país pertenecen a esa industria). La verdad importa. Un candidato que vende análisis falaces y simplistas, y propone soluciones mágicas será un Presidente incapaz de articular estrategias serias y políticas efectivas.

En México padecemos de lo mismo. En una entrevista de López Obrador con León Krauze en Univisión , el tabasqueño dijo que México no necesita exportar para crecer, que la solución económica para México pasa por “sembrar un millón de hectáreas de árboles maderables y frutales en el sureste… cacao, café…”, “…hacer caminos que comuniquen a las cabeceras municipales en Oaxaca, construyéndolos sin maquinaria…”. Sería difícil decir algo más absurdo, o hacer un diagnóstico más errado.

 

 

Me recordó el comentario de Milton Friedman cuando vio un ejército de trabajadores haciendo un camino en la China de Mao, y preguntó por qué no utilizaban excavadoras, le respondieron que el objetivo de esa obra era generar empleos, a lo que Friedman respondió: “entonces quítenles las palas y denles cucharas”.

Jamás pensé que escucharía una narrativa que tuviera menos sentido que la de Trump proponiendo que el país mayor generador de tecnología y propiedad intelectual del mundo, regrese a hacer manufacturas y vuelva al sector secundario, pero AMLO le ganó. Para él, la solución para México, que exporta más manufacturas que el resto de América Latina sumada, es volver al sector primario. No habría mejor garantía para un subdesarrollo perenne y pobreza permanente.

En Estados Unidos, los sectores manufacturero y agrícola empleaban a uno de cada tres estadounidenses después de la Segunda Guerra Mundial, hoy emplean a uno de cada ocho. La producción manufacturera es hoy seis veces mayor en términos reales, la agrícola casi se ha triplicado, a pesar de emplear 80% menos gente que entonces.

En los países desarrollados, toda producción se ha automatizado, y la oferta de empleos migró al sector de servicios. Hace 70 años uno de cada cuatro estadou-nidenses trabajaban en servicios, hoy uno de cada dos. La demanda es por consultores, enfermeras, terapistas, técnicos en computación, maestros.

AMLO cree que México tiene que volver al siglo pasado, a depender de recursos naturales, construcción y minería, cuando lo que urge es que nos integremos a la economía del conocimiento. La solución no está en emplear gente por emplearla, sino en educar y capacitar para fomentar productividad; en generar un ecosistema que promueva inversión privada eficiente, que nos haga internacionalmente competitivos. El tema no es incrementar salarios por decreto, sino asegurarnos de que los trabajadores cuenten con destrezas y herramientas físicas para agregar valor en forma creciente, garantizando que sus ingresos también lo sean.

Esto no ocurrirá de la noche a la mañana, pero tenemos que empezar ya. Y sí, es necesario abatir corrupción y desarrollar redes no clientelares de apoyo para quienes por distintos motivos permanecerán al margen del mercado laboral.

Discutamos medidas serias, no soluciones fantásticas. La verdad importa.

 

 

En el marco de un evento organizado por la cadena Bloomberg, el Secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross,  aseguró que el gobierno del presidente Donald Trump se encuentra a la espera de que el Congreso estadunidense apruebe la llamada autoridad de promoción comercial (TPA), que permitirá la renegociación del TLCAN con mayor rapidez.

A pesar de que será Ross el encargado de liderar la renegociación del acuerdo por parte de la administración de Donald Trump,  no ofreció detalles sobre la fecha que se tiene contemplada para dar inicio a las conversaciones entre México, Estados Unidos y Canadá.

Ross calificó al TLCAN como obsoleto, “en el mejor de los casos”, aunque reconoció que hay elementos que pueden ser “punto de partida” de la renegociación.

El funcionario hizo énfasis en que el presidente Trump va a estar “muy involucrado” en estas negociaciones comerciales, pues el tema fue una de sus principales promesas de campaña y ha asegurado, prioridad en su administración.

Con información de Excélsior / Foto: Archivo APO

El líder moral de las izquierdas en México, Cuauhtémoc Cárdenas, lanzó una propuesta la tarde de este miércoles para que en las renegociaciones que se hagan del TLCAN, se incluya el libre tránsito de personas entre Estados Unidos, México y Canadá.

“Si estamos hablando del libre paso de mercancías, pues tendríamos que pensar… que tuviéramos el compromiso de libre tránsito de personas en aquellos países que suscriban acuerdos de libre comercio como es el caso de Canadá, Estados Unidos y México”.

Dentro de las propuestas que realizó, se incluye la creación de un fondo económico para el desarrollo de México, al estilo de la Unión Europea.

En el marco del evento “Elevar Salarios, no Muros” que se realizó en Estados Unidos, el ex perredista auguró que las renegociaciones del tratado podría demorar mucho tiempo, aún bajo la llamada “Vía Rápida comercial”.

Armando Ríos Piter, senador independiente y quien se encontraba en el evento, coincidió con Cárdenas sobre la importancia de la “movilidad laboral” en el TLCAN, pues de debe convertir en una nueva área de competitividad regional donde se ponga a la gente en el centro de la atención de los gobiernos.

“Si el tema de poner el salario lo ponemos como paradigma, como una visión de un beneficio compartido, me parece que hay un apalancamiento no sólo del aspecto comercial sino de la propia relación”.

Con información de Notimex / Foto: Archivo APO

Por Jill Lawrence

Usa Today

 

 

Cada vez que el presidente estadounidense Donald Trump cambia de opinión acerca de una posición fundamental en cuestión de minutos porque alguien le dijo algo, en algún lugar, algunos negociadores no tienen sus alas, provocando con ello urticaria y dolores de cabeza.

 

La reciente inversión de Trump sobre el Tratado de Libre Comercio (TLCAN), se produjo cuando dos secretarios del gabinete le mostraron un mapa de quién resultaría herido si eliminaba el pacto con Canadá y México: sus propios votantes. Pero no había certeza de que Trump cambiara de opinión si aprende que algo dañara a sus votantes. Si ese fuese el caso, buscaría salvar el Obamacare en vez de destruirlo.

Quizá la posición de Trump dependa de las opiniones del miembro de las opiniones del miembro del gabinete pertinente o de qué manera el viento está soplando entre los republicanos en el Congreso. Tal vez la clave es lo que dice un líder extranjero.

Lo único constante con Trump es la imprevisibilidad y la conveniencia. Las piedras angulares tradicionales de llegar así en la política. Sus verdaderos pilares son la confianza y la discreción. ¿Puede confiar en su socio de negocios para ser coherente, no tener fugas a través de Twitter o hacer declaraciones contraproducentes para tener un verdadero resultado: ganar-ganar?

La solución obvia a la perturbación compulsiva de Trump sería cortarlo fuera del lazo de negociación, pero no hay forma de hacerlo.  Este presidente disfruta lanzando bolas y llaves, ya sea amenazando con pasar de la desaprobación de la Cámara  sobre la salud o los Tweets provocativos sobre los problemas de Puerto Rico pagando por el Medicaid.

O si Trump repentinamente exige un plan tributario para batir récord de 100 días, como ocurrió la semana pasada. Sólo podemos esperar que no repita súbitamente el ataque inmediato a Corea del Norte.

 

Para leer art´´ículo completo, ingresa a Usa Today: http://usat.ly/2qlnIvL     |Foto: Especial

El Presidente Trump debía anunciar este sábado, al cumplir 100 días de su presidencia, que se retiraba del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, un anuncio que haría retroceder tanto a la política global como a la interna y mostraría a su base (que aún mantiene), su promesa de campaña de poner fin a lo que una vez llamó “un desastre total” y “una de las peores tratados de la historia”.

“Estaba listo para terminar”, dijo Trump en una entrevista desde la Oficina Oval el jueves por la noche. “Tenía ganas de terminarlo. Iba a hacerlo.” Sólo había un problema: el equipo de Trump, como en tantos asuntos, estaba profundamente dividido.

Mientras la noticia del plan del presidente llegaba a Ottawa y la ciudad de México a mediados de la semana, y sacudía los mercados y los congresos locales, el secretario de Comercio Wilbur Ross, el secretario de Agricultura Sonny Perdue y otros funcionarios sostuvieron reuniones con Trump, instándole a no firmar una orden ejecutiva de retirada de Estados Unidos del TLCAN.

Perdue incluso trajo un apoyo a la Oficina Oval: Un mapa de los Estados Unidos que ilustraba las áreas que serían las más afectadas, particularmente de la agricultura y las pérdidas de manufacturas, y destacó que muchos de esos estados y condados eran comunidades de “personas que votaron por Trump en noviembre”.

“Esto demuestra que tengo una gran base de agricultores, lo cual es bueno”, recordó Trump. “A ellos les gusta Trump, a mí me gustan, y voy a ayudarlos”.

Para el miércoles por la noche, Trump, que pasó casi dos años como candidato en contra del acuerdo comercial, había desistido, afirmando que las conversaciones con sus asesores y las llamadas telefónicas con los líderes de Canadá y México lo habían hecho reconsiderar su decisión.

Al comentar sobre su conversación del miércoles por la noche con el presidente Mexicano Enrique Peña Nieto, Trump compartió que: “Me dijo: Realmente apreciaría si pudiéramos negociar en vez de terminar, porque la terminación pone en marcha muchas cosas que podrían ser bastante devastadoras para mucha gente de la región”.

La declaración de Trump de retirarse del TLCAN, seguida de su cambio repentino, fue la última de una serie de cambios de política y grandes reconsideraciones en un “frenético” avance de su día 100 de gobierno, que muestra a un presidente desesperado por hacer notar victorias tangibles y ofrecer la impresión de que avanza con pasos firmes.

Era también otro ejemplo de la tensión que por una parte mostraba un populista ardiente, mismo que tomó como estandarte la promesa de hacer grande a Washington de nuevo, y por otro lado, el hombre de negocios pragmático que está impaciente para aciertos a su trayectoria y que es influenciado fácilmente por un grupo de amigos, directivos y altos mandos ejecutivos,  muchos con colmillo en Wall Street.

Otros dos ejemplos: Trump anunció que no tacharía a China como manipulador de divisas, luego de que durante meses prometió hacerlo desde el primer día de su presidencia. Declaró que la OTAN “ya no es obsoleta”, después de sostenerlo por meses durante su campaña.

Él amenazó con llegar al cierre del gobierno con la propuesta de su muro fronterizo, sin embargo terminó retirando su solicitud de financiación. Encargó a su equipo que redactara una revisión profunda del código tributario de la nación para anunciar repentinamente, sorprendiendo incluso a sus propios asesores, que esperaba que la propuesta fuera lanzada dentro de días.

De alguna manera, al acercase a la famosa marca de los primeros 100 días de su presidencia, es posible que  Trump esté comenzando a encontrar su equilibrio, concentrándose en cuestiones que siempre lo han animado: el comercio, y otros que cautivan su lado de negocios: impuestos. Al centrarse en cuestiones de comercio y economía, Trump ha regresado a un territorio más familiar y confortable, el populismo nacionalista que lo ha definido desde los años ochenta.

“El presidente ha tomado una perfecta posición respecto al TLCAN, porque aunque la gente sabe que  considera negativo el tratado, está abierto a negociar”, dijo el Jefe de Gabinete Reince Priebus.

A diferencia de su primer intento fallido de reemplazar la ley de atención de salud del presidente Barack Obama, Trump y su equipo están poniendo todo su empeño y  actividades como sea posible dentro de la Casa Blanca en temas como estos.

Pero el enfoque ha preocupado a muchos de sus aliados más cercanos, en Capitol Hill, en K Street y en el extranjero. Ha mostrado ser un presidente que a menudo parece más interesado en los logros a corto plazo (y en conseguir titulares positivos en los medios) que objetivos de política a largo plazo.

 

 

 

 

 

Texto completo en The Washington Post / Foto: Archivo APO

Por Kirk Semple y  Elisabeth Malkin

The New York Times

 

 

Hubo un tiempo en el que Donald Trump, primero como candidato, luego como presidente, podría irritar a México sin realmente proponérselo.

 

Las amenazas para la construcción del muro fronterizo para que los mexicanos paguen por él, encendería tormentas de fuego en la furia patriótica, generando así resentimiento.  Sus promesas para deportar a millones de indocumentados enviarían a políticos a la elaboración de planes de contingencia. Sus intenciones de rediseñar al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) llevaría a México a sacudir los cimientos del Estado.

 

Pero este miércoles la Casa Blanca aseguró que el presidente estaba por finalizar una orden ejecutiva para iniciar la retirada de Estados Unidos del TLCAN. Fue cuando se reveló un México diferente, uno que estaba aprendiendo a vivir con un bravucón cuando no estaban inclinados a reaccionar públicamente y con rapidez.

 

“Parece como si estuviera sentado en una mesa de póquer de farol en vez de tomar decisiones serias”, dijo el senador Armando Ríos Piter.  “Frente a un farolero, que siempre hay que mantener una posición firme y digna”.

 

Las autoridades mexicana no dieron un comunicado público hasta después de que Trump emitiera un comunicado de última hora este miércoles por la noche, donde asegura que no se retirará del TLCAN, pero en su lugar “buscará la renegociación”.

 

Trump aseguró este jueves que había acordado con el presidente mexicano Enrique Peña Nieto y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau que no se retirará del Tratado de forma inmediata, pues ha estado bajo la presión de los republicanos del Congreso y líderes de negocios alarmados por la posibilidad de que el mandatario estadounidense se moviera a toda prisa en retirada.

 

Mientras que el presidente Peña Nieto también emitió una breve declaración, diciendo que los presidentes hablaron sobre “el objetivo común de modernizar” el acuerdo comercial.

Las vicisitudes del día dejaron a muchos mexicanos con un poco de latigazo cervical – el peso mexicano tuvo una caída en picada – sino también con una leve sensación de satisfacción que finalmente fueron aprendiendo con el presidente de Estados Unidos.

 

Eduardo Bravo, presidente de la Asociación de empresarios de México, dijo que se sentía aliviado por la forma en que el problema se resolvió este miércoles, pero advirtió que aún había un camino difícil, que describe al comportamiento de la Casa Blanca  como “esquizofrénica”.

 

Durante la jornada del miércoles, funcionarios de la administración de Trump aseguraron que la propuesta de orden ejecutiva desencadenaría un proceso diferente para un retiro, con un retroceso de seis meses.

 

Por su parte, el canciller mexicano, Luis Videgaray declaró ante el Congreso en días pasados que no aceptaría cualquier tipo de renegociación. “Preferimos, en cualquier caso, a abandonar el tratado de tener una mala negociación del tratado, y en este hemos tenido claro públicamente y con el gobierno de los Estados Unidos”, expresó.

 

 

El presidente mexicano Enrique Peña Nieto conversó telefónicamente con su homólogo estadounidense Donald J. Trump sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), donde se descartó que Estados Unidos saliera de dicho acuerdo.

De acuerdo con información de la presidencia de México, los mandatarios coincidieron en la conveniencia de mantener el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, y trabajar junto con Canadá, para llevar a cabo una exitosa renegociación, para beneficio de los tres países.

Por su parte, la Casa Blanca informó que el presidente Donald Trump acordó no dar por terminado en este momento el TLCAN y se comprometió a proceder aceleradamente, de acuerdo a los procedimientos internos de Canadá y México, a facilitar la renegociación del tratado para beneficio de los tres países.

Donald Trump dijo este jueves en Twitter que un acuerdo comercial renegociado de Estados Unidos con Canadá y México era “muy posible”, pero que si no se podía lograr un “trato justo para todos” se tendría que revocar el TLCAN.

 

 

Finalmente, el canciller, Luis Videgaray dijo que charló  con algunos integrantes del gobierno de los Estados Unidos y confirmaron que existía esa posibilidad de que Estados Unidos desistiera del acuerdo, pero no era una decisión tomada…  “Sí fue una posibilidad real, tenemos confirmado que es algo que se estaba considerando, no es una decisión que estaba tomada”, indicó.

 

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte entró en vigor el 1º de enero de 1994, y a partir del mismo, el comercio en la región de América del Norte ha aumentado más de tres veces.

 

 

Redacción APO / Foto: Especial

A la par de que presentara su nuevo plan fiscal, fuentes cercanas a la Casa Blanca aseguraron que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está considerando sacar a su país del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que sostiene con México y Canadá, Estados Unidos y México.

 

A pesar de que la información no ha sido confirmada por la administración de Trump, funcionarios del gobierno aseguran que el anuncio se dará a conocer en los próximos días, por lo que ha desatado una serie de reacciones tanto políticas como económicas.

 

La Casa Blanca está pensando en un decreto para declarar las intenciones de EE.UU. de retirarse del acuerdo, una movida que podría desatar una renegociación del tratado más que solo una retirada, afirman los funcionarios.

De acuerdo al portal Político, basándose en las declaraciones de un funcionario del gobierno que optó por el anonimato, resaltó que esta probabilidad es algo que Trump “siempre ha considerado” y que aunque la Casa Blanca actualmente está considerando un decreto en este tema, las cosas podrían cambiar esta semana.

 

 

 

 

 

Con información de CNN / Foto: Archivo APO