La separación de niños migrantes indocumentados de sus familias en la frontera de Estados Unidos ha desatado una ola de indignación fuera y dentro del país, al grado de que el presidente Donald Trump se vio forzado el miércoles a rectificar su política y firmar una orden ejecutiva que, con muchas lagunas técnicas y legales, frena esta práctica.

No obstante, este viernes, el mandatario contraatacó a la opinión pública con un acto que asociaba sin complejos inmigración y crimen.

Trump se subió a una escenario con padres de niños y adolescentes que habían sido asesinados por inmigrantes irregulares. “Todo lo que me queda de mi hijo son estas cenizas”, dijo una mujer con un bote en la mano, tras relatar cómo su hijo de 13 años había sido asesinado.

Otra contó cómo su hija había muerto a las 24 horas de graduarse. “Mi separación es permanente”, exclamó la mujer.

Los familiares fueron uno a uno contando su historia, recalcando en todo momento el origen extranjero del delincuente y, no solo extranjero, sino su condición de extranjero sin papeles.

La asociación de la inmigración al crimen representa una de las grandes estrategias de Trump en el debate migratorio.

Cabe recordar que en la convención republicana, realizada en el verano de 2016, cuando se afianzó como candidato presidencial, también participaron familiares de víctimas de crímenes violentos cometidos, según iban contando en el escenario, por inmigrantes irregulares.

La Administración de Trump ha creado la Oficina de Apoyo de Víctimas de Delitos de la Inmigración, cuyas siglas en inglés forman la palabra VOICE.

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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