“Todos están paralizados”.

Esa fue la respuesta que me dieron sobre cómo la comunidad empresarial está tratando con el nuevo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, tras reuniones en la Ciudad de México.

Alrededor de media docena de ejecutivos de alto rango, que se reunieron con la condición de que sus nombres y compañías no fueran divulgados, describieron una lucha para entender las políticas del líder de izquierdista y sus pronunciamientos abruptos. La palabra que más surgió en el proceso de toma de decisiones sobre los problemas que más los afectan fue “errática”.

A ocho meses de su mandato (de seis años), AMLO, como también se le conoce al presidente, está cumpliendo su promesa de recortar costos excesivos dentro del gobierno, combinando todo, desde los detalles de seguridad ejecutiva hasta los salarios de los tecnócratas, de arriba a abajo. Repite hasta el cansancio que ya no se tolera la corrupción en los niveles superiores de la burocracia, mientras promete que los ahorros de la austeridad beneficiarán a los más necesitados, además de que se toman medidas enérgicas contra delitos como el robo de combustible.

Todas esas cosas están bien en opinión de la mayoría de los empresarios, y de hecho muchos de ellos dijeron que la corrupción se había salido de control con el antecesor de López Obrador, Enrique Peña Nieto.

Sus temor se encuentran en el confuso historial del presidente cuando se trata de ciertos proyectos de construcción y contratos firmados recientemente que se están ‘limpiando’ o desechando por completo. Hay incertidumbre sobre cuál será el próximo movimiento, con varios de los ejecutivos que dicen siguen de cerca sus conferencias de prensa de las 7 am de lunes a viernes en busca de pistas sobre a qué industria podría dirigirse.

Con ese telón de fondo, argumentaron, no hay confianza y nadie está invirtiendo. Muchos ven el comienzo de una tendencia a la baja, donde solo se debate la inclinación de la pendiente.

Eso plantea preguntas: ¿Invertir ahora? ¿Esperar para invertir? ¿Simplemente mantener el negocio en piloto automático o considerar vender activos? ¿Enviar recursos hacia otros países? La inversión fija bruta de México cayó un 7.4% en mayo, la caída más baja en más de dos años.

Economía lenta

La combinación de los esfuerzos de austeridad de AMLO y la incertidumbre entre los líderes empresariales está afectando a la economía de una manera notable. Si bien México evitó por poco una recesión cuando se publicaron los datos preliminares de crecimiento del segundo trimestre, su expansión se ha desacelerado considerablemente. El gobierno ha reducido su pronóstico de crecimiento a 1.1%, mientras que Bank of America y Citibanamex han reducido el suyo a solo 0.5% y 0.2%, respectivamente.

El volumen en el mercado bursátil se está agotando y algunas compañías incluso están considerando salir de la lista o mover sus acciones que cotizan en bolsa a otro país. La cartera de IPO está casi vacía y los acuerdos de deuda se centran principalmente en renovar los vencimientos en lugar de invertir en nuevos proyectos.

La moderación del presidente contrasta con sus crecientes apoyos para Pemex, la compañía petrolera estatal que está sumida en problemas operativos y financieros. A pesar de que las refinerías funcionan a una capacidad igual o inferior al 30%, AMLO quiere construir una nueva refinería de $8 mil millones en su estado natal, y un tren turístico y comercial multimillonario que atraviesa algunas tierras protegidas.

Después de cancelar un proyecto aeroportuario de $13 mil millones que ya había comenzado su construcción, congelar nuevas subastas en materia energía y revisar los contratos de gasoductos, la comunidad empresarial está esperando una señal, cualquier señal, de que López Obrador pueda garantizar la seguridad legal y proporcionar la confianza necesaria para tomar decisiones de inversión.

AMLO dijo en una entrevista con el editor en jefe de Bloomberg, John Micklethwait, que respeta los contratos y la necesidad de inversión extranjera. Pero para los ejecutivos, las acciones hablan más que las palabras.

Texto original publicado en Bloomberg por Daniel Cancelar

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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