Amnistía Internacional (AI) pidió hoy un alto al fuego de manera inmediata, con el objetivo de evitar más pérdidas de vidas y civiles y garantizar la entrada de ayuda vital en la Franja de Gaza, para abordar la “catástrofe humanitaria sin precedentes” que padece el enclave palestino por los incesantes bombardeos israelíes.

“Es necesaria una acción urgente para proteger a la población civil y evitar que se alcancen nuevos niveles asombrosos de sufrimiento humano. Instamos a todos los miembros de la comunidad internacional a que se unan para exigir a todas las partes en el conflicto un alto el fuego humanitario inmediato”, dijo la secretaria general de AI, Agnès Callamard, en un comunicado.

Lamentó que en las dos últimas semanas y media el mundo haya sido testigo del “horror que se ha desatado a una escala inimaginable en Israel y en los Territorios Palestinos Ocupados”, y consideró que “ante tal devastación y sufrimiento sin precedentes, la humanidad debe prevalecer”.

Recordemos que al menos 7,028 palestinos han muerto y 18,484 han resultado heridos por los ataques israelíes en la Franja de Gaza, controlada por Hamás, desde el inicio de la guerra el pasado 7 de octubre entre Israel y el grupo islamista palestino.

Entre los fallecidos en la Franja hay al menos 2,913 niños, 1,709 mujeres y 397 ancianos.

Amnistía Internacional se une a las peticiones del relator especial sobre la situación de los derechos humanos en los Territorios Palestinos Ocupados desde 1967 y a las agencias de la ONU que trabajan en Palestina, entre otros defensores de los derechos humanos.

Paralelamente, Jordania, Emiratos, Baréin, Arabia Saudí, Omán, Qatar, Kuwait, Egipto y Marruecos denunciaron hoy que el derecho a la autodefensa de Israel tras el ataque de Hamás “no justifica las flagrantes violaciones contra la ley internacional”.

“El derecho a la autodefensa garantizado por la Carta de la ONU nunca justifica las flagrantes violaciones contra la ley internacional humanitaria o hacer la vista gorda de forma deliberada ante los derechos legítimos del pueblo palestino”, dijeron los países en un comunicado conjunto.

El comunicado fue emitido en el marco de la Cumbre de Paz de El Cairo, celebrada el pasado sábado, que finalizó sin una declaración conjunta de los países árabes y europeos por diferencias a la hora de incluir puntos sobre la condena acerca de los bombardeos israelíes contra la Franja de Gaza y los límites al derecho de la autodefensas.

En tanto,  más de cien países han pedido la palabra para la sesión especial de la Asamblea General de la ONU que comienza este jueves para tratar de buscar una resolución, que en ningún caso será vinculante, sobre la guerra en Medio Oriente.

El número de países que han pedido la palabra, y que lo han hecho en los días previos en el Consejo de Seguridad, dan idea del interés que la cuestión despierta en el edificio de Naciones Unidas, y ello pese a que la organización internacional se ve incapaz de emitir una señal clara y consensuada sobre el conflicto.

En los pasados diez días, se han sucedido cuatro intentos de resolución en el Consejo que han tropezado con la oposición de Estados Unidos o de Rusia, en esta crisis alineada con China y los países árabes, por una cuestión que va más allá de la semántica: pedir un alto el fuego o solo “pausas humanitarias” para que ingrese la ayuda humanitaria a Gaza, como sugiere Estados Unidos.

El Gobierno de Washington ha mostrado sus argumentos contra el alto el fuego: dice que podría servir al grupo islamista palestino Hamás para rearmarse y argumenta, con Israel, que no puede pedirse un cese de hostilidades mientras haya 220 rehenes en manos de Hamás.

Y mientras que el conflicto salta de la sala del Consejo de Seguridad a la de la Asamblea, el propio secretario general, António Guterres, se encuentra en medio de una intensa campaña en su contra por parte de Israel, que lo acusa de parcialidad en favor de Hamás, al tiempo que acusa a todas las estructuras de la ONU en general a ponerse sistemáticamente contra Israel.

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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