Si usted lee Internet este viernes, podrá encontrar la nueva jugada de Donald Trump contra el Departamento de Justicia. “Trump ordenó de pronto, la renuncia de 46 fiscales de la administración Obama”, así lo publicó The New York Times. Pero si conoce la historia, el título fue más dramático que la realidad: Si bien es cierto que la administración Trump pidió a todos los fiscales de Estados Unidos permanecer en sus puestos cuando fue designado presidente, luego de que Barack Obama se fuera, no había nada particularmente inusual o sorprendente sobre eso. Por extraño que parezca, este tipo de grandes destituciones de fiscales en el país, es una tradición de Washington, y cada nuevo presidente en la historia reciente que ha asumido el poder, cuando es el partido contrario, ha hecho alguna cosa parecida.

 

El diario Los Angeles Times señaló en 2007, que Ronald Reagan nombró 89 nuevos fiscales de Estados Unidos durante sus dos primeros años como presidente. Bill Clinton hizo algo parecido. George W. Bush nombró 88. Obama, por su parte, al parecer tuvo un enfoque algo más suave, permitió a algunos fiscales continuar, y lo fue haciendo gradual, no de un solo tajo. (“La forma en que el gobierno de Obama manejó la situación, fue apropiado y respetuoso, con clase”, dijo un ex fiscal federal dijo a la agencia AP , en comparación con el movimiento de Trump.) Sin embargo, en última instancia, el mismo principio es válido para todas las administraciones: Con un nuevo liderazgo en el Departamento de Justicia, vienen nuevas ideas sobre la mejor manera de cumplir la ley, y eso significa que el fiscal general trae en los fiscales que ven las cosas a su manera.

 

Naturalmente, el hecho de que este tipo de cambios, suena dramático, pero son normales, no significa que no despiertan rencor partidista: Cuando el fiscal general Janet Reno anunció en marzo de 1993 que 77 fiscales salían luego de la administración de George H. W. Bush, la noticia fue recibida con una alerta por parte de los republicanos. El entonces senador Bob Dole se atrevió a llamarlo una tremenda “masacre”. Por eso no se sorprenda si ve todo arder luego del movimiento de Trump, sobre todo si alguno de los fiscales que están recibiendo la instrucción de renuncia, espera de alguna manera afectar a la presidencia de Trump.

 

 

 

 

 

Texto completo en The Slate

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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