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El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tropezó este viernes tres veces al subir las escaleras del avión presidencial, el Air Force One, que lo lleva de visita a la ciudad de Atlanta.

De acuerdo a imágenes que se han viralizado en redes sociales, Biden perdió el equilibrio una primera vez cuando subía las escaleras agarrado con la mano derecha de la escalinata, lo cual hizo que no llegara a caerse, aunque sí tuvo que apoyar la otra mano en el suelo.

Sin embargo, segundos después volvió a tropezar otras dos veces seguidas, y en la última de ellas acabó cayendo, aunque se reincorporó inmediatamente.

Tras el pequeño percance, el mandatario estadounidense subió rápidamente hasta el final de la escalera y se dio la vuelta para hacer el saludo militar antes de entrar en el avión.

Biden y la vicepresidenta, Kamala Harris, viajan este viernes a Atlanta para reunirse con estadounidenses de origen asiático, tres días después de los tiroteos que dejaron ocho muertos en salones de masajes asiáticos de esa ciudad.

La imagen ha servido para que los detractores de Biden se burlaran de él, haciendo referencia a su condición de salud relacionada con su edad.

Incluso el excolaborador del exmandatario Donald Trump, Dan Scavino, aprovechó para subir un video en el que se observa al republicano durante un ascenso al avión presidencial, con música de ‘estrella de rock’, en referencia a cómo Trump no sufrió un percance parecido.

Algunos analistas como Sandro Pozzi, hicieron referencia al incidente para recordar el mensaje que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, envío al demócrata. Ayer, Putin le deseo “buena salud” a su homólogo.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) dijo esta mañana que Estados Unidos enviará a México, en calidad de préstamo, 2.7 millones de vacunas de AstraZeneca, sufra superior a lo informado por el gobierno de Biden y lo que indicó el propio canciller Marcelo Ebrard.

“El Gobierno de Estados Unidos ha decidido ayudarnos y enviar 2.7 millones de vacunas de AstraZeneca. Le agradezco en especial al presidente (Joe) Biden porque este tema lo traté hace cerca de dos meses cuando tuvimos una conversación telefónica”, reveló AMLO en su conferencia de prensa matutina.

López Obrador dijo que en la reunión virtual que sostuvieron el 1 de marzo, insistió a Biden en que México debía tener acceso a vacunas fabricadas en Estados Unidos, pues hasta ahora no pueden salir de ese país; ahí hubo un compromiso para “analizar” el tema.

El morenista estimó que las vacunas llegarán  a nuestro país “la semana próxima” y servirán para “adelantar entregas” del contrato con AstraZeneca, quien México ha precomprado 77.4 millones de dosis.

Y aunque el canciller Marcelo Ebrard ha dicho que hay una relación, el acuerdo coincide con las restricciones de viajes impuestas por la 4T en la frontera sur con Guatemala y Belize para frenar la propagación de COVID-19 ante un aumento de los flujos migratorios que se desplazan hacia Estados Unidos.

Sobre el tema fue cuestionado AMLO. “¿Qué vamos a dar a cambio? Lo de siempre: amistad y cooperación en todos los órdenes. Es muy importante que mantengamos una buena relación con el Gobierno de Estados Unidos”, dijo.

El mandatario aseguró que gracias a este acuerdo y a los envíos ya programados con otros países y farmacéuticas, México ya tiene “suficientes vacunas para el plan nacional de vacunación”, mismo que ha avanzado de manera lenta, pues a casi tres meses de haber iniciado la inmunización, apenas se ha vacunado a poco más del 3.9% de la población.

“Se va a cumplir con el propósito, con la meta de tener vacunados a todos los adultos mayores antes de que finalice abril”, aseguró AMLO.

Recordemos que la vacuna de AstraZeneca no ha sido avalada hasta el momento por las autoridades sanitarias en Estados Unidos, por lo que ese país tiene excedentes de dosis de este fármaco.

El presidente ruso, Vladimir Putin, se burló este jueves de su homólogo estadounidense Joe Biden por haberlo tachado de “asesino”, e insistió en que Rusia defenderá sus intereses frente a Estados Unidos.

“El que lo dice lo es”, respondió Putin entre sonrisas, según unas declaraciones retransmitidas por la televisión rusa. “No se trata únicamente de una expresión infantil, de una broma. Tiene un sentido profundo y psicológico. Siempre vemos en los demás nuestras propias cualidades, pensando que son como nosotros”, añadió.

Y es que ayer, Joe Biden respondió afirmativamente a un periodista de la cadena ABC que le preguntó si consideraba que Putin era “un asesino”.

“Defenderemos nuestros intereses y trabajaremos con los estadounidenses cuando las condiciones nos resulten beneficiosas”, insistió Putin esta jueves.

Pese a la ironía manifestada por Putin, Moscú no dudó en subrayar que las afirmaciones de Biden eran inaceptables.

“Ha habido eventos difíciles, dramáticos y sangrientos en la historia de los dos países. Pero cuando nos acercamos a otra persona, cuando hablamos de otros estados y otros pueblos, siempre nos estamos mirando en un espejo”, matizó Putin  antes de insistir en que “siempre nos vemos a nosotros mismos ahí”.

Al respecto, el Ministerio ruso de Relaciones Exteriores llamó a consultas a su embajador en Estados Unidos para discutir sobre el futuro de la relación entre Moscú y Washington, que calificó como “estancada”. Según la embajada rusa en Washington, las “declaraciones imprudentes de responsables estadounidenses corren el riesgo de provocar el colapso de relaciones ya de por sí conflictivas”.

El Kremlin, por su parte, denunció unas afirmaciones que demuestran que Biden “claramente no quiere mejorar las relaciones con nuestro país”.

Cuestionado sobre cuál sería su respuesta directa, Putin dijo que lo único que le desearía a Biden es salud. “En cuanto a las declaraciones de mi colega estadounidense, nosotros, como él dijo, nos conocemos personalmente. ¿Qué le contestaría? Yo le diría: ‘tenga buena salud’. Le deseo buena salud”.

En su opinión, la clase gobernante de Estados Unidos lanza graves acusaciones a otros países para resolver sus problemas internos de política exterior. Recordó que EUA es el único país del mundo que ha empleado armas nucleares, además contra un país que no las tenía, en referencia a Japón en la Segunda Guerra Mundial.

En la entrevista con ABC, Biden afirmó que quería hacer que el presidente ruso “pague” por la injerencia en las elecciones estadounidenses de 2016 y 2020, una acusación que Moscú siempre ha rechazado. El presidente de la cámara baja del Parlamento ruso, Viacheslav Volodin, calificó de “insulto” a los rusos y de “ataque” contra su país dichas declaraciones.

Las relaciones entre Moscú y Washington y, en general, entre Rusia y los países occidentales, se han deteriorado desde hace años, a raíz de la anexión de Crimea, la guerra en Ucrania, el conflicto en Siria y el envenenamiento y posterior encarcelamiento del opositor ruso Alexéi Navalni, entre otros asuntos.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que piensa que su homólogo ruso, Vladimir Putin, es un “asesino”, y advirtió que “pagará las consecuencias” de ello.

“¿Piensa que Putin es un asesino?”, le preguntó George Stephanopoulos, periodista estrella de la cadena estadounidense ABC; la respuesta del demócrata no dejó lugar a dudas: “Lo pienso”, afirmó en esta entrevista difundida este miércoles. “Pronto verán el precio que va a pagar”, añadió.

Biden no especificó si se refería al envenenamiento del opositor ruso Alexéi Navalni ocurrida en agosto pasado, responsabilidad de Rusia según Estados Unidos.

Recordemos que el activista fue encarcelado al regresar a su país tras pasar cinco meses de convalecencia en Alemania, y Washington exige su liberación.

En una primera reacción de un responsable ruso de alto rango a estas declaraciones, el presidente de la Cámara Baja del Parlamento (Duma), y cercano a Vladimir Putin, atribuyó los dichos de Biden a “histeria debido a la impotencia”.
“Putin es nuestro presidente y un ataque contra él es un ataque contra nuestro país”, escribió Vyasheslav Volodin en su canal de Telegram. “Biden insultó a los ciudadanos de nuestro país con su declaración”, añadió quien fuera número 2 de la administración presidencial rusa entre 2011 y 2016.

El presidente Biden ha mostrado desde su llegada a La Casa Blanca, una gran firmeza frente a Putin, en contraste a la actitud de su predecesor Donald Trump. Washington ya sancionó a comienzos de este mes a siete altos responsables rusos en respuesta al envenenamiento de Navalni, del que los servicios de inteligencia estadounidenses responsabilizan a Moscú.

En un nuevo informe, las autoridades estadounidenses acusaron también a “actores ligados al gobierno ruso” de nuevas injerencias electorales en 2020, después de las de 2016.

“Tuvimos una larga charla, él y yo, lo conozco relativamente bien”, contó el mandatario. “Le dije ‘te conozco y me conoces. Si establezco que esto ha ocurrido, prepárate'” para las consecuencias, añadió, sin explicar a qué se refería exactamente.

El mandatario afirmó, sin embargo, que le gustaría poder “trabajar” con Rusia “cuando sea de nuestro interés común”, como en la prolongación del acuerdo de desarme nuclear New Start decidida poco después de su llegada al poder.

Sobre las acusaciones de injerencia electoral, Moscú indicó que dicho informe era “incorrecto, completamente infundado y sin pruebas”, según el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. “Rusia no interfirió en las elecciones precedentes” de 2016 que llevaron a la victoria de Donald Trump y “no ingirió en las elecciones de 2020” vencidas por Joe Biden, remarcó. Según el funcionario, el informe es un “pretexto para volver a poner en la agenda la cuestión de las nuevas sanciones contra Rusia”.

Más tarde se informó que Rusia llamó a su embajador en Washington para consultas “para analizar qué hay que hacer o hacia dónde hay que ir”.

Según el ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, se busca evitar la “degradación irreversible” de las relaciones con Estados Unidos, por lo que el embajador Anatoli Antonov fue requerido.

“Para nosotros lo esencial es determinar cuáles pueden ser los medios de rectificar las relaciones rusoestadounidenses, que se encuentran en un estado difícil y que Washington ha llevado a un callejón sin salida en estos últimos años”, añadió la cancillería.

El presidente Vladimir Putin probablemente dirigió el esfuerzo de Moscú para tratar de incidir en la elección presidencial de Estados Unidos el año pasado, en favor de Donald Trump, según un informe de inteligencia estadounidense publicado este martes.

El informe de 15 páginas, publicado por la Oficina del Director de Inteligencia Nacional, añadió peso a acusaciones anteriores de que algunos de los principales lugartenientes de Trump estaban haciendo el juego a Moscú al amplificar las afirmaciones contra el entonces candidato Joe Biden por figuras ucranianas vinculadas a Rusia, en el período previo a las elecciones del 3 de noviembre.

Además, añadió nuevas conclusiones de que Putin supervisó o al menos aprobó la intromisión en las elecciones para beneficiar a Trump.

Es probable que los resultados sobre el papel de Putin reciban una atención especial, dadas las conclusiones del informe de que figuras respaldadas por Rusia, como el parlamentario ucraniano Andriy Derkach, reclutaron a políticos estadounidenses no identificados en su campaña para desprestigiar a Biden y a su hijo Hunter.

El informe mencionó a Derkach, que se reunió con el abogado de Trump, Rudy Giuliani, en 2019, como alguien cuyos movimientos eran seguidos, si no dirigidos, por Putin.

“Putin tenía competencia sobre las actividades de Andriy Derkach”, señala el informe. “Otros altos funcionarios también participaron en los esfuerzos de influencia electoral de Rusia, incluidos funcionarios de alto rango de seguridad nacional y de inteligencia, que evaluamos que no actuarían sin recibir al menos la aprobación tácita de Putin”.

Las agencias de inteligencia estadounidenses y el exfiscal especial Robert Mueller habían concluido antes que Rusia también interfirió en las elecciones estadounidenses de 2016 para impulsar la candidatura de Trump, con una campaña de propaganda destinada a perjudicar a su entonces oponente, Hillary Clinton.

Mueller encontró numerosos contactos entre la campaña de Trump y Rusia. Trump, mientras era presidente, también se enfrentó a preguntas sobre los vínculos de sus asociados con Rusia y con figuras vinculadas a Rusia en Ucrania.

La Cámara de Representantes de Estados Unidos sometió a Trump a un juicio político en 2019, la primera de dos veces, por cargos derivados de su petición de que Ucrania investigara a los Biden.

El informe de inteligencia de Estados Unidos también encontró otros intentos extranjeros para influir en los votantes estadounidenses en 2020, incluida una “campaña de influencia encubierta de varios frentes” por parte de Irán, destinada a socavar a Trump.

Funcionarios de inteligencia dijeron que también vieron esfuerzos de Cuba, Venezuela y el grupo militante libanés Hezbolá para influir en las elecciones, aunque “en general, evaluamos que fueron de menor escala que los realizados por Rusia e Irán”.

El presidente estadounidense, Joe Biden, descartó este martes visitar “por ahora” la frontera con México, a pesar de la crisis migratoria generada por la llegada masiva de menores y familias indocumentadas en las últimas semanas.

“No por ahora”, respondió Biden a la pregunta de un periodista de si planea visitar próximamente la frontera con México, en un breve intercambio antes de subir al helicóptero presidencial para viajar a Pensilvania.

Y es que La Casa Blanca afronta una creciente presión para responder a la situación de los miles de menores indocumentados que se encuentran en centros de detención de las autoridades fronterizas o en albergues del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS).

Según la cadena CBS News, más de 4,200 niños inmigrantes no acompañados permanecían hasta el domingo en instalaciones de detención de corto plazo de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), entre ellas algunas no aptas para albergar menores.

Ante esa situación, Biden envió a comienzos de este mes a una amplia delegación de sus asesores a visitar la frontera en el estado de Texas y ha tomado varias medidas, como la de movilizar durante 90 días a la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA) para atender a los menores.

Sin embargo, La Casa Blanca se ha resistido a describir la situación en la frontera con la palabra “crisis”, que sí utiliza en cambio la oposición republicana; la administración federal se empeña en referirse a la situación como un “desafío” y un “gran problema”.

Preguntada este lunes sobre por qué Biden no había anunciado planes de visitar la frontera, su portavoz, Jen Psaki, aseguró que el presidente está centrado en “desarrollar soluciones” a la situación migratoria que no necesariamente pasan por desplazarse allí en persona.

Esa postura le ha generado algunas críticas de la oposición, que señala el hecho de que el mandatario sí esté viajando para promocionar el plan de rescate económico recién aprobado, con una visita este martes a Pensilvania y el viernes a Georgia.

El Gobierno de Biden ha insistido en que su predecesor, el expresidente Donald Trump, “desmanteló” el sistema de asilo de Estados Unidos y que le llevará un tiempo reconstituirlo, mientras intenta lidiar de la mejor forma posible con el número creciente de inmigrantes.

Las declaraciones de Biden coinciden con lo expresado por el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, quien este martes reconoció que el país va camino de recibir este año en la frontera con México a más indocumentados que los que han llegado en las últimas dos décadas.

El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos ha anticipado que el número de migrantes que intentan llegar desde México se aproxima a alcanzar niveles inéditos en las últimas dos décadas. Mayorkas subrayó el compromiso para respetar los “valores” de Estados Unidos al tiempo que se garantizan cuestiones de seguridad o sanitarias.

“Salvaguardar nuestras fronteras no nos obliga a olvidar la humanidad de quienes las cruzan”, proclamó Biden al firmar su orden ejecutiva sobre inmigración, una frase que Mayorkas retomó este martes para insistir en que la integración es “una de las mejores tradiciones” de Estados Unidos y que todo cabe dentro de un sistema “seguro, legal y ordenado”.

Explicó que los agentes fronterizos están expulsando a “la mayoría” de familias y adultos que intentan entrar en el país de forma ilegal, aunque no a los menores no acompañados. “Nos estamos encontrando con niños de seis y siete años, por ejemplo, que llegan a nuestra frontera sin un adulto. Son niños vulnerables y hemos terminado con la práctica de la anterior Administración de expulsarlos”, añadió.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo este jueves que el próximo 21 de marzo, a 60 días de haber asumido el poder, habrá cumplido la promesa que hizo durante la campaña electoral de administrar 100 millones de dosis de la vacuna contra la Covid-19.

“Dije que tenía intención de administrar 100 millones de dosis en mis primeros 100 días en el cargo. Esta noche, puedo decir que no vamos a alcanzar ese objetivo. Vamos a superarlo. Porque en realidad estamos en camino de alcanzar esta meta de 100 millones de dosis en mi día sesenta”, aseguró Biden en un discurso a la nación que ofreció esta tarde.

Por el momento, cerca de 64.1 millones de personas, un 19% de la población estadounidense, han recibido al menos la primera dosis de las vacunas de Pfizer o Moderna o la dosis única de Johnson&Johnson, y 33.9 millones (10%) están ya completamente inoculadas.

En el discurso, el mandatario anunció que ordenará a todos los estados que eliminen los requisitos que haya impuesto y abran turnos para que, cuando llegue el 1 de mayo, todas las personas mayores de edad tengan la posibilidad de pedir cita para recibir el fármaco.

Biden avisó que la medida “no significa que todo el mundo vaya a poderse vacunar de inmediato, sino que quiere decir que podrán ponerse a la cola”.

El presidente ya dijo hace días que, gracias a los contratos con las tres farmacéuticas con vacunas aprobadas, el gobierno habrá recibido a finales de mayo suficientes dosis para vacunar a toda su población adulta. Por el momento, tan solo Alaska ha tomado la decisión de abrir la vacunación a todos sus residentes mayores de edad, mientras que el resto de estados sigue limitando a mayores de 60 o 65 años, personas con enfermedades de riesgo o grupos prioritarios como los profesores.

Ante estos buenos pronósticos, Biden anunció al país que para el próximo 4 de julio, Día de la Independencia, Estados Unidos habrá recuperado cierta normalidad.

“Hay muchas posibilidades de que usted, su familia y amigos puedan reunirse en el jardín trasero en su vecindario y hacer una comida al aire libre o una barbacoa y celebrar el Día de la Independencia. Eso no significa grandes eventos, con muchas personas juntas, pero sí significa que un grupo pequeño podrá reunirse”, aseguró.

“Eso hará de este Día de la Independencia algo verdaderamente especial, donde no solo conmemoraremos nuestra independencia como nación, sino que comenzaremos a marcar nuestra independencia de este virus”.

El presidente Joe Biden firmó este jueves el paquete de estímulos por 1.9 billones de dólares, conmemorando el primer aniversario de las cuarentenas en Estados Unidos por la pandemia de coronavirus.

El también conocido como paquete de ayuda del gobierno busca brindar alivio a los estadounidenses ante la crisis que se vive, e impulsar la economía.

La Cámara de Representantes aprobó este miércoles el paquete, otorgando al presidente una importante victoria en los primeros meses de su mandato.

“Esta legislación histórica trata de reconstruir la columna vertebral de este país”, dijo Biden antes de la promulgación.

Biden lo hizo antes de un discurso en horario estelar que planea ofrecer esta tarde, para conmemorar el aniversario de las cuarentenas, instar a la vigilancia mientras se combate la pandemia y ofrecer esperanza en medio de un número creciente de personas vacunadas en todo el país.

La firma de la ley por parte de Biden, llamada Plan de Rescate Estadounidense, estaba programada inicialmente para el viernes, pero el jefe de gabinete de La Casa Blanca, Ron Klain, dijo que se adelantó después de que el documento llegara ayer mismo por la noche.

“Queremos avanzar lo más rápido posible”, publicó Klain en Twitter. De todas formas, el viernes habrá una celebración con los líderes del Congreso, dijo.

El paquete proporciona 400,000 millones de dólares para pagos directos de 1.400 dólares a la mayoría de los estadounidenses, 350,000 millones de dólares en ayuda a los gobiernos estatales y locales, una expansión del crédito fiscal para niños y un mayor financiamiento para la distribución de la vacuna COVID-19.

Biden adelantó ayer que en su discurso de esta tarde, hablará sobre “lo que hemos atravesado como nación este último año” y exponer la siguiente fase de la respuesta del gobierno contra el COVID-19.

Apenas llegó a La Casa Blanca Joe Biden prometió que su política migratoria daría un giro de 180 grados respecto a la de Donald Trump. Nada de la crueldad. Nada de separar familias. Nada de poner a niños en jaulas. Más bien tendría una visión humanista. Al decir esto, miles de centroamericanos y mexicanos lo escucharon como una licencia para migrar. Hoy la situación en la frontera es de caos.

Los albergues están desbordados; la Patrulla Fronteriza no se da abasto y los cruces fronterizos han crecido con varios migrantes que incluso llegan arrodillados a la frontera con camisetas en las que se lee: Biden, déjanos entrar.

Hace diez y seis años escribimos un artículo para la revista Nexos el Dr. Rafael Fernández de Castro y yo en el que hacíamos alusión al sistema migratorio roto en Estados Unidos. Releyendo lo escrito en ese momento es de llamar la atención que ni México ni Estados Unidos hemos logrado atender el tema de tal forma que una solución esté a la vista. Por el contrario, los fenómenos naturales como huracanes y la pandemia de la COVID19 ha provocado un enorme retroceso.

En el texto del 2005 en Nexos, la alarma era que la circularidad en la migración se había roto. Esto significa que los mexicanos de todos los municipios del país llevan migrando todos, si pueden, desde todas partes y para quedarse en Estados Unidos, sin pensar en volver a México. Antes solo algunos municipios de algunos estados como Michoacán o Zacatecas expulsaban migrantes. Ahora son todos. Y ya es más de una década en donde no solo emigran los hombres. Mujeres y niños también. Y lo hacen para no volver.

Trump quiso resolver el problema con políticas muy duras, muy poco humanas. Además de la política de “Remain in Mexico”, entre el apriete de Trump estuvo la publicación del Título 42, que permitió a la Patrulla Fronteriza expulsar a cualquier migrante que llegara a EUA con el argumento de que podrían estar infectados de COVID19. Los expulsaron a México, sin importar si eran de otro país. Sin importar si eran menores de edad. Quedaban fuera de EUA y a ver si lograban reunirse con algún familiar. Eso ya no le importó ni fue un problema para el gobierno de EUA.

Lo anterior le permitió a Trump que la entrada de migrantes a EUA cayera a la mitad. En 2019 llegaron 1 millón de personas, entre mexicanos y centroamericanos, a pedir asilo. Para el año pasado solo fueron 500 mil. A los demás se les aplicó el Título 42 y se les expulsó.

Hasta ahora la política migratoria de Biden sigue aplicando el Título 42. Aunque Biden ha anunciado que invertirá 4 mil millones de dólares en ayuda económica para la región de Centroamérica para atacar las causas de la migración, esto es muy poco dinero para el enorme problema. Para Biden el problema va a ser el discurso republicano de que el regreso de los demócratas a La Casa Blanca ha empeorado una situación que lleva tantos años sin resolverse.

Ya dijo en estos días Donald Trump que Biden está generando un tsunami en la frontera. Y se anticipa que el tema sea utilizado para recuperar la mayoría en la Cámara de Representantes en el 2022.

Apostilla: Dice el presidente López Obrador que en su gabinete hay paridad de género como nunca. El tema no es que haya muchas mujeres que lo rodeen. El problema es que ninguna tiene voz. Es sólo la de él la que se escucha y eso deslegitima su discurso paritario.

Texto completo en EL UNIVERSAL

El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump afirmó este viernes que la frontera con México “está totalmente fuera de control gracias al desastroso liderazgo” del actual mandatario, Joe Biden.

El republicano llamó al demócrata a poner fin a lo que definió como una “pesadilla fronteriza”.

“Nunca ha habido un momento en nuestra frontera sur como el que está sucediendo ahora, pero lo que es más importante es lo que está a punto de suceder: (…) los inmigrantes ilegales de todos los rincones de la Tierra descenderán a nuestra frontera y nunca serán devueltos”, dijo Trump.

El expresidente emitió así su mensaje más agresivo contra la Administración de Biden desde que este lo reemplazó en La Casa Blanca.

Trump se empeñó en decir que la Patrulla Fronteriza y los agentes de ICE han sido faltados al respeto, degradados y burlados por la Administración Biden.

Según el exmandatario, que durante su presidencia aplicó una política de “tolerancia cero” a la inmigración ilegal y avanzó en la construcción del muro fronterizo, cada hora ocurre una “incursión masiva en el país por parte de personas que no deberían estar aquí, que empeora a cada minuto”.

Trump aseguró que muchas de las personas que están llegando a EUA tienen antecedentes penales y muchos otros “tienen y están propagando la Covid-19” en el país.

De acuerdo con su negativo relato, los delincuentes que una vez fueron expulsados del país por su gobierno ahora están de nuevo en la calle para “cometer delitos atroces y violentos”. Acusó que pese a que los oficiales de ICE están desesperados por sacar a esos criminales convictos, Biden no los deja.

Trump subrayó que el “tsunami” en la frontera está abrumando a las comunidades locales, agotando los presupuestos, abarrotando los hospitales y quitando puestos de trabajo a los trabajadores estadounidenses.

“Cuando dejé el cargo (en enero), habíamos logrado la frontera más segura en la historia de nuestro país. Bajo Biden, pronto será peor, más peligrosa y más fuera de control que nunca”, aseveró.

Trump acusó a su sucesor de haber violado su juramento de defender la Constitución y hacer cumplir las leyes con los medidas que ha tomado en inmigración, acordes con sus promesas electorales de posibilitar la legalización de los indocumentados y volver a las leyes que amparaban a los solicitantes de asilo.

“Nunca se puede tener una frontera segura a menos que las personas que cruzan ilegalmente sean expulsadas de inmediato”, aseguró el republicano.

Llama la atención que en su comunicado, Trump se refiere al gobierno de México, especial al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), a quien se refirió como una persona “maravillosa”.

Dijo haber forjado “una gran relación” con el gobierno de nuestro país, y lamentó que sus resultados se hayan desvanecido “por la gran incompetencia y radicalismo de las personas que están a cargo actualmente”, en referencia a la administración de Biden.

“¡Mantenga la inmigración ilegal, el crimen y el virus de China fuera de nuestro país!”, cerró su mensaje Trump a Biden.

Un grupo de congresistas demócratas de Estados Unidos pidieron este jueves al gobierno del presidente Joe Biden que revise parte de la ayuda en materia de seguridad que da a México, al considerar que la militarización en nuestro país ha resultado en abusos de derechos humanos sin conseguir debilitar a los cárteles de la droga.

En una carta dirigida al secretario de Estado, Antony Blinken, los 19 legisladores expresaron su preocupación por el uso del Ejército para tareas de orden doméstico en México y por las declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO9 “atacando a defensores de derechos humanos y periodistas”.

“El empeoramiento de la situación de seguridad debería hacer que nos replanteemos ciertos aspectos de la asistencia de seguridad de Estados Unidos a México”, indica la carta, firmada entre otros por los congresistas con raíces mexicanas Joaquín Castro, Raúl Grijalva, Jesús “Chuy” García, Grace Napolitano y Juan Vargas.

Los legisladores argumentaron que el enfoque excesivo en arrestar a los capos de los cárteles, promovido en ocasiones por Estados Unidos, no ha reducido de forma efectiva la violencia, sino que podría haber favorecido una mayor escisión de esos grupos, “haciendo que sea más difícil detenerlos”.

Además, señalan que el aumento del despliegue de las fuerzas armadas para combatir el crimen ha resultado previsiblemente en graves violaciones de derechos humanos y ha fracasado a la hora de debilitar a los cárteles de la droga o reducir el crimen.

“Observamos con preocupación que, de momento, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha profundizado la participación del Ejército en la vigilancia a nivel nacional, al tiempo que desplegaba a su nueva Guardia Nacional (…) para labores relacionadas con la inmigración y otras funciones de seguridad doméstica”, señalan los legisladores.

Por eso, pidieron a Blinken que identifique “formas de alentar” al gobierno de México a “cumplir su compromiso de retirar a los militares de las labores policiales para 2024”, además de hacer frente a los niveles casi totales de impunidad por los niveles récord de violencia de los últimos dos años en nuestro país.

Los congresistas confiaron en que el gobierno de Biden sitúe los derechos humanos en “el corazón de la política hacia México”, y que apoye las investigaciones sobre desapariciones forzadas en nuestro país, para “castigar a los responsables y prevenir la repetición de esos crímenes”.

El autor principal de la carta es el legislador Alan Lowenthal, que representa a California; y también suscribieron la misiva los congresistas Albio Sires, David Cicilline, Steve Cohen, Jim Costa, Adriano Espaillat, Jared Huffman, Hank Johnson Jr., James McGovern, Seth Moulton, Eleanor Holmes Norton, Ilhan Omar, Mark Pocan y Norma Torres.

La Administración del presidente estadounidense, Joe Biden, planea convertir los centros de detención de inmigrantes en el sur de Texas en lugares para procesar rápidamente a familias migrantes que hayan cruzado de forma irregular la frontera y liberarlas en las siguientes 72 horas.

Según dio a conocer el diario The Washington Post, que tuvo acceso a borradores de los planes del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), el gobierno de Biden se está preparando para atender a migrantes que crucen indocumentados la frontera desde México, situación que distintos sectores temen pueda aumentar en los próximos meses.

El Post cita un correo electrónico enviado por Russell Hott, alto funcionario del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), en el que notifica al personal sobre el plan de procesamiento rápido y advierte que para este año se espera que la llegada de menores inmigrantes no acompañados y familias alcance “las cifras más altas observadas en más de 20 años”.

Consultada sobre la llegada de niños inmigrantes, la portavoz de La Casa Blanca, Jen Psaki, admitió que hay una gran cantidad de menores no acompañados que cruzan la frontera.

“Creemos que el enfoque humano es tratar a estos niños con humanidad y garantizar que tengan un lugar seguro donde estar”, agregó la portavoz, que se abstuvo de confirmar el porcentaje de ocupación de los espacios destinados para albergar a estos pequeños.

Recordemos que en 2019, durante la administración de Donald Trump, un total de 851,508 inmigrantes fueron detenidos por las autoridades estadounidenses después de que cruzaran la frontera de forma irregular, entre ellos 76,020 menores de edad. Mayo de ese año marcó un récord de detenciones, con 132,856 casos.

Esta situación llevó a Trump a declarar una emergencia en la frontera y a implementar una serie de medidas como la separación de familias y la devolución de los solicitantes de asilo a México que, combinadas con el denominado “Título 42”, una disposición emitida como parte de la respuesta de su gobierno a la pandemia de la Covid-19, lograron frenar el flujo de migrantes.

El diario estadounidense detalló que en el correo Hott advirtió que si los funcionarios fronterizos continúan acogiendo a más de 500 familias al día y que el plan de usar los centros de detención para el procesamiento de estas personas “puede no ser suficiente”. Añadió que las personas que no puedan ser llevadas a los centros de procesamiento rápido podrían ser trasladadas a hoteles en McAllen y El Paso, en Texas, así como Phoenix (Arizona).

El Post también reveló igualmente que el Gobierno de Biden quiere utilizar la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) en el sur de Texas para ayudar a hacer frente a la creciente entrada de niños y adolescentes inmigrantes.

Arturo Sarukhán

EL UNIVERSAL

 

 

“Las naranjas se acomodan solitas”, solía sentenciar el embajador Jesús Silva-Herzog -con quien colaboré en la embajada mexicana en Estados Unidos en los años noventa- cuando se nos presentaba un reto complejo en los procesos de toma de decisiones del gobierno mexicano con respecto a la agenda bilateral. Y de alguna manera, las naranjas efectivamente se han venido reacomodando en las últimas semanas, por lo menos del lado estadounidense, con el arranque de la gestión de Joe Biden, el retorno a un manejo normal de la relación bilateral con México por parte de Washington y la primera reunión entre los mandatarios de ambas naciones este lunes. Como escribí hace poco en esta página de Opinión acerca del potencial y bienvenido relanzamiento de la relación que se abre con la Administración Biden, lo que no está claro aún es si el presidente mexicano aprovechará o no ese reacomodo para recalibrar sus posiciones y decisiones de política pública que impactan a la relación con EE.UU. Por el momento, los signos al respecto son aún contradictorios y, en algunos casos puntuales, parecen ir a contracorriente.

Los acontecimientos de esta última semana -y sobre todo su secuenciación en Washington- iluminan de manera nítida este dilema. Primero, Biden sostuvo su primer encuentro con otro mandatario al reunirse virtualmente con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau. En la conversación figuraron de manera prominente los temas de cambio climático, la economía verde, las energías renovables y la eficiencia energética y la manera en la cual EE.UU y Canadá podrían generar sinergias en esos temas en foros multilaterales como el G20; los esfuerzos de mitigación y control de la pandemia y de vacunación; y la reactivación económica y la competitividad -y los retos comerciales y tecnológicos- con China. Y ambos líderes hablaron de la necesidad de reactivar la Cumbre Norteamericana, la cual no se celebra desde 2016, para abordar todos estos temas desde una perspectiva regional. Acto seguido, Biden firmó un decreto presidencial instruyendo que se efectúe un estudio acerca de las oportunidades y retos para EE.UU en sus cadenas de suministro, sobre todo con respecto a insumos como superconductores, baterías eléctricas o dispositivos médicos, y sectores esenciales y estratégicos como el farmacéutico y de salud pública, defensa, tecnología de la información, transporte, energía y producción de alimentos. Cuarenta y ocho horas después, el secretario de Estado Antony Blinken daba la vuelta de tuerca de este proceso a través de sendas reuniones virtuales con ministros del gabinete canadiense y los secretarios de Relaciones Exteriores y Economía de México, y precedido esa mañana por declaraciones de Katherine Tai, la nominada para ocupar la Oficina de Representante Comercial de EE.UU (durante su primera comparecencia de ratificación al cargo en el Senado) y de la subsecretaria adjunta interina para el Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, en las cuales ambas dejaban patente, de manera pulcra y respetuosa pero a la vez meridianamente clara, que la nueva administración estará vigilando el cumplimiento cabal de los compromisos de México al amparo del TMEC en los temas laboral, ambiental y energético. Y finalmente, ese mismo día la Casa Blanca cuadraba el círculo -en ese retorno a la normalidad diplomática estadounidense contemporánea con las primeras interacciones de forma y fondo de un nuevo mandatario estadounidense al norte y sur con los dos socios y vecinos norteamericanos- anunciando la primera reunión bilateral con el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Pero no se requiere ser Henry Kissinger para entender lo que todo esto implica para la relación con EE.UU ni tampoco tener clarividencia para percatarse de por qué el paradigma de nacionalismo y soberanía del cual abreva López Obrador y con el cual encara al mundo en general y a nuestro socio comercial en particular (tal y como quedó demostrado cuando respondió en su conferencia de prensa a las aseveraciones estadounidenses sobre la Ley de la Industria Eléctrica) chocará, tarde o temprano, con la manera en la cual la relación bilateral con EE.UU se ha transformado en las últimas dos décadas y media.

El presidente mexicano persiste en no querer entender que esa división a rajatabla que él concibe entre los temas de política interna y los de política exterior con EE.UU no existe. Desde hace dos décadas y media la profunda transformación de la relación bilateral -y nuestra interdependencia económica, social y estratégica- ha borrado la línea divisoria entre lo interno y lo bilateral. Los temas de política interna y los de política exterior ya no existen en compartimentos estanco separados; están entreverados y son verdaderamente ‘intermésticos’, este termino con el cual empecé a describir la relación durante mi gestión como embajador: los temas de política interna son bilaterales, y viceversa. Pretender lo contrario es no solo querer tapar el sol con un dedo; conlleva problemas de fondo en el manejo de la relación y uno que otro lance de incongruencia. Si efectivamente, como postula López Obrador, los temas de política doméstica son asuntos internos, ¿en qué tesitura se coloca cuando, por ejemplo, él o su gobierno hablan, como ya lo han hecho en días pasados,  sobre medidas en Estados Unidos para impedir el trasiego de armas hacia el sur, sobre un nuevo acuerdo de trabajadores temporales o las implicaciones que conlleva la iniciativa de reforma migratoria presentada por Biden en el Congreso la semana pasada y que afectará el bienestar de cinco millones de mexicanos indocumentados en ese país? Estos son temas que al amparo de la segunda enmienda constitucional o de las leyes migratorias de ese país, configuran sin duda algunos de los temas de política interna estadounidenses más polarizantes y de trato más endiablado.

Con la secuencia de acciones diplomáticas de la última semana y media, la Administración Biden ha puesto en marcha el camión de la relación bilateral con México y del encuadre que ésta tiene con el contexto regional y global más amplio. La reactivación del Diálogo Económico de Alto Nivel entre los dos países acordada en la reunión virtual entre los dos mandatarios el lunes -y un retorno a privilegiar la re-institucionalización de la relación vía mecanismos del andamiaje bilateral- es un primer paso en la dirección correcta. Pero una vez que las naranjas se empiecen a reacomodar en la zona de carga del camión como resultado de este movimiento, cómo acabe respondiendo a ello el Presidente López Obrador determinará en gran medida el rumbo y tono muscular de la relación más importante para México en el mundo  durante los próximos cuatro años.

Sin libertad de expresión, no hay democracia.

Mi solidaridad con los medios y colegas que

han sido agredidos desde Palacio Nacional

por el simple hecho de ejercerla.

Dejemos la censura e intimidación

en el pasado.

 

El presidente Andrés Manuel López Obrador quiere, como dice el dicho anglosajón, tener su pastel y comérselo también. Y esto, evidentemente no se puede. O tienes el pastel o te lo comes. O quieres ser parte de Norteamérica y todo lo que implica haber firmado el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, el T-MEC, o puedes optar por el discurso de la autosuficiencia y el nacionalismo.

Quizás en ese intento de tener y comer el pastel es que en la primera reunión que sostuvieron AMLO y Biden, en formato virtual, no se tocaron los temas delicados de la relación bilateral. No se habló de seguridad, ni de vacunas. Tampoco de la cancelación de inversiones a empresas estadounidenses. Aunque se habló de cambio climático y el presidente presumió que Biden lo invitó a participar en la cumbre que sostendrá EUA en abril sobre el tema, nada se dijo sobre la intención de López Obrador de que el país recurra a energías sucias y caras para la generación de energía eléctrica.

Un tema que López Obrador había dicho que quería tocar con Biden era el de las vacunas. Ahí está la acusación de acaparamiento que AMLO ha hecho a los países desarrollados en general y a EUA en particular. Lo que no toma en cuenta el presidente de México es que EUA invirtió más de 12 mil millones de dólares en un programa que llamó ‘Warp Speed’ para lograr vacunas que hoy permiten a Biden presumir que para mayo van a tener suficientes dosis para vacunar a todos los estadounidenses.

La Operación ‘Warp Speed’ se ideó y financió todavía con Donald Trump en la presidencia. Trump, que al igual que AMLO siempre minimizó el coronavirus en el discurso, supo ser bastante práctico a la hora de identificar en donde meter el presupuesto federal.

En México el presidente López Obrador no modificó un ápice sus política una vez que se vio el alcance y la gravedad de la COVID19. Siguió metiéndole dinero a Dos Bocas y a Santa Lucía, por ejemplo, como si eso fuera a salvar vidas de los mexicanos, e ignoró la necesidad de aumentar el presupuesto en salud y en ayudas para mitigar los impactos económicos del confinamiento. Ahora quiere que los estadounidenses nos regalen vacunas.

Por ello, y porque Biden ya aclaró que no va a regalarle vacunas a México, es que el tema ni se tocó en la conversación del lunes.

En materia de seguridad, el Canciller Marcelo Ebrard ha dejado en claro que una prioridad de México debe ser buscar trabajar con el gobierno de EUA para frenar el tráfico de armas de norte a sur. El tema no fue abordado en esta primera reunión bilateral, quizás para no desviarse a otras complicadas aristas en la materia, como la exoneración del General Salvador Cienfuegos sin una investigación exhaustiva de parte del gobierno mexicano.

De qué sí se habló: migración y combate a la corrupción. No son temas menores y son áreas en las que ambos gobiernos están alineados, cuando menos en el discurso.

Apostilla: la extorsión, intimidación y censura que ejerce el actual gobierno para tapar la realidad y que ésta se apegue a su discurso no se restringe solo a empresarios, medios y periodistas. Ahora Pemex ha decidido cancelar el contrato con Fitch Ratings para su participación en el proceso de calificación de la empresa. En lugar de trabajar para que Pemex se gane una mejor calificación crediticia, les es más fácil cancelar a la calificadora que ha tenido la mano más firme para con la empresa productiva del Estado.

Columna completa en El Universal

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) habló esta mañana sobre la reunión virtual que sostuvo la tarde de ayer con su homólogo estadounidense Joe Biden. Dijo que le expresó al demócrata que es apodado el “presidente migrante” por sus políticas, lo cual ha generado “muchas expectativas”.

“Le causó risa porque le dije que generó muchas expectativas porque le ven como el presidente migrante”, dijo AMLO. López Obrador dijo a Biden que los migrantes mexicanos son “héroes” porque ayudan a sus familiares en México.

“Los puse de ejemplo de cómo en una situación tan difícil en donde ellos tienen que salir del país a buscar algo que mitigue su hambre, su pobreza, a buscar una vida mejor, arriesgándolo todo, salen adelante. Y ahora nos están ayudando. Ahora que más lo necesitábamos”, apuntó.

López Obrador recordó que el año pasado enviaron 40,600 millones de dólares en remesas, una cifra récord; en ese sentido, AMLO agradeció el “acierto” de querer regularizar a los migrantes mexicanos en Estados Unidos.

El mandatario quien propuso un acuerdo para que trabajadores de México migren de forma legal a Estados Unidos, dijo que se trataron todos los temas “con absoluta libertad” y fue una “muy buena reunión bilateral” por lo que se debe “seguir en comunicación”.

El presidente indicó que Biden propuso destinar 4,000 millones de dólares al desarrollo de Centroamérica y el sur de México.

AMLO calificó el encuentro como “amistoso, respetuoso y con mucho énfasis en la cooperación para el desarrollo”, además dijo que no hubo ninguna discrepancia; y aunque reconoció que no se cerraron acuerdos, la reunión virtual dejó las puertas abiertas para seguir dialogando.

Sobre el tema de las vacunas contra el COVID-19, un tema que había causado mucha expectativa, dijo que “los equipos de los dos países van a explorar todas las posibilidades de cooperación para ver “qué es posible y cuándo”.

Garantizó que hubo “muy buena disposición” por parte de Biden y dijo que no está cerrada la posibilidad de que México tenga vacunas de Estados Unidos aunque reconoció que es posible que Biden tenga que cumplir primero sus compromisos de inmunizar a gran parte de su población.

López Obrador expresó que en la reunión si se abordó el tema energético y la autosuficiencia energética que busca para México.

“El sector energético, se lo planteé, le comenté que estamos limpiando de corrupción a Pemex, a la Comisión Federal de Electricidad, hablé de que habían sido saqueadas estas empresas, que estamos poniendo orden y que queríamos la autosuficiencia”, indicó.

Cuestionado por la respuesta de Biden a su planteamiento de autosuficiencia energética, López Obrador dijo que solo “escuchó”. Dijo que recibió una invitación para acudir a una reunión en abril sobre cambio climático, pero después aclaró que podría ser virtual o que podría mandar una delegación encabezada por el canciller Marcelo Ebrard.

López Obrador también anunció la creación de un grupo de alto nivel “para atender todo lo relacionado” con el T-MEC, agilizar trámites, evitar obstáculos y resolver conflictos.

El mandatario de Estados Unidos, Joe Biden, dijo este lunes que tratará a México como un “igual” porque ambos países son “más fuertes” cuando trabajan juntos, esto al inicio de la reunión virtual que comenzó esta tarde con cerca de media hora de retraso con el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

“Vemos a México como un igual, no como alguien que está al sur de nuestra frontera (…) ustedes son nuestros iguales, y lo que ustedes hacen, y el éxito que tengan, tiene un impacto drástico en lo que ocurra en el resto del continente”, añadió el demócrata.

Sentado entre una bandera estadounidense y una mexicana en el salón Roosevelt de La Casa Blanca, Biden aseguró estar “encantado” de conversar con López Obrador, que se convierte en el segundo líder entranjero con el que se reúne virtualmente desde que llegó al poder en enero.

La semana pasada sostuvo un encuentro virtual con  el primer ministro canadiense, Justin Trudeau.

“Estados Unidos y México son más fuertes cuando trabajamos juntos. No hemos sido vecinos perfectos el uno con el otro, pero somos más seguros cuando trabajamos juntos”, subrayó.

Biden recordó que, cuando fue vicepresidente de Estados Unidos entre 2009 y 2017, hizo cuatro visitas a México, y consiguió “conocer un poco el país y su gente”, y comentó que tiene en el Despacho Oval un busto del líder sindicalista con raíces mexicanas César Chávez.

Uno de los periodistas que tuvieron acceso al comienzo de la reunión preguntó a Biden si Estados Unidos enviará vacunas a México, y el presidente estadounidense respondió: “Vamos a hablar de eso”, un tema que reveló AMLO esta mañana, le planteó en su llamada telefónica de hace poco más de un mes.

Sin embargo, la portavoz de La Casa Blanca, Jen Psaki, dijo en su rueda de prensa diaria que Biden no tiene intención de compartir con México parte del suministro de vacunas contra la CVID-19 de , ya que primero quiere garantizar que son suficientes para inmunizar a todos los estadounidenses.

En tanto, López Obrador agradeció a Biden el “que haya igualdad en nuestra relación”, así como respeto en la soberanía; resaltó que México y Estados Unidos tienen que cooperar para el desarrollo con independencia y con autonomía.

AMLO retomó una frase atribuida a Porfirio Díaz, solo que con un ligero cambio “Bendito México, tan cerca de Dios y no tan lejos de Estados Unidos” (la frase original es “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”), lo que llevó a sonreír al Biden.

López Obrador aseguró que “hay voluntad para mantener buenas relaciones” por parte de su gobierno, esto al recordar que es importante mantener buenas relaciones y poder dialogar sobre asuntos bilaterales periódicamente.

En la reunión estuvieron presentes los secretarios de Estado y Seguridad Nacional de Estados Unidos, Anthony Blinken y Alejandro Mayorkas, respectivamente; además del asesor de seguridad nacional de Biden, Jake Sullivan, y la asesora del presidente para seguridad interna, Elizabeth Sherwood-Randall.

Completaron la delegación estadounidense la coordinadora de la frontera sur en La Casa Blanca y exembajadora estadounidense en México, Roberta Jacobson, y el encargado de Latinoamérica en el Consejo de Seguridad Nacional, Juan González.

Por parte de México asistieron, entre otros, el canciller Marcelo Ebrard; la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier; la titular de Seguridad de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez; el subsecretario de Defensa Nacional, André Georges Foullon Van Lissum; y el subsecretario de la Armada, Eduardo Redondo Arámburo.