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El presidente de Estado Unidos, Joe Biden, no tiene intención de compartir el suministro de vacunas contra la COVID-19 de su país con México, pese a que el presidente López Obrador se lo planteó en su pasada comunicación, y dijo, esperaba recibir una respuesta en la conversación que comenzó hace unos minutos.

Preguntada sobre si Biden estaba considerando compartir con México parte del suministro de vacunas contra la COVID-19 de Estados Unido, la portavoz de La Casa Blanca, Jen Psaki, respondió con un “no” rotundo, en su rueda de prensa diaria.

“No, el presidente (Biden) ha dejado claro que está centrado en garantizar que las vacunas sean accesibles para todos los estadounidenses. Ese es nuestro objetivo”, indicó la funcionaria.

Indicó que el siguiente paso es la recuperación económica, y eso será garantizando si México y Canadá manejan la pandemia de manera similar a la de EUA, de forma que puedan abrir las fronteras y hacer frente a la situación. “Pero nuestro foco, el foco de la Administración es asegurarse de que todos los estadounidenses estén vacunados”.

Psaki añadió que una vez que el gobierno estadounidense haya cumplido su objetivo, estarán “contentos de hablar de pasos más allá de eso”, en referencia a considerar una propuesta como la que hiciera López Obrador.

Y es que esta mañana, López Obrador informó que estaría a la espera de una respuesta sobre el tema en su primera reunión bilateral con Biden, puesto que reveló que ya lo había solicitado a Biden con anterioridad.

Específicamente AMLO pidió que EUA permita que las farmacéuticas estadounidenses distribuyan la vacuna a México, que tiene contratadas, como es el caso de las de Pfizer, que son 34.4 millones de dosis.

“Sí, y a lo mejor ya hay una respuesta, si él considera que debe tratarse el tema porque también nosotros no queremos imponer agenda, tenemos que ser respetuosos, pero sí es un tema que nos importa mucho, como se comprende”, dijo AMLO en su conferencia de prensa matutina.

Durante el primer encuentro que ya ha comenzado, los mandatarios estarían abordando temas como la pandemia, migración, seguridad, cambio climático y el nuevo tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, el T-MEC.

Recordemos que el gobierno de México ha cuestionado que las vacunas que se adquirieron de Pfizer y BioNTech se produzcan en una planta en Bélgica, porque Estados Unidos ha exigido a sus farmacéuticas reservar la producción para dentro de su territorio.

“Aunque Pfizer también produce vacunas en Estados Unidos, estas nos las mandan de Europa”, recordó López Obrador.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) indicó esta mañana que le pedirá a su homólogo estadounidense, Joe Biden, que Estados Unidos abra la venta de vacunas contra el COVID-19, esto durante la primera reunión bilateral virtual que sostendrán esta tarde.

López Obrador reveló que le externó dicha solicitud a Biden en la primera conversación que tuvieron semanas atrás, para que permita que las farmacéuticas de Estados Unidos distribuyan la vacuna contra el coronavirus a México, principalmente las que el gobierno mexicano ha adquirido con Pfizer.

“Sí, y a lo mejor ya hay una respuesta, si él considera que debe tratarse el tema porque también nosotros no queremos imponer agenda, tenemos que ser respetuosos, pero sí es un tema que nos importa mucho, como se comprende”, expresó López Obrador al ser cuestionado sobre si plantearía el tema de las vacunas.

Las declaraciones de AMLO se producen horas antes de su primera reunión virtual con Biden, con quien dijo hablará del acceso a la vacuna contra la COVID-19, migración, seguridad, cambio climático y el nuevo Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

Recordemos que López Obrador y Biden sostuvieron su primera llamada telefónica el pasado 22 de enero, dos días después de que el demócrata asumiera el poder, cuando trascendió que AMLO le pidió acceso a las vacunas de COVID-19 que se producen en Estados Unidos, algo que hasta esta mañana no había sido confirmado.

“Vamos a hablar de varios temas, desde luego de las vacunas, pero queremos recibir respuesta de una petición que ya hicimos, y si lo considera el presidente Biden nos puede dar respuesta en la conversación, en la plática, de las vacunas”, detalló.

López Obrador ha cuestionado que las vacunas que México adquirió de Pfizer y BioNTech se produzcan en una planta en Bélgica porque Estados Unidos ha exigido a sus farmacéuticas reservar la producción para dentro de su territorio.

“Aunque Pfizer también produce vacunas en Estados Unidos, estas nos las mandan de Europa”, recordó este lunes.

Además de las dosis de Pfizer, México tiene comprometidos 79.4 millones de la británica AstraZeneca, 35 millones de la china CanSino, 24 millones de la rusa Sputnik V, 10 millones de la china Sinovac y 51.4 millones del programa Covax de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La semana pasada, durante la visita del presidente Alberto Fernández, México y Argentina, anunciaron una alianza para pugnar en las Naciones Unidas por una distribución equitativa de las vacunas.

Por otro lado, López Obrador reafirmó que planteará en la reunión bilateral un acuerdo para que los trabajadores mexicanos y centroamericanos puedan migrar a Estados Unidos de forma legal similar al Programa Bracero que hubo en el marco de la Segunda Guerra Mundial para compensar el déficit de mano de obra.

“Para todos, incluso ya hay visas de trabajo de dos tipos, para trabajadores agrícolas y para trabajadores en general, y queremos incluir desde luego a profesionistas”, explicó AMLO.

El mandatario se comprometió a informar esta misma tarde sobre lo que se hable en la reunión con Biden. Además adelantó que mañana se ofrecerán mayores detalles del tema.

El canciller Marcelo Ebrard aseguró que México ve “con muy buenos ojos” el plan migratorio propuesto por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, esto durante la reunión virtual que sostuvo con el secretario de Estado del país vecino, Antony Blinken.

“Reconocemos, en primer lugar, las iniciativas del presidente Biden, que ha tomado muchas iniciativas que vemos con muy buenos ojos en México, con mucha empatía de reconocimiento a la comunidad mexicana, de protección a las y los trabajadores en Estados Unidos”, subrayó Ebrard durante el encuentro.

El titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) dijo que México y Estados Unidos tienen preocupaciones que son comunes como el tráfico de armas y las condiciones laborales, y reivindicó la necesidad de un plan de desarrollo para el sur de México y para Centroamérica.

“Vamos a avanzar en propuestas que México quiere compartir con Estados Unidos, de manera muy señalada el desarrollo del sur México y de los países de Centroamérica que permitan que tengamos mejores condiciones de vida y la gente no tenga que migrar por pobreza, por condiciones de inseguridad”, añadió el funcionario mexicano.

Por su parte, Blinken, en un breve mensaje al inicio del encuentro, dijo que es difícil pensar en una relación más importante que la de Estados Unidos y México, y deseó poderse reunirse personalmente con Ebrard pronto.

Este encuentro virtual con su homólogo mexicano, se enmarcó en una visita virtual que Blinken hizo a México y Canadá, y que en el caso de nuestro país incluyó un recorrido telemático por el puesto fronterizo de El Paso-Ciudad Juárez, en el que reiteró el compromiso del gobierno del presidente Joe Biden de reformar el sistema migratorio.

“A cualquiera que esté pensando en embarcarse en ese viaje, nuestro mensaje es ‘no lo haga’. El presidente Biden está comprometido con una reforma de nuestro sistema migratorio y con garantizar un procesamiento seguro, ordenado y compasivo en nuestra frontera. Estas cosas toman su tiempo”, indicó el secretario de Estado.

Recordemos que el gobierno de Biden canceló recientemente el programa que instauró Donald Trump “Remain in Mexico” (Permanecer en México), que obligaba a los migrantes a esperar en territorio mexicano sus citas en cortes migratorias estadounidenses.

Las reuniones virtuales de Blinken también incluyeron una reunión con la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier.

“Venimos saliendo de la reunión muy relevante y sobre todo productiva con el secretario Blinken, a quien agradezco su visita virtual para charlar e intercambiar puntos de vista para profundizar la integración productiva y el fortalecimiento de la competitividad de la región”, expresó Clouthier en Twitter.

Economía indicó que ambos secretarios compartieron su preocupación sobre la interrupción de las cadenas de suministro por la pandemia de Covid-19 y consideraron “una efectiva herramienta” el tratado comercial T-MEC entre México, Estados Unidos y Canadá, vigente desde el pasado julio.

Estados Unidos regresó este viernes, de manera oficial, al Acuerdo de París. El gobierno del presidente Joe Biden prometió hacer de la batalla ambiental una prioridad máxima de su administración.

Un mes después de asumir el gobierno, la principal economía del mundo y segundo mayor emisor de carbono regresó formalmente al acuerdo de 2015 que busca combatir el calentamiento climático.

El acuerdo tiene como objetivo limitar el aumento de la temperatura global a 2 ºC, por encima de los niveles preindustriales, y continuar el esfuerzo para bajarlo a 1.5 ºC.

El reingreso de Washington significa que el Acuerdo de París vuelve a incluir virtualmente a todas las naciones del mundo luego de que Donald Trump un aliado de la industria de los combustibles fósiles, retirara a Estados Unidos del pacto argumentado que era injusto con el país.

“El cambio climático y la diplomacia científica nunca podrán volver a ser ‘agregados’ en nuestras discusiones de política exterior”, dijo el secretario de Estado, Antony Blinken, en un comunicado en el que saludó el regreso de Estados Unidos al acuerdo.

Indicó que abordar las amenazas reales del cambio climático y escuchar a los científicos está en el centro de sus prioridades de política nacional y exterior.

Tras elogiar el Acuerdo de París, negociado por el expresidente Barack Obama, Blinken dijo que la diplomacia climática será crucial.

Biden planea una cumbre climática para el 22 de abril, en coincidencia con el Día de la Tierra. John Kerry, exsecretario de Estado y ahora enviado climático de Estados Unidos, pidió al mundo que aumentara sus ambiciones en las conversaciones sobre el clima de la ONU que tuvieron lugar en Glasgow en noviembre pasado.

Biden se comprometió a que el sector energético estadounidense esté libre de polución para 2035 y que el país pase a ser una economía de emisiones cero para 2050.

Recordemos que en su primer día en funciones, Biden firmó un decreto para anular la salida ordenada por Trump. El gobierno de Trump había anunciado su retiro del Acuerdo de París en 2019, pero éste se hizo efectivo el 4 de noviembre de 2020, al día siguiente de la elección, debido a las disposiciones del pacto.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dijo ayer que el reingreso estadounidense “es de por sí muy importante”, como lo es el anuncio de Biden de que Estados Unidos volverá a proveer ayuda climática a países pobres como prometió en 2009.

“Se trata del mensaje político que se emite”, dijo Christiana Figueres, exjefa de la agencia climática de la ONU, una de las principales participantes en la elaboración del acuerdo de 2015.

El proyecto de ley con el que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, busca concretar su ambiciosa reforma migratoria, la cual otorgará una vía a la ciudadanía para 11 millones de indocumentados, llegó este jueves al Congreso, con el respaldo del senador de origen cubano Bob Menéndez y la legisladora Linda Sánchez, de raíces mexicanas.

Menéndez, el latino de más alto rango en el Legislativo estadounidense, y Sánchez son quienes impulsan la Ley de Ciudadanía Estadounidense 2021, propuesta bandera con la que la administración de Biden busca reorganizar el sistema de migración de su país, que desde hace más de 30 años no aprueba una reforma de este tipo.

La iniciativa busca garantizar una solución a largo plazo para los soñadores, como se conoce a los inmigrantes llegados al país siendo niños y amparados por el programa DACA; y a los beneficiados por el Estatus de Protección Temporal (TPS), que en su mayoría proceden de Centroamérica, así como a los trabajadores agrícolas inmigrantes.

Amplía además los visados de diversidad de 55,000 a 80,000, promueve cambios en el sistema de inmigración basado en el empleo y tiene entre sus prioridades mantener a las familias inmigrantes unidas.

Recordemos que un esfuerzo similar fue liderado en 2013 por el entonces presidente Barack Obama, cuando Biden era vicepresidente, pero no logró el respaldo en la Cámara de Representantes pese a haber conseguido la aprobación del Senado.

Para convertirse en realidad, la propuesta de Biden deberá contar con la totalidad de los votos demócratas en el Senado, 50, y asegurarse diez republicanos. De lo contrario, estará condenada a fracasar como ha sucedido con los intentos de regularización en los años anteriores.

“Estamos aquí porque el pasado noviembre 80 millones de estadounidenses votaron contra Donald Trump y contra todo lo que representaba. Votaron para restaurar el sentido común, la compasión y la confianza en nuestro gobierno”, dijo Menéndez en una conferencia de prensa virtual. “Y parte de ese mandato es arreglar nuestro sistema de migración, que es la piedra angular del odioso espectáculo de horror de Trump”.

Al dirigirse a sus colegas republicanos, aseguró que el voto latino no es propiedad de ningún partido y destacó que los hispanos son “la mayor minoría racial y étnica del país”.

En su intervención, Sánchez recordó que es hija de inmigrantes mexicanos, un mecánico industrial y una maestra de escuela primaria, y afirmó que por ello se ha dedicado a construir un sistema de inmigración “que permita a la gente vivir sin miedo”.

Ambos políticos estuvieron acompañados por los legisladores de la Cámara Baja Zoe Lofgren, Lucille Roybal-Allard, Nydia Velázquez, Judy Chu, Raúl Ruiz, Yvette Clarke y Yvette Clarke, así como por los senadores Amy Klobuchar, Alex Padilla y Ben Ray Luján, que prometieron su respaldo a la iniciativa.

El proyecto prevé un proceso de ocho años para que los indocumentados puedan alcanzar la ciudadanía. Previamente, quedarán amparados por un estatus temporal y, después de cinco años, podrán optar por una tarjeta de residencia permanente, conocida por su nombre en inglés “green card”.

Para los soñadores, los beneficiarios del TPS y los trabajadores agrícolas inmigrantes, la iniciativa propone una residencia legal de “inmediato” y tres años más tarde la ciudadanía. erá un requisito fundamental para estas personas “haber estado en el país antes del 1 de enero de 2021”.

El proyecto de ley deroga además la prohibición de reingreso para quienes hayan permanecido de forma irregular en territorio estadounidense, elimina los topes por país para los visados basados en el empleo y aumenta de 10,000 a 30,000 los cupos para los visados U, que se otorgan a víctimas de abuso físico o mental.

Asimismo, elimina el plazo mínimo de un año para que quienes se encuentren en el país puedan solicitar asilo, reemplaza el término “extranjero” por “no ciudadano” y promueve la reunificación de familias, en especial de los grupos familiares LGBTQ+.

Por otro lado, aborda las causas de la migración al financiar un plan de la Administración de Biden para aumentar la asistencia a El Salvador, Guatemala y Honduras, de donde procede la mayoría de inmigrantes que buscan cruzar a Estados Unidos desde México.

También crea opciones para que las personas que buscan protección puedan solicitar un estatus legal en Centroamérica; restablece el programa de menores centroamericanos que permite reunir a los pequeños con sus padres que residen en EUA; y destina recursos para el uso de la tecnología en las fronteras.

Un 58% de los estadounidenses creen que el expresidente Donald Trump debió haber sido condenado en el Senado por incitar a la insurrección, un porcentaje similar al recabado antes del ‘impeachment’.

Y es que el sábado pasado, 57 senadores se pronunciaron a favor de condenar a Trump, entre ellos siete republicanos. Aunque fueron mayoría, la causa demócrata no logro alcanzar los 67 votos que se necesitaban, por lo que Trump podrá presentarse en unas futuras elecciones si así lo decide.

Antes del ‘impeachment’, un 56% de los ciudadanos se mostraba partidarios de la condena y el dato ha permanecido
prácticamente constante (dos puntos más) tras la finalización del juicio, según un sondeo elaborado por Ipsos para la cadena ABC News.

Entre los simpatizantes republicanos, solo un 14% lamenta la absolución, mientras que si solo se tiene en cuenta a los demócratas el dato asciende al 88%. Más de ocho de cada diez republicanos aseguran incluso que el juicio nunca debía haberse celebrado.

Tras la absolución, Trump proclamó victoria reivindicándose como “campeón incansable del estado de derecho” y advirtió de que seguirá en política. Recordemos que el día que abandonó La Casa Blanca advirtió que “volveremos de alguna manera”.

Al respecto, el actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reconoció que la absolución de Donald Trump en el juicio político demostró que la “democracia es frágil” y, por ello, pidió a todos los estadounidenses “defender la verdad y derrotar las mentiras”.

Solo usando la verdad, argumentó Biden, Estados Unidos será capaz de acabar con la “guerra no civil” entre demócratas y republicanos y “curar el alma de la nación”.

El senador republicano Lindsey Graham, uno de los principales aliados políticos del expresidente Donald Trump, aseguró que éste sigue siendo “la fuerza más potente” del Partido Republicano tras superar su segundo ‘impeachment’.

“El movimiento Trump está vivo y bien. Todo lo que puedo decir es que la fuerza más potente del Partido Republicano es la del presidente Trump. Necesitamos el plus de Trump”, dijo Graham en declaraciones a la cadena Fox News.

El presidente estadounidense Joe Biden puso fin de manera oficial a la “emergencia nacional” que su antecesor, Donald Trump declaró a fin de usar dinero del Pentágono para construir el muro a lo largo de la frontera con nuestro país.

La Casa Blanca publicó este jueves una carta de Biden a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en la que notificaba al Congreso que había rescindido la proclama de febrero de 2019 hecha por sel republicano.

Se trató de una formalidad, dado que Biden ordenó detener la construcción del muro fronterizo poco después de haber asumido la presidencia.

En su carta, el presidente dijo que la declaración de emergencia nacional hecha por Trump había sido “injustificada” y que él había dado la instrucción de que “ni un dólar más de los contribuyentes estadounidenses sea destinado a construir un muro fronterizo”.

También ordenó una revisión de todo el dinero gastado en el proyecto hasta la fecha.

Y es que aunque Estados Unidos ha estado construyendo muros fronterizos por décadas tanto en gobiernos demócratas como republicanos, Trump hizo del muro un tema central de su primera campaña presidencial, y prometió construir uno que abarcara la frontera entera. Además aseguró que México pagaría por él.

Trump se hizo de cerca de 6,000 millones de dólares de fondos militares bajo la emergencia nacional que él mismo declaró después que el Congreso se negó a aprobar el monto que deseaba para el muro, llevando al paro de actividades del gobierno más largo en la historia del país.

Adicional, el presidente Joe Biden informó este jueves que su gobierno cerró acuerdos para adquirir 200 millones de dosis adicionales de vacunas contra el Covid-19.

“Justo esta tarde, firmamos contratos finales para 100 millones más de dosis del laboratorio Moderna y 100 millones más de vacunas de Pfizer”, dijo tras recorrer la sede de los Institutos Nacionales de Salud cerca de Washington.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) aseguró esta mañana que el gobierno federal protege los derechos humanos de los migrantes, al hablar por primer vez en público de la masacre que se registró en Tamaulipas, donde aparecieron 19 cuerpos calcinados, la mayoría de ellos migrantes de origen guatemaltecos.

“Nosotros cuidamos a los migrantes, no se auspicia la violación de los derechos humanos, y lo segundo es que, si se dan casos como este, tan graves y lamentables, se busca hacer justicia, que no haya impunidad, como se actuó en el caso de estos migrantes guatemaltecos”, manifestó el mandatario en su conferencia matutina.

Recordemos que el pasado 22 de enero se reportó de la masacre en Camargo, municipio fronterizo con Estados Unidos, donde se han identificado a 16 de las 19 personas fallecidas, dos de nacionalidad mexicana y 14 ciudadanos de Guatemala, incluyendo al menos un menor de edad.

Por el crimen, adjudicado a cárteles de la droga, están detenidos doce agentes de la Policía estatal y se investiga a ocho funcionarios del Instituto Nacional de Migración (INM) por su presunta participación. Al respecto, el presidente indicó que se ha avanzado en el caso.

“Ya hay detenidos, en efecto policías del Estado de Tamaulipas, hay cesados y también están sujetos a proceso funcionarios de migración, servidores públicos y no va a haber impunidad para nadie, y tenemos una relación constante con los familiares de las víctimas”, añadió López Obrador.

Las autoridades mantienen la línea de investigación que apunta al crimen organizado y el tráfico de personas como causantes de esta masacre, que la ONU ha comparado con la de San Fernando del 2010, cuando asesinaron a 72 migrantes en la misma región; el gobierno ha rechazado estas comparaciones al insistir en que no habrá impunidad.

Pese a los esfuerzos que se hace desde el gobierno federal, el presidente reconoció la violencia que padecen los migrantes que van al norte del país, especialmente a Tamaulipas con la intención de cruzar a Texas, Estados Unidos.

“Es lamentable decir esto, pero los antecedentes que se tienen es que los migrantes corren más peligro en los estados de la frontera norte, en particular en Tamaulipas, por todo lo que sabemos, entonces fue siempre un argumento de nuestra parte decir: necesitamos cuidarlos, protegerlos”, admitió.

Arturo Sarukhán

EL UNIVERSAL

 

 

El arranque y la más que bienvenida transición a una nueva administración en Estados Unidos, encabezada por Joe Biden, está preñada de oportunidades para un retorno a la normalidad y para nuevas sinergias y colaboración bilaterales con México. El presidente y su equipo buscarán rápidamente revertir los efectos perniciosos del vandalismo diplomático de Trump estos últimos cuatro años y también intentarán apuntalar y relanzar relaciones bilaterales clave con aliados y socios que fueron dañadas y socavadas en el proceso. Ello incluso ya quedó de manifiesto desde un primer momento con el retorno a los ‘usos y costumbres’ de la diplomacia contemporánea estadounidense cuando Biden, seguido de su secretario de Estado recién confirmado, efectuaron como primer contacto con sus homólogos en el mundo, sendas llamadas con los vecinos y socios estadounidenses, Canadá y México.

Como ningún otro inquilino de la Casa Blanca, Biden llega -producto de sus años en el Senado y su papel como enviado de Obama a Latinoamérica particularmente en los últimos cinco años de su gestión como vicepresidente, con un bagaje de conocimiento y experiencia granulares sobre México y la relación bilateral con el que predecesor alguno en el cargo ha contado. Por si esto fuera poco, el período de dos años de México como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU ofrecería, en circunstancias normales, una legión de oportunidades para crear densidad en la colaboración regional y global entre EE.UU y México y sinergias para promover un sistema internacional basado en reglas. Y dado que Brasil en gran medida ha decidido arrinconarse, tanto en términos de sus ambiciones de política exterior como por el resultado de las políticas de afinidad y el apoyo de Bolsonaro a Trump, esto podría abrir una ventana de oportunidad singular para que México se posicione como el socio estratégico privilegiado de EE.UU en América Latina y el Caribe.

Desafortunadamente, es más fácil decir esto que hacerlo. Para empezar, reinicializar la relación Biden-López Obrador no será fácil, a pesar de las mejores intenciones en Washington y los esfuerzos deliberados de algunos funcionarios del gobierno mexicano. Como en la mayoría de las cosas en la vida, se necesitan dos para bailar el tango o, en el caso de nuestras dos naciones, quizá danzón. Por un lado, el Presidente López Obrador parece empeñado en pintar su raya -e incluso socavar- un relanzamiento de las relaciones con EE.UU. Y por el otro, lo que al principio de su relación con Trump podría haber sido explicado y justificado por algunos como pragmatismo o reflejo de la asimetría de poder entre ambas naciones, al final parece algo mucho peor. Solo hay que ponerse en los zapatos de los Demócratas y del equipo de campaña y transición de Biden para entender cómo se percibe el efecto cumulativo de la larga lista de acciones hostiles y miopes del mandatario mexicano a partir del verano pasado: su tozudez de viajar a Washington para reunirse con Trump en plena campaña electoral estadounidense, su decisión de no reunirse con líderes Demócratas del Congreso y sus declaraciones zalameras en la Casa Blanca; su obstinación en no felicitar (junto con Putin y Bolsonaro, dos lideres que jugaron abiertamente a favor de la elección y reelección de Trump) al presidente electo Biden hasta el 14 de diciembre y su hosca carta de felicitación (sobre todo si se le compara con la meliflua epístola de cuatro páginas enviada a Trump después de su triunfo en la elección mexicana de 2018) trazando líneas en la arena sobre la no intervención y la soberanía nacional; su oferta de asilo a Julian Assange, el hombre que hackeó la campaña Demócrata en 2016; su rotundo silencio y falta de repudio a la intentona de autogolpe de Estado el 6 de enero; y su defensa de Trump luego de que éste fuese expulsado de redes sociales.

Pero Biden no tiene gatos en la panza y su gobierno seguramente va a tener retos mucho mayores con México que potencialmente guardar rencor. Los próximos cuatro años podrían transformarse en una serie de tensiones y desafíos al sur de la frontera con un presidente mexicano que ve a su nueva contraparte con resquemor, sospecha y un dejo de resentimiento (por el hecho de que en su particular visión del mundo, los Demócratas debieran de haberlo apoyado en sus impugnaciones a los procesos electorales de 2006 y 2012). Ya sea en materia de derechos humanos y el Estado de derecho; la criminalidad y procuración de justicia; la erosión de contrapesos, equilibrios e instituciones autónomas; la falta de un piso parejo para empresas estadounidenses con inversiones en México; disputas ambientales y laborales en el TMEC; y políticas y paradigmas energéticos del pasado y basados en combustibles fósiles: todos estos temas que, a diferencia de Trump, ocuparán y preocuparán al gobierno estadounidense, podrían derivar -ya sin el temor pero también la empatía que el ex mandatario estadounidense generó en López Obrador- en posiciones espinosas y chovinistas desde Palacio Nacional en la relación con la nueva administración en Washington. Y por si fuera poco, la arquitectura e institucionalización de la relación bilateral -el andamiaje de mecanismos y protocolos que se han construido en las últimas dos décadas- que permiten que una de las relaciones bilaterales más complejas, fluidas y dinámicas en el mundo mantenga la tracción, el tono muscular y la capacidad de resolución de problemas, se ha ido desgastando durante los últimos cinco o seis años. Ciertamente comenzó con el gobierno de Peña Nieto, pero se ha profundizado con el de López Obrador.

Para un presidente que persiste en subrayar que la mejor política exterior es la política interna y que ve con recelo la posibilidad de que el nuevo gobierno estadounidense se pronuncie, en público o privado, sobre temas que él considera de política interna, la gran paradoja estriba en que son precisamente las debilidades internas -y muchas de sus políticas públicas- las que se erigen en flancos de presión desde el extranjero, particularmente desde Estados Unidos. Y pensar que en el siglo XXI se puede separar en compartimentos-estanco lo interno de lo externo en ambos países es no entender cómo se ha transformado la realidad de la relación entre México y EE.UU en las últimas dos décadas.

El refrán popular sugiere que no se puede mamar y dar de topes. Qué bien que el presidente subraye, con el inicio de la Administración Biden y los primeros contactos con quien será su homólogo durante el resto de su sexenio, que buscará una relación constructiva con EE.UU. Pero entonces sus acciones, decisiones y declaraciones -y las de algunos de sus colaboradores- tienen que ser congruentes con ello. Oportunidades para la sinergia y la colaboración real y efectiva, basada en el paradigma de responsabilidad compartida y en múltiples áreas de la agenda, desde la migración, la competitividad regional, las cadenas productivas y el manejo común de recursos acuíferos transfronterizos hasta la mitigación de la pandemia, la recuperación económica y la seguridad común, abundarán con este nuevo gobierno estadounidense, pero solo si se saben reconocer y aprovechar.

 

Columna completa en El Universal

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, acordó con su homólogo ruso, Vladimir Putin, mantener vigente, por cinco años más, el tratado de control de armas nucleares Nuevo START.

“Especialmente en tiempos de tensión, los límites verificables de las armas nucleares de alcance intercontinental de Rusia son de vital importancia”, dijo en una declaración el secretario de Estado, Antony Blinken, al anunciar el acuerdo.

Según Blinken, esta prórroga garantiza a Estados Unidos tener “límites verificables para los misiles balísticos intercontinentales, los SLBM (misiles balísticos lanzados desde submarinos) y los bombarderos pesados rusos hasta el 5 de febrero de 2026”.

El Nuevo START limita el número de armas nucleares estratégicas, con un máximo de 1,550 cabezas nucleares y 700 sistemas balísticos para cada una de las dos potencias, en tierra, mar o aire.

Casi desde su toma de posesión, Biden había comunicado a Moscú su disposición a extender durante cinco años este tratado, el último de desarme que queda vigente entre ambas potencias nucleares.

La portavoz de La Casa Blanca, Jen Psaki, afirmó que el presidente Biden había dejado claro durante mucho tiempo que el Nuevo START estaba en el interés nacional de Estados Unidos, aunque no dejaban de lado otros asuntos que preocupaban a su país.

Biden quiere trabajar con Putin, éste también debe “rendir responsabilidades por sus acciones imprudentes y conflictivas”, dijo la portavoz.  Entre estas “acciones conflictivas” están asuntos como el envenenamiento y condena a prisión del líder opositor Alexéi Navalni, la interferencia rusa en las elecciones, la oferta de recompensas a los talibanes por la muerte de soldados de Estados Unidos, y otros como la anexión rusa de Crimea.

Se sabe que Biden pidió a las agencias de inteligencia de Estados Unidos hacer una evaluación a fondo de estos temas, sin aclarar si su intención es mantener la política de sanciones aplicada por su antecesor republicano, Donald Trump.

Respecto al tema del control de armas, Biden, al igual que Trump, tenía la opción de buscar una solución temporal para el tratado y prorrogarlo durante un corto periodo de tiempo, pero abogó por extenderlo durante cinco años, tal y como se estableció en el pacto cuando se firmó originalmente en 2010.

En los últimos meses de su Gobierno, Trump intentó sin éxito encontrar una solución temporal y prorrogar el acuerdo, pero no se llegó a materializar ningún trato con el mandatario ruso, Vladímir Putin, quien en octubre pasado llegó a proponer una prorroga de un año.

El principal punto de fricción entre las dos potencias fue la insistencia del Gobierno de Trump para que China formara parte de las conversaciones, a pesar de que el gigante asiático se negó a sentarse en la mesa de negociaciones al considerar que tiene muchas menos armas nucleares que Washington y Moscú.

“Estados Unidos usará el tiempo de una extensión de cinco años del Nuevo START para buscar con Rusia (…) un control que aborde todas sus armas nucleares. También perseguiremos el control de armas para reducir los peligros del moderno y creciente arsenal nuclear de China”, dijo Blinken en su declaración.

Por su lado, Rusia sostiene que si las negociaciones deben ampliarse a otros países, deberían incluir a Francia y el Reino Unido, las otras dos potencias nucleares declaradas que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU.

Expertos temían que el vencimiento del Nuevo START sin un acuerdo llevase a una nueva carrera de rearme nuclear, ya que por primera vez desde 1972 no habría ningún acuerdo de control de armas atómicas en vigor entre Rusia y Estados Unidos, que tienen un 90% de todas armas nucleares que existen en el planeta.

El presidente Joe Biden firmó este martes una segunda serie de órdenes ejecutivas para revertir las políticas migratorias de su predecesor, el republicano Donald Trump.

Los decretos, relativos a la separación de familias, seguridad fronteriza y migración legal, elevan a nueve el número de acciones ejecutivas de Biden en materia migratoria en sus primeras dos semanas en la presidencia.

Con una propuesta de ley para otorgarles estatus legal y una vía a la naturalización a cerca de 11 millones de personas, Biden se ha centrado rápidamente en muchos de los cambios radicales que implementó el presidente Donald Trump para desalentar la inmigración, tanto legal como ilegal.

La más reciente serie de órdenes no cuentan con grandes cambios inmediatos, aunque la portavoz de La Casa Blanca, Jen Psaki, dijo que el mandatario podrá dar más detalles más adelante y que los cambios tomarán tiempo.

“No estoy creando nuevas leyes. Estoy eliminando las malas políticas”, dijo Biden durante la ceremonia de firma de las órdenes.

Alejandro Mayorkas, cuya nominación como secretario de Seguridad Nacional fue confirmada en el Senado el martes, encabezará a un equipo que abordará la separación de familias migrantes, enfocado en gran parte en reunir a padres y menores que siguen separados. No está claro cuántos, pero en documentos oficiales se ha identificado a casi 5,500 menores que fueron separados de sus padres en la frontera durante la presidencia de Trump, incluidos unos 600 que no han sido localizados por una comisión designada por un tribunal.

La revisión de la seguridad fronteriza incluirá una medida que obliga a los solicitantes de asilo a esperar en México a que llegue la fecha para sus audiencias en cortes migratorias de Estados Unidos. Es un paso hacia el cumplimiento de una promesa de campaña de poner fin a la política Permanecer en México, conocida oficialmente como Protocolos de Protección al Migrante, que registró a casi 70,000 solicitantes de asilo desde que entró en vigor en enero de 2019.

La Casa Blanca señaló que también realizará una “revisión integral de las regulaciones, políticas y lineamientos recientes que han colocado obstáculos a nuestro sistema de migración legal”. Incluirá una revisión a la “regla de carga pública” de Trump, que dificulta obtener las tarjetas de residencia a aquellas personas que reciban subsidios gubernamentales.

Los asesores de Biden han advertido que podría tomar meses revertir las políticas fronterizas de Trump que complican el obtener asilo, lo que ha provocado quejas entre algunos activistas migratorios.

Roberta Jacobson, asesora de Biden en materia fronteriza, pidió el viernes a la prensa de habla hispana que desalentaran a sus audiencias de presentarse en la frontera de Estados Unidos. “Ahora no es el momento”, dijo en español, y añadió que el viaje “es especialmente peligroso ahora en medio de una pandemia. Afirmó que la administración del presidente Biden está comprometida a un procedimiento de “frontera justa, ordenada y humana, pero va a tomar tiempo para ocurrir”.

Las órdenes demuestran que, tal como Trump reformó las políticas migratorias desde La Casa Blanca, Biden puede revertirlas de un plumazo, algunas de ellas de manera más sencilla que otras. Cambios a largo plazo tendrían que ser aprobados por el Congreso, un enorme desafío que ni Trump ni sus predecesores Barack Obama y George W. Bush pudieron conseguir.

El cubano-estadounidense Alejandro Mayorkas fue confirmado este martes por el Senado como el nuevo secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, cargo desde el que deberá impulsar las iniciativas migratorias del presidente Joe Biden.

La nominación de Mayorkas, que ya formó parte del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y tiene una probada experiencia en el campo legal, recibió el visto bueno de la Cámara Alta con una votación 56-43 .

A diferencia de sus colegas de gabinete, que alcanzaron un mayor respaldo en el Senado, la cerrada votación de Mayorkas pareció un anticipo del largo camino que deberá emprender para llevar a buen puerto la promesa de Biden de convertir de nuevo a Estados Unidos en un país de inmigrantes.

El visto bueno del Senado llegó después de que el Comité de Seguridad Nacional votara el martes pasado 7-4 a favor del designado por Biden.

Mayorkas, quien nació en La Habana en 1959, de donde salió un año después junto a sus padres y su hermana con destino a Estados Unidos, se desempeñó como subsecretario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) entre 2013 y 2016.

Fue además director de Servicios de Ciudadanía e Inmigración, una de las dependencias que maneja el DHS, la agencia que con cerca de 300,000 empleados se encarga de asuntos claves como la seguridad fronteriza y la inmigración.

El Senado también confirmó a Pete Buttigieg como nuevo secretario de Transporte. El exaspirante a la candidatura presidencial demócrata  es el primer secretario abiertamente homosexual en la historia del país.

La semana pasada, el Comité de Comercio del Senado adelantó que Buttigieg, alcalde durante ocho año de la ciudad de South Bend, en Indiana, y veterano del Ejército, había contado con el consenso de la cámara, con tan solo tres votos republicanos en contra, apunta el diario ‘The Hill’.

“Pete Buttigieg es un patriota y alguien que soluciona problemas, un ejemplo de lo que somos como nación”, dijo Biden cuando se hizo oficial su nominación. “Confío en que liderará este trabajo con interés, decencia y una visión audaz, él unirá a la gente para lograr grandes cosas”.

Con la aprobación del Senado, Buttigieg se hará cargo a partir de ahora de una oficina con 55,000 empleados y un presupuesto de miles de millones de dólares que tendrá que hacer frente a un sector ampliamente castigado por la crisis del coronavirus, además de colaborar en las nuevas políticas más respetuosas con el medioambiente que Biden ha prometido.

El nuevo gobierno de Estados Unidos analiza la forma de dar prioridad a las solicitudes de asilo de los migrantes más vulnerables que continúan varados en México como parte del polémico programa “Quédate en México” del expresidente Donald Trump, dijo este viernes la asesora fronteriza del presidente Joe Biden, Roberta Jacobson.

Biden anunció en su primer día de mandato, el 20 de enero pasado, la suspensión del programa denominado Protocolos de Protección a Migrantes (MPP) que ha obligado a miles de ellos, la mayoría de Centroamérica, a permanecer en el norte de nuestro país, mientras es analizado su caso.

“Sabemos que es muy difícil para muchas personas esperar (…) vamos a procesar esos casos y asegurar que las personas pueden entrar a Estados Unidos si califican para asilo (…) lo más rápido posible”, afirmó la funcionaria federal.

La también exembajadora de Estados Unidos en México indicó que por ahora Washington no tiene planes para “transferir” a migrantes bajo acuerdos de “tercer país seguro” firmados con países centroamericanos.

Aclaró que entre las prioridades del nuevo gobierno de Estados Unidos está localizar y reunificar a miles de familias que fueron separadas con esas políticas migratorias, aunque reconoció que no tienen el universo total de casos.

Al respecto, se dijo que será el próximo martes cuando el presidente Joe Biden anuncie la conformación de un grupo que asumirá la reunificación de familias inmigrantes.

Jen Psaki, portavoz de La Casa Blanca, indicó durante su rueda de prensa diaria que el presidente “ahora planea lanzar un grupo de trabajo sobre la reunificación de familias y niños”, que liderará el ahora nominado como secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas.

La portavoz subrayó que ese es un asunto con el que Biden “está personalmente comprometido”, así como la primera dama, Jill Biden.

“Habíamos planeado hacerlo esta semana porque esperábamos que Ali Mayorkas fuera confirmado para finales de esta semana”, añadió la funcionaria, quien dijo esperar que el candidato de Biden sea ratificado por el Senado el lunes por la noche y que el gobernante firme la orden al día siguiente.

“No hay duda de que reconocemos que esto será un desafío increíble, que habrá mucho trabajo por hacer”, admitió.

Adicional, La Casa Blanca aclaró este viernes que Biden sí pidió a su homólogo ruso, Vladímir Putin, que liberara al líder opositor Alexéi Navalni, encarcelado recientemente, durante la conversación telefónica que ambos mantuvieron esta semana.

Psaki reveló que el mandatario reclamó a Putin la salida de prisión de Navalni, en línea con los comentarios que ha hecho Washington al respecto en los últimos días; pero, rechazó ofrecer detalles sobre la respuesta del gobernante ruso a esa petición.

En concreto, preguntada sobre si Biden pidió la liberación de Navalni, Psaki contestó: “Sí, tal y como nuestro equipo ha pedido durante las últimas semanas, pero no daré más detalles específicos sobre la conversación”.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, mantuvo este martes una conversación telefónica con su homólogo ruso, Vladímir Putin, con el que habló sobre la extensión del acuerdo de desarme nuclear Nuevo START, la situación del opositor Alexéi Navalni y Ucrania.

Biden “llamó al presidente Putin esta tarde con la intención de hablar sobre nuestra disposición a extender el Nuevo START durante cinco años y para reafirmar nuestro fuerte apoyo a la soberanía de Ucrania a la luz de la agresión continua de Rusia”, dijo la portavoz de La Casa Blanca, Jen Psaki.

El mandatario estadounidense pretende extender por cinco años el último tratado de desarme vigente entre ambas potencias nucleares, el Nuevo START, que expira el próximo 5 de febrero.

El Kremlin ya ha dicho que sigue comprometido con la ampliación del tratado durante cinco años y que está a la espera de “propuestas concretas” de Biden.

El Nuevo START limita el número de armas nucleares estratégicas, con un máximo de 1,550 cabezas nucleares y 700 sistemas balísticos para cada una de las dos potencias, en tierra, mar o aire.

Durante la llamada de este martes, Biden le manifestó a Putin algunos asuntos que le preocupan como “las informaciones del ciberespionaje de SolarWinds, las recompensas por parte de Rusia (a los talibanes) por soldados de Estados Unidos en Afganistán, la interferencia en las elecciones de 2020 (en EUA), el envenenamiento de Alexéi Navalni y el trato por parte de las fuerzas de seguridad rusas a manifestantes pacíficos”, enumeró Psaki.

El mandatario estadounidense pidió a las agencias de inteligencia que hagan una evaluación a fondo de la supuesta interferencia de Moscú en las elecciones en Estados Unidos de noviembre pasado, el uso de armas químicas contra Navalni y las recompensas rusas a los talibanes a cambio de matar a soldados estadounidenses en Afganistán.

También ha solicitado que se lleven pesquisas sobre el ciberataque contra varias agencias federales a través de las actualizaciones de un popular programa de la empresa tecnológica estadounidense SolarWinds, llamado Orion y que usan para monitorear redes informáticas tanto el Gobierno como cientos de grandes compañías. Muchos analistas y funcionarios acusan a Rusia de estar detrás de ese pirateo informático.

Psaki destacó que la intención de Biden durante la conversación con Putin ha sido dejar claro que su país actuará firmemente en defensa de sus intereses nacionales en respuesta a las acciones “malignas” de Rusia.

Precisamente sobre Moscú, Biden habló hoy también por teléfono con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Según un comunicado de La Casa Blanca, Biden le transmitió su intención de “consultar y trabajar con los aliados en toda una gama de preocupaciones de seguridad compartidas, incluyendo Afganistán, Irak y Rusia”.

Biden firmará esta tarde un decreto para poner fin a los centros de reclusión privados del sistema federal, dijo Susan Rice, su consejera de Política Interior.

“Las cárceles privadas se benefician de los prisioneros federales y, de acuerdo con un informe de la inspección general del Departamento de Justicia, son menos seguras tanto para los reos como para los guardias” que los centros de detención estatales, dijo Rice en conferencia de prensa.

Para ello, Biden ordenará a la cartera de Justicia que no se renueven los contratos con los operadores privados.

Se trata de la primera medida del nuevo presidente en materia de justicia penal, área en la que se comprometió a operar profundas reformas. En particular, prometió luchar contra las tasas récord de encarcelamiento en el país y contra el enorme número de integrantes de las minorías que encarcelados.

Adicional, esta mañana el Senado de EUA confirmó a Antony Blinken como secretario de Estado, quien tendrá a su cargo la encomienda del presidente Biden de revertir las políticas aislacionistas del gobierno anterior que debilitaron las alianzas internacionales.

Por 78 votos a favor y 22 en contra, los senadores aprobaron a Blinken, antiguo aliado de Biden, como el 71ro secretario de Estado, reemplazando a Mike Pompeo. Es el cargo más importante del gabinete y el cuarto en la línea de sucesión de mando.

Blinken, de 58 años, fue subsecretario de estado y vice asesor de seguridad nacional durante la presidencia de Barack Obama. Ha prometido reestructurar las relaciones de Estados Unidos con el resto del mundo tras la presidencia de Donald Trump, quien cuestionaba la necesidad de diversas alianzas. Blinken iniciará su gestión el miércoles tras ser juramentado, dijeron fuentes allegadas.

“El liderazgo de Estados Unidos sigue siendo importante”, declaró Blinken ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado en su audiencia de confirmación el 19 de enero.

El presidente Joe Biden restableció este lunes la prohibición de entrada al país de personas de Brasil, Irlanda, Reino Unido y otros 26 países europeos a fin de evitar la propagación del coronavirus.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca Jen Psaki indicó que Sudáfrica fue agregada a la lista debido a la presencia en ese país de una variante de la enfermedad. “No es este el momento de levantar las restricciones a los viajes internacionales”, señaló Psaki.

La medida de Biden prohíbe, a partir del martes, la entrada al país a prácticamente todos los ciudadanos extranjeros que hayan estado en alguno de los países señalados en los 14 días previos a su llegada a Estados Unidos.

Los 26 países europeos señalados son parte de la zona Schengen de libre paso e incluyen a Austria, Bélgica, República Checa, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Hungría, Islandia, Italia, Letonia, Liechtenstein, Lituania, Luxemburgo, Malta, Holanda, Noruega, Polonia, Portugal, Eslovaquia, Eslovenia, España, Suecia y Suiza.

El máximo experto en enfermedades contagiosas de Estados Unidos, el doctor Anthony Fauci dijo el lunes que la decisión de Biden era “prudente”. “Estamos preocupados por la mutación del virus que se ha detectado en Sudáfrica”, expresó Fauci en entrevista con la cadena CBS.

Esto coincide con la entrada en vigor de la recomendación del Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, de prohibir la entrada a toda persona procedente del exterior a menos que muestre una prueba negativa a COVID-19 hecha en los tres días previos de abordar el vuelo.

La embajada de México en Washington, recordó a los mexicanos que planeen viajar a Estado Unidos, que a partir de mañana 26 de enero, todas las personas que planeen ingresar por vía aérea deberán presentar la prueba negativa.

Precisan que en caso de haberse recuperado de Covi-19 dentro de los tres meses previos al viaje, se deberá presentar un documento oficial que así lo acredite junto con una carta del médico en la que indique que está autorizado para viajar.

Informó que en caso no cumplir con los requisitos, las aerolíneas tendrán las facultad de negar el abordaje. Sobre la cuarentena que se anunció se pediría a los viajeros que ingresen a Estados Unidos, se explicó que será voluntaria.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) indicó esta tarde que conversó con su homólogo estadounidense, Joe Biden, tal como había informado este medio día el canciller Marcelo Ebrard.

A través de sus redes sociales, el mandatario informó que en la llamada se abordaron temas como la migración, la emergencia sanitaria por la pandemia de COVID-19 y la cooperación bilateral.

“Fue amable y respetuoso”, afirmó López Obrador. “Todo indica que serán buenas las relaciones por el bien de nuestros pueblos y naciones”.

Por el momento no hay mayores detalles de la llamada, y todo lo que se sabe es el mensaje que AMLO publicó y la fotografía con la que lo acompañó.

Llamó la atención que Alfonso Romo, ex Jefe de la Oficina de la Presidencia, estuvo presente durante la comunicación. Fue justo en la casa del empresario, en el estado de Nuevo León, donde tuvo lugar la llamada.

En la imagen se observa además al canciller y la traductora de la Presidencia, Lilia Rubio.

La llamada se produce un día después de que el propio presidente descartara conversar con el demócrata, pues dijo, ya había hablado con él pasado 19 de diciembre y no había ‘urgencia’ en volver a hacerlo, toda vez que funcionarios de ambos gobierno ya se encontraban en comunicación.

López Obrador realiza este fin de semana una gira por Nuevo León, donde inaugurará instalaciones de la Guardia Nacional y supervisará el avance de distintos programas sociales.