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Ya se impusieron los aranceles. Ahora es el momento para que el gobierno piense y actúe para hacer de la economía mexicana más fuerte y competitiva porque el modelo de desarrollo de los últimos 30 años se terminó con el manotazo de ha dado Donald Trump.

Como bien sabemos, nuestra economía depende de la estadounidense. Pero ahora tenemos que ponernos las pilas y salir adelante sin ese enorme motor de desarrollo.

Sin embargo, en lugar de pensar en fortalecer el Estado de Derecho y en hacer del país uno atractivo para las inversiones a pesar de Donald Trump, tenemos a un gobierno que va derecho y no se quita en el intento por complicar las cosas a quienes aún le siguen apostando a México.

Un sector fundamental es el de las manufacturas. Mientras en Canadá el Primer Ministro Justin Trudeau anuncia medidas para ayudar a los sectores productivos que se verán afectados por los aranceles, aquí en México el sector maquilador y manufacturero tiene que lidiar con el SAT que los quieren hacer pagar un doble IVA y además busca cobrarles 44 mil millones de pesos tan solo por los periodos del 2019 al 2023 por cambios en las reglas del pago de impuestos.

Estamos hablando de 6 mil 800 empresas que, a pesar de ser formales, de pagar impuestos y de generar empleo para 3.3 millones de personas, ahora tienen que defenderse del cambio de reglas que el SAT decidió aplicar. El asunto ha escalado hasta la Suprema Corte.

Conforme a las reglas definidas por las autoridades, por años las empresas maquiladoras tenían que hacer algo conocido como ‘La vuelta en U’ que les permitía importar insumos para fabricar productos libres de impuestos pero implicaba sacar su mercancía a Estados Unidos y regresarla a México literalmente dando una vuelta en U en la frontera.

Como ’La vuelta en U’ era muy costosa, la autoridad introdujo una facilidad administrativa para que pudiera hacerse de manera virtual (en una computadora) y no física (sube las televisiones a un camión, paséalas del otro lado de la frontera y regrésalas a México). El llamado retorno virtual funcionó como un mecanismo sumamente exitoso que permitió a las maquiladoras crecer hasta ser parte fundamental del motor de desarrollo para México.

De pronto, el SAT decidió cambiar las reglas y definió que se debe de pagar impuestos tanto a la importación como a la venta, ósea una doble tributación. El tema ha estado en litigio y, como decía, ha escalado hasta llegar a la Suprema Corte. La semana pasada la Ministra Yazmine Esquivel presentó dos proyectos -cosa por demás rara – uno a favor del SAT y otro en favor de las empresas manufactureras.

La votación no logró una definición y ahora habrá que esperar a que la Ministra Esquivel presenté un nuevo proyecto y éste se vote. Mientras eso sucede el sector manufacturero está atorado en medio de dos enormes incertidumbres. La primera es la que nada tiene que ver con México: el desplante de Trump de ponernos aranceles. La segunda pieza de enorme incertidumbre es esperar a ver qué pase en la Suprema Corte.

¿Será la actual Corte la que vote el asunto, en donde hay expertos en temas fiscales como Margarita Ríos Farjat, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Javier Laynez? O ¿decidirá Esquivel esperar a que se vayan los expertos en junio para entonces poder presentar su proyecto ante la nueva Corte? Esto le daría un golpe muy fuerte a la industria maquiladora pero, una vez más, el SAT le estaría dando un triunfo (pírrico) al gobierno para poder sacar recursos de donde puedan para sus arcas cada vez más vacías.

¿De verdad creemos que el horno está para estos bollos?

Apostilla: la respuesta a los aranceles de Trump de “nos vemos el domingo en el Zócalo” son la mejor señal de que el gobierno auténticamente cree que el horno está para bollos.

Columna publicada en El Universal

Desde que los millonarios venezolanos comenzaron a abandonar su país ante el desastre del régimen de Hugo Chávez, se ha dicho en tono de broma que los alcaldes de Miami deberían poner una estatua del líder bolivariano en Ocean Drive o en Key Biscayne para agradecerle la cantidad de dinero que ha llegado a esa ciudad de Florida de venezolanos. Unos huyendo del autócrata; otros producto de la corrupción y saqueo al Estado.

Ahora, con la noticia que ha dado a conocer el investigador del Diálogo Internacional, Michael Camilleri, y el periodista de Univisión, David C Adams, podríamos pensar que las sumas de dinero venezolano en Estados Unidos dan para mucho más que para una estatua de Hugo Chávez.

Y es que en esta investigación se muestra que el dinero de la corrupción en Venezuela que ha terminado en Estados Unidos ha servido hasta para pagar parte del muro de Trump en la frontera con México. Seiscientos millones de dólares del Fondo de Confiscación del Departamento del Tesoro han sido canalizados para este fin.

Ya sabemos que Donald Trump prometió a sus bases electorales que acabaría con la migración indocumentada a su país mediante la construcción del muro fronterizo, y que México pagaría por éste. Pero pues México no ha pagado directamente nada. Aunque el envío de la Guardia Nacional a la frontera sur podría ser considerado un muro humano pagado por México.

Y desde que Trump asumió el poder en 2017 el Congreso le ha negado los fondos requeridos para el muro. Por ello, en febrero del 2019 La Casa Blanca declaró que en su frontera sur existía una emergencia nacional, lo que le permitió al ejecutivo tener acceso a un esquema para darle la vuelta a la falta de fondos que eran bloqueados por el Congreso.

El plan de La Casa Blanca le abrió la puerta a Trump para acceder a estos $601 millones de dólares confiscados a funcionarios venezolanos corruptos. Esto ocurre mientras Juan Guaidó, a quien Estados Unidos reconoce como el presidente interino de Venezuela, pide al gobierno de Trump que le regrese los más de mil millones de dólares que han robado venezolanos y han sacado para depositar en cuentas; yates; casas de lujo; autos; joyas y otros bienes en Miami, principalmente. Guaidó argumenta, con razón, que el pueblo venezolano está enfrentando enormes carencias que se han vuelto mucho peores a partir de la pandemia del COVID19.

El tema es que, mientras la situación en Venezuela entre Maduro y Guaidó no se resuelva, Guaidó no tiene forma legal de presionar a EUA de que le devuelva estos fondos y el gobierno de Trump argumenta que están siendo utilizados correctamente ya que su gasto tiene que estar relacionado con la aplicación de la ley. La construcción del muro en la frontera con México encaja con esta descripción porque su propósito es evitar el paso de drogas y delincuentes.

Así que la promesa de Trump de que México pagaría por el muro en la frontera se ha convertido en que sea Venezuela quien pague parte de este muro. Venezuela, con todo y las carencias de gran parte de su población; con todo y la cercanía entre varios integrantes de Morena que no paran de elogiar a Chávez y a su sucesor, Nicolás Maduro, está financiando ese muro que simboliza todo lo que está mal en la relación México y Estados Unidos.

Columna completa en El Universal