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Tras ser cuestionado sobre si había alguna respuesta por parte del gobierno de Estados Unidos sobre el llamado operativo Rápido y Furioso, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) dijo que no, y aprovechó para reiterar que su gobierno ha defendido el derecho soberano a decidir sobre la política de seguridad que se aplica en México.

“Está abierta la investigación, como es de dominio público, en contra del que estuvo de secretario de Seguridad Pública, García Luna, que está detenido, ahí sí continúa la investigación, pero no hay respuesta sobre lo que nosotros consideramos fue una violación a nuestra soberanía: el que se haya permitido la introducción de armas teniendo conocimiento el gobierno de México”, respondió AMLO.

Explicó que aunque se ha negado, hay evidencias que apuntan a que el operativo se hizo de manera conjunta entre el gobierno de Estados Unidos y México respecto a la introducción de armas a nuestro país,  lo que causó innumerables muertes.

Fue en ese punto donde dijo que lo su gobierno está haciendo es defender el derecho soberano a decidir sobre la política de seguridad que se aplica en México, cosa que aseguró, no sucedía anteriormente.

Acusó que en administraciones anteriores, había mucha injerencia de agencias del extranjero en los asuntos internos de México.

Sostuvo que en la actualidad, hay relaciones de cooperación y respeto con el país vecino. Aseguró que aunque parezca increíble, el que ha dado el ejemplo es el presidente Donald Trump, quien en algunos temas delicados que se han tocado, respeto la decisión de México.

En ese sentido, recordó que uno de esos casos que comentó con su homólogo estadounidense, fue cuando se detuvo al hijo de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, a Ovidio Guzmán López; afirmó que fue él quien tomó la decisión de liberarlo, pues no estuvo dispuesto a poner en riesgo a la población.

“Para que no se afectara a civiles, porque iban a perder la vida si no suspendíamos el operativo más de 200 personas inocentes en Culiacán, Sinaloa, y se tomó la decisión, yo ordené que se detuviera ese operativo y que se dejara en libertad a este presunto delincuente”, añadió AMLO.

Otro de los casos que ha comentado con el presidente Trump fue lo sucedido en Bavispe, Sonora, donde asesinaron a mujeres y a niños de la familia LeBarón.

En ambos casos dijo que habló con Trump, quien ofreció ayudar a investigar los casos y a castigar a los responsables.

“De manera muy respetuosa le agradecimos su ofrecimiento y él entendió que nos correspondía a nosotros atender estos casos, como siempre. No vamos a permitir que ningún gobierno extranjero se inmiscuya en asuntos que sólo corresponde a las autoridades mexicanas. Eso es el respetar, hacer valer nuestra soberanía”, dijo López Obrador.

El presidente de Donald Trump anunció este viernes que volverá a intentar cancelar el programa migratorio de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), esto luego de que ayer el Tribunal Supremo rechazó su intención de revocarlo.

En un mensaje a través de Twitter, el mandatario indicó que “en breve” enviarán “documentos mejorados” en los que atenderán los requerimientos del Alto Tribunal, que dio la razón a los abogados que defienden los derechos de cerca de 700 mil jóvenes indocumentados que llegaron al país ilegalmente de la mano de sus padres y que están protegidos actualmente por este amparo.

En su opinión, este jueves “no se perdió ni ganó nada”, y solo fue un “punt”, es decir, una jugada utilizada en fútbol americano para mandar la pelota a campo contrario y alejar el peligro.

“He querido cuidar a los beneficiarios de DACA mejor que los demócratas buenos para nada, pero durante dos años se negaron a negociar. Han abandonado DACA. Según la decisión (del Supremo), los demócratas no pueden hacer ciudadanos a los DACA. ¡No ganaron nada!”, dijo Trump en su tuit.

El fallo del Supremo fue visto como una inesperada victoria por los cientos de miles de jóvenes inmigrantes amparados contra la deportación, aunque muchos alertaron que no podrían confiar en que Trump no volviera a intentar cancelar el programa aprobado en 2012 por su predecesor, Barack Obama, a pesar de la popularidad de DACA, incluso entre los republicanos.

Trump anunció en septiembre de 2017 que cancelaba DACA bajo el argumento de que así ponía presión al Congreso para que demócratas y republicanos alcanzaran un acuerdo sobre el amparo migratorio.

Sin embargo, las demandas contra su decisión fueron llegando y finalmente el caso arribó al Supremo, que este jueves no entró a considerar el programa en sí mismo sino el procedimiento seguido por el gobierno en su intento de anularlo.

En opinión del Alto Tribunal, la “rescisión total” de la Administración Trump de DACA fue “arbitraria y caprichosa”, aunque dejó la puerta abierta para que el gobierno intentara de nuevo cerrar el amparo si daba una explicación más detallada.

La decisión no sentó nada bien a Trump, que sufrió otro revés el lunes después de que el Supremo negara la razón a La Casa Blanca en un fallo que protege de la discriminación laboral a las ciudadanos de la comunidad LGBT.

El exvicepresidente Joe Biden, y virtual candidato demócrata a La Casa Blanca, prometió este jueves que, si es elegido como presidente en noviembre próximo, impulsará un proyecto de ley que incluya una solución “permanente” para los llamados “dreamers” en su primer día en el poder.

En un comunicado para celebrar el fallo del Supremo que este jueves mantuvo en pie el programa DACA para proteger de la deportación a los “dreamer”, Biden se comprometió a convertir ese tema en una prioridad desde el “día uno” de su Presidencia.

“El fallo de hoy del Tribunal Supremo es una victoria hecha posible por la valentía y resiliencia de cientos de miles de
beneficiarios de DACA que valientemente se pusieron en pie y se negaron a ser ignorados”, escribió el exvicepresidente.

“Como presidente, trabajaré inmediatamente para convertir (DACA) en permanente al enviar un proyecto de ley al Congreso el día uno de mi Administración”, prometió.

El anuncio de Biden llegó poco después de que el Supremo publicara un fallo que invalida la decisión de Trump de interrumpir el programa DACA, creado en 2012 por el entonces presidente Barack Obama y que ahora protege de la deportación a cerca de 700,000 jóvenes indocumentados que llegaron a Estados Unidos siendo niños.

Biden no aclaró si el proyecto de ley que planea introducir sería una versión del “Dream Act”, una propuesta para regularizar a los “soñadores” que lleva dos décadas sin avanzar en el Congreso estadounidense, o una reforma migratoria más amplia.

El “Dream Act”, presentado por primera vez en 2001, permitiría a los jóvenes indocumentados obtener la residencia y más tarde la ciudadanía estadounidense si cumplen varias condiciones; fue su estancamiento en el Congreso lo que llevó a Obama a crear DACA en 2012, como “parche” temporal hasta que los legisladores actuaran.

“La alegría de la victoria de hoy no borra el difícil camino que tenemos por delante. Sabemos que queda mucho por hacer. Pero seguiré del lado de los beneficiarios de DACA (…) y en noviembre, junto a millones de todo el país, rechazaremos al presidente que intentó expulsar de nuestras vidas a tantos de nuestros familiares y amigos”, indicó Biden.

El exvicepresidente destacó que DACA ha dado a sus beneficiarios la oportunidad de contribuir al país que conocen como su casa y han demostrado la increíble capacidad del espíritu humano al convertirse en ingenieros, doctores y abogados.

Al respecto, el expresidente Barack Obama se dijo “feliz” por los “soñadores” que seguirán protegidos de la deportación tras el fallo del Tribunal Supremo que mantiene en pie el programa DACA, y pidió votar por los demócratas para impulsar una reforma migratoria más amplia.

A través de sus redes sociales indicó que ahora, para seguir defendiendo los ideales que representa el DACA, “tenemos que seguir adelante y elegir a @JoeBiden y a un Congreso demócrata que haga su trabajo, proteja a los ‘dreamers’ y por fin cree un  sistema que de una vez por todas esté a la altura de esta nación de inmigrantes”.

La reacción de Obama contrastó con la del presidente de Donald Trump, quien tachó la decisión de “horrible” y la comparó con una “ráfaga de escopeta en la cara de la gente que se enorgullece de llamarse republicanos o conservadores”.

En dos tuits, Trump pidió votar por él en las elecciones de noviembre, para que en un segundo mandato pueda nominar a “más jueces del Supremo” si hay nuevas bajas en la corte, compuesta por nueve magistrados cuyo cargo es vitalicio.

Adicional, dijo que se requiere una solución legal para abordar el tema de los ‘dreamers’. “Estoy pidiendo una solución legal para el DACA, no política, consistente con el estado de derecho. La Corte Suprema no está dispuesta a darnos una, así que ahora tenemos que comenzar este proceso nuevamente”, tuiteó Trump, sin dar más detalles sobre las acciones que emprenderá.

El exconsejero de Seguridad Nacional de La Casa Blanca, John Bolton, aseguró que Donald Trump “no es apto para ser presidente” de Estados Unidos.

Así lo indicó el exfuncionario en una entrevista difundida este jueves en la que promociona su nuevo libro.

“Creo que no es apto para ser presidente. No tiene la competencia para llevar a cabo el trabajo”, dijo Bolton a la cadena ABC News.

Bolton mantiene una disputa con el gobierno de Trump que intenta evitar por vía judicial que el libro de memorias “The Room Where It Happened” (La habitación donde ocurrió) llegue a las librerías la próxima semana, afirmando que hay información clasificada.

A menos de cinco meses de las elecciones presidenciales, Trump respondió en Twitter afirmando que la obra es “pura ficción” y que “es una compilación de mentiras”.

Los extractos del libro, que fueron publicados por tres diarios estadounidenses ayer, revelaron que Bolton acusó a Trump de pedirle ayuda en la reelección al presidente chino Xi Jinping, pasando por alto los encarcelamientos masivos de musulmanes uigures y otras minorías.

En la entrevista Bolton acusó a Trump de “estar tan centrado en la reelección” que dejó consideraciones de más largo plazo al margen.

Recordemos que el gobierno del presidente Trump presentó una demanda a fin de atrasar la publicación del libro del exasesor. La demanda fue presentada el martes en un tribunal federal en Washington.

Previamente, Trump advirtió que Bolton podría tener “un problema penal” si el libro se publica la próxima semana.

En la demanda, el gobierno asevera que Bolton tuvo un cargo que “regularmente le permitió ver algunas de las informaciones más secretas que existen en el gobierno estadounidense” y que el libro “está lleno de información confidencial que él pretende revelar al mundo”.

El presidente Donald Trump firmó este martes una orden ejecutiva para reformar los sistemas policiales del país, esto luego de varias semanas de protestas contra el racismo desatadas por la muerte de George Floyd, un hombre afroamericano que murió tras ser detenido por policías.

La medida estipula mejores prácticas policiales y la creación de una base de datos de policías que tengan un largo historial de abusos.

Desde La Casa Blanca, Trump enfatizó la necesidad de estándares más estrictos para los policías y expresó su solidaridad con familiares de víctimas de abusos policiales, aunque al mismo tiempo hizo hincapié en su lema de ley y orden y criticó a la oposición demócrata.

“La reducción de la delincuencia y el mejoramiento de los estándares policiales no son metas contradictorias”, declaró Trump antes de firmar el decreto.

Trump ha insistido en su apoyo a los cuerpos policiales durante toda la crisis e incluso, previo a la firma del decreto, se lanzó contra quienes han provocado violencia en las protestas, que han sido mayormente pacíficas.

La orden ejecutiva firmada por Trump crea una base de datos de policías que tengan un historial de denuncias de abusos. Además, dará un incentivo financiero a los departamentos policiales que mejoren su actitud hacia la ciudadanía y que incluyan a trabajadores sociales en sus respuestas a personas con problemas psiquiátricos, adicción a las drogas o desamparados.

Trump declaró que los nuevos parámetros prohibirán sujetar por el cuello a un sospechoso “a menos que la vida del oficial esté bajo riesgo”. La táctica ya está prohibida en la mayoría de los departamentos policiales del país.

El presidente trató de posicionar su medida como una alternativa a los reclamos de muchos manifestantes y activistas de quitarle fondos a las agencias policiales, algo que según Trump es “radical y peligroso”.

“Los estadounidenses saben la verdad: sin la policía hay caos. Sin ley hay anarquía y sin seguridad hay catástrofe”, expresó.

El evento se organizó luego que Trump se reunió en La Casa Blanca con familiares de personas que murieron en interacciones con la policía. “A todas las familias de luto, quiero que sepan que todo el país está de luto junto con ustedes, sus seres queridos no murieron en vano”, indicó el mandatario.

Leopoldo Martínez, un excongresista venezolano que forma parte del Comité Nacional Demócrata, afirmó este viernes en un acto de campaña del virtual candidato a La Casa Blanca, Joe Biden que las similitudes entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el chavismo son “impresionantes” y “dolorosas”.

En un momento en que la muerte de George Floyd desató las protestas más importantes en Estados Unidos desde la muerte de Martin Luther King Jr. en 1968 y el rol del presidente fue criticado por reprimir las protestas, Martínez afirmó que Trump supone una “amenaza similar” a la que sufrió Venezuela.

“Tratar de representar a los manifestantes como terroristas o como personas que están tratando de desestabilizar el país en lugar de escuchar sus reivindicaciones es muy similar a lo que (Hugo) Chávez o (Nicolás) Maduro hicieron”, dijo el asesor en una llamada con periodistas.

“Para mí el paralelismo y las similitudes entre el ‘trumpismo’ y el chavismo son impresionantes y dolorosas”, agregó Martínez.

Biden está a un paso de ser el candidato oficial de los demócratas para enfrentarse a Trump en las elecciones de noviembre próximo.

Sin ningún contendiente en el camino, sólo le queda ser nominado oficialmente por el partido en la Convención que se celebrará en agosto.

Martínez agregó que el neoautoritarismo populista que lastra la democracia “no sólo viene de la extrema izquierda, también viene de la extrema derecha”.

La congresista demócrata por Florida Debbie Mucarsel-Powell, nacida en Ecuador, también participó en la conferencia y dijo que las políticas de Trump ante la crisis se han remitido en “recurrir a un manual de caudillo” y atacar a los medios.

Con respecto a Venezuela, la legisladora afirmó las políticas de Trump fracasaron y además han “envalentonado” a Maduro.

Según Martínez las acciones de Trump han debilitado la coalición internacional que el líder del Parlamento, Juan Guaidó, formó para respaldar su proclamación como presidente interino en 2019.

Además, el excongresista venezolano consideró que en un gobierno de Biden se avanzaría en dar protección migratoria a los venezolanos en Estados Unidos y en impulsar elecciones “libres y justas” en el país.

Joe Biden dio a conocer este jueves un plan de ocho puntos para reabrir la economía de Estados Unidos tras la pandemia del nuevo coronavirus, Covid-19.

Al presentar su plan, Biden aseguró que está mejor preparado, a diferencia del presidente Donald Trump, para proteger a las empresas y los empleados, y crear más plazas sin tomar riesgos innecesarios para la salud.

El democrata prometió garantizar la aplicación de más prueba de Covid-19 virus y dotar del equipo de protección necesario para las personas que regresan al trabajo; además, propuso usar dinero federal para garantizar la licencia pagada para cualquier persona que se enferme.

“Trump básicamente ha tenido un plan de un punto: abrir negocios”, dijo Biden. “No hace nada para mantener seguros a los trabajadores, para mantener a las empresas abiertas y, en segundo lugar, hace muy poco para aumentar la confianza de los consumidores”.

El plan busca proteger contra la discriminación a las personas mayores, personas con discapacidad y otras personas con alto riesgo de infección por el coronavirus. Habló dd un programa de “compradores seguros” destinado a hacer que los consumidores se sientan más seguros. Proporcionaría dinero a los funcionarios estatales y locales para certificar a las empresas cumplan con las normas de prueba y realicen “verificaciones puntuales según sea necesario” para evitar la propagación del coronavirus.

También quiere dotar de mayores recursos a pequeñas y medianas empresas, así como inyectar capital para la reapertura de escuelas y centros de cuidado infantil.

El plan de Biden llega un día después de manifestar su preocupación de que el presidente Donald Trump tratará de “robarse” las elecciones de noviembre o se niegue a dejar La Casa Blanca si pierde.

En respuesta, la secretaria de prensa de la Casa Blanca acusó a Biden de “traficar teorías de conspiración”.

Sobre sus declaraciones, a Biden se le preguntó si había considerado qué pasaría si Trump se niega a dejar la presidencia si no es reelecto. “Lo he considerado”, dijo, antes de indicar que las fuerzas armadas pudieran intervenir para garantizar una transición política pacífica.

Los comentarios de Biden se produjeron en momentos en que Trump intensifica sus afirmaciones de que los votos por correo, que muchos estados han adoptado para evitar grandes congregaciones ante  la pandemia de coronavirus, aumenta las posibilidades de fraude.

El general Mark Milley, el militar de más alto rango en Estados Unidos, dijo este jueves que se equivocó al acompañar al presidente Donald Trump a tomarse fotos cerca de La Casa Blanca la semana pasada después de que una manifestación antirracista pacífica fuera violentamente dispersada en la zona.

“No debería haber estado allí. Mi presencia en ese momento y en ese ambiente creó una percepción de participación militar en la política interna”, declaró el  sobre el controvertido incidente del 1 de junio, cuando Trump caminó desde La Casa Blanca para tomarse una foto sosteniendo una biblia frente a la cercana Iglesia de Saint John, vandalizada la víspera durante protestas contra la brutalidad policial.

Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto, y el secretario de Defensa, Mark Esper, fueron muy criticados por estar involucrados en lo que fue considerado un espectáculo político montado por Trump.

Minutos antes de que el presidente y su comitiva aparecieran, cientos de manifestantes pacíficos habían sido reprimidos y forzados a salir de Plaza Lafayette, en un operativo en el que efectivos de la policía y tropas de la Guardia Nacional actuaron contra ellos y les dispararon bombas de humo y gases lacrimógenos.

La presencia de Milley fue particularmente cuestionada ya que llevaba puesto un uniforme de combate.

Normalmente, los oficiales militares usan su uniforme de gala formal cuando van a reuniones en La Casa Blanca, y para muchos esto implicó el apoyo de Milley al declarado deseo de Trump de desplegar tropas estadounidenses en servicio activo contra los manifestantes.

La muerte del ciudadano afrodescendiente George Floyd a manos de un agente blanco de Minneapolis el 25 de mayo desató grandes manifestaciones contra el racismo y la brutalidad policial en todo el país, algunas duramente reprimidas.

La aprobación del presidente de Donald Trump se situó en junio en el 39%, 10 puntos menos respecto al récord que el mandatario registró en mayo (49 %), según la encuesta mensual de Gallup difundida este miércoles.

El dato vuelve así a ser el mismo que el registrado en octubre pasado, poco tiempo después de que la Cámara de Representantes iniciara la investigación para el juicio político contra el gobernante por presuntas presiones al presidente Ucraniano, Volodimir Zelensky.

El trabajo del mandatario en La Casa Blanca perdió adeptos entre todas las ideologías políticas, pues bajó en 9 puntos entre los republicanos, hasta el 85%, e independientes, entre los que el apoyo descendió hasta el 39%, y en 5 puntos entre los demócratas, de los que solo un 5% dijo aprobar la gestión de Trump.

Sin embargo, el dato más relevante es el nivel de aprobación que los estadounidenses dan a la gestión económica del mandatario, pues alcanzó solo un 47%, su segundo peor registro, por lo que por primera vez en más de dos años se encuentra por debajo del 50%.

El sondeo fue realizado entre el 28 de mayo y el 4 de junio, en el marco de las protestas contra la brutalidad policial hacia la comunidad negra del país tras la muerte en Mineápolis de George Floyd a manos de la policía, ante lo que Trump ofreció una respuesta de mano dura que ha sido reprobada por numerosas personalidades y políticos, incluidos algunos de su propio partido.

A estas manifestaciones se le suman además la creciente tasa de desempleo y la contracción de la economía debido a la pandemia del coronavirus.

En ese sentido, sobre la gestión de la crisis del Covid-19, solo el 42% de los encuestados creen que el presidente ha hecho un buen trabajo, lejos del 60% que lo opinaba lo mismo en marzo, cuando los casos apenas comenzaban a crecer en Estados Unidos.

El presidente Donald Trump anució este miércoles que reanudará próximamente los mitines de su campaña por la reelección en los estados de Florida, Arizona, Caroline del Norte y Oklahoma.

Su equipo no ha indicado aún cuáles serán las exigencias sanitarias bajo las que se celebrarán estas grandes aglomeraciones, suspendidas desde marzo debida a la pandemia del nuevo coronavirus.

ARTURO SARUKHÁN

EL UNIVERSAL

 

Cuando se escriba la historia de la Administración Trump (espero más temprano que tarde), el caos y la  confrontación de la semana pasada en la plaza Lafayette, frente a la Casa Blanca, será uno de sus momentos palmarios. Estados Unidos ha perdido ya a 105,000 personas por el COVID-19; poco más de 40 millones están desempleados con la economía en caída libre. De costa a costa, las ciudades se han convertido en zonas de protesta y confrontación, en un amplísimo espasmo de dolor y rabia por la violencia policiaca contra minorías de color que no
cesa. El país no había sido sacudido por tantas crisis políticas, económicas y sociales simultáneas y graves desde la guerra de Vietnam. ¿Y qué hace el presidente mientras todo esto ocurre? Tuitea, básicamente, cuando no anda de pirómano.

Después de un FIn de semana de protestas en la emblemática plaza -sitio histórico y tradicional de manifestación y disenso- que propiciaron que su equipo lo trasladara brevemente al búnker debajo de la Casa Blanca, el presidente Donald Trump llegó el lunes 1 de junio a la Oficina Oval cilindrado por las imágenes de televisión y cabreado de que se pensara que él se había escondido. Su reacción inmediata esa mañana fue querer mandar al ejército a las ciudades, recurriendo al Acta de Insurrección de 1807, una idea que primero provocó una acalorada discusión entre sus asesores y luego con varios gobernadores que se opusieron al despliegue de tropas en sus estados para confrontar a los manifestantes.

Pero al final del día, inducido por su hija, se le ocurrió una forma “más personal” y electoreramente redituable de demostrar dureza: cruzaría a pie la plaza Lafayette hacia una iglesia que había sufrido daños la noche anterior por un grupo de vándalos infiltrados en la manifestación. El único inconveniente era que para ello habría que expandir el perímetro de seguridad alrededor de la Casa Blanca. Mientras se preparaba para ir hacia la iglesia, Trump primero se autoproclamó ante las cámaras en los jardines de la casa presidencial como el “presidente de la ley y el orden” (al igual que Richard Nixon en su campaña de 1968 durante otro momento de convulsión social y política), a la par de que el procurador general William Barr daba la orden de sacar a los manifestantes que todavía estaban protestando en el extremo norte de la plaza. Lo que le siguió para que el presidente pudiese caminar doscientos metros para tomarse su foto fue un estallido de violencia como no se había visto a la sombra de la Casa Blanca en generaciones.

La clave para entender la decisión de cargar con macanazos y gas pimienta contra manifestantes pacíficos es ver estas imágenes a través de la lente de un “reality show”. Trump quiere que los estadounidenses crean que la Casa Blanca está amenazada por “terroristas” domésticos, incendiarios, matones, saqueadores y asesinos, palabras que ha usado con frecuencia en los últimos días. La estabilidad de la nación está bajo amenaza, afirma, y el bienestar del presidente y de los estadounidenses respetuosos de la ley está amenazado por los extremistas en las calles. Esa es la esencia del mensaje de Trump. Pero para un hombre forjado por la televisión, requería el complemento de un telón de fondo visual. De ahí la puesta en escena de la opera bufa que todos atestiguamos el lunes pasado: su discurso a la par del desalojo de la plaza con lujo de fuerza, para luego ir a posar frente a la iglesia, tomar una biblia en mano, levantarla y pontificar ante los medios repitiendo sin ton ni son, “es un biblia”. Los cuestionamientos y las críticas al mandatario por el uso político de las fuerzas armadas no se dejaron esperar, particularmente de militares en retiro como cuatro ex jefes del estado mayor conjunto e incluso de su propio ex secretario de Defensa, Jim Mattis, a quien Trump le propinó como respuesta su predecible invectiva ad hominem tuitera.

Como habitualmente sucede con Trump, hay un intenso elemento mussolinesco de farsa mezclado con fanfarronada y diatriba. En muchos sentidos, el truco de espejos y humo que se aventó el presidente -y de monumentos emblemáticos de las libertades de los estadounidense y la lucha por la igualdad en ese país rodeados por la Guarda Nacional- no fue más que el alcahueteo tribal con la derecha religiosa y su base de voto duro. Pero planeando sobre este execrable simulacro Potemkin de fuerza bruta, están los números a la baja para Trump en todas las encuestas y el triple cóctel de una pandemia mal gestionada, la peor contracción económica desde la Gran Depresión y la incapacidad para calmar la ira legítima detrás de las manifestaciones en Estados Unidos por el asesinato de otro afroamericano más a manos de la policía.

En medio de los peores disturbios civiles en una generación, una expresión de empatía o una exhortación a la unidad y la calma podrían ayudar a paliar el estado de ánimo nacional. Un presidente normal reconocería el horror de la muerte de George Floyd y todo lo que representa. Sin embargo, incluso estos pasos tan básicos parecen ser completamente ajenos a Trump. Y la noción -propalada por él y por sus sicofantes- de que respeta la protesta pacífica pero se opone a la violencia es ridícula. Cuando no está insinuando que los soldados podrían fusilar a manifestantes, está normalizando a grupos neonazis y supremacistas blancos, como en Charlottesville en 2017, u hostigando a deportistas que protestan la brutalidad policiaca hincándose en una rodilla cuando se entona el himno nacional.

Rara vez en la historia de Estados Unidos un presidente ha sido tan inadecuado ante una coyuntura tan difícil como la actual o tan decisivamente superado por los acontecimientos. En una crisis que exige resolución y competencia, y en momentos en que se necesita empatía desde la Oficina Oval, solo hay un comandante en jefe que se aplatana en su sofá y se dedica a echarle gasolina al fuego vía su teléfono móvil, de paso ofreciéndole a los autócratas del mundo
un regalo envuelto y con gran moño rojo por la manera en la cual el líder de una de las principales democracias responde a un país sacudido por el dolor y la rabia. Como afirmó el periodista estadounidense Nick Confessore, “un presidente que arrancó su campaña presidencial prometiendo construir un muro para proteger a los estadounidenses del mundo acabó construyendo uno alrededor suyo para protegerse de los estadounidenses”. Es una metáfora potente, pero también una vergüenza nacional y debiera ser sujeto del oprobio internacional.

El presidente Donald Trump afirmó este viernes que la peor parte de la pandemia del coronavirus en su país ya quedó atrás.

“Teníamos la mayor economía de la historia. Y esa fuerza nos permitió superar esta horrible pandemia, que ya hemos superado en gran medida, creo que nos está yendo bien”, indicó en una conferencia de prensa en la que celebró que el desempleo en mayo bajó a 13.3%, cuando en abril la tasa alcanzó un 14.7%.

Trump defendió su gestión de la crisis, aun siendo Estados Unidos el país con más muertes en todo el mundo, con más de 108,000 muertos a causa del coronavirus.

“Tomamos todas las decisiones correctas”, agregó en un mensaje en el que llamó a los gobernadores de los estados que todavía tienen medidas de confinamiento parcial a que levanten las restricciones.

El presidente estadounidense se refirió a la pandemia como la “plaga de China” y dijo que China, donde surgió la pandemia a fines de 2019, “se ha aprovechado enormemente de Estados Unidos”.

“Somos tan poderosos que podemos cerrar el país muy rápidamente, impedir que la gente de China venga a contagiarnos salvando miles de vidas, como incluso lo reconocen mis enemigos, y ofrecer estos números”, declaró Trump en una rueda de prensa desde La Casa Blanca.

Al afirmar que antes de la pandemia, Estados Unidos registraba el mayor número de empleados de la historia del país, anticipado que el país “volverá mejor el año que viene a no ser que aparezca una mala política, de izquierdas o ridículos acuerdos medioambientales cuando tenemos el aire más limpio de la era moderna”.

El presidente reconoció las medidas de cuarentena como “un mal necesario” antes de reiterar su deseo de reimpulsar la economía y la normalidad en todos los ámbitos, incluso dijo, se deben reabrir las escuelas en todo el país.

Y es que según han dicho diversos analistas, el aumento de empleos en mayo indica que las empresas han estado recontratando rápidamente a sus trabajadores a medida que los estados reanudan sus actividades económicas. Otra interpretación de las cifras es que el colapso del mercado laboral provocado por el coronavirus ha tocado fondo.

Un alto ejecutivo de Twitter admitió este jueves que es posible suspender la cuenta del presidente Donald Trump, si continúa publicando mensajes incendiarios como los lanzados contra las protestas por el asesinato de George Floyd.

Nick Pickles, director de estrategia sobre políticas públicas de Twitter, dijo en una audiencia parlamentaria en el Reino Unido, que la plataforma había tomado la decisión de someter los tuits de Trump al mismo procedimiento de comprobación que aplica a todas las figuras públicas.

Los parlamentarios preguntaron en dos ocasiones a Pickles si esto significaba que la cuenta del presidente estadounidense podría ser suspendida.

“Todas las cuentas de Twitter están sometidas a las reglas de Twitter”, respondió ambas veces.

Con 81.7 millones de seguidores, @realDonaldTrump es una de las diez cuentas más populares en Twitter.

Las declaraciones de Pickles llegan en medio del conflicto con el mandatario, luego de que Twitter decidiera marcar dos tuis estadounidense como contenido falso o impreciso, en los que habló sobre la votación por correo. Días después, la red advirtió que otro mensaje de YTrump violaba las reglas de Twitter sobre ‘glorificar la violencia’, en el que hablaba sobre las protestas por la muerte de George Floyd.

Snapchat, red social muy demandada por los jóvenes, se unió a Twitter y anunció que no promocionará más los mensajes de Trump. En cambio Facebook, la mayor red social mundial, decidió no señalar ni censurar de cualquier manera que fuera los mensajes del presidente estadounidense.

El secretario de Defensa de los Estados Unidos, Mark Esper, dijo este miércoles que se opone al uso de una ley que permite movilizar a los militares para frenar la ola de protestas contra el racismo y la brutalidad policial que se viven en el país.

“No apoyo que se use la Ley de Insurrección”, indicó Esper en una rueda de prensa, dos días después de que el presidente Donald Trump indicara que podría desplegar a los militares para controlar las movilizaciones.

El jefe del Pentágono indicó que el uso de fuerzas militares en activo sólo deberían ser usadas como un último recurso y sólo en las situaciones más urgentes y graves.

“Siempre he creído y sigo creyendo que la Guardia Nacional es más adecuada para prestar apoyo interno a las autoridades civiles en estas situaciones”, dijo el secretario de Defensa.

Casi diez días después de la muerte de George Floyd, un ciudadano afroamericano que fue asfixiado por un policía blanco en Minneapolis, las movilizaciones continúan en las grandes ciudades como Washington, Nueva York, Houston y Los Ángeles, entre otras, pese al toque de queda decretado después de los disturbios del fin de semana.

Estas movilizaciones alcanzaron una dimensión no vista desde la década de 1960 durante las protestas por los derechos civiles.

El presidente Donald Trump negó este miércoles la información difundida que aseguraba que fue llevado por su seguridad al búnker de La Casa Blanca, el pasado viernes, por temor ante las protestas que se llevaban a cabo  en las inmediaciones.

El republicano aseguró que acudió al lugar solo para una inspección. “Fue un informe falso”, dijo Trump a Fox News, antes de explicar que sí entró al área segura, pero solo por un “breve periodo de tiempo”.

Según The New York Times, citando a una fuente no identificada, los guardaespaldas del Servicio Secreto llevaron a Trump al búnker el viernes por la noche.

Según Fox News, Trump fue llevado al búnker el domingo. El mandatario dijo que había bajado durante el día, no a la noche, como se informó, y que lo hizo en parte para llevar a cabo una “inspección”.

“Vas allí, algún día puedes necesitarlo. Vas allí, bajé, lo miré. Fue durante el día, no fue un problema”, sostuvo el mandatario. “Leí sobre eso, como si fuera una gran cosa. Nunca hubo un problema, nunca tuvimos un problema, nadie estuvo cerca de darnos un problema. El Servicio Secreto hace un trabajo increíble para mantener el control de la Casa Blanca”, agregó.

De acuerdo al reporte de agencias internacionales, las calles de diversas ciudades en Estados Unidos lucieron más tranquilas este miércoles, comparado con lo había sucediendo en los últimos días, desde que la muerte de George Floyd.

La muerte de Floyd desencadenó manifestaciones mayormente pacíficas, con sus excepciones de casos de violencia, en contra de los abusos de la policía y las injusticias que viven los afroestadounidenses.

Según datos oficiales, hasta la mañana de este miércoles, los arrestos en todo el país sumaban más de 9,000 desde que se produjeron actos de vandalismo, incendios intencionales y disparos en reacción a la muerte de Floyd en Minneapolis el 25 de mayo.

Adicional, se han reportado al menos 12 muertes, aunque en muchos casos falta determinar las circunstancias.

Un día después de que manifestantes pacíficos fueran dispersados cerca de La Casa Blanca para que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se tomara una foto en una iglesia cercana, miles de personas se congregaron a una cuadra de distancia de la residencia presidencial.

Los inconformes se colocaron frente a las fuerzas de seguridad, alineados detrás de una valla metálica colocada durante la noche para bloquear el acceso al Parque Lafayette, ubicado frente a La Casa Blanca.

Al respecto, el papa Francisco dijo este miércoles que había “presenciado con gran preocupación” la situación en Estados Unidos e hizo una llamada a la reconciliación nacional.

“Amigos míos, no podemos tolerar o hacer oídos sordos al racismo y la exclusión en ninguna de sus formas y aun así atribuirnos la defensa de lo sagrado de cada vida humana”, dijo el papa durante su audiencia semanal, advirtiendo que “con la violencia no se gana nada y se pierde muchísimo”.

Trump ha presionado a los gobernadores para que usen “mano dura” contra la violencia. Ayer tuiteó que “malvivientes y perdedores” estaban tomando las calles de Nueva York y el miércoles insistió en su consigna: “¡LEY Y ORDEN!”

Muchas ciudades habían reforzado sus toques de queda y las autoridades en Nueva York y Washington ordenaron a la gente que despejara las calles cuando aún era de día.

Hubo protestas en otros puntos del país, como Los Ángeles, Miami, St. Paul, Minnesota, Columbia, Carolina del Sur y Houston, donde el jefe de policía habló con manifestantes pacíficos y prometió reformas.

Más de 20,000 miembros de la Guardia Nacional han sido llamados en 29 estados para combatir la violencia. Nueva York no es uno de ellos y el alcalde, Bill de Blasio, ha dicho que no quiere al contingente. El gobernador, Andrew Cuomo, describió el martes lo sucedido en la ciudad como “una desgracia”.

Mientras tanto, gobiernos y alcaldes, republicanos y demócratas por igual, rechazaron la amenaza de Trump de enviar al Ejército. Algunos dijeron que las tropas no eran necesarias, mientras que otros cuestionaron que el gobierno tuviera esa autoridad y advirtieron que esa medida podría ser peligrosa.

Un alto cargo de La Casa Blanca, en declaraciones bajo condición de anonimato, dijo que el presidente no tenía prisa por enviar al Ejército y que su objetivo era presionar a los gobernadores para que desplegaran a más miembros de la Guardia Nacional.

Foto: Twitter

El presidente Donald Trump prometió restaurar el orden en Estados Unidos tras el mayor estallido de protestas en décadas por la muerte de un ciudadano negro a manos de un policía blanco.

Una semana después de la muerte de George Floyd, un hombre negro de 46 años que fue asfixiado por un policía blanco que lo inmovilizaba en Minneapolis, las protestas se extendieron de costa a costa y provocando disturbios y saqueos.

El lunes, en Washington hubo destrozos, banderas estadounidenses en llamas y muros pintados con consignas contra la policía en las inmediaciones de La Casa Blanca. “Lo que pasó en la ciudad anoche es una deshonra absoluta”, dijo ayer Trump desde La Casa Blanca, mientras la policía dispersaba una protesta a metros del edificio.

El republicano anunció que desplegará militares en la capital para detener “los disturbios, los saqueos, el vandalismo, los ataques y la destrucción gratuita de la propiedad”.

“Estoy enviando miles y miles de soldados fuertemente armados”, aseguró y amenazó al resto de ciudades que si no toman decisiones para frenar las protestas va a desplegar al ejército estadounidense para “arreglar rápidamente el problema”.

Poco después de que la policía despejara a los manifestantes apostados fuera de la iglesia de Saint John, un histórico edificio cerca de La Casa Blanca dañado el domingo al margen de la protesta, Trump caminó hasta el lugar y se dejó fotografiar con una Biblia en la mano.

Por su parte el virtual candidato demócrata a la presidencia, Joe Biden, acusó a Trump de “usar” al ejército “contra los estadounidenses”.

“Lanzó gases lacrimógenos a manifestantes pacíficos y disparó balas de goma. Para una foto”, tuiteó Biden, quien insistió a los votantes de cara a las elecciones de noviembre: “Por nuestros niños, por el alma de nuestro país, debemos derrotarlo”.

También la alcaldesa demócrata de Washington, Muriel Bowser, denunció una dispersión “vergonzosa” que, según el gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, solo sirvió para ofrecer al presidente “una sesión de fotos”.

En Washington y Nueva York sus alcaldes decidieron ampliar el toque de queda. En la capital comenzó el lunes a las 19H00. Pasada esa hora, decenas de manifestantes fueron arrestados por violar la medida. En Nueva York la restricción se aplicó a partir de las 23:00 horas, aunque el alcalde decidió que hoy dará comienzo a las 20:00, debido a los saqueos registrados.

La familia de George Floyd difundió este lunes los resultados de una segunda autopsia, que señaló que la policía le causó una asfixia mecánica, contradiciendo las conclusiones de una necropsia preliminar.

Los resultados definitivos entregados por las autoridades del condado de Hennepin también se alinearon con esta tesis y dictaminaron que Floyd murió por “homicidio” debido a una “compresión del cuello”. También revelaron que la víctima había consumido fentanilo, una potente droga sintética.

Foto: Twitter @Torres94Ernesto

La Organización Mundial de la Salud (OMS) llamó hoy al presidente Donald Trump, a no terminar la relación de su país con la autoridad sanitaria global, mientras los decesos por la Covid-19 continúan en aumento.

“El mundo se ha beneficiado durante mucho tiempo del fuerte compromiso de colaboración con el gobierno y el pueblo de Estados Unidos”, aseguró este lunes el director de la agencia de las Naciones Unidas, Tedros Adhanom Ghebreyesus, durante su conferencia informativa sobre el coronavirus en Ginebra.

“La contribución y la generosidad de Estados Unidos y de su pueblo hacia la salud global durante muchas décadas ha sido inmensa, y ha marcado una gran diferencia en la salud pública en todo el mundo. La OMS desea que esta colaboración continúe”, abundó.

El viernes pasado, Trump anunció el fin de la relación de Estados Unidos con la OMS, a la que acusó de ser una organización controlada por China, pues la encubrió por su comportamiento de ocultar información al inicio de la actual pandemia.

El director general de la OMS se refirió también a un sondeo levantado por la organización en 155 países durante tres semanas en mayo, el cual muestra que la atención a enfermedades no contagiosas ha resultado afectada desde el inicio de la pandemia.

El impacto negativo es global, pero los países de menores ingresos son los más afectados, y preocupa pues pacientes con ese tipo de afecciones se encuentran entre aquellos que podrían ser afectados si llegan a ser contagiados por el coronavirus.

Se trata de pacientes de cáncer, enfermedades cardiovasculares y diabetes, quienes no reciben sus tratamientos desde que inició la pandemia, por lo que llamó a todos los países a encontrar procedimientos innovadores para seguir ofreciendo las rutinas médicas necesarias para estos casos.