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Un panel asesor de Estados Unidos discutirá este viernes la posibilidad de ampliar la elegibilidad para la dosis de refuerzo de la vacuna contra el COVID-19 a todos los adultos.

Algunas ciudades y estados ya permiten que todos los adultos reciban la dosis de refuerzo de la vacuna contra COVID-19 desarrollada por Pfizer, pero aún no es una política oficial federal. Durante la última semana, California, Nuevo México, Arkansas, Virginia Occidental y Colorado ampliaron la elegibilidad para incluir a todos los adultos. La ciudad de Nueva York adoptó una medida similar.

La semana pasada, Pfizer pidió a los reguladores estadounidenses que permitieran que las dosis de refuerzo de su vacuna contra COVID-19 sean administradas a cualquier persona mayor de 18 años. Se tiene previsto que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) apruebe la solicitud de Pfizer antes de que el panel asesor se reúna esta semana.

El último paso, la recomendación oficial de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), podría producirse poco después de la reunión.

La medida ampliaría considerablemente la elegibilidad. Actualmente, las dosis de refuerzo son recomendadas para personas que recibieron su segunda dosis de Pfizer o de Moderna hace al menos seis meses, si son mayores de 65 años o si corren un mayor riesgo de presentar síntomas graves de COVID-19 debido a problemas de salud preexistentes o por su trabajo o condiciones de vida.

Los refuerzos también son recomendados para la gente que recibió la vacuna de dosis única de Johnson & Johnson hace al menos dos meses.

Las autoridades han dicho que aunque las tres vacunas utilizadas en Estados Unidos siguen ofreciendo una fuerte protección contra los síntomas graves del COVID-19 y la muerte, la efectividad de la vacuna ante una infección leve puede disminuir con el paso del tiempo.

Pfizer ha presentado resultados preliminares de un estudio sobre la dosis de refuerzo que incluyó a 10,000 personas para sustentar su argumento de que es momento de ampliar la campaña de refuerzos. El estudio encontró que una dosis de refuerzo podría restablecer la protección contra la infección sintomática en un 95%, incluso cuando la propagación variante Delta estaba aumentando. Los efectos secundarios eran parecidos a los que se observaron con las primeras dos dosis de la vacuna de la farmacéutica.

Decenas de millones de estadounidenses que trabajan en compañías de 100 o más empleados tendrán que vacunarse contra el COVID-19 a más tardar el 4 de enero o someterse semanalmente a pruebas del virus, esto de acuerdo a las nuevas reglas emitidas este jueves por el gobierno.

La Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA) dijo que las compañías que no cumplan con el mandato enfrentarían multas de casi 14,000 dólares.

Los nuevos requerimientos, anunciados inicialmente en septiembre por el presidente Joe Biden, serán aplicables a unos 84 millones de trabajadores en empresas medianas y grandes, aunque no está claro cuántos de esos empleados no están vacunados.

Se aplicarán reglas más estrictas a otros 17 millones de personas que trabajan en hogares de ancianos, hospitales y otras instalaciones que reciben fondos de los programas Medicaid y Medicare. Esos trabajadores no tendrán la opción de someterse a pruebas solamente y tendrán que ser vacunados.

Los trabajadores, sin embargo, podrán pedir exenciones por razones médicas o religiosas.

La publicación de las reglas sigue a semanas de revisión regulatoria y reuniones con grupos empresariales, sindicatos y otros. Las regulaciones forman la piedra angular de la gestión más activa de Biden hasta ahora para combatir la diseminación del coronavirus.

OSHA redactó las reglas bajo una autoridad de emergencia para proteger a los trabajadores de un peligro inminente. Altos funcionarios del gobierno dijeron que las reglas previenen conflictos con leyes u órdenes estatales, como aquellas que prohíben que los empleadores requieran vacunaciones, pruebas o el uso de mascarillas.

El requerimiento iba a entrar en vigor el 8 de diciembre, pero el gobierno dijo este jueves que será aplazado hasta el 4 de enero para coincidir con los requerimientos a otras empresas grandes y proveedores de atención médica.

Los trabajadores tendrán que recibir dos dosis de las vacunas de Pfizer o Moderna o una dosis de la de Johnson & Johnson para ese día. Los trabajadores no vacunados deberán presentar un resultado negativo verificado al menos una vez a la semana y usar mascarillas en el trabajo.

La Administración de Alimentos y Fármacos (FDA) de Estados Unidos autorizó este viernes el uso de emergencia de la vacuna contra COVID-19 de Pfizer/BioNTech para menores de entre 5 y 11 años.

La FDA dio a conocer su decisión tres días después de que un comité científico de ese organismo recomendara el uso de las dosis en los menores de ese grupo poblacional.

La agencia indicó en su página web que basó su autorización en la efectividad de esta vacuna, que es de un 90.7% para prevenir el COVID-19 entre los niños del citado grupo de edad y citó también un estudio que señala que “no se han detectado efectos secundarios graves”.

La FDA autorizó dosis de tamaño infantil, que equivalen a sólo un tercio de la cantidad que se administra a los adolescentes y adultos, para uso de emergencia, con lo que hasta 28 millones más de niños estadounidenses podrían ser vacunados a partir de la próxima semana.

Pese a la autorización de la FDA, será el próximo martes cuando los asesores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) harán recomendaciones más detalladas sobre cuáles jóvenes deben vacunarse. Se espera que la directora de la agencia tome una decisión final poco después.

Algunos países han empezado a utilizar otras vacunas contra el COVID-19 en niños menores de 12 años, como China, que acaba de empezar a vacunar a los niños de 3 años. Sin embargo, muchos de los que utilizan la vacuna fabricada por Pfizer/BioNTech están pendientes de la decisión de Estados Unidos; los reguladores europeos apenas empezaron a considerar las dosis de tamaño infantil de las empresas.

Con la acción de la FDA, Pfizer planea comenzar a enviar millones de viales de la vacuna pediátrica, con tapas naranjas para evitar confusiones con las dosis con tapa púrpura para todos los demás, a los consultorios médicos, farmacias y otros lugares de vacunación. Los niños recibirían dos dosis con tres semanas de diferencia.

Aunque los niños corren menos riesgo de sufrir enfermedades graves o de morir a causa del COVID-19 que las personas mayores, los niños de 5 a 11 años se han visto gravemente afectados, con más de 8,300 hospitalizaciones en Estados Unidos, un tercio de las cuales ha necesitado cuidados intensivos, y casi 100 muertes desde el comienzo de la pandemia de coronavirus, según la FDA.

Las dosis infantiles de la vacuna de Pfizer contra el COVID-19 tienen una efectividad de casi un 91% para prevenir el contagio sintomático en niños de cinco a 11 años, según detalles de un estudio de la empresa.

El estudio de la farmacéutica se da a conocer cuando el gobierno estadounidense afina detalles para la vacunación de este grupo poblacional.

Según adelantó La Casa Blanca, la vacunación de los menores podría comenzar a principios de noviembre y los primeros niños estarían totalmente protegidos para Navidad si los reguladores dan luz verde.

Los detalles del estudio de Pfizer fueron publicados en línea. Se espera que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) publique en las próximas horas su evaluación independiente de la seguridad y efectividad de la vacuna.

Los asesores de la FDA debatirán públicamente las pruebas la semana próxima. Si autorizan las vacunas, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) tendrán la última palabra sobre quién debe recibirlas.

Las vacunas de Pfizer de máxima fuerza ya están autorizadas para personas mayores de 12 años, pero los pediatras y muchos padres aguardan la inmunización de niños menores de esa edad para prevenir contagios de la agresiva variante Delta y permitir que los niños vayan a la escuela.

Más de 25,000 pediatras y proveedores de atención primaria participarán en la campaña de vacunación.

El gobierno del presidente Joe Biden ha adquirido suficientes dosis pediátricas para los aproximadamente 28 millones de niños de cinco a 11 años que hay en Estados Unidos. Si se aprueba la vacuna, se enviarán inmediatamente 11 millones de dosis a todo el país, junto con agujas del tamaño especial.

Un estudio de Pfizer incluyó a 2,268 niños de esas edades que recibieron dos dosis con tres semanas de diferencia, se tratara de un placebo o de la vacuna. Cada dosis era un tercio de la cantidad inoculada en adolescentes y adultos.

Los investigadores calcularon que la vacuna de dosis baja era casi 91% de efectividad sobre la base de 16 casos de COVID-19 en niños inoculados con el placebo comparado con tres casos en los vacunados. Ninguno de los niños sufrió una enfermedad grave, pero los vacunados exhibieron síntomas mucho más leves que los no vacunados.

Además, los niveles de anticuerpos desarrollados en los niños que recibieron las dosis bajas fueron tan altos como en los adolescentes y adultos que recibieron la vacuna regular.

Un grupo de expertos recomendó este jueves una tercera inyección de la vacuna contra el COVID-19 de Moderna en Estados Unidos para determinadas poblaciones, un mes después de tomar la misma decisión respecto al inmunizante de Pfizer.

La opinión del comité dee la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) no es vinculante, pero es inusual que la agencia no la siga.

Tras una jornada de discusiones, los expertos acordaron autorizar la administración de una dosis de refuerzo de Moderna a tres categorías de personas: los mayores de 65 años, los que tienen alto riesgo de desarrollar una forma grave de la enfermedad, así como aquellos cuyo trabajo o situación implique una exposición “frecuente” al virus.

Esta última categoría incluye a trabajadores de supermercados, trabajadores de la salud, presos y personas sin hogar. Se tomaron las mismas definiciones para la aprobación de la tercera dosis de Pfizer.

Este refuerzo puede administrarse a partir de seis meses después de la segunda inyección de la vacuna Moderna; la dosis es de 50 microgramos, la mitad de lo que contienen las dos primeras inyecciones.

En su presentación ante el comité, una representante de Moderna argumentó que la dosis de refuerzo ayudaría a combatir la variante Delta en un momento en que la vacuna es cada vez menos eficaz contra las infecciones y los casos leves de la enfermedad, aunque sigue siendo eficaz contra los casos graves.

El comité se reunirá de nuevo mañana con el fin de emitir una opinión a la FDA sobre la conveniencia de una dosis de refuerzo de la vacuna de Johnson & Johnson.

También se debatirán los resultados de un estudio publicado esta semana en el que se analiza la posibilidad de utilizar, para la dosis de refuerzo, una vacuna diferente a las de la serie inicial de inyecciones. Esto es algo que no está permitido actualmente en Estados Unidos.

El estudio sugiere que las personas que recibieron la vacuna de Johnson & Johnson podrían beneficiarse de recibir una dosis de refuerzo de una vacuna de una tecnología diferente, como las de ARN mensajero.

Si la FDA autoriza oficialmente las dosis de refuerzo de ambas vacunas, un comité de expertos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) tendrá que emitir su propio dictamen la próxima semana, en una reunión prevista para el miércoles y el jueves.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) indicó este jueves que existe un acuerdo con el gobierno de Cuba para adquirir su vacuna Abdala contra la COVID-19.

“Hay un acuerdo con el Gobierno de Cuba para adquirir vacunas, nada más que todavía no se ha podido concretar”, afirmó el mandatario durante su conferencia matutina.

Expuso que esto es resultado de la relación de cooperación “sobre todo en el campo médico con Cuba”, y adelantó que su gobierno seguirá trabajando junto a la Isla.

Recordemos que recientemente, Cuba vendió cinco millones de dosis de Abdala a Vietnam y envió 900,000 unidades a Venezuela.

AMLO añadió que aunque se puede adquirir la vacuna producida en Cuba, México trazó desde el principio una estrategia integral de vacunación que por el momento solo contempla a los mayores de 18 años.

Y ese que en agosto pasado, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) dio una opinión técnica favorable sobre la vacuna Abdala, desarrollada por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba.

De acuerdo con la Cofepris, el biológico “es elaborado con la proteína recombinante del dominio de unión al receptor del virus SARS-CoV-2”.

Hasta ahora nuestro país ha aprobado ocho vacunas anticovid para su uso de emergencia: Pfizer, AstraZeneca, Sinovac, CanSino, Sputnik V, Moderna y Janssen, además de Covaxin, que todavía no se aplica en el país.

López Obrador recordó esta mañana que el gobierno ha destinado más de 40 mil millones de pesos a la adquisición de vacunas para garantizar el abasto y cumplir con su promesa de que todos los mayores de 18 años cuenten con al menos una dosis de la vacuna al finalizar octubre.

La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ha concluido este viernes que existe “un posible vínculo” entre varios casos raros de tromboembolismo venoso (TEV) y la vacuna de la COVID-19 de Janssen, por lo que ha decidido incluir esta afección en el prospecto como un efecto secundario poco común.

El comité de seguridad (PRAC) de la EMA concluyó que existe “una posibilidad razonable” de que los casos raros de TEV estén relacionados con la vacunación con este preparado, por lo que instó a concienciar a los profesionales sanitarios y a las personas que reciben esta vacuna, especialmente aquellos que tienen un mayor riesgo de desarrollar TEV.

Esta afección, distinta al efecto adverso detectado anteriormente de trombosis con síndrome de trombocitopenia, supone la formación de un coágulo de sangre en una vena profunda, generalmente en una pierna, un brazo o una ingle, y puede viajar a los pulmones y causar un bloqueo de suministro de sangre, con posibles consecuencias potencialmente mortales en los pacientes.

El PRAC ha analizado los datos de dos estudios clínicos y revisó los datos recopilados del uso de Janssen en las campañas de vacunación para llegar a su conclusión.

Por otro lado, el PRAC también evaluó los datos disponibles sobre los casos de trombocitopenia inmune (PTI) notificados después de la vacunación con Janssen y AstraZeneca, y también recomendó actualizar el prospecto de ambas vacunas para incluir este trastorno como una reacción adversa “con una frecuencia desconocida”.

Con esta afección, el sistema inmunológico se dirige por error a las células sanguíneas llamadas plaquetas, que son necesarias para la coagulación normal de la sangre, y los niveles muy bajos de plaquetas en sangre pueden estar asociados con hemorragias y graves consecuencias para la salud.

La EMA advierte de que, si una persona tiene antecedentes de PTI, se debe considerar el riesgo de desarrollar niveles bajos de plaquetas antes de la vacunación, y se recomienda el monitoreo de plaquetas después de recibir el preparado con cualquiera de estas vacunas.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recibió este lunes la tercera dosis, o dosis de refuerzo, de la vacuna de contra el COVID-19 de Pfizer/BioNTec, tres días después de que las autoridades sanitarias de su país autorizaran la administración de esta dosis para grupos poblaciones vulnerables.

En un auditorio de La Casa Blanca y con los periodistas y las cámaras presentes, Biden y la enfermera que le aplicó la vacuna batallaron para subirle la manga de la camisa, con el fin de descubrir la zona en que se le aplicaría la inyección.

Por el momento, la dosis de refuerzo se ha autorizado en Estados Unidos para las personas mayores de 65 años y otros grupos vulnerables.

“Sé que no lo parece, pero tengo más de 65, muchos más, y por eso me pongo hoy mi dosis de refuerzo”, afirmó el presidente, de 78 años.

Recordemos que los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EUA dieron luz verde el viernes pasado a la administración de una vacuna de refuerzo de Pfizer para unos veinte millones de personas que se pusieron la segunda dosis hace al menos seis meses y que cumplen una serie de condiciones.

En ese grupo entran los mayores de 65 años, los adultos con enfermedades como la diabetes o la obesidad y los trabajadores con mayor riesgo de contagio como sanitarios, profesores o empleados de tiendas de alimentación; siempre y cuando hubieran recibido antes la pauta completa de Pfizer.

Biden se puso la segunda dosis de la vacuna de Pfizer el pasado 11 de enero, hace más de ocho meses, por lo que cumplía las condiciones para obtener el refuerzo y lo hizo cuanto antes para animar a más estadounidenses a seguir su ejemplo.

“Las dosis de refuerzo son importantes, pero lo más importante que necesitamos hacer es conseguir que más gente se vacune”, subrayó, no obstante, el presidente.

Y es que alrededor del 25% de la población estadounidense que cumple las condiciones para vacunarse no se ha puesto ni siquiera una dosis, lo que equivale a unos 70 millones de personas y está entorpeciendo la lucha contra la pandemia en el país, especialmente contra la variante Delta.

La decisión de Estados Unidos de proceder con las dosis de refuerzo para ciertos grupos contradice las peticiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha pedido en reiteradas ocasiones a los países desarrollados que no tomen esa medida al menos hasta diciembre, dada la desigualdad de distribución de dosis en el planeta.

Preguntado al respecto, Biden insistió en que Estados Unidos está “haciendo más que todos los otros países del mundo juntos” por donar vacunas a países en desarrollo, tras adquirir más de 1,100 millones de dosis para compartir con otras naciones.

Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) dieron la madrugada de este viernes luz verde a la tercera dosis, o dosis de refuerzo, de la vacuna de Pfizer/BioNTech para las personas mayores de 65 años, así como personas en situación de riesgo.

Como consecuencia, esta tercera dosis podrá estar disponible para estos grupos, que suponen millones de estadounidenses, en los próximos días.

La decisión de la CDC avala las recomendaciones previas de la Agencia de Medicamentos y Alimentos (FDA) que había aprobado su uso con estos límites.

“Creo que podemos servir mejor a las necesidades de salud pública de la nación ofreciendo dosis de refuerzo para los de mayor edad, las residencias de ancianos, la gente con condiciones médicas previas, y para los adultos con alto riesgo por su exposición por ocupación a la COVID-19”, señaló Rochelle Walensky, directora de los CDC.

Recordemos que el gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, había defendido que la tercera dosis de Pfizer fue administrada para el conjunto de la población de mayores de 16 de años, algo que las autoridades sanitarias rechazaron a falta de más datos.

La de Pfizer/BioNTech es la única vacuna que cuenta con aprobación total para su uso por parte de la FDA, ya que las otros dos disponibles en el país, las de Moderna y Johnson & Johnson, cuentan con autorización de emergencia.

Actualmente, el 64% de la población estadounidense se encuentra vacunada con esquema completo; el ritmo de vacunación ha caído en los últimos meses, lo que ha elevado la preocupación entre las autoridades sanitarias.

En las últimas semanas, Estaos Unidos registra una media de en torno a 150,000 contagios diarios y cerca de 1,500 muertes, cifras no vistas desde el comienzo del año.

La vacuna contra el COVID-19 del laboratorio estadounidense Johnson & Johnson (J&J), es más eficaz cuando se administran dos dosis, según nuevos datos publicados por la empresa el martes.

El fármaco de J&J se diseñó originalmente como una vacuna de dosis única. Pero con una segunda dosis inyectada unos dos meses o 56 días después de la primera, los niveles de anticuerpos observados aumentaron “entre cuatro y seis veces”, según un comunicado de la empresa.

La eficacia de la vacuna contra los casos sintomáticos de la enfermedad al menos 14 días después de la dosis de refuerzo fue del 75%, y del 100% contra los casos graves, según los datos de un ensayo clínico realizado en varios países en personas de 18 años o más.

En Estados Unidos, la eficacia contra los casos sintomáticos, de moderados a graves, fue del 94% con esta dosis de refuerzo.

En comparación, los últimos datos del ensayo clínico original, de una sola dosis, mostraron que la eficacia del fármaco en Estados Unidos contra los casos sintomáticos era del 70%. Según Johnson & Johnson, las variantes del coronavirus reducen la eficacia de la vacuna contra los casos graves.

La empresa dijo que había presentado los datos a la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) y que pronto los presentará a otras autoridades reguladoras de todo el mundo.

El Papa Francisco dijo este miércoles que está desconcertado por la cantidad de gente, incluidos algunos cardenales de la Iglesia Católica, que se han negado a vacunarse contra el COVID-19.

“Es un poco extraño porque la humanidad tiene una historia de amistad con las vacunas”, dijo Francisco a bordo del avión en el que regresaba de Eslovaquia, respondiendo a la pregunta de un periodista sobre las razones de la resistencia a las vacunas.

“De niños (nos vacunaron) contra el sarampión, la poliomielitis. Todos los niños fueron vacunados y nadie dijo nada”, sostuvo el pontífice.

Francisco, que ha sido vacunado contra el COVID, a menudo ha instado a otros a inmunizarse por el bien común.

Sostuvo que quizás algunas personas tenían miedo al principio porque había varias vacunas disponibles y algunas resultaron ser “poco más que agua destilada”, aunque no se refirió a ninguna en específico. “Incluso en el Colegio Cardenalicio hay algunos negacionistas de vacunas”, dijo. “Pero uno de ellos ha sido hospitalizado con el virus. Estas son las ironías de la vida”.

El Papa Francisco no mencionó los nombres de ningún cardenal. Sin embargo, el cardenal Raymond Burke, conservador y escéptico de las vacunas, fue hospitalizado en Estados Unidos el mes pasado después de contraer el virus.

Algunos obispos conservadores que se oponen a las vacunas, particularmente en Estados Unidos, han dicho que los católicos deberían tener la posibilidad de reclamar una objeción de conciencia a la vacuna por motivos religiosos. Pero el Papa ha dejado claro que no está de acuerdo con esa postura.

La farmacéutica estadounidense Pfizer y su socia alemana BioNTech anunciaron este jueves la firma de una carta de intención con una empresa brasileña para que fabrique millones de vacunas contra el COVID-19, las cuales se distribuirán exclusivamente en Latinoamérica.

En un comunicado conjunto, los laboratorios dijeron que se asociaban con la empresa biofarmacéutica Eurofarma Laboratórios SA para que produzca la vacuna contra el COVID-19 COMIRNATY, de tecnología ARN mensajero.

Se espera que a plena capacidad se fabriquen en Brasil más de 100 millones de dosis al año a partir de 2022, para que sean utilizadas en su totalidad en América Latina.

“Todo el mundo, independientemente de su condición económica, raza, religión o geografía, merece tener acceso a las vacunas para COVID-19, las cuales salvan vidas,” dijo el presidente de Pfizer, Albert Bourla. “Continuaremos explorando y buscando oportunidades como ésta para ayudar a garantizar que las vacunas estén disponibles para todos los que las necesiten”, añadió.

Según el acuerdo, la empresa de Brasil recibirá la materia prima desde las instalaciones de Pfizer en Estados Unidos. Las empresas no revelaron detalles económicos del acuerdo ni especificaron en qué mes de 2022 comenzarán a fabricarse las vacunas.

Previo al anuncio, la Organización Panamericana de la Salud reveló que está trabajando en una iniciativa para transferir la tecnología de las vacunas de ARN mensajero contra el coronavirus a Latinoamérica para que varios países puedan asociarse y fabricar juntos las dosis, reduciendo así la dependencia de suministros desde el exterior.

Hasta ahora unas 30 empresas e instituciones públicas y privadas de toda la región han expresado su interés en participar en la iniciativa y en septiembre la OPS anunciará las seleccionadas. Sin embargo, aclaró que el acuerdo con la farmacéutica brasileña y Pfizer-BioNTech no formaba parte de su iniciativa.

La nueva tecnología de ARN mensajero, conocida también como mRNA en inglés, es la utilizada en la fabricación de las vacunas de Pfizer y Moderna. Se trata una vacuna que no contiene ningún virus y no puede causar una infección accidental. En cambio, emplea parte del código genético para enseñar al sistema inmunitario a reconocer las proteínas presentes en la superficie del virus y lo prepara para atacarlo en caso de contagio.

Latinoamérica continúa siendo el epicentro de la pandemia, con más de 1.5 millones de casos y 20,000 muertes en la última semana. Siete de los 20 países con las tasas más altas de mortalidad de COVID-19 en el mundo están en la región, pero sólo el 23% de la población ha completado su vacunación.

Uno de los principales obstáculos ha sido la falta de disponibilidad de vacunas, principalmente porque las dosis llegan desde el exterior y han sido acaparadas por las naciones de mayores ingresos. Latinoamérica depende casi exclusivamente de otros lugares para fabricar materias primas farmacéuticas, medicinas y tecnología de salud. De acuerdo con la OPS, importa productos farmacéuticos a una tasa 10 veces mayor a la que produce.

El regulador farmacéutico de Estados Unidos concedió este lunes la aprobación total a la vacuna contar el COVID-19 de Pfizer y BioNTech, convirtiéndola en la primera en obtener la validación completa de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).

La FDA, que en diciembre autorizó el uso de emergencia de la vacuna en dos dosis, dio su aprobación total para el uso en personas de 16 años o más, basándose en los datos actualizados de las pruebas clínicas de las empresas y la revisión de la fabricación.

Las autoridades sanitarias esperan que la medida convenza a los estadounidenses no inmunizados de que la vacuna de Pfizer es segura y eficaz.

“Esta aprobación de la FDA debería dar mayor confianza en que esta vacuna es segura y eficaz”, escribió en Twitter el presidente Joe Biden, que ha tratado de aumentar los niveles de vacunación.

Poco después del anuncio de la FDA, el Pentágono dijo que se está preparando para que la vacuna sea obligatoria para el personal militar estadounidense.

Las autoridades sanitarias estadounidenses esperan que la aprobación total de la FDA también impulse a más gobiernos estatales y locales, y a empresas, a imponer la obligación de vacunarse.

“Si bien millones de personas ya han recibido vacunas contra el COVID-19 de manera segura, reconocemos que para algunos, la aprobación de una vacuna por parte de la FDA puede infundir ahora una confianza adicional para vacunarse”, dijo Janet Woodcock, comisionada interina de la FDA.

Más de 204 millones de personas en Estados Unidos, según los datos disponibles hasta este domingo.

Quien también llamó a sus seguidores a vacunarse contra el COVID-19, fue el expresidente Donald Trump. Sin embargo, fue abucheado durante su mitin ​​en Cullman, Alabama, la noche del sábado por hacer dicha sugerencia a su base.

“Creo totalmente en sus libertades, lo creo, tienen que hacer lo que tienen que hacer”, dijo Trump a la multitud. “Pero te recomiendo que te pongas las vacunas”. El expresidente luego dijo a sus seguidores que las vacunas son “buenas” y una vez más los animó a que se inyectaran.

 

El gobierno de Estados Unidos quiere comenzar a administrar una tercera dosis de la vacuna contra la COVID-19 a partir del 20 de septiembre para aquellas personas que hayan recibido la segunda inyección ocho meses antes.

Así lo anunció este miércoles el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) en un comunicado conjunto con los principales expertos médicos del Ejecutivo.

Antes de iniciar este proceso, la tercera dosis de las vacunas de Pfizer y de Moderna deberá recibir el visto bueno de la Administración de Fármacos y Alimentos (FDA), la agencia encargada de aprobar los medicamentos, y de un comité científico de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).

El gobierno explicó que ha tomado esta decisión tras concluir que la efectividad de las vacunas disminuye con el paso del tiempo después de recibir las primeras dosis.

“Los datos disponibles dejan muy claro que la protección contra la infección de SARS-CoV-2 empieza a disminuir tras las dosis iniciales de las vacunas, y en asociación con el predominio de la variante delta, estamos empezando a ver pruebas de una reducción de la protección contra la enfermedad leve y moderada”, indicó el HHS.

Los primeros en recibir la tercera inyección serán las personas que primero fueron vacunadas durante el inicio de la jornada de inmunización, es decir, los profesionales sanitarios y las personas mayores que viven en residencias de ancianos.

Las autoridades de EUA también anticiparon que es posible que necesiten recibir una dosis adicional aquellas personas que han recibido la vacuna de Johnson & Johnson (J&J), que es monodosis.

En ese sentido, detallaron que la vacuna de J&J no comenzó a administrarse en EUA hasta marzo de 2021, por lo que están esperando recibir más datos sobre esta vacuna en las próximas semana para decidir si es necesaria una dosis adicional.

Recordemos que actualmente hay tres vacunas con autorización de uso de emergencia en Estados Unidos: las de Pfizer y Moderna, que requieren de dos dosis, y la de monodosis de J&J.

La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), informó este miércoles que se determinó procedente la autorización para uso de emergencia de la vacuna contra el COVID-19 de Moderna, con la denominación distintiva SPIKEVAX.

Recordó que el Comité de Moléculas Nuevas (CMN) sesionó el pasado lunes para analizar el uso de esta vacuna, la cual recibió una opinión favorable de manera unánime por parte de las y los expertos.

Así, después de integrar la opinión del CMN, la solicitud de autorización para uso de emergencia fue presentada a la Comisión de Autorización Sanitaria, donde dictaminadores especializados realizaron una revisión de los expedientes, certificando que el biológico cumple los requisitos de calidad, seguridad y eficacia necesarios para ser aplicado.

Por ello se dictaminó procedente la autorización para uso de emergencia de esta vacuna, a la que corresponden millones de dosis que Estados Unidos compartirá con México.

La Cofepris recordó que la vacuna de Moderna ha sido autorizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y más de 65 agencias de regulación sanitaria en el mundo.

Recordemos que la Cofepris ha emitido autorizaciones para uso de emergencia a ocho vacunas contra el COVID-19: Pfizer-BioNTech; AstraZeneca; CanSino Biologics; Sputnik V; Sinovac; Covaxin; Janssen (J&J), y ahora Moderna.

El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, celebró la autorización, destacando que con ello México cuenta con ocho vacunas aprobadas, “todas seguras, de calidad y eficaces”. Señaló que pronto se integrará esta vacuna al Plan Nacional de Vacunación.

El gobierno federal insistió este martes que actualmente no existe evidencia científica “publicada, robusta y  consistente” que demuestre que las vacunas pierdan efectividad, y por ende, que sea necesaria la aplicación de dosis de refuerzo de las vacunas contra el COVID-19

Indicó que no hay información de que ninguna vacunas pierde su capacidad protectora contra los desenlaces que busca evitar ante un contagio: la muerte, la hospitalización, la enfermedad grave u otras complicaciones.

Y aunque dijo que que se ha observado en algunas de las vacunas que seis y ocho meses después de haber sido aplicadas los anticuerpos reducen con respecto a la cantidad máxima que se logró a las pocas semanas de la inyección, insistió que eso no es una demostración de que pierdan su efecto.

Al afirmar que al día de hoy no hay información que respalde una tercera dosis o pérdida de eficacia, López-Gatell señaló que estarán atentos a la evidencia científica que mostrara que se redujera la potencia protectora de las vacunas, lo que podría llevar a otra decisión.

En línea con el discurso que ha venido manejando el gobierno federal, López-Gatell aseguró que hay una gran cantidad de información, sobre la necesidad de dosis de refuerzo, que viene de las propias farmacéuticas, de sus áreas de mercadotecnia, cuyos directivos han hecho declaraciones que se sugieren las terceras o segundas dosis para el caso de vacunas de una sola aplicación.

Señaló que en el caso de la vacuna CanSino, una de las que se aplican en nuestro país, la propia representación comercial de la empresa en México anunció que presentaría un expediente técnico para solicitar un cambio en el registro sanitario para una eventual segunda dosis; sin embargo precisó que hasta este momento no ha presentado el expediente técnico, aunque la farmacéutica se ha encargado de publicitar una segunda dosis.

López-Gatell fue cuestionado sobre las vacunas para los jóvenes entre 12 y 18 años del país; se le cuestionó si es necesaria o no vacunación en menores de edad.

El funcionario sostuvo que vacunar a los menores de edad se ampararía en dos propósitos: si fuera una población que tiene un riesgo de desenlaces desafortunados como mortalidad, enfermedad grave, enfermedad complicada o riesgo alto.

Sin embargo, dijo que la información que hay hasta el momento, sugiere que el segmento poblacional de menores de 18 años no tiene riesgos altos de complicarse. Admitió que pueden contagiarse y presentar algunas complicaciones, aunque dijo, no de una magnitud alta.

“Un dato concreto de hoy, al corte de hoy. Menos de 1.6 por ciento de las personas que hoy están hospitalizadas por COVID en México, lo mismo aplica para el caso específico de la Ciudad de México, -que hoy algún periódico sacaba en primera plana información sobre esto- menos del 1.6 por ciento son menores de 18 años. Porque, porque en ese segmento de la población, y eso lo identificamos desde el inicio de la epidemia, afortunadamente no se presentan casos graves con una magnitud como se presentan en las personas adultas intermedias o adultas mayores”, detalló López-Gatell.

La segunda potencial utilidad de vacunar a menores de 18 años es la idea de que se eviten contagios a partir de estas personas, de las adolescentes y niños, especialmente ante el inminente regreso a clases presenciales. En ese sentido, justificó que las vacunas, todas,  no han demostrado tener una capacidad sustantiva para reducir el riesgo de contagio, es decir, la persona vacunada puede seguir contagiando.

Lamentó que este dato se haya querido utilizar como argumento de que sólo si se vacuna a menores de edad se pueden abrir las escuelas. “No tiene sentido esto, sentido científico porque las vacunas, todas las existentes, no reducen la posibilidad de transmisión”.