Por Timothy Garton Ash

The Globe and Mail

 

Como alguien que se ha escapado de un paro cardiaco, Europa puede brindar y dar gracias por la victoria de Emmanuel Macron; pero el vaso está a la mitad y si Europa no cambia sus formas, sólo se pospondrá el fatídico día.

 

El próximo presidente de Francia será un producto brillante en la élite de dicho país, con una clara comprensión de los problemas estructurales profundos de Francia, algunas buenas ideas sobre cómo hacer frente a ellos con un equipo con fuerte política y un profundo compromiso con la Unión Europea.

Cuando un gobierno pro-europeo centrista se forme en Berlín tras la elección de Alemania en otoño, logrará una oportunidad para ambos países con el fin de dirigir una reforma consolidada en la Unión Europea.

Más de un tercio  de los votantes en la segunda ronda votaron por Marine Le Pen, mientras que Macron obtuvo el 66 por ciento de los votos.  Gracias al sistema electoral de Francia y su fuerte tradición republicana, el resultado político es mejor que la victoria de Donald Trump y el Brexit, pero la realidad electoral es en cierto modo peor.

Trump vino del mundo del capitalismo bucanero, no desde una parte establecida de la extrema derecha, y la mayoría del 53 por ciento que votó por Brexit, no votaron por Nigel Farage.

Desde el país que nos dio un claro ejemplo en 1789 durante una revolución violenta, ahora tenemos la personificación de la contra-revolución antiliberal en todo el mundo de hoy.

Le Pen es el modelo mismo de un populista nacional moderno. Ella misma se jactó en el debate televisivo que está en mejores condiciones para hacer frente este nuevo mundo “para hablar de Rusia con Putin, de Estados Unidos con Trump y hablar de Gran Bretaña con Theresa May.”

Hay muchas razones para creer que esta ola de reacción populista contra la globalización, la liberalización y la europeización todavía tiene una gran cantidad de ira reprimida detrás de él.

Macron sabe qué hay que hacer en Francia, es probable que tenga éxito en hacerlo. Para aquellos que apoyaron a Le Pen, hay que añadir a los muchos que se abstuvieron, incluyendo los votantes de izquierda que describen esta segunda vuelta como una elección entre el cólera y la peste.

Así que esto es sólo un respiro valioso. Todo lo que queda por hacer y Europa todavía está bebiendo en el salón de la última oportunidad.

 

 

Texto completo en la siguiente liga: https://tgam.ca/2prtKqc  / Foto: Twitter

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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