La industria de alimentos y bebidas está enfrentando este 2020, uno de los años más difíciles en nuestro país.

Organismos empresariales sostienen que la solución para combatir los problemas de salud como la obesidad y el sobrepeso no está en la aplicación de políticas prohibitivas, punitivas e insensibles. Por el contrario, han hecho un llamado a las autoridades a escuchar y revisar las inquietudes de los sectores afectados, pues más allá de ser una solución real el imponer impuestos adicionales, advirtieron que instaurar prohibiciones afectará la economía y bienestar de las familias.

No obstante, en México las estrategias han sido distintas; desde 2014 se recuda el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a bebidas y otros alimentos de la categoría, y este año, legisladores de Morena impulsaron en Oaxaca y en Tabasco la aprobación de una ley que prohíbe la venta, regalo o suministro de bebidas y alimentos con alta densidad calórica a menores de 18 años.

 

Ante estos hechos, representantes de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes, A.C. (ANPEC) y Cámara Nacional de Comercio y Servicios Turísticos de Villahermosa y Cárdenas (CANACO), reunieron 20 mil firmas dirigidas al gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, con la intención de impulsar el diálogo y equilibrar, lo que ellos describen como un decreto prohibitivo.

“Los productores y comerciantes de Tabasco trabajamos en la formalidad todos los días para atender a nuestros clientes, vecinos y amigos, siendo el sostén de miles de personas. Nuestra situación económica es muy frágil y esta prohibición es un obstáculo adicional para poder salir adelante. Bajo un falso pretexto de salud, perderemos nuestras fuentes de empleo”, comentó Cuauhtémoc Rivera, presidente de la ANPEC.

Sin embargo, ¿es ese el camino que se debe adoptar? ¿Es la única vía para tratar de reducir las cifras de sobrepeso y obesidad?

Algunos casos demuestran que hay otra alternativa. En Holanda, el ministro de Salud, Paul Blokhuis ha indicado que no son claros los resultados o efectos que un impuesto de esta naturaleza tendría en los temas de salud.

El ministerio de Salud de Países Bajos ha coincidido con dicho planteamiento, y recientemente anunció que por el momento el gobierno no contempla imponer un impuesto nuevo a bebidas o alimentos, pues la efectividad de las prohibiciones no ha sido probada.

Estos gobiernos se han opuesto a gravar dichos productos, y han optado por entablar un diálogo con la industria, para encontrar alternativas que ayuden a reducir el consumo de azúcares, y que no se afecte a las empresas productoras y al consumidor final.

Diversos estudios señalan que el consumo de azúcar no es la única causa de sobrepeso, por lo que se han incluido otras medidas en el programa de estilo de vida saludable de los gobiernos. Por ejemplo, la industria de las bebidas en Holanda acordó reducir la cantidad de calorías en los refrescos en un 30% para 2025, en comparación con 2012. Otra opción que se está considerando es la de hacer que los alimentos saludables sean más baratos que los que contienen altos niveles de azúcar y grasas.

Para México es un gran momento para lograr acuerdos entre empresarios y gobierno que vayan más en el sentido de la educación e información para promover una vida saludable y no adoptar el camino de la prohibición.

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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