Esta es una duda que he escuchado mucho últimamente. ¿Puede ganar Xóchitl? Ella, la candidata, dice que es más fácil el camino de su escaño actual en el Senado a Palacio Nacional que el de Tepatepec, Hidalgo, al Senado.

El entusiasmo que generó su incursión en la contienda presidencial ha sido notable. Tanto que el presidente López Obrador ha emprendido una campaña feroz en su contra que ha sido complementada por otros dardos de Morena y sus simpatizantes. Desde la exigencia de demoler su casa; las acusaciones sin prueba alguna de que es la candidata de la oligarquía y de los que quieren el regreso al pasado; y ahora el intentar equipararla a la Ministra Yasmín Esquivel con el tema del plagio de la tesis de licenciatura.

No conozco cómo fue el camino de Tepatepec al Senado pero veo que el del Senado a la presidencia será complicado, más no imposible. La probabilidad de un triunfo de Xóchitl Gálvez depende de varios factores. En primer lugar, sabemos que una campaña exitosa requiere de dinero…mucho dinero. Xóchitl dice que ella quiere hacer una campaña orgánica. No quiere pagar dinerales en tapizar calles y bardas con espectaculares como lo ha hecho Claudia Sheinbaum. Prefiere que sean los ciudadanos los que lleven sus carteles de cartón con la X y de que sea su entusiasmo el que los invite a aportar a su campaña.

Aquí hay un gran problema para Xóchitl. El sistema electoral mexicano no está hecho para que sea el dinero de los ciudadanos el que financie una campaña electoral. En Estados Unidos lo logró Barack Obama porque el sistema político norteamericano fue ideado para que predominen las aportaciones ciudadanas sobre las públicas. En México se decidió por el esquema contrario. Con el objetivo de evitar que, a través de dinero de los privados, se impusieran agendas particulares o de que recursos del crimen organizado compraran a funcionarios, optamos por la prevalencia de recursos públicos para financiar campañas. Esto nos cuesta un dineral a los mexicanos. Si fue la decisión correcta o no y si esto ha evitado que se compren intereses y que el narco controle a políticos, es otra historia.

Por lo pronto el conjunto de las aportaciones de simpatizantes y de los candidatos a sus propias campañas no podrán rebasar el 0.5 por ciento del tope de gasto de la elección presidencial anterior. Para la elección del 2024 esto se traduce en que en lo personal ninguna persona podrá aportar a ninguna campaña más de 2.15 millones de pesos, pero las aportaciones concluyen cuando se llega al 10 por ciento del tope de gasto de la elección presidencial anterior, en este caso la de, 2018. La cifra tope es de poco menos de 43 millones de pesos por partido.

Esa cifra es un monto global y cada partido deberá determinar los montos mínimos y máximos de cuotas de militantes y de aportaciones personales de precandidatos y candidatos a sus precampañas y campañas. En otras palabras, los límites deben ajustarse a cada candidatura – la presidencial; las gubernaturas y otras elecciones locales y las distritales.

Ahora comparemos estos 43 millones de pesos con las prerrogativas que tendrán los partidos para las elecciones del 2024: son 10 mil 400 millones de pesos.

Es claro que el régimen del financiamiento privado en vigor no permite sino complementar el financiamiento público, dado que es muy limitado. Por más que Xóchitl entusiasme, lo que le puedan aportar los ciudadanos será, si llega al máximo, una cantidad que no se puede comparar con la que tienen los partidos como sus prerrogativas ni con lo que contará la campaña de enfrente, la de Sheinbaum, que utilizará todos los recursos al alcance del Estado federal y de las 22 gubernaturas que actualmente tienen para evitar que Morena pierda el poder.

Ya vimos el Paquete Presupuestal del año próximo. Que no quepa duda. López Obrador podrá ser un líder que comunique bien con una parte importante del electorado, pero sabe que eso no es suficiente y por ello además quiere comprar votos mediante programas sociales.

Por ello, en segundo lugar Xóchitl va a necesitar de los partidos políticos del Frente. De que PRI, PRD y el PAN, le quieran otorgar una buena tajada de los 4 mil 500 millones de su presupuesto para la elección y de que utilicen sus maquinarias para apoyar a la candidata. Hasta ahora no queda claro qué tanto quieren apoyarla. ¿Le van a dar un bloque importante de las prerrogativas que tienen?

La respuesta a esta pregunta es crucial para responder qué tan factible es un triunfo de Xóchitl. Además de dinero hay otros factores en juego para analizar la probabilidad de que triunfe en el 2024. Será un tema que abordaré en futuras entregas.

Columna completa en EL UNIVERSAL

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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