Andrés Manuel López Obrador ganó la presidencia con 30 millones de votos en el 2018. En la elección del 2024 habrá un segmento de la población que representa 15 millones de votos. Con que las candidatas busquen la forma de motivar a este grupo poblacional, ya tendrán la mitad de la chamba hecha.

Son votos que valen oro. Quince millones. Me refiero a los jóvenes de entre 18 y 24 años, los que nacieron entre el 2001 y el 2006, y que además podrán votar por primera vez en el 2024. La palabra clave aquí es PODRÁN. Por qué el gran reto con los jóvenes es sacarlos a votar.

En 2018 votó menos de 5 de cada 10 personas entre los 18 y 24 años. Es un abstencionismo muy elevado, sobre todo si tomamos en cuenta que quienes tenían 18 años en esos comicios, los primo-votantes, salió a votar más que los de 19-24 años. Votó el 63.4 por ciento de los jóvenes de 18 años, muy probablemente ilusionados por estrenar su credencial del INE. Pero a partir de los 19 años, el abstencionismo comienza a crecer. Así, en 2018 más de 13 millones de personas entre los 19 y 29 años se abstuvo de votar, con todo y que había un candidato joven: Ricardo Anaya.

Según el Registro Federal de Electores, hay 11 millones 355 mil personas de entre 20 y 24 años; 2 millones 136 mil de 19 años y un millón 717 mil que tienen 18 o tendrán para la fecha de las votaciones. Estos datos son aproximados y quedarán definidos con mayor claridad en febrero próximo por el INE cuando se tenga la Lista Nominal definitiva. Lo más interesante es que el resultado de la elección del 2024 va a impactar precisamente a esta generación, la conocida como Generación Z, más que a otras. De lo que ocurra en las próximas votaciones ellos son los que más van a sentir y vivir los resultados precisamente por la edad que tienen.

¿Qué propuestas tendrán Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum para estos jóvenes? ¿Cómo los van a motivar para salir a votar el 2 de junio del 2024? ¿Qué se le puede decir a una generación que, sin haber conocido al PRI ni el régimen de un solo partido, han vivido más bien circunstancias sociales muy lamentables por la guerra en contra del narco que arrancó Felipe Calderón? ¿Cómo motivarlos a votar si los tres presidentes que han gobernado México desde que tienen conciencia han fallado en la principal responsabilidad del Estado que es lograr seguridad para sus ciudadanos al recibir el monopolio del uso de la fuerza?

Hasta ahora la actividad de los jóvenes es intensa en redes sociales y en especial es para quejarse. Pero ¿cómo entusiasmarlos para votar? ¿qué propuestas pueden ser atractivas para ellos? ¿La posibilidad de votar a una mujer a la presidencia por primera vez jugará como incentivo?

En 2018 los jóvenes votaron más por Andrés Manuel López Obrador que por el candidato que más se les acercaba en edad, Ricardo Anaya. ¿Qué pensarán hoy esos jóvenes que le dieron su voto? Apenas hace dos fines de semana estuvo AMLO en el Edo Mex presumiendo sus acciones en favor de los jóvenes. Habló del dinero que reciben de parte del gobierno a través del programa Jóvenes Construyendo el Futuro: “En los cinco sexenios anteriores, 30 años, el gobierno invirtió 7 mil millones de pesos [en los jóvenes]. En 5 años que llevamos nosotros la inversión sólo de este programa de Jóvenes Construyendo el Futuro es de 100 mil millones de pesos”. ¿Será dinero la clave para ganar este voto?

Entrevisté para mi podcast al periodista Ernesto Nuñez sobre este voto joven a partir de un texto que escribió al respecto en Animal Político y me aseguró algo: convertir a los jóvenes en una clientela electoral va a fallar. Los jóvenes quieren oportunidades y seguridad, no dádivas.

Quien tenga las mejores propuestas para generar oportunidades y mejorar la seguridad puede atraer a estos 15 millones de votantes, que valen oro. Xóchitl y Claudia tienen que entender como hablarles a estos votantes.

Columna completa en El Universal

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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