Por Jeremy Kryt
The Daily Beast
Hace aproximadamente un año, me encontré con un capo, de nombre Nicolás “El Gordo” en el valle de Michoacán. Durante nuestra charla cometí el error de nombrar al entonces candidato Donald Trump. En lugar de la Q y la A, era mi turno para entrar.
“¿Qué tiene Trump en contra México?”, pregunté a “El Gordo”, quien me contestó en español. “¿Será que realmente construir el muro?”
Estábamos sentados en un bosque de árboles de mezquite y espinosos, en el campamento oculto del cártel de Los Viagras, cuyo nombre significa justo lo que se piensa en las tierras bajas de recocido de Tierra Caliente. Rodeado de Viagras con AK47, que ya me había despojado de teléfono móvil y la cámara, una reaparición diplomático parecía mejor.
Donald Trump en realidad no odia a los mexicanos, aseguró “El Gordo” y sus sicarios, mientras estábamos sentados alrededor de su fogata en el bosque. Era una postura, dije: es un discurso destinado a complacer a su base e intimidar a todos los demás.
Pero “El Gordo” no estaba tan seguro. Era un poco resistente a hablar de sí mismo, dijo. Trump podría ser un títere de su partido; lo que significaba que no era peligroso. Y los discursos del estadounidense no suenan como fanfarronadas.
Le pregunté ¿Y si estuviera aquí en este momento? ¿Qué le dirías a Trump?
“El Gordo” pensó su respuesta por un largo tiempo, sus hombres se inclinan a nuestro alrededor para conocer su respuesta.
“Le diría, ten cuidado de no molestar”, respondió “El Gordo” y sonrió de su propia broma. Pero resulta que Los Viagras, como el resto de los carteles de México, podría no tener mucho que temer de Donald Trump.
De hecho, en lugar de derribar a los “malos hombres” al sur de la frontera, el enfoque del presidente parece, por desgracia, que se juega a la derecha en sus manos.
Pelotas al muro
“El Gordo” tenía razón en una cosa: Trump nunca prometió desmantelar a los cárteles, pero la construcción del muro es infame, o incluso el despliegue de tropas estadounidenses en suelo mexicano, como ya advirtió, ¿realmente no hará nada para detener los narcóticos que llegan de la frontera sur? O ¿evitará los muertos de los adictos estadounidenses y mexicanos?
¡Comencemos con el muro!
A partir de la dinastía Ming de Adriano, actual Israel, la historia nos dice que los “grandes muros” no funcionan, o que tienen consecuencias que no son los deseados.
Como el poeta Robert Frost dice :
“Antes de construir un muro le pediría conocer
Lo que está emparedando adentro y hacia fuera,
Y a los que van a ofender.
Hay algo que no ama a una pared,
Eso lo quiero abajo “.
Un tercio de nuestra frontera con México ya está “protegido” por los muros cercanos y no ha salido bien.
Los contrabandistas inteligentes, pueden ayudar a los narcotraficantes a saltar las barreras usando la catapulta, aún con un muro alto o pueden pasar por debajo a través de túneles o disfrazar un coche con tanques de combustible falsos, o tablas en el suelo y pasar la detección de los controles legales sin problema.
Pero esos son medidas dudar, los contrabandistas más flojos a menudo sobornan a los guardias fronterizos de Estados Unidos y a funcionarios de Seguridad Nacional a medida que avanzan a través de la frontera.
Por lo tanto, si su construcción no se basa en la lógica, o en el mundo real de la aplicación de la ley, ¿por qué la cabeza de Trump amó la idea del muro? Porque suena bien en los discursos, y se convierte en un símbolo práctico.
De esa forma es fácil pensar que habrá una lucha contra la droga, que nunca se ha combatido las adicciones en Estados Unidos o se ha frenado el abuso de narcóticos de raíz. Del mismo modo que la prohibición no hace nada para detenerse, y tal vez incluso ayudó a ensalzar las fiestas clandestino de la década de los 20 ‘, donde la era post-Nixon reportó un boom en el uso de las drogas ilegales en los Estados Unidos.
Ahora, la estrategia favorecida es ir tras los proveedores, sobre todo por razones ideológicas, en vez de las racionales. El fanatismo religioso a través del movimiento de la templanza nos dio la prohibición, al igual que el racismo y la xenofobia se esconde detrás del ataque de Donald Trump en los inmigrantes, así como la guerra global contra las drogas en su forma actual.
Como la oferta de Trump propone mucha mayor difusión, el discurso se hace glorioso. Incluso cuando los altos funcionarios han hablado para un enfoque para la reducción de la demanda de drogas a través de un programa de tratamiento y rehabilitación, que han sido ampliamente ignorados.
El Secretario de Seguridad Nacional estadounidense, John Kelly recientemente se dirigió al Congreso sobre el tema, haciendo énfasis de que se trata de un tema “embarazoso.” Kelly también instó a la Cámara a “entrar en el negocio de la disminución de la demanda de drogas”, porque “eso es lo que está matando a nuestra la gente”.
¿Lección aprendida? Aparentemente no, como la nueva Ley de Salud del GOP, que en realidad elimina la cobertura para el tratamiento de la adicción.
Trump dice ser un gran hombre de negocios; sin embargo, parece incapaz de comprender la lógica simple de oferta y demanda detrás de este tema. Mientras que hay grandes beneficios que se harán parte de los consumidores estadounidenses, alguien en México va a encontrar una manera de enviar la droga a ellos, con o sin pared. No importa qué tan alto o “hermoso”, va a mantenerlos fuera.
La insurgencia criminal
Cuando Al Capone finalmente fue detenido en la primavera de 1929, el gobierno podría asegurar que “uno de los hombres más buscados por Estados Unidos” por fin había sido capturado. El equipo de Capone distribuyó el licor en Chicago exactamente igual que antes, mientras su líder permanecía tras las rejas.
Al igual que Capone, Joaquín “El Chapo” Guzmán, fue también el hombre más buscado de Estados Unidos. Y tras su captura y extradición al país norteamericano, absolutamente nada ha cambiado en relación con el flujo de sustancias ilícitas a Estados Unidos.
Mientras tanto, en México, las luchas internas entre los herederos del Chapo está convirtiendo el estado de Sinaloa en una zona de guerra .
Y no se trata sólo de Sinaloa. La tan llamada” estrategia,” realizada por la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos y las autoridades mexicanas, ha demostrado ser un fracaso desastroso en todo México.
Siguiendo los pasos de las insurgencias guerrilleras en todo el mundo, los carteles han respondido a este enfoque “decapitar a la hidra” mediante la adopción de nuevas estructuras de mando horizontal, al igual que Al Qaeda. También se han descentralizado y se han dispersando a las facciones en regiones rurales, lejos de los grandes centros urbanos, donde pueden ser fácilmente rastreados.
El resultado es que regiones enteras del país, tales como la zona controlada por Los Viagras de Tierra Caliente, ahora están a cargo de “señores de la guerra”, de gángsters como “ El Gordo”. Estos bandidos forjan sus feudos, que llaman plazas, y las defienden sin piedad contra sus rivales, aplicando su ley, e incluso organizan milicias que buscan poner a prueba su poder.
Los carteles también han intensificado sus tácticas terroristas paramilitares, incluyendo ataques a los convoyes militares, el derribo de helicópteros de combate, y la proliferación al estilo del Estado Islámico con vídeos de decapitados con la intención de desmoralizar a los oponentes.
El creciente poder de estos insurgentes y criminales de sus luchas por el control de las tierras, se han registrado unos 2 mil asesinatos relacionados con los cárteles en el mes de enero en lo que va del 2017. Las estadísticas también muestran un salto del 22 por ciento de los homicidios por la droga desde el año pasado, y más del 30 por ciento de hace dos años, lo que indica que esto no es una moda pasajera.
La mayoría de los estadounidenses escuchan poco de la guerra contra el narcotráfico que sucede en lugares como Michoacán, Guerrero o Veracruz. Este contra narrativa estadounidense que las políticas están contribuyendo directamente a la ruptura de la ley y el orden en nuestro vecino del sur, por lo que podemos tener noticias de la Casa Blanca en el corto plazo.
Ideología vs racionalismo
En lugar de buscar nuevas estrategias o tácticas para tratar con problemas de drogas de Estados Unidos, Trump parece estar a punto de subir las mismas viejas políticas de línea dura, y apuntar por encima de los carteles es sólo una parte de la disonancia cognitiva general.
Por ejemplo, la administración de Trump promete una represión sobre los “opioides”, por la que aparentemente se refiere a los consumidores de heroína. Pero en realidad el mayor proveedor de opioides en los Estados Unidos no es de los cárteles mexicanos. Esa industria farmacéutica está aquí en casa.
El opio ha acaparado el mercado de la adicción porque sus usuarios crónicos son más numerosos que los adictos por un margen de tres a uno, de acuerdo con la Sociedad Americana de Medicina de la Adicción (PDF, por sus siglas en inglés). Para muchos, la heroína es una opción cuando no pueden obtener recetas de analgésicos.
Esto no quiere decir que no tenemos una creciente crisis de cárteles en nuestro propio patio trasero. Los mafiosos mexicanos han penetrado en lugares como Indiana , Minnesota y Carolina del Norte .
Estas redes subterráneas pueden canalizar sus ganancias de vuelta hacia el sur, para hacer una “granja armada”.
Según los expertos, la aplicación de la ley por sí sola no es suficiente para hacer que estas células criminales, profundamente arraigadas desaparezcan. A medida que el Fiscal General de Ohio aseguró que “No podemos detener nuestra manera de salir del problema.”
Eso es en parte debido a que el modelo de negocio ya no es exclusivo de México. Cuando las autoridades se las arreglan para reventar una red del cártel de los Estados, siempre hay otro grupo esperando para tomar el control del mercado regional.
Una de nuestras pocas victorias en la guerra contra las drogas llegó en forma para frenar a las ganancias de los “sindicatos de la mariguana”, como informa la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, donde las incautaciones se han reducido a su “nivel más bajo en una década” , en al menos un 39 por ciento respecto al últimos cinco años.
Ahora la droga es legal con fines recreativos en ocho estados de Estados Unidos y Washington puede ser un fuerte golpe a los ingresos de los cárteles.
Pero la nueva administración quiere cambiar todo eso. El Procurador General Jeff Sessions dijo que la represión se viene contra las hierbas malas legalizadas, pese a haber obtenido 1.3 millones de dólares en ingresos pasivos.
La ideología triunfa sobre la razón una vez más
Tomando en cuenta que el Ejército mexicano está teniendo abiertamente una lucha contra los cárteles; dos tercios de los estadounidenses también está dispuestos a llamar a la guerra contra las drogas, por lo que se podría pensar las “Trumpites” buscarían soluciones a este problema antiguo. Pero podría estar equivocado.
La alternativas como la despenalización en la corte, las recetas de opioides, y programas de tratamiento asequibles en las iniciativas de los Estados Unidos o contra la pobreza en México, con el fin de dar a los jóvenes una alternativa a la forma de vida no parecen estar sobre la mesa. Al menos no todavía.
Y todo eso se adapte a los siguientes generaciones de “señores de la guerra” como “El Gordo” Sierra. “Tal vez Trump no es tan malo después de todo,” me dijo el comandante del cártel me dijo después de un largo debate. “La verdad es,” dijo Gordo “, que suena igual que uno de nosotros.”
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